Este trabajo está dedicado a la joya de Mesopotania: el Museo Nacional de Irak (en árabe: المتحف العراقي) es un museo situado en Bagdad, Iraq que alberga preciosas reliquias de la civilización mesopotