Este trabajo recopilatorio está dedicado al pintor catalán Augusto Ferrer-Dalmau Nieto (Barcelona, 1964), afincado en Valladolid es un artista que ha puesto de moda con gran maestría y realismo la recreación de batallas y escenas militares. Hubo otro pintor catalán Josep Cusachs i Cusachs (1851-1908) que también fue militar y se especializó en pintar escenas militares y retratos de su época. El caso de Ferrer-Dalmau abarca todas la épocas, hasta la actualidad.
El pintor Augusto Ferrer-Dalmau pintando "Rocroi. El último tercio", una de sus obras más conocidas.
Yo lo descubrí hace poco, por un artículo titulado 'El perro de Rocroi' que publicó Arturo Pérez-Reverte en su columna semanal; la historia iba sobre los Tercios españoles de Flandes y estaba ilustrado por un cuadro de Ferrer-Dalmau “Rocroi, el último Tercio”, obra inspirada en la derrota de España ante Francia de 1643..., más abajo aportaré más información del tema. El caso es que el cuadro me sedujo de tal manera: por su temática, su heroica, su composición, y sobre todo por su gran realismo; lo que hizo que desde ese momento buscase información sobre su autor. Cuando empecé a conocer su obra basada en la representación de algunos paisajes y especialmente en recrear obras militares, género poco conocido o practicado en la actualidad, descubrí un artista contemporáneo excepcional.
Augusto Ferrer-Dalmau pintando 'CALDEROTE' una de sus obras más apreciadas
La obra de Ferrer-Dalmau se centra en dos temáticas principales: el paisaje y el ejército. La temática militar, centrada esencialmente en el s.XIX y comienzos del XX, va indisolublemente unida al caballo. Quizás ahí radica la fuerza de la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, una pintura que oscila desde el movimiento y la fuerza de una carga de la caballería, hasta el sosiego y la paz de unos exploradores en la cima de una colina.
La carga del Farnesio de Augusto Ferrer-Dalmau.
'Carga Carlista' de Augusto Ferrer-Dalmau. Las obras en general están muy bien ambientadas y cargadas de sentimiento; su realismo es increíble y se nota que es muy perfeccionista, consiguiendo detalles que impresionan por su minuciosidad. Especialmente en las escenas más cargadas y llenas de movimiento, como son las cargas de caballería.
Sin duda la mayor parte de la obra de temática militar de Augusto Ferrer esté centrada en el ejército español, le ha valido que su obra puede contemplarse en el Museo de la Guardia Real, Museos de los regimientos Farnesio, Lusitania, Numancia, Montesa, Alcántara, Asturias… y por supuesto el Museo Histórico Militar.
Pero la difusión cultural de la obra de Augusto Ferrer no se limita únicamente a la pintura, el pintor también tiene diferentes “publicaciones on-line” en la que podemos estar al tanto de todas sus actividades, caso de su blog personal, así como
"Historical Outline", una web que se utiliza para la difusión de las obras del autor y para la promoción de la historia militar de España. Y por si fuera poco, Augusto Ferrer también edita una revista llamada
FD Magazine.
Recepción del rey Felipe VI de España a Augusto Ferrer-Dalmau por su trayectoria artística. Palacio Real de Madrid, 2015.
Espero que la recopilación que he conseguido de este pintor español, sea del interés de los aficionados al arte que frecuentan esta sección, y contribuya en su divulgación.
Algunas obras Paisajes y marinas
Caballo en la playa, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Pasendo por el parque', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Paisaje urbano, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Velero', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Paseo de Gracia (1997). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Vía layetana 1998 (2013). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Barcelona (1997). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Bote varado en la playa', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Bahía de Barcelona', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Velero, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Puerto deportivo', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Intendencia en el Puerto de Barcelona, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Fragara española de 1700, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Barranco del Lobo, 1911', obra de Augusto Ferrer-Dalmau Augusto Ferrer-Dalmau y la Pintura Ecuestre-Militar Augusto Ferrer-Dalmau, un autodidacta catalán de relativa juventud que siente gran atracción hacia la tradición militar y ecuestre española del Siglo XIX, especialmente de los episodios de las Guerras Carlistas y cuyo pincel nos ha dejado testimonios de hasta qué punto son parecidas la fotografía y la pintura. Como bien dice Luis Miguel Francisco, autor de un breve artículo sobre este joven afincado en Barcelona, “el pintor sabe dar protagonismo a los personajes, interpola diferentes situaciones con las que consigue proporcionar un ambiente gradual, sórdido, con un hiperrealismo que roza la conmoción y que tanto recuerda a esos pintores del XIX como Eugenio Álvarez Dumont”. Destacable es también la similitud de sus obras con las del insigne Josep Cusachs . Destacado paisajista, ha sabido dar forma en un lienzo a los abruptos y solitarios paisajes catalanes, pero especialmente ha sabido llenar esos paisajes con fieras escenas de lucha y guerra, de muerte y heroísmo, como dice Francisco “uno puede sentir el relinchar de los caballos, los cascos conquistando el terreno o el ruido de los sables desenvainados y con ello, penetrar en la vorágine de la guerra o, en otras escenas, en la paz cotidiana del guerrero”.
'Quijotada Coracera', obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Representa La visión del pintor de la obra cumbre de la literatura española si Alonso Quijano hubiera sido coracero realista.
Obras de temática militar
Quijote Carlista, obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
La despedida (3ª Guerra Carlista), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Legión Extremeña', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Homenaje Carlista, varias obras de Augusto Ferrer-Dalmau sin rotular:
Encrucijada en el camino, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Abanderado Carlista de Tortosa, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería guipuzcoana en el rio Arga (1872), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero de Navarra, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero de Navarra, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero de Navarra, 1834, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero de Navarra en Galaz, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Tiradores del Regimiento de Lanceros de Tortosa, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Capitán Francisco Bermúdez de Castro, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Representa La acción vivida por la Artillera en los alrededores de la calle Alcalá el 14 de Julio de 1856, con ocasión de las revueltas acaecidas en la capital de España.
Ejército Real de Aragón. Lancero del Primer Regimiento de Valencia del Ejército Carlista, en San Mateo (Castellón). 1838, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Oficial del escuadrón de Cantabria, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Campamento Carlista, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Escuadrón de Guipuzcoa en la Sierra de Lokiz, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Ataque de los Lanceros Carlistas, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El general Cabrera rompe el cerco de Morella, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Cabrera en Morella, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La Carga de Zumalacarregui, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Anochecer en Besalú, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Savalls en el puente de Basalú (Gerona), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Escuadrón Real 1872-76, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Ordenanzas de Cabrera, 1837, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Carga Carlista, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Campamento carlista del Ejército de Cabrera, durante la I Guerra Carlista (1833-1840), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Artillería Carlista, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Alférez de los Tercios Españoles, siglo XVII, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Bruma en Cuba, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Diego de León. 2009, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballeria, Reg Numancia 1938, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Óleo 33 x 41 cm. Ferrer-Dalmau representa algunas escenas, donde jinetes y caballos protagonizaron las últimas acciones militares. El final de la contienda civil, fue también el final del "noble bruto" como "arma" de combate (cuadros de colección particular).
Legionario, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Columna Legionaria, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Mi Teniente Coronel, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Pequeño cuadro de 29x29 cm., de un teniente Coronel de la la Legión con uniforme de campaña 1921/1927
Oficial de la Legión 1938. Lienzo 33x 41 cm. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Oficial de la Legión con acompañante, 1938. Lienzo 33x 41 cm. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regulares en el Monte Arruit, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Coracero 1811, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Jackson, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cabo de la Guardia Civil. Escuadrón de Caballería. Campaña del Rif (Marruecos). 1920, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Guardia Civil, XIX, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Segundo Homenaje a la Guardia Civil, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Husar de Pavía español, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Trompeta de Dragones 1909, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Pequeño cuadro de 28x28 cm
Mi Coronel, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Pequeño cuadro de 29x29 cm. Coronel de Lanceros con asistente 1909
Regimiento de Cazadores, obras de Augusto Ferrer-Dalmau. El Regimiento de Cazadores a caballo de la Guardia Imperial fue la escolta habitual de Napoleón y una valiosa reserva de caballería en batallas decisivas. Una unidad formada por jinetes de probado coraje. Esta unidad combatió en Italia, en las abrasadoras arenas del desierto egipcio, en los páramos de Austerlitz, las gélidas tierras de Prusia y Rusia o las calles de Madrid.
Don Carlos. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Pequeño cuadro de 29x29 cm., Carlos Maria de Borbón y Austria-Este, durante la tercera guerra Carlista, acompañado con la bandera Generalísima y del ayudante de campo.
Academia, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Pequeño cuadro de 29x29 cm ,de un capitán de lanceros 1922 ,con la Academia de Caballería de Valladolid como escenario
Cadetes. Lienzo de 46x55. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Cadetes de Caballería con uniforme de media gala 1910 El edificio de fondo pertenece a la Academia de Caballería de Valladolid.
Hernán Cortés, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. En esta ocasión, Ferrer-Dalmau sale de su tematica habitual, para adentrase en la conquista de México, de la mano de Hernán Cortés Cuadro de 33x41, realizado expresamente para Edición Reales Sitios.
Húsar de la princesa 1877. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Oficial de Lanceros de la Guardia Real. Pequeño cuadro de 24 x 41. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Oficial de Lanceros de la Guardia Real, Primera Guerra carlista 1840.
Cincomarzada. Lienzo, 46x55 cm. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Raca 20, la primera Corbata Laureada de San Fernando
General en Barcelona, 1922. Lienzo, 46x55 Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. En este proyecto Augusto pretende plasmar a un general de caballería con el portaestandarte del Reg.Montesa y con la uniformidad de 1922 La accion se situara en la ciudad de Barcelona , concretamente en el paseo de San juan y con el arco de Triunfo como fondo Tamaño
Capitán Arenas. Lienzo 46 x 55. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Cuadro dedicado al Capitán D.Felíx Arenas Gaspar. Cruz de San Fernando, Laureada. Concedida por Real Orden de 18 de noviembre de 1924 (Diario Oficial núm. 260) por el valor demostrado en la defensa de Tistutin y la retirada a Monte Arruit del 23 al 29 de julio de 1921.
Comandante Antonio Barrera, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regulares, óleo sobre lienzo, 46x55 cm. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. En él pretende plasmar, momentos después de la toma del Monte Gurugu (Melilla) por las fuerzas Regulares, ondeando la gloriosa Bandera de España
Soldado del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, en el Desastre de Anual, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Ordenanzas de Cabrera, 1837, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Montesa 1909, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Montesa en Barcelona, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lusitania en Melilla, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Sargento del Rey, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Representa Un sargento del regimiento de Lanceros del Rey 1 en el año 1909
Tiradores de la Guardia Real. Lienzo, 46 x 48 cm. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Comandante del Farnesio, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Los sitios de Gerona, obra de Ferrer Dalmau
La Batalla de la Seu d' Urgell, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Estelas de Gloria eeguiré (La toma del Biuzt), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Dos obras sin rotular del pintor Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería española 1852, oficial de lanceros. Es un adelanto del trabajo de investigación que el periodista Carlos Molero está realizando para publicar un álbum de la Caballería en el que recopilar, con cuadros de Augusto Ferrer-Dalmau, los uniformes que han vestido la Caballeria española.
Caballería 1808, Regimiento Borbón 5º de linea, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Campaña del Rif, defensa de Melilla 1893, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», 2015, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El paso de Cortés, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La carga decisiva, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Boceto, obra de Ferrer-Dalmau, de El Gran Capitán para la Sociedad Española de Heráldica
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Augusto Ferrer-Dalmau
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Re: Augusto Ferrer-Dalmau
... CONTINUACIÓN
Ferrer-Dalmau tomando notas en Afganistán en 2012.
Bocetos de Ferrer-Dalmau en Afganistán en 2012.
Bocetos elaborados por el artista en Afganistán en agosto de 2012.
Húsares al galope, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Árlaban, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de la Princesa 1877 en formación, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares Veteranos, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsar de Pavía y de Calatrava, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Primera Laureada, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regimiento Asturias. Sangre Española, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regimiento Sangre Española, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Misa de Campaña (3ª Guerra Carlista), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Columna de Cazadores, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Junto a los Héroes de alcántara, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero en la nieve, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Ontoria, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Ontoria en el Maestrazgo, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería Española cargando en Cuba (1898). Vistiendo el clásico uniforme 'rayadillo', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Sítio de Orán, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Diego de León y sus Húsares', obra de Augusto Ferrer-Dalmau. La uniformidad de los Húsares de la Princesa sera la de 1838, con casquillas rojas de procedencia inglesa para dar mas vistosidad al cuadro.
Mehala Jalifiana, 1920. Óleo sobre lienzo, 33 x 41 cm. La Mehala era una fuerza militar al mando del Jalifa del Protectorado de Marruecos, bajo dependencia española. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Alvarez de Castro. Confinamiento en la prisión de Figueras, trás su resistencia en la plaza de Gerona durante casi tres años, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lanceros del Ejército de Cabrera a la carga en Castellón, en la I Guerra Carlista (1833 - 1840), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Carga en Cuba, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Morella en la lejanía, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La carga del Farnesio, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Tamaño del Lienzo 1.50 x 1.00 cm. 'La carga del Farnesio' Pretende ser un homenaje a los heroicos Lanceros del Farnesio que combatieron y dieron su vida por España en la Campaña de África 1859-1860
Batalla de Bailén, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Carga de la Caballeria en Marruecos, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería Carlista, 1837. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Valde-Espina. Lienzo, 46 x 55 obra de Augusto Ferrer-Dalmau.La escena del cuadro representa al Marques de Valde-Espina con su escuadrón de lanceros en el pueblo de Eraúl, donde el 5 de Mayo de 1873 lidero una carga victoriosa al frente de sus hombres. La R.O establecía para los Lanceros la levita azul con doble fila de botones , pantalones encarnados con franja azul y boinas encarnada Al igual que en la la Primera Guerra carlista, algunos oficiales y jefes siguieron usando la Pellizas de piel de lobo, como el caso del Marques de Valde-Espina, prenda muy característica en los Ejércitos Carlistas de 1835.
Coronel del Asturias. En esta ocasión, Augusto, ha realizado un apunte al óleo de 30x30, de un coronel del Regimiento Asturias 1719 tamaño, con este cuadro, se ha realizado un sello de Correos, para los certificados de la obras de Ferrer Dalmau.
Rovira, Orgullo español. Lienzo 39x79, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Cuadro para la exposición “La Guerra de mossén Rovira” organizada por la Subdirección General de Patrimonio Histórico-Artístico del Ministerio de Defensa, comisario de la exposición Cap. German Segura García.
El final de la Batalla, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Que en Rusia están'. Augusto Ferrer-Dalmau ha realizado un cuadro de pequeña dimensión (24x41 ) para ilustrar la portada, del libro, de su buen amigo, El Coronel ,Don Manuel Román Jimenez , (hijo del celebre "Comandante Román" ,) , titulado "Que en Rusia están"
'Que en Rusia están'. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Voljov, 1941 (250 División en Krasny Bor). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El milagro de Empel (2015). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La Patrulla (2013). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cuadro de la Brigada Acorazada (2013). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El último de Gibraltar (2011). Retrato de Diego de Salinas, último gobernador español de Gibraltar. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Presa en Gibraltar (2016). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cervantes en Lepanto (2017). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La batalla de Valenciennes (2018). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La Degollá carga de los Dragones de Almansa 1809 (2019). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cuadros muy significativos
"Rocroi. El último tercio", obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau.
Este cuadro en parte me recuerda por su iconografía a la conocidísima obra del genio de Velázquez 'La Rendición de Breda', aunque a la vez diferente. En la obra de Velázquez la actitud de los protagonistas es bastante amistosa y ceremoniosa; mientras que en la escena de Ferrer-Dalmau la actitud de los protagonistas es heroica, descarnada, desafiando a la muerte, eso sí con mucho honor -los tercios nunca reculaban ni se rendían-, además se trataba de plasmar en un gran lienzo, en la batalla de Rocroi (19 de mayo de 1643) a los últimos supervivientes de los Tercios Españoles formados en escuadrón, esperan la quinta carga de la caballeria francesa, bajo el fuego de la mosqueteria y la artilleria del enemigo (ya han rechazado otras cuatro y varios asaltos de la infanteria, causando un gran numero de bajas al enemigo). Lamentablemente perdimos la batalla contra las tropas francesas y además perdimos nuestra hegemonía militar en Europa y empezó la decadencia.
Más info del cuadro: http://ferrerdalmaunoticias.blogspo...og-post_08.html
'Oriamendi'. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Batalla del Monte Oriamendi: Cada posición era tomada a paso de carga y los cadáveres ingleses marcaban los puntos que habían defendido. El 6º de Guipúzcoa se hizo con la altura de Bertizarán haciendo huir a los ingleses que la defendían, y el intrépido voluntario José Arteaga se apodero de la bandera del 9º batallón de la Legión Británica, matando al oficial que la llevaba.
Cinco horas de fuego y lucha, así como de brillantes cargas de caballería habían reducido a los enemigos a la sola altura de Oriamendi. Contra este,ultimo reducto convergieron las fuerzas carlistas de Villareal, Alzaa y Goiri, siendo el desastre y los muertos liberales extrema. Se dice que fueron tantos que por no enterrarlos, los hacinaron y pegaron fuego. El resto de las fuerzas cristinas e inglesas fueron a escape hacia San Sebastián en busca de refugio siendo constantemente perseguidos por los carlistas, los cuales a punto estuvieron de entrar en San Sebastián a no ser por las descargas desde Ayete de un batallón de la Marina inglesa al mando de Lord John Hay.
"La Gesta de los Zapadores". Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. El cuadro representa al Regimiento Real de Minadores-Zapadores abandonando Alcalá de Henares el 24 de mayo de 1808. Ellos fueron la primera unidad en sublevarse contra los franceses en los albores de la Guerra de la Independencia. En este lienzo merece señalar como curiosidad al perro que acompaña a la Unidad, se trata de un 'Ratonero Bodeguero Andaluz' con el rabo sin amputar, que el autor ha retratado con mucho detalle.
S.M. el Rey Don Juan Carlos I descubrió una placa conmemorativa del III Centenario, situada a la entrada del edificio San Fernando de la Academia de Ingenieros y posteriormente le fue presentado el cuadro “La Gesta de los Zapadores” realizado por Augusto Ferrer-Dalmau.
Su Majestad quiso felicitar al pintor por la obra que ha realizado el pintor catalán para conmemorar esta fecha; el cuadro representa al Regimiento Real de Minadores-Zapadores abandonando Alcalá de Henares el 24 de mayo de 1808. Ellos fueron la primera unidad en sublevarse contra los franceses en los albores de la Guerra de la Independencia. La obra ha sido donada por la Comisión de Estudios Histórico, donde permanecerá expuesta en el salón noble de la misma, como recuerdo de la efeméride.
'CALDEROTE' - 'Utilizaron sus corazas para cocer el calderote'. (Del principe Lichnowsky, durante la expedición real). Estrepitosa derrota de los coraceros liberales contra los lanceros y la infantería de la Expedición Real 1837. España no contaba con regimientos de coraceros hasta 1812, en que Fernando VII formó uno. Este lienzo de Ferrer-Dalmau representa la carga de infantería carlista, tiene unas dimensiones de 2x1 metros.
"Alcántara ¡¡Viva España!!". Óleo que representa a jinetes del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, en una carga durante el "Desastre de Annual", en julio y agosto de 1921. En este caso los soldados de los Tercios Españoles de Flandes, se situan en Rocroi, tierra francesa, fronteriza con Bélgica, la batalla es un directo enfrentamiento contra las tropas francesas; tal como las describe Pérez-Reverte en su famosa novela de 'El Capitán Alatriste', y el pintor Ferrer-Dalmau, recrea el enfrentamiento de la última carga.
Castillejos. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Representa La Batalla de Castillejos. Guerra de África. Año 1860. Es portada del libro ¨Estampas de la Caballería Española
Agustina de Aragón. En la batería del Portillo de Zaragoza el 2 de julio de 1808. El autor Augusto Ferrer-Dalmau se lo dedica "A todas las mujeres de España, ahora más que nunca"
La despedida. Soldado del Regimiento Farnesio, 5º de Lanceros, se despide de su hijo antes de partir a la Guerra de África (1859). Dos de los escuadrones del regimiento, que por esa época se encontraba acuartelado en Córdoba, participaron en aquella campaña, encuadrados en la llamada División de Caballería, al mando del general Alcalá Galiano
Soldado del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, en el Desastre de Anual. Este cuadro será la portada de un libro que próximamente va a publicar Galland Books bajo el título de "La última Laureada", con motivo de la reciente concesión -¡¡por fin!!- de la Cruz Laureada Colectiva al citado Regimiento por su sacrificio en los días posteriores al Desastre de Annual, en julio y agosto de 1921.
Cabo Pedro Mur, Regimiento de Húsares de la Princesa, 1861. El 1 de enero de 1860, en la batalla de los Castillejos, el Regimiento dio una legendaria carga, en el transcurso de la cual, el Cabo Mur logró arrebatar un estandarte amarillo a la Caballería del Sultán, tras derribar de un sablazo a su portaestandarte.
Web de Augusto Ferrer-Dalmau: http://www.arteclasic.com/
Ver vídeos de Augusto Ferrer-Dalmau: http://vimeo.com/17435665
Ministro del Interior Condecora a Ferrer-Dalmau en octubre de 2012.
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al pintor Augusto Ferrer-Dalmau (Barcelona, 1964), afincado en Valladolid es un artista que ha puesto de moda con gran maestría y realismo la recreación de batallas y escenas militares. Sin duda es un artista contemporáneo extraordinario, capaz de recrear paisajes y escenas ecuestre-militares, consiguiendo un gran realismo y de una belleza innegable, a buen seguro que en pocos años se convertirá en un referente en la pintura española.
Agradecimiento especial al artista: Augusto Ferrer-Dalmau, por su colaboración y su permiso para tomar imágenes de sus obras en Internet y de su web, pero sobre todo por deleitarnos con su talento, creando verdaderas obras de arte.
Ferrer-Dalmau tomando notas en Afganistán en 2012.
Bocetos de Ferrer-Dalmau en Afganistán en 2012.
Bocetos elaborados por el artista en Afganistán en agosto de 2012.
Húsares al galope, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Árlaban, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de la Princesa 1877 en formación, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares Veteranos, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsar de Pavía y de Calatrava, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Primera Laureada, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regimiento Asturias. Sangre Española, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Regimiento Sangre Española, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Misa de Campaña (3ª Guerra Carlista), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Columna de Cazadores, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Junto a los Héroes de alcántara, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lancero en la nieve, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Ontoria, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Húsares de Ontoria en el Maestrazgo, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería Española cargando en Cuba (1898). Vistiendo el clásico uniforme 'rayadillo', obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Sítio de Orán, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Diego de León y sus Húsares', obra de Augusto Ferrer-Dalmau. La uniformidad de los Húsares de la Princesa sera la de 1838, con casquillas rojas de procedencia inglesa para dar mas vistosidad al cuadro.
Mehala Jalifiana, 1920. Óleo sobre lienzo, 33 x 41 cm. La Mehala era una fuerza militar al mando del Jalifa del Protectorado de Marruecos, bajo dependencia española. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
General Alvarez de Castro. Confinamiento en la prisión de Figueras, trás su resistencia en la plaza de Gerona durante casi tres años, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Lanceros del Ejército de Cabrera a la carga en Castellón, en la I Guerra Carlista (1833 - 1840), obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Carga en Cuba, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Morella en la lejanía, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La carga del Farnesio, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Tamaño del Lienzo 1.50 x 1.00 cm. 'La carga del Farnesio' Pretende ser un homenaje a los heroicos Lanceros del Farnesio que combatieron y dieron su vida por España en la Campaña de África 1859-1860
Batalla de Bailén, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Carga de la Caballeria en Marruecos, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Caballería Carlista, 1837. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Valde-Espina. Lienzo, 46 x 55 obra de Augusto Ferrer-Dalmau.La escena del cuadro representa al Marques de Valde-Espina con su escuadrón de lanceros en el pueblo de Eraúl, donde el 5 de Mayo de 1873 lidero una carga victoriosa al frente de sus hombres. La R.O establecía para los Lanceros la levita azul con doble fila de botones , pantalones encarnados con franja azul y boinas encarnada Al igual que en la la Primera Guerra carlista, algunos oficiales y jefes siguieron usando la Pellizas de piel de lobo, como el caso del Marques de Valde-Espina, prenda muy característica en los Ejércitos Carlistas de 1835.
Coronel del Asturias. En esta ocasión, Augusto, ha realizado un apunte al óleo de 30x30, de un coronel del Regimiento Asturias 1719 tamaño, con este cuadro, se ha realizado un sello de Correos, para los certificados de la obras de Ferrer Dalmau.
Rovira, Orgullo español. Lienzo 39x79, obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Cuadro para la exposición “La Guerra de mossén Rovira” organizada por la Subdirección General de Patrimonio Histórico-Artístico del Ministerio de Defensa, comisario de la exposición Cap. German Segura García.
El final de la Batalla, obra de Augusto Ferrer-Dalmau
'Que en Rusia están'. Augusto Ferrer-Dalmau ha realizado un cuadro de pequeña dimensión (24x41 ) para ilustrar la portada, del libro, de su buen amigo, El Coronel ,Don Manuel Román Jimenez , (hijo del celebre "Comandante Román" ,) , titulado "Que en Rusia están"
'Que en Rusia están'. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Voljov, 1941 (250 División en Krasny Bor). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El milagro de Empel (2015). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La Patrulla (2013). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cuadro de la Brigada Acorazada (2013). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El último de Gibraltar (2011). Retrato de Diego de Salinas, último gobernador español de Gibraltar. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Presa en Gibraltar (2016). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cervantes en Lepanto (2017). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La batalla de Valenciennes (2018). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
La Degollá carga de los Dragones de Almansa 1809 (2019). Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
Cuadros muy significativos
"Rocroi. El último tercio", obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau.
Este cuadro en parte me recuerda por su iconografía a la conocidísima obra del genio de Velázquez 'La Rendición de Breda', aunque a la vez diferente. En la obra de Velázquez la actitud de los protagonistas es bastante amistosa y ceremoniosa; mientras que en la escena de Ferrer-Dalmau la actitud de los protagonistas es heroica, descarnada, desafiando a la muerte, eso sí con mucho honor -los tercios nunca reculaban ni se rendían-, además se trataba de plasmar en un gran lienzo, en la batalla de Rocroi (19 de mayo de 1643) a los últimos supervivientes de los Tercios Españoles formados en escuadrón, esperan la quinta carga de la caballeria francesa, bajo el fuego de la mosqueteria y la artilleria del enemigo (ya han rechazado otras cuatro y varios asaltos de la infanteria, causando un gran numero de bajas al enemigo). Lamentablemente perdimos la batalla contra las tropas francesas y además perdimos nuestra hegemonía militar en Europa y empezó la decadencia.
Más info del cuadro: http://ferrerdalmaunoticias.blogspo...og-post_08.html
'Oriamendi'. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Batalla del Monte Oriamendi: Cada posición era tomada a paso de carga y los cadáveres ingleses marcaban los puntos que habían defendido. El 6º de Guipúzcoa se hizo con la altura de Bertizarán haciendo huir a los ingleses que la defendían, y el intrépido voluntario José Arteaga se apodero de la bandera del 9º batallón de la Legión Británica, matando al oficial que la llevaba.
Cinco horas de fuego y lucha, así como de brillantes cargas de caballería habían reducido a los enemigos a la sola altura de Oriamendi. Contra este,ultimo reducto convergieron las fuerzas carlistas de Villareal, Alzaa y Goiri, siendo el desastre y los muertos liberales extrema. Se dice que fueron tantos que por no enterrarlos, los hacinaron y pegaron fuego. El resto de las fuerzas cristinas e inglesas fueron a escape hacia San Sebastián en busca de refugio siendo constantemente perseguidos por los carlistas, los cuales a punto estuvieron de entrar en San Sebastián a no ser por las descargas desde Ayete de un batallón de la Marina inglesa al mando de Lord John Hay.
"La Gesta de los Zapadores". Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. El cuadro representa al Regimiento Real de Minadores-Zapadores abandonando Alcalá de Henares el 24 de mayo de 1808. Ellos fueron la primera unidad en sublevarse contra los franceses en los albores de la Guerra de la Independencia. En este lienzo merece señalar como curiosidad al perro que acompaña a la Unidad, se trata de un 'Ratonero Bodeguero Andaluz' con el rabo sin amputar, que el autor ha retratado con mucho detalle.
S.M. el Rey Don Juan Carlos I descubrió una placa conmemorativa del III Centenario, situada a la entrada del edificio San Fernando de la Academia de Ingenieros y posteriormente le fue presentado el cuadro “La Gesta de los Zapadores” realizado por Augusto Ferrer-Dalmau.
Su Majestad quiso felicitar al pintor por la obra que ha realizado el pintor catalán para conmemorar esta fecha; el cuadro representa al Regimiento Real de Minadores-Zapadores abandonando Alcalá de Henares el 24 de mayo de 1808. Ellos fueron la primera unidad en sublevarse contra los franceses en los albores de la Guerra de la Independencia. La obra ha sido donada por la Comisión de Estudios Histórico, donde permanecerá expuesta en el salón noble de la misma, como recuerdo de la efeméride.
'CALDEROTE' - 'Utilizaron sus corazas para cocer el calderote'. (Del principe Lichnowsky, durante la expedición real). Estrepitosa derrota de los coraceros liberales contra los lanceros y la infantería de la Expedición Real 1837. España no contaba con regimientos de coraceros hasta 1812, en que Fernando VII formó uno. Este lienzo de Ferrer-Dalmau representa la carga de infantería carlista, tiene unas dimensiones de 2x1 metros.
"Alcántara ¡¡Viva España!!". Óleo que representa a jinetes del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, en una carga durante el "Desastre de Annual", en julio y agosto de 1921. En este caso los soldados de los Tercios Españoles de Flandes, se situan en Rocroi, tierra francesa, fronteriza con Bélgica, la batalla es un directo enfrentamiento contra las tropas francesas; tal como las describe Pérez-Reverte en su famosa novela de 'El Capitán Alatriste', y el pintor Ferrer-Dalmau, recrea el enfrentamiento de la última carga.
Castillejos. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau. Representa La Batalla de Castillejos. Guerra de África. Año 1860. Es portada del libro ¨Estampas de la Caballería Española
Agustina de Aragón. En la batería del Portillo de Zaragoza el 2 de julio de 1808. El autor Augusto Ferrer-Dalmau se lo dedica "A todas las mujeres de España, ahora más que nunca"
La despedida. Soldado del Regimiento Farnesio, 5º de Lanceros, se despide de su hijo antes de partir a la Guerra de África (1859). Dos de los escuadrones del regimiento, que por esa época se encontraba acuartelado en Córdoba, participaron en aquella campaña, encuadrados en la llamada División de Caballería, al mando del general Alcalá Galiano
Soldado del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, en el Desastre de Anual. Este cuadro será la portada de un libro que próximamente va a publicar Galland Books bajo el título de "La última Laureada", con motivo de la reciente concesión -¡¡por fin!!- de la Cruz Laureada Colectiva al citado Regimiento por su sacrificio en los días posteriores al Desastre de Annual, en julio y agosto de 1921.
Cabo Pedro Mur, Regimiento de Húsares de la Princesa, 1861. El 1 de enero de 1860, en la batalla de los Castillejos, el Regimiento dio una legendaria carga, en el transcurso de la cual, el Cabo Mur logró arrebatar un estandarte amarillo a la Caballería del Sultán, tras derribar de un sablazo a su portaestandarte.
Web de Augusto Ferrer-Dalmau: http://www.arteclasic.com/
Ver vídeos de Augusto Ferrer-Dalmau: http://vimeo.com/17435665
Ministro del Interior Condecora a Ferrer-Dalmau en octubre de 2012.
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al pintor Augusto Ferrer-Dalmau (Barcelona, 1964), afincado en Valladolid es un artista que ha puesto de moda con gran maestría y realismo la recreación de batallas y escenas militares. Sin duda es un artista contemporáneo extraordinario, capaz de recrear paisajes y escenas ecuestre-militares, consiguiendo un gran realismo y de una belleza innegable, a buen seguro que en pocos años se convertirá en un referente en la pintura española.
Agradecimiento especial al artista: Augusto Ferrer-Dalmau, por su colaboración y su permiso para tomar imágenes de sus obras en Internet y de su web, pero sobre todo por deleitarnos con su talento, creando verdaderas obras de arte.
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Re: Augusto Ferrer-Dalmau
El perro de Rocroi
El perro de Rocroi, detalle de la obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau. Este pintor es amigo personal de Arturo Pérez-Reverte.
La vida concede ciertos privilegios, y tener algunos amigos leales, sólidos como rocas, es uno de los míos. Entre ellos se cuenta el mejor de los pintores de batallas españoles vivos: se llama Augusto Ferrer-Dalmau, y llegué a su amistad por el camino más corto: la admiración que siento por su obra. Un día fui a una exposición suya y se lo dije. Le hablé de cómo, en mi opinión, su pintura continúa y renueva una tradición clásica que en España, con breves excepciones, tuvo escasa fortuna. Pocos de nuestros pintores se ocuparon de un género que en Francia tuvo a Meissonier y a Detaille, y en Inglaterra a Caton Woodville. Por ejemplo.
Ahora Ferrer-Dalmau ha terminado un cuadro espléndido, que estos días puede admirarse en una exposición que sobre su obra y la de su paisano Cusachs se celebra en el venerable edificio de Capitanía de Madrid, esquina de Mayor con Bailén. Se llama `Rocroi. El último tercio´, y narra -pintar con talento es una forma de narrar tan eficaz como otra cualquiera- la situación en el campo de batalla de Rocroi hacia las diez de la mañana del 19 de mayo de 1643, cuando los veteranos de la destrozada infantería española, formando el último cuadro, esperaban impasibles el ataque final de la artillería y la caballería francesas. Último ataque, éste, que no llegó a producirse. Admirado el duque de Enghien por la resistencia de los españoles -murallas humanas, los llamaría Bossuet- permitió a los supervivientes capitular con todos los honores, en los términos que se concedían a las guarniciones de plazas fuertes.
El cuadro de Rocroi tiene para mí un sentido especial, pues nació de una conversación con el pintor mientras despachábamos un cordero con cuscús en un restaurante de Madrid. Un lienzo crepuscular, fue la idea, que reflejase la soledad y el ocaso, la derrota orgullosa, el impávido final simbólico de la fiel infantería que durante dos siglos, desde los Reyes Católicos a Felipe IV, hizo temblar a Europa. El retrato riguroso de aquellos soldados empujados por el hambre, la ambición o la aventura, que acuchillaron el mundo caminando tras las viejas banderas, desde las junglas americanas a las orillas lejanas del Mediterráneo, de las costas de Irlanda e Inglaterra a los diques de Flandes y las llanuras de Europa central: hombres brutales, crueles, arrogantes, amotinadizos y broncos, sólo disciplinados bajo el fuego, que todo lo soportaban en cualquier degüello o asedio, pero que a nadie -ni siquiera a su rey- toleraban que les alzase la voz.
"Rocroi. El último tercio", detalle central
Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos.
A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.
"Rocroi. El último tercio", detalles
Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.
"Rocroi. El último tercio", obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau.
Extracto de la entrevista que le hizo el periodista Jacinto Antón a Arturo Pérez-Reverte, durante la presentación de su novela ?EL PUENTE DE LOS ASESINOS'
Arturo Pérez-Reverte y el pintor Augusto Ferrer-Dalmau
Pregunta.-
¿Qué opinión le merece la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, y su dedicación a un género como es la pintura de temática militar?
Respuesta.-
Ferrer Dalmau ha retomado esa tradición, con gran talento, con una mano extraordinaria para el dibujo. Maneja muy bien los pinceles, y ha conseguido resucitar un género que languidecía o que directamente había desaparecido. Ha devuelto la dignidad y el interés y el atractivo a un género que estaba muerto, ha resucitado la pintura histórica militar, y ya sólo por eso merecía la pena, aunque fuese mediocre. Pero es que además es bueno. Yo vi la exposición conjunta de Cusachs en Madrid, y Cusachs es bueno, pero Augusto Ferrer-Dalmau es aún mejor. ¿Por qué? Porque Cusachs pintaba el mundo que vio, pero Dalmau está abierto a la Historia, y en esa puerta que ha abierto, cabe todo, desde Viriato hasta la guerra de Afganistán. Un joven con su talento, con temas vírgenes que no ha tocado nadie, puede pintar lo que quiera. En este momento, no es solamente importante por lo que es, sino por lo que puede ser, Augusto Ferrer-Dalmau es la gran apuesta de la pintura histórica española para el siglo XXI. Y sus cuadros se venderán carísimos dentro de veinte años, y hará que otros pintores surjan. Él tirará de otros pintores, que se atreverán a pintar algo que hasta ahora era políticamente incorrecto.
Pregunta.-
¿Tiene idea de por qué la escasa tradición este género de pintura en España?
Respuesta.-
La pintura histórica militar dejó de pintarse a raíz del siglo XIX. Hay casos aislados, los hermanos Álvarez Dumont, el cuadro de Fortuny en Tetuán… pero en realidad no hay una pintura de batallas, que termina con el siglo XVIII, mientras que en otros países siguió existiendo: Meissonier, Detaille, Neuville, y ahora modernamente Keith Rocco en Estados Unidos, que es un pintor extraordinario, es un mag-
nifico ilustrador, pero no llega a la calidad de Augusto Ferrer-Dalmau; y sin embargo, Rocco tiene una fama internacional, siendo –como es– técnicamente menos pintor que Ferrer-Dalmau. ¿Por qué dejó de pintarse? Porque no estaba bien visto pintar soldaditos, porque en este país de imbéciles, eso es defachas, y Augusto Ferrer-Dalmau está demostrando que no es así, que no es verdad. Yo tengo amigos, como Agustín Díaz Yanes, que fue del Partido Comunista, que estuvo apoyando a Rubalcaba en la campaña electoral, y que es un fanático de la Segunda Guerra Mundial, de las películas de guerra, de la militaria… Hay gente que piensa que porque a uno le interesen los soldados, y la historia militar ya es de derechas, y hay gente de izquierdas absolutamente fanática de ese tipo de cosas.
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El perro de Rocroi, detalle de la obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau. Este pintor es amigo personal de Arturo Pérez-Reverte.
La vida concede ciertos privilegios, y tener algunos amigos leales, sólidos como rocas, es uno de los míos. Entre ellos se cuenta el mejor de los pintores de batallas españoles vivos: se llama Augusto Ferrer-Dalmau, y llegué a su amistad por el camino más corto: la admiración que siento por su obra. Un día fui a una exposición suya y se lo dije. Le hablé de cómo, en mi opinión, su pintura continúa y renueva una tradición clásica que en España, con breves excepciones, tuvo escasa fortuna. Pocos de nuestros pintores se ocuparon de un género que en Francia tuvo a Meissonier y a Detaille, y en Inglaterra a Caton Woodville. Por ejemplo.
Ahora Ferrer-Dalmau ha terminado un cuadro espléndido, que estos días puede admirarse en una exposición que sobre su obra y la de su paisano Cusachs se celebra en el venerable edificio de Capitanía de Madrid, esquina de Mayor con Bailén. Se llama `Rocroi. El último tercio´, y narra -pintar con talento es una forma de narrar tan eficaz como otra cualquiera- la situación en el campo de batalla de Rocroi hacia las diez de la mañana del 19 de mayo de 1643, cuando los veteranos de la destrozada infantería española, formando el último cuadro, esperaban impasibles el ataque final de la artillería y la caballería francesas. Último ataque, éste, que no llegó a producirse. Admirado el duque de Enghien por la resistencia de los españoles -murallas humanas, los llamaría Bossuet- permitió a los supervivientes capitular con todos los honores, en los términos que se concedían a las guarniciones de plazas fuertes.
El cuadro de Rocroi tiene para mí un sentido especial, pues nació de una conversación con el pintor mientras despachábamos un cordero con cuscús en un restaurante de Madrid. Un lienzo crepuscular, fue la idea, que reflejase la soledad y el ocaso, la derrota orgullosa, el impávido final simbólico de la fiel infantería que durante dos siglos, desde los Reyes Católicos a Felipe IV, hizo temblar a Europa. El retrato riguroso de aquellos soldados empujados por el hambre, la ambición o la aventura, que acuchillaron el mundo caminando tras las viejas banderas, desde las junglas americanas a las orillas lejanas del Mediterráneo, de las costas de Irlanda e Inglaterra a los diques de Flandes y las llanuras de Europa central: hombres brutales, crueles, arrogantes, amotinadizos y broncos, sólo disciplinados bajo el fuego, que todo lo soportaban en cualquier degüello o asedio, pero que a nadie -ni siquiera a su rey- toleraban que les alzase la voz.
"Rocroi. El último tercio", detalle central
Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos.
A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.
"Rocroi. El último tercio", detalles
Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.
"Rocroi. El último tercio", obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau.
Extracto de la entrevista que le hizo el periodista Jacinto Antón a Arturo Pérez-Reverte, durante la presentación de su novela ?EL PUENTE DE LOS ASESINOS'
Arturo Pérez-Reverte y el pintor Augusto Ferrer-Dalmau
Pregunta.-
¿Qué opinión le merece la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, y su dedicación a un género como es la pintura de temática militar?
Respuesta.-
Ferrer Dalmau ha retomado esa tradición, con gran talento, con una mano extraordinaria para el dibujo. Maneja muy bien los pinceles, y ha conseguido resucitar un género que languidecía o que directamente había desaparecido. Ha devuelto la dignidad y el interés y el atractivo a un género que estaba muerto, ha resucitado la pintura histórica militar, y ya sólo por eso merecía la pena, aunque fuese mediocre. Pero es que además es bueno. Yo vi la exposición conjunta de Cusachs en Madrid, y Cusachs es bueno, pero Augusto Ferrer-Dalmau es aún mejor. ¿Por qué? Porque Cusachs pintaba el mundo que vio, pero Dalmau está abierto a la Historia, y en esa puerta que ha abierto, cabe todo, desde Viriato hasta la guerra de Afganistán. Un joven con su talento, con temas vírgenes que no ha tocado nadie, puede pintar lo que quiera. En este momento, no es solamente importante por lo que es, sino por lo que puede ser, Augusto Ferrer-Dalmau es la gran apuesta de la pintura histórica española para el siglo XXI. Y sus cuadros se venderán carísimos dentro de veinte años, y hará que otros pintores surjan. Él tirará de otros pintores, que se atreverán a pintar algo que hasta ahora era políticamente incorrecto.
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¿Tiene idea de por qué la escasa tradición este género de pintura en España?
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La pintura histórica militar dejó de pintarse a raíz del siglo XIX. Hay casos aislados, los hermanos Álvarez Dumont, el cuadro de Fortuny en Tetuán… pero en realidad no hay una pintura de batallas, que termina con el siglo XVIII, mientras que en otros países siguió existiendo: Meissonier, Detaille, Neuville, y ahora modernamente Keith Rocco en Estados Unidos, que es un pintor extraordinario, es un mag-
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Re: Augusto Ferrer-Dalmau
«La batalla de Empel», el cuadro de Ferrer-Dalmau que rinde tributo a los Tercios
Rinde tributo al momento en que los soldados del Tercio español descubren la imagen de la Inmaculada antes de la batalla del 8 de diciembre de 1585
El misterioso «milagro» que evitó la derrota de un Tercio español en el monte de Empel (Holanda) el 8 de diciembre de 1585 es el tema elegido por el pintor de batallasAugusto Ferrer-Dalmau para su próximo cuadro que se exhibirá en la Academia de Infantería en Toledo.
De este modo, el pintor barcelonés rinde honor al momento en que los españoles del Tercio de Bobadilla, rodeados por las fuerzas protestantes, encontraron enterrada una imagen de la Inmaculada pintada en madera el día previo a la decisiva contienda.
«La batalla de Empel», obra de Ferrer-Dalmau, detalle del cuadro.
Es precisamente ese momento el que representa el cuadro en que el fango, la sangre y la fe de los soldados se funden ante la cita con la batalla en la que todo se pensaba adverso. Finalmente una helada de los ríos que rodeaban el montel Empel propició la victoria española. Por este hecho la Inmaculada Concepción es la patrona de la Infantería del Ejército de Tierra.
¿Quieres saber qué pasó en la batalla de Empel? Más a aquí.
«La batalla de Empel», obra de Ferrer-Dalmau, detalle del cuadro.
Rinde tributo al momento en que los soldados del Tercio español descubren la imagen de la Inmaculada antes de la batalla del 8 de diciembre de 1585
El misterioso «milagro» que evitó la derrota de un Tercio español en el monte de Empel (Holanda) el 8 de diciembre de 1585 es el tema elegido por el pintor de batallasAugusto Ferrer-Dalmau para su próximo cuadro que se exhibirá en la Academia de Infantería en Toledo.
De este modo, el pintor barcelonés rinde honor al momento en que los españoles del Tercio de Bobadilla, rodeados por las fuerzas protestantes, encontraron enterrada una imagen de la Inmaculada pintada en madera el día previo a la decisiva contienda.
«La batalla de Empel», obra de Ferrer-Dalmau, detalle del cuadro.
Es precisamente ese momento el que representa el cuadro en que el fango, la sangre y la fe de los soldados se funden ante la cita con la batalla en la que todo se pensaba adverso. Finalmente una helada de los ríos que rodeaban el montel Empel propició la victoria española. Por este hecho la Inmaculada Concepción es la patrona de la Infantería del Ejército de Tierra.
¿Quieres saber qué pasó en la batalla de Empel? Más a aquí.
«La batalla de Empel», obra de Ferrer-Dalmau, detalle del cuadro.
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- Registrado: Mié, 01 May 2019, 17:32
Re: Augusto Ferrer-Dalmau
Cuando Hernán Cortés quebró sus naves
'El paso de Cortés', de Augusto Ferrer-Dalmau. La obra completa, impresionante ventana a un momento fundamental de nuestra historia compartida con América.
El pintor Augusto Ferrer-Dalmau, asesorado por el historiador David Nievas Muñoz, acaba de concluir “La marcha a Tenochtitlán” un cuadro fidedigno como pocos de uno de los episodios más épicos de nuestra historia, protagonizado por Hernán Cortés. El pintor ha querido que Espejo de Navegantes muestre esta obra por primera vez
Se dice que para motivar a sus hombres, Hernán Cortés, el conquistador del inmenso imperio azteca, quebró sus naves. Se enfrentaba a la posibilidad de retornar a Cuba sin emprender la marcha hacia Tenochtitlán por la que pasó a la historia como una de las más grandes y complejas figuras de la historia. En el encuentro de dos mundos, frente a Veracruz, ciudad recién fundada, tomó una decisión: nunca abandonar esa ambición. Entre sus hombres había leales seguidores del gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, que instigaban al retorno. Desobedecer y aventurarse era arriesgado. No sabían lo grande que era aquella empresa, desmesurada. Eso parecía. A cualquier observador con la mente en sus cabales. No a Cortés.
«Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida». Ese es el relato de López de Gómara. Ahora, un nuevo cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau, nos muestra qué pasó después. Refriegas y alianzas, pero sobre todo la intuición de cómo los súbditos de Moctezuma se acabarían uniendo a la aventura. Que no era otra que conquistar el imperio azteca. La marcha hacia Tenochtitlán. Pero en esta ocasión, Ferrer-Dalmau ha contado con la inestimable ayuda del historiador David Nievas Muñoz, que le ha permitido elaborar una interpretación fiel de aquel momento. Así, el estilo que le ha convertido en el más afamado pintor de la historia militar de España, tiene un valor añadido, en el empeño de crear una imagen fidedigna de lo que ocurrió. Tradicionalmente se ha pintado aquella aventura con armas más avanzadas, atuendos distintos, detalles que no cuadraban. Ahora podemos asomarnos al aspecto más plausible de una expedición cuyas formas recuerdan más las armaduras tardomedievales que las del XVII.
David Nievas Muñoz es historiador licenciado en la Universidad de Granada. Master en la Monarquía Católica, el Siglo de Oro Español y la Europa Barroca. Y se ha convertido en un guía experto para el pintor. Plantea una reflexión histórica del momento. En Castilla los comuneros están en pie de guerra en ese octubre de 1519. “El joven rey Carlos se había aprestado a viajar hacia Alemania tras conocer la noticia de su elección como Rey de Romanos (paso previo a la coronación imperial) el 28 de junio”. Ferrer-Dalmau y Nievas Muñoz han trabajado conjuntamente codo con codo durante todo el proceso de creación.
'El paso de Cortés' (detalle), el conquistador, a caballo, en el centro de la expedición pintada magistralmente por Ferrer-Dalmau
Dejemos aquí hablar al relato de Nievas Muñoz, mucho más informado: “Al otro lado de la Mar Océana, un rebelde llamado Hernán Cortés, marchaba hacia al encuentro del emperador Moctezuma y hacia su capital, Tenochtitlán. No lo hacía solo. Tras de él, una heterogénea fuerza por quinientos aventureros sujetos a sus propias ordenanzas y contratos, los llamados conquistadores. Entre dieciséis jinetes y un puñado de piezas de artillería, la mayoría de las cuales eran pequeñas bombardas o falconetes que habían desmontado de los buques barrenados (que no quemados) a la vera de la recién fundada Villa Rica de Veracruz. Pero los arcabuceros, lanceros, ballesteros y rodeleros de Cortés, gente ávida de fortuna (pues no percibían paga, como los soldados del rey en Europa), no eran los únicos componentes de aquel ejército”.
“La Conquista de México, episodio controvertido y fascinante a partes iguales, no se realizó de ésta manera, los unos (españoles) contra los otros (aztecas). La Triple Alianza tenía muchos enemigos, aún entre sus naciones tributarias. Los más acérrimos eran, sin duda, los miembros de la Confederación Tlaxcalteca, formada por los pueblos otomí, pinome y tlaxcalteca. Las fuerzas de Cortés entraron en Tlaxcala, acompañadas por tropas totonacas, habían entrado en Tlaxcala a finales de agosto de aquel mismo año, y tras varios combates contra sus fieros guerreros, habían firmado con ellos una poderosa alianza”.
Sigue el historiador Nievas Muñoz: “El objetivo de éstas tropas era llegar hasta la capital de la Triple Alianza, Tenochtitlán, donde esperaban ser recibidos por el emperador. Antes, contentaron a sus aliados tlaxcaltecas, saldando viejas cuentas con la vecina ciudad de Cholula, uno de los mayores centros religiosos de Mesoamérica. Los españoles justificaron la acción en sus crónicas acusando a los cholultecas de preparar su ciudad como una gran trampa. Sea como fuere, durante seis días la gran ciudad fue saqueada, su templo mayor incendiado y cinco mil de sus habitantes pasados a cuchillo. El ejército acampó en ella durante dos semanas, enviando a Pedro de Alvarado para explorar el camino que debía llevarles hacia la capital.
Les esperaba “el Paso de Cortés”, a cuatro mil metros de altura entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. En torno al treinta de octubre salieron de Cholula con dirección a Huejotzingo. Cruzaron, para ello, el río Actipan.
'El paso de Cortés' (detalle), de Augusto Ferrer-Dalmau
El encargo
Ferrer-Dalmau no ha querido realizar una obra rompedora sino “marcar la diferencia por una aproximación histórica alejada de clichés”. Lejos de la visión decimonónica del conquistador arquetípico -según relata el historiador Nievas Muñoz, “provisto de colorido gregüescos, morrión de cresta y armas a la usanza de décadas posteriores (como la guarnición de cazoleta, que no aparece hasta la década de 1630), un análisis más cercano a las fuentes artísticas y documentales de la época nos presenta a un conquistador mucho más bajomedieval”. En opinión de Nievas Muñoz, “si atendemos a testimonios contemporáneos de la Castilla de 1520, como los dibujos relativos a la moda española de Christoph Weiditz o el siempre elocuente arte sacro, el conquistador castellano vestiría más como sus abuelos que como sus nietos. No obstante, conviene ponderar el fenómeno de la “moda militar” que en éstos años constituye la imitación de la moda italiana y sobre todo alemana, pues en el tapiz de la Batalla de Pavía, casi contemporáneo a éstos hechos, vemos a una infantería que vestía y armaba a la usanza de los lansquenetes. Éstas pintura quiere reflejar todo ésto, y mucho más. Vemos en ella, por poner un ejemplo, calzas antiguas hasta la cintura tanto como los primeros gregüescos a la moda tudesca”.
El paso de Cortés' (detalle, primer plano de los jinetes), de Augusto Ferrer-Dalmau
Los personajes
Con el mismo espíritu se han elegido a los personajes del cuadro. Guía al conjunto un guerrero tlaxcalteca, en calidad de aliado, “vistiendo su escaupil y empuñando su maquahuitl, la temible espada de madera con lascas de afilada obdisiana formando su filo”, señala el historiador.
Detrás de él, los jinetes, “que tan importantes fueron en las batallas libradas en suelo mexicano, ligeros o con armadura. Celadas con visor, adargas de cuero (préstamo, como muchos otros, de la caballería nazarí a los jinetes españoles), petos milaneses y lanzas ligeras a modo de venablo, con las que poder reñir “a la jineta”, estilo de monta del gusto de los conquistadores, más parecido al de un banderillero actual que al de la doma clásica de una maestranza”. Los detalles que aporta este gran conocedor de la época son impresionantes. Añade que “estos jinetes, terror de sus enemigos, no solían cargar en una formación cerrada, si no que hostigaban al enemigo y le privaban de su ataque mediante recortes, caracolas y otras argucias propias de la actual doma vaquera“.
Siguen arcabuceros y ballesteros, más desconocidos pero numerosos, que “tuvieron gran importancia en aquella conquista. Su número distaba mucho de convertirlos en un factor decisivo. Trece arcabuceros manejando versiones primitivas del arma de fuego portátil que ya triunfaba en los campos de batalla europeos. La estampida del arcabuz y el cañón, comparada por los guerreros mesoamericanos con el trueno, era una gran baza en lo psicológico, al quebrar la moral de aquellos guerreros. La puntería de los treinta y dos ballesteros de Cortés sería, sin embargo, más decisiva, al poder escoger bien sus blancos entre los oficiales y guerreros de mayor categoría de las tropas enemigas. Los más humildes lanceros y rodeleros formaban el núcleo de la tropa, sólidos y disciplinados. Su mayor ventaja, además de las armas y armaduras de acero, era la táctica. Llevaron a sus enemigos un tipo de guerra al que no estaban acostumbrados, basada en sólidas formaciones cerradas con gran poder ofensivo/defensivo, a la usanza de los cuadros de picas europeos, y también la guerra irregular, de la “entrada” y el golpe de mano, aprendida en la Guerra de Granada”. Es la historia que respira por la pintura.
El mérito de Nievas Muñoz y Ferrer-Dalmau no es pequeño. El primero aporta la claridad del estudio histórico para que podamos alimentar nuestra imaginación con elementos de los que hay certidumbre y alejemos nuestra memoria de idealizaciones que no por asentadas son más aceptables. Ferrer-Dalmau ha puesto su técnica en el empeño muy similar al del historiador: la exactitud, el rigor y la técnica asombrosa, al servicio de la historia, de la que nos cuenta el cuadro y también de la que todos compartimos a ambos lados del Atlántico.
Civiles y mujeres
El historiador, entre las sabrosas descripciones del grupo armado, nos recuerda que “la hueste no la formaban solo soldados (tlaxcaltecas o españoles), jinetes, capitanes y cañones. Con ellos, y no menos importantes, iban los civiles. Los caciques totonacas y tlaxcaltecas habían dado a Cortés miles de porteadores. El “tameme” mesoamericano podía cargar un promedio de veintitrés kilos en su espalda, en largas jornadas donde podían cubrirse hasta veinticinco kilómetros diarios. Su monumental esfuerzo fue esencial. Ellos cargaban con los cañones, las vituallas, municiones e impedimenta”.
La descripción es impagable, detallada y nos ayuda a entrar en el cuadro: “Junto a ellos, las mujeres que acompañaban a la tropa, en calidad de sirvientas o mucamas, que realizaban aquellas tareas que aquellos hombres consideraban impropias de su sexo, pero no por ello menos vitales para el día a día de un ejército. Muchos españoles tomaron a éstas mujeres como compañeras, barraganas y en ocasiones esposas, incidiendo en el fenómeno del mestizaje, que se llevaba produciendo desde las primeras expediciones de Colón. No eran las indias las únicas mujeres de la hueste de Cortés, pues también le habían acompañado españolas, como María de Estrada, citada en las crónicas por su bravura en la Batalla de Otumba, donde luchó por su vida como un soldado más. A todas ella ejemplifica la silenciosa mujer tlaxcalteca que acompaña, cargada con su petate, al clérigo en el centro de la composición”.
Ferrer Dalmau y Nievas Muñoz en la presentación de la portada y el libro sobre El Gran Capitán
El rostro del historiador
También fueron herreros, carpinteros, médicos y sacerdotes junto a Cortés. De éstos últimos se conoce bien su nombre e historia. Nievas Muñoz nos lo cuenta: “El único clérigo ordenado de mayores de la expedición era Bartolomé de Olmedo, del hábito de la Merced. Consejero de Cortés y heraldo, en ocasiones, del extremeño, celebró en éste territorio las primeras misas y bautizos, a los que era muy dado”. El homenaje del pintor a su compañero de fatigas trayéndole la historia más fidedigna para mezclarla como base con los pigmentos, está en esta figura de Olmedo. Tiene el rostro del historiador. Él lo agradece enormemente y “como decía el cronista Bernal Díaz del Castillo, a tenor de las causas y propósitos de la empresa, habían ido por servir a Dios y a su majestad y dar luz a aquellos que estaban en las tinieblas; y también por haber riquezas, que todos los hombres venimos comúnmente a buscar”.
“El otro clérigo, no menos importante, era Jerónimo de Aguilar, un diácono secular que había sido prisionero de los mayas tras un naufragio, llegando a ser consejero de un cacique -nos recuerda Nievas Muñoz-. Se presentó ante Cortés y sus hombres al enterarse de su llegada, y en lo sucesivo ejerció de traductor del maya chontal al castellano. Doña Marina, la famosa “Malinche”, le desbancaría en éste papel, como futura traductora, consejera y amante del extremeño. Una figura controvertida, pero esencial, que los propios soldados de Cortés consideraban valiosa “como diez cañones de bronce”.
Marchan juntos
Marchan juntos desde entonces bajo una misma bandera los tlaxcaltecas y los castellanos, soldados y civiles, “dando fe, junto a otras alianzas que contra Moctezuma se firmarán en los meses venideros, de un proceso de conquista y colonización mucho más complejo, en lo político y material, de lo que se pudiera pensar”. Era el final de una época y el comienzo de otra nueva, en la que ya nunca nada sería igual. Sangre y alianzas, guerras y mestizaje, océanos de aislamiento y naves quebradas como mensaje indeleble que expresaba como ninguna otra cosa la claridad de aquel empeño épico: No había vuelta atras.
Boceto, obra de Ferrer-Dalmau, de El Gran Capitán para la Sociedad Española de Heráldica
Volver al pasado, en esta perspectiva, enriquece la mirada de quienes hoy pensamos en el maravilloso resultado de aquella aventura. Lengua y visión del mundo comunes, de la vida y la muerte parejas, los pasos del conquistador en este Rubicón tropical dejarían una huella en la historia que nos define. En 2019 habrán pasado cinco siglos. Ya casi han pasado. Como en otras ocasiones, el pintor de batallas nos recuerda la grandeza de aquellos momentos, de aquellos hombres que se aventuraron en un mundo desconocido.
Publicado por Jesús García Calero el jul 2, 2015 / abcblogs.abc.es
'El paso de Cortés', de Augusto Ferrer-Dalmau. La obra completa, impresionante ventana a un momento fundamental de nuestra historia compartida con América.
El pintor Augusto Ferrer-Dalmau, asesorado por el historiador David Nievas Muñoz, acaba de concluir “La marcha a Tenochtitlán” un cuadro fidedigno como pocos de uno de los episodios más épicos de nuestra historia, protagonizado por Hernán Cortés. El pintor ha querido que Espejo de Navegantes muestre esta obra por primera vez
Se dice que para motivar a sus hombres, Hernán Cortés, el conquistador del inmenso imperio azteca, quebró sus naves. Se enfrentaba a la posibilidad de retornar a Cuba sin emprender la marcha hacia Tenochtitlán por la que pasó a la historia como una de las más grandes y complejas figuras de la historia. En el encuentro de dos mundos, frente a Veracruz, ciudad recién fundada, tomó una decisión: nunca abandonar esa ambición. Entre sus hombres había leales seguidores del gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, que instigaban al retorno. Desobedecer y aventurarse era arriesgado. No sabían lo grande que era aquella empresa, desmesurada. Eso parecía. A cualquier observador con la mente en sus cabales. No a Cortés.
«Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida». Ese es el relato de López de Gómara. Ahora, un nuevo cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau, nos muestra qué pasó después. Refriegas y alianzas, pero sobre todo la intuición de cómo los súbditos de Moctezuma se acabarían uniendo a la aventura. Que no era otra que conquistar el imperio azteca. La marcha hacia Tenochtitlán. Pero en esta ocasión, Ferrer-Dalmau ha contado con la inestimable ayuda del historiador David Nievas Muñoz, que le ha permitido elaborar una interpretación fiel de aquel momento. Así, el estilo que le ha convertido en el más afamado pintor de la historia militar de España, tiene un valor añadido, en el empeño de crear una imagen fidedigna de lo que ocurrió. Tradicionalmente se ha pintado aquella aventura con armas más avanzadas, atuendos distintos, detalles que no cuadraban. Ahora podemos asomarnos al aspecto más plausible de una expedición cuyas formas recuerdan más las armaduras tardomedievales que las del XVII.
David Nievas Muñoz es historiador licenciado en la Universidad de Granada. Master en la Monarquía Católica, el Siglo de Oro Español y la Europa Barroca. Y se ha convertido en un guía experto para el pintor. Plantea una reflexión histórica del momento. En Castilla los comuneros están en pie de guerra en ese octubre de 1519. “El joven rey Carlos se había aprestado a viajar hacia Alemania tras conocer la noticia de su elección como Rey de Romanos (paso previo a la coronación imperial) el 28 de junio”. Ferrer-Dalmau y Nievas Muñoz han trabajado conjuntamente codo con codo durante todo el proceso de creación.
'El paso de Cortés' (detalle), el conquistador, a caballo, en el centro de la expedición pintada magistralmente por Ferrer-Dalmau
Dejemos aquí hablar al relato de Nievas Muñoz, mucho más informado: “Al otro lado de la Mar Océana, un rebelde llamado Hernán Cortés, marchaba hacia al encuentro del emperador Moctezuma y hacia su capital, Tenochtitlán. No lo hacía solo. Tras de él, una heterogénea fuerza por quinientos aventureros sujetos a sus propias ordenanzas y contratos, los llamados conquistadores. Entre dieciséis jinetes y un puñado de piezas de artillería, la mayoría de las cuales eran pequeñas bombardas o falconetes que habían desmontado de los buques barrenados (que no quemados) a la vera de la recién fundada Villa Rica de Veracruz. Pero los arcabuceros, lanceros, ballesteros y rodeleros de Cortés, gente ávida de fortuna (pues no percibían paga, como los soldados del rey en Europa), no eran los únicos componentes de aquel ejército”.
“La Conquista de México, episodio controvertido y fascinante a partes iguales, no se realizó de ésta manera, los unos (españoles) contra los otros (aztecas). La Triple Alianza tenía muchos enemigos, aún entre sus naciones tributarias. Los más acérrimos eran, sin duda, los miembros de la Confederación Tlaxcalteca, formada por los pueblos otomí, pinome y tlaxcalteca. Las fuerzas de Cortés entraron en Tlaxcala, acompañadas por tropas totonacas, habían entrado en Tlaxcala a finales de agosto de aquel mismo año, y tras varios combates contra sus fieros guerreros, habían firmado con ellos una poderosa alianza”.
Sigue el historiador Nievas Muñoz: “El objetivo de éstas tropas era llegar hasta la capital de la Triple Alianza, Tenochtitlán, donde esperaban ser recibidos por el emperador. Antes, contentaron a sus aliados tlaxcaltecas, saldando viejas cuentas con la vecina ciudad de Cholula, uno de los mayores centros religiosos de Mesoamérica. Los españoles justificaron la acción en sus crónicas acusando a los cholultecas de preparar su ciudad como una gran trampa. Sea como fuere, durante seis días la gran ciudad fue saqueada, su templo mayor incendiado y cinco mil de sus habitantes pasados a cuchillo. El ejército acampó en ella durante dos semanas, enviando a Pedro de Alvarado para explorar el camino que debía llevarles hacia la capital.
Les esperaba “el Paso de Cortés”, a cuatro mil metros de altura entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. En torno al treinta de octubre salieron de Cholula con dirección a Huejotzingo. Cruzaron, para ello, el río Actipan.
'El paso de Cortés' (detalle), de Augusto Ferrer-Dalmau
El encargo
Ferrer-Dalmau no ha querido realizar una obra rompedora sino “marcar la diferencia por una aproximación histórica alejada de clichés”. Lejos de la visión decimonónica del conquistador arquetípico -según relata el historiador Nievas Muñoz, “provisto de colorido gregüescos, morrión de cresta y armas a la usanza de décadas posteriores (como la guarnición de cazoleta, que no aparece hasta la década de 1630), un análisis más cercano a las fuentes artísticas y documentales de la época nos presenta a un conquistador mucho más bajomedieval”. En opinión de Nievas Muñoz, “si atendemos a testimonios contemporáneos de la Castilla de 1520, como los dibujos relativos a la moda española de Christoph Weiditz o el siempre elocuente arte sacro, el conquistador castellano vestiría más como sus abuelos que como sus nietos. No obstante, conviene ponderar el fenómeno de la “moda militar” que en éstos años constituye la imitación de la moda italiana y sobre todo alemana, pues en el tapiz de la Batalla de Pavía, casi contemporáneo a éstos hechos, vemos a una infantería que vestía y armaba a la usanza de los lansquenetes. Éstas pintura quiere reflejar todo ésto, y mucho más. Vemos en ella, por poner un ejemplo, calzas antiguas hasta la cintura tanto como los primeros gregüescos a la moda tudesca”.
El paso de Cortés' (detalle, primer plano de los jinetes), de Augusto Ferrer-Dalmau
Los personajes
Con el mismo espíritu se han elegido a los personajes del cuadro. Guía al conjunto un guerrero tlaxcalteca, en calidad de aliado, “vistiendo su escaupil y empuñando su maquahuitl, la temible espada de madera con lascas de afilada obdisiana formando su filo”, señala el historiador.
Detrás de él, los jinetes, “que tan importantes fueron en las batallas libradas en suelo mexicano, ligeros o con armadura. Celadas con visor, adargas de cuero (préstamo, como muchos otros, de la caballería nazarí a los jinetes españoles), petos milaneses y lanzas ligeras a modo de venablo, con las que poder reñir “a la jineta”, estilo de monta del gusto de los conquistadores, más parecido al de un banderillero actual que al de la doma clásica de una maestranza”. Los detalles que aporta este gran conocedor de la época son impresionantes. Añade que “estos jinetes, terror de sus enemigos, no solían cargar en una formación cerrada, si no que hostigaban al enemigo y le privaban de su ataque mediante recortes, caracolas y otras argucias propias de la actual doma vaquera“.
Siguen arcabuceros y ballesteros, más desconocidos pero numerosos, que “tuvieron gran importancia en aquella conquista. Su número distaba mucho de convertirlos en un factor decisivo. Trece arcabuceros manejando versiones primitivas del arma de fuego portátil que ya triunfaba en los campos de batalla europeos. La estampida del arcabuz y el cañón, comparada por los guerreros mesoamericanos con el trueno, era una gran baza en lo psicológico, al quebrar la moral de aquellos guerreros. La puntería de los treinta y dos ballesteros de Cortés sería, sin embargo, más decisiva, al poder escoger bien sus blancos entre los oficiales y guerreros de mayor categoría de las tropas enemigas. Los más humildes lanceros y rodeleros formaban el núcleo de la tropa, sólidos y disciplinados. Su mayor ventaja, además de las armas y armaduras de acero, era la táctica. Llevaron a sus enemigos un tipo de guerra al que no estaban acostumbrados, basada en sólidas formaciones cerradas con gran poder ofensivo/defensivo, a la usanza de los cuadros de picas europeos, y también la guerra irregular, de la “entrada” y el golpe de mano, aprendida en la Guerra de Granada”. Es la historia que respira por la pintura.
El mérito de Nievas Muñoz y Ferrer-Dalmau no es pequeño. El primero aporta la claridad del estudio histórico para que podamos alimentar nuestra imaginación con elementos de los que hay certidumbre y alejemos nuestra memoria de idealizaciones que no por asentadas son más aceptables. Ferrer-Dalmau ha puesto su técnica en el empeño muy similar al del historiador: la exactitud, el rigor y la técnica asombrosa, al servicio de la historia, de la que nos cuenta el cuadro y también de la que todos compartimos a ambos lados del Atlántico.
Civiles y mujeres
El historiador, entre las sabrosas descripciones del grupo armado, nos recuerda que “la hueste no la formaban solo soldados (tlaxcaltecas o españoles), jinetes, capitanes y cañones. Con ellos, y no menos importantes, iban los civiles. Los caciques totonacas y tlaxcaltecas habían dado a Cortés miles de porteadores. El “tameme” mesoamericano podía cargar un promedio de veintitrés kilos en su espalda, en largas jornadas donde podían cubrirse hasta veinticinco kilómetros diarios. Su monumental esfuerzo fue esencial. Ellos cargaban con los cañones, las vituallas, municiones e impedimenta”.
La descripción es impagable, detallada y nos ayuda a entrar en el cuadro: “Junto a ellos, las mujeres que acompañaban a la tropa, en calidad de sirvientas o mucamas, que realizaban aquellas tareas que aquellos hombres consideraban impropias de su sexo, pero no por ello menos vitales para el día a día de un ejército. Muchos españoles tomaron a éstas mujeres como compañeras, barraganas y en ocasiones esposas, incidiendo en el fenómeno del mestizaje, que se llevaba produciendo desde las primeras expediciones de Colón. No eran las indias las únicas mujeres de la hueste de Cortés, pues también le habían acompañado españolas, como María de Estrada, citada en las crónicas por su bravura en la Batalla de Otumba, donde luchó por su vida como un soldado más. A todas ella ejemplifica la silenciosa mujer tlaxcalteca que acompaña, cargada con su petate, al clérigo en el centro de la composición”.
Ferrer Dalmau y Nievas Muñoz en la presentación de la portada y el libro sobre El Gran Capitán
El rostro del historiador
También fueron herreros, carpinteros, médicos y sacerdotes junto a Cortés. De éstos últimos se conoce bien su nombre e historia. Nievas Muñoz nos lo cuenta: “El único clérigo ordenado de mayores de la expedición era Bartolomé de Olmedo, del hábito de la Merced. Consejero de Cortés y heraldo, en ocasiones, del extremeño, celebró en éste territorio las primeras misas y bautizos, a los que era muy dado”. El homenaje del pintor a su compañero de fatigas trayéndole la historia más fidedigna para mezclarla como base con los pigmentos, está en esta figura de Olmedo. Tiene el rostro del historiador. Él lo agradece enormemente y “como decía el cronista Bernal Díaz del Castillo, a tenor de las causas y propósitos de la empresa, habían ido por servir a Dios y a su majestad y dar luz a aquellos que estaban en las tinieblas; y también por haber riquezas, que todos los hombres venimos comúnmente a buscar”.
“El otro clérigo, no menos importante, era Jerónimo de Aguilar, un diácono secular que había sido prisionero de los mayas tras un naufragio, llegando a ser consejero de un cacique -nos recuerda Nievas Muñoz-. Se presentó ante Cortés y sus hombres al enterarse de su llegada, y en lo sucesivo ejerció de traductor del maya chontal al castellano. Doña Marina, la famosa “Malinche”, le desbancaría en éste papel, como futura traductora, consejera y amante del extremeño. Una figura controvertida, pero esencial, que los propios soldados de Cortés consideraban valiosa “como diez cañones de bronce”.
Marchan juntos
Marchan juntos desde entonces bajo una misma bandera los tlaxcaltecas y los castellanos, soldados y civiles, “dando fe, junto a otras alianzas que contra Moctezuma se firmarán en los meses venideros, de un proceso de conquista y colonización mucho más complejo, en lo político y material, de lo que se pudiera pensar”. Era el final de una época y el comienzo de otra nueva, en la que ya nunca nada sería igual. Sangre y alianzas, guerras y mestizaje, océanos de aislamiento y naves quebradas como mensaje indeleble que expresaba como ninguna otra cosa la claridad de aquel empeño épico: No había vuelta atras.
Boceto, obra de Ferrer-Dalmau, de El Gran Capitán para la Sociedad Española de Heráldica
Volver al pasado, en esta perspectiva, enriquece la mirada de quienes hoy pensamos en el maravilloso resultado de aquella aventura. Lengua y visión del mundo comunes, de la vida y la muerte parejas, los pasos del conquistador en este Rubicón tropical dejarían una huella en la historia que nos define. En 2019 habrán pasado cinco siglos. Ya casi han pasado. Como en otras ocasiones, el pintor de batallas nos recuerda la grandeza de aquellos momentos, de aquellos hombres que se aventuraron en un mundo desconocido.
Publicado por Jesús García Calero el jul 2, 2015 / abcblogs.abc.es
- megaurbanismo
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- Registrado: Mié, 01 May 2019, 17:32
Re: Augusto Ferrer-Dalmau
Con Gálvez en la toma de Pensacola (1781) en el lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau
El cuadro «Por España y por el Rey, Gálvez en América», estrella de la muestra que del 4 de diciembre en la Casa de América
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Una imagen más para la historia, y para nuestra memoria, la de este cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau que presidirá la gran exposición «Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos» que abrirá sus puertas en la Casa de América próximamente. Es una ventana a uno de los grandes episodios, aunque todavía poco conocido, de la ayuda que nuestro país prestó a las Trece Colonias para independizarse de Inglaterra. El público lo podrá contemplar en Madrid a partir del próximo día 4 de diciembre, como una de las más destacadas piezas de la muestra. El lienzo, de 180 por 150 centímetros, se titula: «Por España y por el Rey: Gálvez en América» y recoge una escena de la batalla de Pensacola.
El pintor ultima la figura de Gálvez
El cuadro representa, en palabras del pintor, «uno de los ataques británicos a las posiciones españolas que cercaban Pensacola, intentando romper el cerco, y su puesta en fuga dejando sus muertos y bandera abandonados en el parapeto hispano». La exposición dedicada al héroe español de la independencia de EE.UU. está comisariada por el teniente coronel José Manuel Guerrero Acosta y ha sido posible gracias al patrocinio de Iberdrola.
¿Por qué ha elegido ese título? Ferrer-Dalmau, conocido como el pintor de batallas por su especialización en renovar la imaginería de los hechos militares de la historia de España, comenta a ABC que lo escogió «porque ese siempre ha sido el grito de guerra de nuestros ejercitos a lo largo de los siglos, y porque con este lema los españoles hemos hecho grandes proezas militares». Según subraya, «quizás la disciplina no esté entre nuestras mayores virtudes, pero sí la lealtad».
Fragmento del cuadro
Historia de los contendientes
El lienzo resume, con la brillante técnica de Ferrer-Dalmau, la complejidad de aquella época y de aquella sociedad en una sola imagen, pero nos cuenta varias historias. Primero el héroe: «He pintado a Galvez en lo alto del parapeto, orgulloso, firme y sereno, viendo como huye el enemigo -nos relata el pintor de batallas-. Sus soldados, al igual que Gálvez, muestran la suciedad el sudor y el polvo en sus uniformes, y muchos pequeños detalles, que nos permiten viajar en el tiempo hasta esa época».
Augusto Ferrer-Dalmau explica con pasión esta historia íntima de cómo ha logrado representar aquel momento, casi parece que ha estado allí, por la intensidad de su relato. Se lo comentamos y se ríe: «Casi me parece a mí lo mismo a veces, después de tanto tiempo documentando e imaginando la escena y el contexto histórico». Gracias a la ayuda del experto en uniformes Luis Sorando Muzas, la fidelidad de todo lo que aparece en el cuadro es notable.
«Vemos diferentes atuendos: el Regimiento de Navarra, el más numeroso de cuantos participaron en el cerco, con sus uniformes blancos con vueltas rojas, hoy recreados por la famosa Asociación “Granaderos de Galvez” -nos cuenta-. Y luego están los fieles infantes americanos del Fijo de la Luisiana, con sus puños azules. También el tambor y un artillero con sus casacas azules y rojas, defendiendo su pieza tras el asalto, ¡y no te olvides de mentar a los voluntarios ligeros catalanes!».
Sangre catalana
Lo pide y lo explica así: «He querido dejar constancia de la presencia del 2º de Voluntarios de Cataluña, con el soldado de azul con divisa amarilla que hay a la derecha, pues nosotros, los catalanes, a lo largo de la historia de España, hemos estado presentes en todas las contiendas regando con nuestra sangre los campos de batalla igual que nuestros compatriotas y muchas veces como voluntarios». Ahí es nada, con la que está cayendo.
Gálvez creó el primer ejército interracial, o multicultural, y en el cuadro está un soldado negro: «Es del Batallón de Morenos de La Habana, que eran hombres libres, que solían llevar un atuendo peculiar de color rojo, pero que en campaña lo ocultaban bajo un casacón azul y que combatieron allí junto con los hispanos», recuerda el pintor.
Para los aficionados a la historia, cabe añadir que las diferentes secuencias del proceso de carga y disparo del fusil de sílex están presentes en diferentes figuras. Licencias se ha tomado: «A uno de los soldados lo pinté con el casco de pluma, entonces ya en desuso, porque representa a un veterano. Y también he puesto bigote al fusilero catalán, dándole un aspecto mas fiero, pese a que ya solo estaban autorizados a llevarlo los granaderos y la caballería».
En la muestra se podrá ver el mapa original utilizado en la conquista de Pensacola y numerosas piezas de archivos y museos, además de una maqueta interactiva.
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», detalle. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Un culto soldado español del XVIII
En la introducción al catálogo que prepara el comisario de la exposición, José Manuel Guerrero Acosta, se subrayarán rasgos de la personalidad y dotes de mando de Gálvez que no son los más conocidos: «Su carácter era abierto y jovial y era aficionado a la música, compositor de tonadillas, y espectador frecuente del teatro y los toros». Pero también era un conocedor de los avances técnicos del XVIII como los aerostatos. «Como militar, fue apreciado por sus subordinados» -continúa Guerrero Acosta- y muy favorable a emplear la fuerza proporcionadamente. «Cabe destacar la importancia que concedió Gálvez a evitar cualquier daño a la población y propiedades en Pensacola, exigiéndoselo al gobernador británico nada más comenzar el ataque y tomando medidas para evitarlo por parte de la artillería y Armada españolas». Un territorio poco poblado hacía valioso cualquier bien existente.
También destaca el comisario que, «siguiendo las instrucciones directas del rey Carlos III, expulsó a los británicos del Golfo de México y ayudó estratégica y económicamente a las Trece Colonias norteamericanas en su independencia». Esta exposición tratará de mejorar el recuerdo de todos esos hechos decisivos en el nacimiento de la primera democracia en el Nuevo Mundo.
Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos
Exposición Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos, centrada en la figura de este político y militar y en la huella española tanto en México como en Estados Unidos durante el siglo XVIII.
Con esta muestra se pretende reconocer la destacada trayectoria política y militar de Gálvez, quien llegó a ser gobernador y capitán general de Luisiana y las Floridas, así como Virrey de Nueva España. Por otro lado, se quiere rememorar la historia compartida de tres naciones: España, Estados Unidos y México.
A través de un recorrido expositivo se rinde homenaje a uno de los militares más brillantes que ha tenido el Ejército español a lo largo su historia, Bernardo de Gálvez, a quien además se le ha concedido recientemente la ciudadanía de honor de los Estados Unidos por su contribución a la independencia del país.
Fecha: del 4 de diciembre de 2015 al 12 de marzo de 2016.
Hora: de lunes a viernes de 11.00 a 19.30.
Sábados de 11.00 a 15.00. Domingos y festivos cerrado.
Entrada libre hasta completar aforo.
Se pueden realizar visitas guiadas contactando previamente a través de este teléfono: 676292627.
Más info
abc.es / casamerica.es
El cuadro «Por España y por el Rey, Gálvez en América», estrella de la muestra que del 4 de diciembre en la Casa de América
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Una imagen más para la historia, y para nuestra memoria, la de este cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau que presidirá la gran exposición «Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos» que abrirá sus puertas en la Casa de América próximamente. Es una ventana a uno de los grandes episodios, aunque todavía poco conocido, de la ayuda que nuestro país prestó a las Trece Colonias para independizarse de Inglaterra. El público lo podrá contemplar en Madrid a partir del próximo día 4 de diciembre, como una de las más destacadas piezas de la muestra. El lienzo, de 180 por 150 centímetros, se titula: «Por España y por el Rey: Gálvez en América» y recoge una escena de la batalla de Pensacola.
El pintor ultima la figura de Gálvez
El cuadro representa, en palabras del pintor, «uno de los ataques británicos a las posiciones españolas que cercaban Pensacola, intentando romper el cerco, y su puesta en fuga dejando sus muertos y bandera abandonados en el parapeto hispano». La exposición dedicada al héroe español de la independencia de EE.UU. está comisariada por el teniente coronel José Manuel Guerrero Acosta y ha sido posible gracias al patrocinio de Iberdrola.
¿Por qué ha elegido ese título? Ferrer-Dalmau, conocido como el pintor de batallas por su especialización en renovar la imaginería de los hechos militares de la historia de España, comenta a ABC que lo escogió «porque ese siempre ha sido el grito de guerra de nuestros ejercitos a lo largo de los siglos, y porque con este lema los españoles hemos hecho grandes proezas militares». Según subraya, «quizás la disciplina no esté entre nuestras mayores virtudes, pero sí la lealtad».
Fragmento del cuadro
Historia de los contendientes
El lienzo resume, con la brillante técnica de Ferrer-Dalmau, la complejidad de aquella época y de aquella sociedad en una sola imagen, pero nos cuenta varias historias. Primero el héroe: «He pintado a Galvez en lo alto del parapeto, orgulloso, firme y sereno, viendo como huye el enemigo -nos relata el pintor de batallas-. Sus soldados, al igual que Gálvez, muestran la suciedad el sudor y el polvo en sus uniformes, y muchos pequeños detalles, que nos permiten viajar en el tiempo hasta esa época».
Augusto Ferrer-Dalmau explica con pasión esta historia íntima de cómo ha logrado representar aquel momento, casi parece que ha estado allí, por la intensidad de su relato. Se lo comentamos y se ríe: «Casi me parece a mí lo mismo a veces, después de tanto tiempo documentando e imaginando la escena y el contexto histórico». Gracias a la ayuda del experto en uniformes Luis Sorando Muzas, la fidelidad de todo lo que aparece en el cuadro es notable.
«Vemos diferentes atuendos: el Regimiento de Navarra, el más numeroso de cuantos participaron en el cerco, con sus uniformes blancos con vueltas rojas, hoy recreados por la famosa Asociación “Granaderos de Galvez” -nos cuenta-. Y luego están los fieles infantes americanos del Fijo de la Luisiana, con sus puños azules. También el tambor y un artillero con sus casacas azules y rojas, defendiendo su pieza tras el asalto, ¡y no te olvides de mentar a los voluntarios ligeros catalanes!».
Sangre catalana
Lo pide y lo explica así: «He querido dejar constancia de la presencia del 2º de Voluntarios de Cataluña, con el soldado de azul con divisa amarilla que hay a la derecha, pues nosotros, los catalanes, a lo largo de la historia de España, hemos estado presentes en todas las contiendas regando con nuestra sangre los campos de batalla igual que nuestros compatriotas y muchas veces como voluntarios». Ahí es nada, con la que está cayendo.
Gálvez creó el primer ejército interracial, o multicultural, y en el cuadro está un soldado negro: «Es del Batallón de Morenos de La Habana, que eran hombres libres, que solían llevar un atuendo peculiar de color rojo, pero que en campaña lo ocultaban bajo un casacón azul y que combatieron allí junto con los hispanos», recuerda el pintor.
Para los aficionados a la historia, cabe añadir que las diferentes secuencias del proceso de carga y disparo del fusil de sílex están presentes en diferentes figuras. Licencias se ha tomado: «A uno de los soldados lo pinté con el casco de pluma, entonces ya en desuso, porque representa a un veterano. Y también he puesto bigote al fusilero catalán, dándole un aspecto mas fiero, pese a que ya solo estaban autorizados a llevarlo los granaderos y la caballería».
En la muestra se podrá ver el mapa original utilizado en la conquista de Pensacola y numerosas piezas de archivos y museos, además de una maqueta interactiva.
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», detalle. Obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
Un culto soldado español del XVIII
En la introducción al catálogo que prepara el comisario de la exposición, José Manuel Guerrero Acosta, se subrayarán rasgos de la personalidad y dotes de mando de Gálvez que no son los más conocidos: «Su carácter era abierto y jovial y era aficionado a la música, compositor de tonadillas, y espectador frecuente del teatro y los toros». Pero también era un conocedor de los avances técnicos del XVIII como los aerostatos. «Como militar, fue apreciado por sus subordinados» -continúa Guerrero Acosta- y muy favorable a emplear la fuerza proporcionadamente. «Cabe destacar la importancia que concedió Gálvez a evitar cualquier daño a la población y propiedades en Pensacola, exigiéndoselo al gobernador británico nada más comenzar el ataque y tomando medidas para evitarlo por parte de la artillería y Armada españolas». Un territorio poco poblado hacía valioso cualquier bien existente.
También destaca el comisario que, «siguiendo las instrucciones directas del rey Carlos III, expulsó a los británicos del Golfo de México y ayudó estratégica y económicamente a las Trece Colonias norteamericanas en su independencia». Esta exposición tratará de mejorar el recuerdo de todos esos hechos decisivos en el nacimiento de la primera democracia en el Nuevo Mundo.
Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos
Exposición Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos, centrada en la figura de este político y militar y en la huella española tanto en México como en Estados Unidos durante el siglo XVIII.
Con esta muestra se pretende reconocer la destacada trayectoria política y militar de Gálvez, quien llegó a ser gobernador y capitán general de Luisiana y las Floridas, así como Virrey de Nueva España. Por otro lado, se quiere rememorar la historia compartida de tres naciones: España, Estados Unidos y México.
A través de un recorrido expositivo se rinde homenaje a uno de los militares más brillantes que ha tenido el Ejército español a lo largo su historia, Bernardo de Gálvez, a quien además se le ha concedido recientemente la ciudadanía de honor de los Estados Unidos por su contribución a la independencia del país.
Fecha: del 4 de diciembre de 2015 al 12 de marzo de 2016.
Hora: de lunes a viernes de 11.00 a 19.30.
Sábados de 11.00 a 15.00. Domingos y festivos cerrado.
Entrada libre hasta completar aforo.
Se pueden realizar visitas guiadas contactando previamente a través de este teléfono: 676292627.
Más info
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Re: Augusto Ferrer-Dalmau
Ferrer-Dalmau: 'Los catalanes hemos vertido mucha sangre por España'
Augusto Ferrer-Dalmau, nombre de emperador, apellidos almogávares y alma profundamente española.
El pintor catalán habla de su patria chica, de la grande, del arte y de la milicia.
Tiene previsto pintar un cuadro titulado “Soldados de Dios” y para ello irá a la Misión del padre Ignacio María Doñoro de los Ríos, en el corazón del Amazonas. Un proyecto que Augusto Ferrer-Dalmau llevará a cabo después del periodo de la lluvias y que los lectores de Gaceta.es conocen ahora en primicia. Serán, como dice el propio Augusto, "un catalán y un vasco, por España". Doñoro de los Ríos fue militar antes que cura, y Dalmau es un soldado de los viejos Tercios de Flandes cada vez que cierra los ojos. Cuando despierta, pinta lo que vio la noche anterior. Goya firmó sus dibujos sobre la Guerra de la Independencia con un lacónico "Yo lo vi". Dalmau también ha estado en cada uno de sus cuadros. No se explica si no tal nivel de detalle. Cuadros que exigen una silla y horas por delante, tal es el grado de sofisticación. Realismo cinematográfico. Así podrían bautizarse muchas de la obras del catalán. Las cargas carlistas y la de los caballos en movimiento, por ejemplo. Los animales se mueven de verdad. En Rocroi, el último tercio, se escuchan los gemidos de los heridos y las lanzas golpeándose entre ellas. Y se escucha también a un perro ladrar.
España, omnipresente en su obra. Y la Cruz, aunque el pintor se tenga por un mal cristiano: "voy poco a misa y tengo más pecados que Barrabás". Reconoce, eso sí, que cuando le ha dolido el alma siempre estuvo Dios a su lado. "Él nunca te abandona", dice. Y pone en valor el grito de combate de sus antepasados carlistas: “Nada Sin Dios”.
Ferrer-Dalmau es el antidivo. Es Andrés Iniesta. Alguien que no ha necesitado tatuarse los brazos o perforarse el cuerpo con metales para hacer su trabajo extraordinariamente. El futbolista llegó a la cima en su oficio, también el pintor. Sin excentricidades. Sin arrogancias. Un tipo normal que sueña con la épica militar y hace magia con pinceles. Preguntado si dedicará toda su vida a la temática castrense, matiza: "Histórico-castrense". Y responde como estaba previsto: “Por supuesto”.
Confiese, ¿entiende a Kandinsky?
No.
¿Qué opinión le merece el llamado arte contemporáneo?
Bueno, es un tipo de pintura diferente de la mía.
Eso ya lo sé. Se lo pregunto de otra manera, ¿qué opina de ferias como ARCO?
ARCO es un negocio. Mire, mi idea del arte es la música sinfónica, no un timbal con un pito.
Ahí iba yo. Tengo la sensación de que la mayoría del arte actual no conecta con la sociedad. Hoy, excepto unos pocos pintores figurativos o figuralistas, la mayoría opta por romper las formas. El arte es ininteligible. Incomprensible para la mayoría de la sociedad.
Totalmente de acuerdo.
Para Ferrer-Dalmau, el hiperrealismo tiene los días contados y acabará extinguiéndose. Sencillamente dejará de tener sentido. Aclara, eso sí, que lo suyo no es hiperrealismo: “Mi pintura no es hiperrealista, yo no calco una fotografía. De hecho lo que yo pinto no se puede fotografiar. Yo no me dedico a coger una fotografía y reproducirla con fidelidad absoluta”. Y habla de talleres de chinos que por 400 euros “te hacen un óleo exacto de una fotografía”. Advierte que con hiperrealismo se refiere a la reproducción exacta de fotografías, “no a lo que hace Antonio López”, un artista al que Augusto admira y, sin conocerlo personalmente, debe ni más ni menos que su oficio de pintor: “Yo me metí en la pintura el día que vi el cuadro de la Gran Vía de Antonio López. En ese momento yo decido ser pintor. Me marcó muchísimo. Para mí aquello no era una fotografía. Aquello no se podía fotografiar. Esa luz, esa forma…”. Dalmau explica que la pintura ha de tener necesariamente un objetivo. El que sea. En su caso, un objetivo reivindicativo: “poner en valor nuestra historia a través de secuencias reales del pasado”.
(Gran Vía, de Antonio López. 1981)
Algunos expertos se refieren a su obra como pintura ecuestre por la cantidad de caballos que reflejan sus cuadros y la fidelidad con la que los representa. Supongo que ha montado y conoce al animal.
He montado durante mucho tiempo. En casa teníamos caballos. Conozco muy bien el animal. No puedes pintar algo que no hayas vivido. Es como el mar, sería difícil, por no decir imposible, representar el mar sin haberlo visto nunca.
Háblame del talento, ¿existe?, ¿cualquiera dedicándole muchas horas y mucho esfuerzo puede acabar siendo Velázquez o hay algo más?, ¿qué es ése algo más?
Tiene que haber una predisposición. Yo puedo tocar el piano y puedo tocar una partitura muy bien tocada, pero componer… eso es diferente. Yo puedo pintar un cuadro porque tengo la técnica. Y podré copiar una fotografía. O un paisaje. Pero tiene que haber algo más. Algo innato, algo propio. Un don. Y todos tenemos uno. No hay un ser humano que no tenga un don, una facilidad para algo. A mí de pequeñito me gustaba pintar. Me resultaba muy fácil. Y lo exploté. Y si no lo hubiese desarrollado hubiera quedado en nada.
Aquellos dibujantes de los cómics de su infancia eran, además, todos catalanes.
Exacto. Y además eran buenísimos. Eran extraordinarios. Eso sí que era arte.
Dalmau se vuelve de nuevo un niño para rememorar aquél mundo feliz en el que creció y que moldeó el artista -y la persona- que es hoy: “En mi época no había un niño que no jugara a guerras. Ahora sería políticamente incorrecto. Yo pintaba batallas y jugaba a la guerra, a situaciones de comandos. Y con espadas. Y había combates en el patio”. Augusto detectó su propio talento, el don del que antes hablaba, y de él hizo su modus vivendi. Recuerda que su madre también tenía cierta facilidad para el dibujo. Y que su infancia transcurrió entre cómics de batallas, soldaditos y películas de guerra. Bebió de la cultura popular: “Hazañas Bélicas, El Jabato, El Sargento de Hierro, la Compañía Easy… todo. Todo. Tengo todos los cómics y películas de guerra que existen. Y aún los conservo”.
The International Society of War Artists
The international Society of War Artists es una asociación de pintores de guerra de diferentes países, aunque todos anglosajones (norteamericanos, británicos, canadienses y australianos). Todos excepto él. El presidente de la asociación se puso, hace un par de años, en contacto con el español. Quería invitarle a formar parte del reducidísimo grupo de no más de veinte pintores de guerra. Augusto explica admirado cómo los marines norteamericanos tienen un departamento dedicado a pintar las guerras y a formar a los artistas. Dicen que así es más fácil llegar al público que a través de fotografías, "que el mensaje es más amable, menos duro, menos cruel”. Ocurre como con los carteles durante las guerras, ¿por qué dibujos y no fotografías? “Porque el dibujo facilita la función propagandística del mensaje, llega mejor al destinatario”, cuenta Ferrer-Dalmau.
Está reconocido mundialmente como uno de los mejores de su ámbito, pero asume con sorprendente naturalidad el escaso reconocimiento que le ha deparado el mundo artístico. Se inspira en los maestros franceses de finales del XIX: Detaille, Neuville, Meissonier. Ellos son sus maestros y a ellos debe la magia de sus trazos.
Hábleme de la aportación española al arte universal
Se trata de una contribución impresionante, ¡tenemos tantos artistas universales! De nuestra aportación en el mundo del arte beben miles de artistas en todo el mundo, el español, por naturaleza, lleva el arte en las venas. Somos un pueblo muy creativo, lleno de recursos y de improvisaciones
Los catalanes en las milicias españoles, cuénteme.
Siempre hemos luchado por España, en milicias, voluntariados; somos soldados aguerridos, cabezones y tozudos. Somos un pueblo pacífico pero tremendamente beligerante cuando llega el momento. No olvidemos a los almogávares y ” la venganza catalana”. Los catalanes hemos regado con nuestra sangre los campos de batalla junto al resto de los españoles para que España sea lo que es ahora, una nación puntera en el mundo. Por eso es indignante que algunos descendientes de estos hombres se vendan ahora por el 3%, si sus abuelos levantaran la cabeza les correrían a barretinazos hasta los Pirineos.
Usted se incrusta en las tropas en misiones reales.
Y me lo paso bomba. He estado dos veces. Con españoles y con georgianos.
¿Y pasó miedo?
Viví situaciones de peligro. Mataron a un general dentro de la base. Con los georgianos había tensión todos los días. No son guerras de trincheras, no se producen ataques frontales y avalancha de soldados. Son escaramuzas. Son guerras sucias. El paisaje ni siquiera te permite guerrillas. Mucha tensión, vaya. Pero no pasé miedo. Hay más riesgo en ir en coche por una utopista un fin de semana.
(La Patrulla, Augusto Ferrer-Dalmau. 2013)
Antimilitarismo
¿Son los ejércitos necesarios en el siglo XXI?
En el XXI y en todos los siglos. Mientras haya buenos y malos en el mundo serán necesarios los ejércitos.
¿Dividir el mundo en buenos y malos no es hacer un análisis simplista?
No. El malo es el que quiere algo que tú tienes, entonces tienes que defenderte. Hoy los ejércitos tienen una vocación defensiva. Son, en su mayoría, preventivos. La maldad está en la condición humana. Y hay que defenderse. Para eso están las policías y están los ejércitos. El día en el que seamos todos unos santos no hará falta policía ni ejércitos. Pero me temo que eso no va a ocurrir.
¿Es el antimilitarismo un fenómeno exclusivo de nuestro país?
Hay otros países que también, pero como el caso español yo conozco pocos. Por ejemplo, en EEUU no existe. En Georgia no existe. No se plantean un antimilitarismo. Son conscientes de que para tener libertad tienen que tener protección.
¿Qué valores ha visto en los ejércitos que deberíamos importar a la vida civil?
Los mismos valores que yo aprendí cuando estudiaba a los Jesuitas. La disciplina, que es fundamental para tener una vida ordenada y equilibrada. La honradez. El respeto. La jerarquía. El orden. Sin todo esto hay caos.
¿Se están perdiendo?
Hay una parte de la sociedad que no considera esos valores. Y sin esos valores una sociedad no puede funcionar. Es necesario un horario. Y unas normas. Lo mejor del ejército es el orden. El orden absoluto. De hecho el Ministerio de Defensa es el que mejor funciona, ¿por qué? Porque allí todo está estudiado.
Grandes militares de nuestra Historia, sus preferidos.
Hay tantos… (suspira) La figura de Prim a mí me seduce mucho. Quizá porque es de mi tierra. Muy comprometido, valiente. Con una historia alrededor, con una parte oculta, decían que era masón, aunque no se sabe muy bien… un tipo muy peculiar. Y cualquier general carlista. Zumalacárregui, por ejemplo, también es uno de mis preferidos.
¿Esto no es incorrecto? Reivindicar el Carlismo, digo.
No… es tradicionalismo. El Carlismo, para mí, es tradición, es familia, es volver a los orígenes. Son guerras románticas. Forman parte de la historia de mi familia. Eran guerras duras, pero nunca perdieron su halo de romanticismo. Los hombres se mataban más cerca: con sables, cargas de caballería… no eran las guerras de ahora. Fue una guerra civil, pero una guerra civil por España. De hecho llevaban las mismas banderas. En mi opinión, si hubiésemos ganado los carlistas, la historia de España hubiera sido otra. Probablemente hoy no existiría el nacionalismo. Ni se hubiera dado una guerra civil en el siglo XX.
Existe una teoría bastante aceptada según la cual el regionalismo y posterior nacionalismo, tanto vasco como catalán, son herederos del Carlismo.
Claro. Todo empieza con el nuevo escenario de administración única y centralizada. Hubo ramas que no lo aceptaron e hicieron bandera de los fueros. Ahí se sembró la semilla.
¿Cómo ven a nuestro Ejército por ahí fuera?
Puedo dar fe, por mi experiencia, que la admiración por nuestros ejércitos es tremenda. Tenemos una fama que nos precede y de la que hacemos honor. Sin duda es un orgullo ser español.
Por cierto que usted ha pintado escenas de nuestros ejércitos que se dieron durante el régimen franquista. La División Azul, por ejemplo. ¿Le ha generado algún problema?
No, porque he pintado poco de aquella época.
Porque si hubiera pintado más…
… seguramente me hubieran señalado, sí. Pero no deja de ser historia de nuestro país.
(Rocroi, el último tercio. Augusto Ferrer-Dalmau, 2011)
España y su crisis nacional
“Todo se complicó con la crisis del 98 y la pérdida de Cuba y Filipinas. Allí había muchos intereses vascos y catalanes. Familias enteras vascas y catalanas lo perdieron todo. Y se produjo un resentimiento”. El pintor hace referencia a la habanera catalana El meu Avi, a la que luego “le cambiaron la letra” y al exaltadísimo patriotismo de los voluntarios catalanes. "Y nosotros, los catalanes -dice-, a todas las guerras mandábamos voluntarios. A todas". “Se formaban filas interminables de voluntarios”. Después todo cambió. Y Ferrer-Dalmau señala una clave para entender el actual estado de cosas: “El nacionalismo se alimenta, básicamente, de las nuevas generaciones de catalanes que, por complejo o para integrarse mejor, se convierten a la fe nacionalista. Se les expide el falso pasaporte de catalán a cambio de asumir el nacionalismo. Mis mayores discusiones han sido con hijos y nietos de la inmigración”.
Estamos inmersos en un proceso de secesión que puede acabar con cinco siglos de historia en común.
No va a pasar nada. En España hemos salido airosos de momentos peores.
Póngase que la situación se envenena y Cataluña acaba segregándose. Quiero que me hable de las consecuencias personales que esto le supondría.
Renegaría de todos ellos. Cataluña se convertiría en una república bananera, en miseria, marginación, odio, complejos… eso es lo que se conseguiría. Eso sí, los políticos catalanes vivirían como marajás. Para ellos sería el paraíso. Y seguirían echando la culpa a España de todos sus males por no comprarles sus productos.
¿Cómo ya ha hecho Albert Boadella?
Más. Yo sería muy beligerante con esa situación por la sencilla razón de que sería profundamente injusto. ¿¡Dónde quedan todas esas generaciones de catalanes que dieron su vida por España!? La historia de Cataluña no se merece este final. Porque hemos vertido mucha sangre por España durante muchas generaciones, y entre ellos, muchos familiares míos. Si se levantaran de sus tumbas todos esos catalanes que murieron por España, ríete tú del 11 de septiembre. A barretinazos hasta los Pirineos. Los catalanes no nos merecemos este final.
Por primera vez en la entrevista, Augusto Ferrer-Dalmau ha cambiado el gesto. Ya no sonríe. Y apunta su gran frustración: “razonar con ellos es imposible”. Explica cómo, a pesar de haberlo intentado en numerosas ocasiones y con gente muy diferente, nunca ha conseguido nada: “Tú les señalas un color blanco, les dices que es blanco, y ellos dicen que es negro. Les demuestras que es blanco, y siguen diciéndote que es negro. Y al final se aferran al sentimiento”. Exclama: "¡Si Cataluña es el Arca de Noé de España! ¡Y Barcelona concretamente! En Barcelona hay gallegos, manchegos, andaluces, madrileños… ¡Barcelona tendría que ser la provincia más española! No hay un solo español que no tenga un familiar en Barcelona".
¿Augusto, qué es España?
España es un sentimiento que se lleva en el corazón, una gran nación, formada por un pueblo lleno de defectos y virtudes, capaces de lo mejor y lo peor, pero es mi madre patria, la quiero con locura y es donde quiero que me entierren.
¿Qué es lo mejor de España?
Lo mejor que tiene España son los españoles. Nosotros. Nuestra forma de ser, a la gente de ahí fuera, le atrae. No pasamos inadvertidos. Somos amables. Nos gusta que nos quieran. Nos gusta gustar.
Y Cataluña, ¿qué es Cataluña?
Cataluña es uno de los pilares en los que se sostiene España desde tiempo inmemorial. Una tierra formada en su mayoría por hombres honrados, trabajadores y muy emprendedores, ajenos a la sinrazón del independentismo. Gente que se levanta cada mañana para trabajar y tirar adelante sus familias. Esto fue y será siempre Cataluña.
El procés. Su tierra se marcha, Augusto.
(Ríe) El procés es una cortina de humo para tapar el 3% y no pisar La Modelo. ¿A quién quieren engañar? Me sabe mal por todos aquellos “seres” manipulados por el espejismo de una tierra prometida, formada por una raza especial en la que serán felices y comerán perdices. La propaganda de Goebbels es un juego de niños comparada con la de los del 3%.
¿Cómo está afectando todo esto a la sociedad catalana?, ¿hay fractura?
Claro que la hay. Y mucha. Yo he visto a familiares, amigos o vecinos enfrentándose entre ellos como si les fuera la vida en ello. Tiene gracia, es una forma de ser muy española.
¿Cómo le damos la vuelta a esto?
Hay que darles razones para sentirse orgulloso de ser español, ensalzar nuestras virtudes, explicarles quiénes somos, de dónde venimos. Lo mismo que han hecho los separatistas durante todo este tiempo con una historia manipulada y un falso victimismo, pero con verdades y ateniéndonos a la realidad histórica. Y también suscribo las palabras de los Empresaris de Catalunya, José Bou, de poner al frente de algunos ministerios claves, algunos catalanes para que participen del gobierno de todos los españoles y paliar así ese victimismo absurdo.
Publicado el Martes, 3. Noviembre 2015 / Rafael Núñez Huesca / gaceta.es
Augusto Ferrer-Dalmau, nombre de emperador, apellidos almogávares y alma profundamente española.
El pintor catalán habla de su patria chica, de la grande, del arte y de la milicia.
Tiene previsto pintar un cuadro titulado “Soldados de Dios” y para ello irá a la Misión del padre Ignacio María Doñoro de los Ríos, en el corazón del Amazonas. Un proyecto que Augusto Ferrer-Dalmau llevará a cabo después del periodo de la lluvias y que los lectores de Gaceta.es conocen ahora en primicia. Serán, como dice el propio Augusto, "un catalán y un vasco, por España". Doñoro de los Ríos fue militar antes que cura, y Dalmau es un soldado de los viejos Tercios de Flandes cada vez que cierra los ojos. Cuando despierta, pinta lo que vio la noche anterior. Goya firmó sus dibujos sobre la Guerra de la Independencia con un lacónico "Yo lo vi". Dalmau también ha estado en cada uno de sus cuadros. No se explica si no tal nivel de detalle. Cuadros que exigen una silla y horas por delante, tal es el grado de sofisticación. Realismo cinematográfico. Así podrían bautizarse muchas de la obras del catalán. Las cargas carlistas y la de los caballos en movimiento, por ejemplo. Los animales se mueven de verdad. En Rocroi, el último tercio, se escuchan los gemidos de los heridos y las lanzas golpeándose entre ellas. Y se escucha también a un perro ladrar.
España, omnipresente en su obra. Y la Cruz, aunque el pintor se tenga por un mal cristiano: "voy poco a misa y tengo más pecados que Barrabás". Reconoce, eso sí, que cuando le ha dolido el alma siempre estuvo Dios a su lado. "Él nunca te abandona", dice. Y pone en valor el grito de combate de sus antepasados carlistas: “Nada Sin Dios”.
Ferrer-Dalmau es el antidivo. Es Andrés Iniesta. Alguien que no ha necesitado tatuarse los brazos o perforarse el cuerpo con metales para hacer su trabajo extraordinariamente. El futbolista llegó a la cima en su oficio, también el pintor. Sin excentricidades. Sin arrogancias. Un tipo normal que sueña con la épica militar y hace magia con pinceles. Preguntado si dedicará toda su vida a la temática castrense, matiza: "Histórico-castrense". Y responde como estaba previsto: “Por supuesto”.
Confiese, ¿entiende a Kandinsky?
No.
¿Qué opinión le merece el llamado arte contemporáneo?
Bueno, es un tipo de pintura diferente de la mía.
Eso ya lo sé. Se lo pregunto de otra manera, ¿qué opina de ferias como ARCO?
ARCO es un negocio. Mire, mi idea del arte es la música sinfónica, no un timbal con un pito.
Ahí iba yo. Tengo la sensación de que la mayoría del arte actual no conecta con la sociedad. Hoy, excepto unos pocos pintores figurativos o figuralistas, la mayoría opta por romper las formas. El arte es ininteligible. Incomprensible para la mayoría de la sociedad.
Totalmente de acuerdo.
Para Ferrer-Dalmau, el hiperrealismo tiene los días contados y acabará extinguiéndose. Sencillamente dejará de tener sentido. Aclara, eso sí, que lo suyo no es hiperrealismo: “Mi pintura no es hiperrealista, yo no calco una fotografía. De hecho lo que yo pinto no se puede fotografiar. Yo no me dedico a coger una fotografía y reproducirla con fidelidad absoluta”. Y habla de talleres de chinos que por 400 euros “te hacen un óleo exacto de una fotografía”. Advierte que con hiperrealismo se refiere a la reproducción exacta de fotografías, “no a lo que hace Antonio López”, un artista al que Augusto admira y, sin conocerlo personalmente, debe ni más ni menos que su oficio de pintor: “Yo me metí en la pintura el día que vi el cuadro de la Gran Vía de Antonio López. En ese momento yo decido ser pintor. Me marcó muchísimo. Para mí aquello no era una fotografía. Aquello no se podía fotografiar. Esa luz, esa forma…”. Dalmau explica que la pintura ha de tener necesariamente un objetivo. El que sea. En su caso, un objetivo reivindicativo: “poner en valor nuestra historia a través de secuencias reales del pasado”.
(Gran Vía, de Antonio López. 1981)
Algunos expertos se refieren a su obra como pintura ecuestre por la cantidad de caballos que reflejan sus cuadros y la fidelidad con la que los representa. Supongo que ha montado y conoce al animal.
He montado durante mucho tiempo. En casa teníamos caballos. Conozco muy bien el animal. No puedes pintar algo que no hayas vivido. Es como el mar, sería difícil, por no decir imposible, representar el mar sin haberlo visto nunca.
Háblame del talento, ¿existe?, ¿cualquiera dedicándole muchas horas y mucho esfuerzo puede acabar siendo Velázquez o hay algo más?, ¿qué es ése algo más?
Tiene que haber una predisposición. Yo puedo tocar el piano y puedo tocar una partitura muy bien tocada, pero componer… eso es diferente. Yo puedo pintar un cuadro porque tengo la técnica. Y podré copiar una fotografía. O un paisaje. Pero tiene que haber algo más. Algo innato, algo propio. Un don. Y todos tenemos uno. No hay un ser humano que no tenga un don, una facilidad para algo. A mí de pequeñito me gustaba pintar. Me resultaba muy fácil. Y lo exploté. Y si no lo hubiese desarrollado hubiera quedado en nada.
Aquellos dibujantes de los cómics de su infancia eran, además, todos catalanes.
Exacto. Y además eran buenísimos. Eran extraordinarios. Eso sí que era arte.
Dalmau se vuelve de nuevo un niño para rememorar aquél mundo feliz en el que creció y que moldeó el artista -y la persona- que es hoy: “En mi época no había un niño que no jugara a guerras. Ahora sería políticamente incorrecto. Yo pintaba batallas y jugaba a la guerra, a situaciones de comandos. Y con espadas. Y había combates en el patio”. Augusto detectó su propio talento, el don del que antes hablaba, y de él hizo su modus vivendi. Recuerda que su madre también tenía cierta facilidad para el dibujo. Y que su infancia transcurrió entre cómics de batallas, soldaditos y películas de guerra. Bebió de la cultura popular: “Hazañas Bélicas, El Jabato, El Sargento de Hierro, la Compañía Easy… todo. Todo. Tengo todos los cómics y películas de guerra que existen. Y aún los conservo”.
The International Society of War Artists
The international Society of War Artists es una asociación de pintores de guerra de diferentes países, aunque todos anglosajones (norteamericanos, británicos, canadienses y australianos). Todos excepto él. El presidente de la asociación se puso, hace un par de años, en contacto con el español. Quería invitarle a formar parte del reducidísimo grupo de no más de veinte pintores de guerra. Augusto explica admirado cómo los marines norteamericanos tienen un departamento dedicado a pintar las guerras y a formar a los artistas. Dicen que así es más fácil llegar al público que a través de fotografías, "que el mensaje es más amable, menos duro, menos cruel”. Ocurre como con los carteles durante las guerras, ¿por qué dibujos y no fotografías? “Porque el dibujo facilita la función propagandística del mensaje, llega mejor al destinatario”, cuenta Ferrer-Dalmau.
Está reconocido mundialmente como uno de los mejores de su ámbito, pero asume con sorprendente naturalidad el escaso reconocimiento que le ha deparado el mundo artístico. Se inspira en los maestros franceses de finales del XIX: Detaille, Neuville, Meissonier. Ellos son sus maestros y a ellos debe la magia de sus trazos.
Hábleme de la aportación española al arte universal
Se trata de una contribución impresionante, ¡tenemos tantos artistas universales! De nuestra aportación en el mundo del arte beben miles de artistas en todo el mundo, el español, por naturaleza, lleva el arte en las venas. Somos un pueblo muy creativo, lleno de recursos y de improvisaciones
Los catalanes en las milicias españoles, cuénteme.
Siempre hemos luchado por España, en milicias, voluntariados; somos soldados aguerridos, cabezones y tozudos. Somos un pueblo pacífico pero tremendamente beligerante cuando llega el momento. No olvidemos a los almogávares y ” la venganza catalana”. Los catalanes hemos regado con nuestra sangre los campos de batalla junto al resto de los españoles para que España sea lo que es ahora, una nación puntera en el mundo. Por eso es indignante que algunos descendientes de estos hombres se vendan ahora por el 3%, si sus abuelos levantaran la cabeza les correrían a barretinazos hasta los Pirineos.
Usted se incrusta en las tropas en misiones reales.
Y me lo paso bomba. He estado dos veces. Con españoles y con georgianos.
¿Y pasó miedo?
Viví situaciones de peligro. Mataron a un general dentro de la base. Con los georgianos había tensión todos los días. No son guerras de trincheras, no se producen ataques frontales y avalancha de soldados. Son escaramuzas. Son guerras sucias. El paisaje ni siquiera te permite guerrillas. Mucha tensión, vaya. Pero no pasé miedo. Hay más riesgo en ir en coche por una utopista un fin de semana.
(La Patrulla, Augusto Ferrer-Dalmau. 2013)
Antimilitarismo
¿Son los ejércitos necesarios en el siglo XXI?
En el XXI y en todos los siglos. Mientras haya buenos y malos en el mundo serán necesarios los ejércitos.
¿Dividir el mundo en buenos y malos no es hacer un análisis simplista?
No. El malo es el que quiere algo que tú tienes, entonces tienes que defenderte. Hoy los ejércitos tienen una vocación defensiva. Son, en su mayoría, preventivos. La maldad está en la condición humana. Y hay que defenderse. Para eso están las policías y están los ejércitos. El día en el que seamos todos unos santos no hará falta policía ni ejércitos. Pero me temo que eso no va a ocurrir.
¿Es el antimilitarismo un fenómeno exclusivo de nuestro país?
Hay otros países que también, pero como el caso español yo conozco pocos. Por ejemplo, en EEUU no existe. En Georgia no existe. No se plantean un antimilitarismo. Son conscientes de que para tener libertad tienen que tener protección.
¿Qué valores ha visto en los ejércitos que deberíamos importar a la vida civil?
Los mismos valores que yo aprendí cuando estudiaba a los Jesuitas. La disciplina, que es fundamental para tener una vida ordenada y equilibrada. La honradez. El respeto. La jerarquía. El orden. Sin todo esto hay caos.
¿Se están perdiendo?
Hay una parte de la sociedad que no considera esos valores. Y sin esos valores una sociedad no puede funcionar. Es necesario un horario. Y unas normas. Lo mejor del ejército es el orden. El orden absoluto. De hecho el Ministerio de Defensa es el que mejor funciona, ¿por qué? Porque allí todo está estudiado.
Grandes militares de nuestra Historia, sus preferidos.
Hay tantos… (suspira) La figura de Prim a mí me seduce mucho. Quizá porque es de mi tierra. Muy comprometido, valiente. Con una historia alrededor, con una parte oculta, decían que era masón, aunque no se sabe muy bien… un tipo muy peculiar. Y cualquier general carlista. Zumalacárregui, por ejemplo, también es uno de mis preferidos.
¿Esto no es incorrecto? Reivindicar el Carlismo, digo.
No… es tradicionalismo. El Carlismo, para mí, es tradición, es familia, es volver a los orígenes. Son guerras románticas. Forman parte de la historia de mi familia. Eran guerras duras, pero nunca perdieron su halo de romanticismo. Los hombres se mataban más cerca: con sables, cargas de caballería… no eran las guerras de ahora. Fue una guerra civil, pero una guerra civil por España. De hecho llevaban las mismas banderas. En mi opinión, si hubiésemos ganado los carlistas, la historia de España hubiera sido otra. Probablemente hoy no existiría el nacionalismo. Ni se hubiera dado una guerra civil en el siglo XX.
Existe una teoría bastante aceptada según la cual el regionalismo y posterior nacionalismo, tanto vasco como catalán, son herederos del Carlismo.
Claro. Todo empieza con el nuevo escenario de administración única y centralizada. Hubo ramas que no lo aceptaron e hicieron bandera de los fueros. Ahí se sembró la semilla.
¿Cómo ven a nuestro Ejército por ahí fuera?
Puedo dar fe, por mi experiencia, que la admiración por nuestros ejércitos es tremenda. Tenemos una fama que nos precede y de la que hacemos honor. Sin duda es un orgullo ser español.
Por cierto que usted ha pintado escenas de nuestros ejércitos que se dieron durante el régimen franquista. La División Azul, por ejemplo. ¿Le ha generado algún problema?
No, porque he pintado poco de aquella época.
Porque si hubiera pintado más…
… seguramente me hubieran señalado, sí. Pero no deja de ser historia de nuestro país.
(Rocroi, el último tercio. Augusto Ferrer-Dalmau, 2011)
España y su crisis nacional
“Todo se complicó con la crisis del 98 y la pérdida de Cuba y Filipinas. Allí había muchos intereses vascos y catalanes. Familias enteras vascas y catalanas lo perdieron todo. Y se produjo un resentimiento”. El pintor hace referencia a la habanera catalana El meu Avi, a la que luego “le cambiaron la letra” y al exaltadísimo patriotismo de los voluntarios catalanes. "Y nosotros, los catalanes -dice-, a todas las guerras mandábamos voluntarios. A todas". “Se formaban filas interminables de voluntarios”. Después todo cambió. Y Ferrer-Dalmau señala una clave para entender el actual estado de cosas: “El nacionalismo se alimenta, básicamente, de las nuevas generaciones de catalanes que, por complejo o para integrarse mejor, se convierten a la fe nacionalista. Se les expide el falso pasaporte de catalán a cambio de asumir el nacionalismo. Mis mayores discusiones han sido con hijos y nietos de la inmigración”.
Estamos inmersos en un proceso de secesión que puede acabar con cinco siglos de historia en común.
No va a pasar nada. En España hemos salido airosos de momentos peores.
Póngase que la situación se envenena y Cataluña acaba segregándose. Quiero que me hable de las consecuencias personales que esto le supondría.
Renegaría de todos ellos. Cataluña se convertiría en una república bananera, en miseria, marginación, odio, complejos… eso es lo que se conseguiría. Eso sí, los políticos catalanes vivirían como marajás. Para ellos sería el paraíso. Y seguirían echando la culpa a España de todos sus males por no comprarles sus productos.
¿Cómo ya ha hecho Albert Boadella?
Más. Yo sería muy beligerante con esa situación por la sencilla razón de que sería profundamente injusto. ¿¡Dónde quedan todas esas generaciones de catalanes que dieron su vida por España!? La historia de Cataluña no se merece este final. Porque hemos vertido mucha sangre por España durante muchas generaciones, y entre ellos, muchos familiares míos. Si se levantaran de sus tumbas todos esos catalanes que murieron por España, ríete tú del 11 de septiembre. A barretinazos hasta los Pirineos. Los catalanes no nos merecemos este final.
Por primera vez en la entrevista, Augusto Ferrer-Dalmau ha cambiado el gesto. Ya no sonríe. Y apunta su gran frustración: “razonar con ellos es imposible”. Explica cómo, a pesar de haberlo intentado en numerosas ocasiones y con gente muy diferente, nunca ha conseguido nada: “Tú les señalas un color blanco, les dices que es blanco, y ellos dicen que es negro. Les demuestras que es blanco, y siguen diciéndote que es negro. Y al final se aferran al sentimiento”. Exclama: "¡Si Cataluña es el Arca de Noé de España! ¡Y Barcelona concretamente! En Barcelona hay gallegos, manchegos, andaluces, madrileños… ¡Barcelona tendría que ser la provincia más española! No hay un solo español que no tenga un familiar en Barcelona".
¿Augusto, qué es España?
España es un sentimiento que se lleva en el corazón, una gran nación, formada por un pueblo lleno de defectos y virtudes, capaces de lo mejor y lo peor, pero es mi madre patria, la quiero con locura y es donde quiero que me entierren.
¿Qué es lo mejor de España?
Lo mejor que tiene España son los españoles. Nosotros. Nuestra forma de ser, a la gente de ahí fuera, le atrae. No pasamos inadvertidos. Somos amables. Nos gusta que nos quieran. Nos gusta gustar.
Y Cataluña, ¿qué es Cataluña?
Cataluña es uno de los pilares en los que se sostiene España desde tiempo inmemorial. Una tierra formada en su mayoría por hombres honrados, trabajadores y muy emprendedores, ajenos a la sinrazón del independentismo. Gente que se levanta cada mañana para trabajar y tirar adelante sus familias. Esto fue y será siempre Cataluña.
El procés. Su tierra se marcha, Augusto.
(Ríe) El procés es una cortina de humo para tapar el 3% y no pisar La Modelo. ¿A quién quieren engañar? Me sabe mal por todos aquellos “seres” manipulados por el espejismo de una tierra prometida, formada por una raza especial en la que serán felices y comerán perdices. La propaganda de Goebbels es un juego de niños comparada con la de los del 3%.
¿Cómo está afectando todo esto a la sociedad catalana?, ¿hay fractura?
Claro que la hay. Y mucha. Yo he visto a familiares, amigos o vecinos enfrentándose entre ellos como si les fuera la vida en ello. Tiene gracia, es una forma de ser muy española.
¿Cómo le damos la vuelta a esto?
Hay que darles razones para sentirse orgulloso de ser español, ensalzar nuestras virtudes, explicarles quiénes somos, de dónde venimos. Lo mismo que han hecho los separatistas durante todo este tiempo con una historia manipulada y un falso victimismo, pero con verdades y ateniéndonos a la realidad histórica. Y también suscribo las palabras de los Empresaris de Catalunya, José Bou, de poner al frente de algunos ministerios claves, algunos catalanes para que participen del gobierno de todos los españoles y paliar así ese victimismo absurdo.
Publicado el Martes, 3. Noviembre 2015 / Rafael Núñez Huesca / gaceta.es
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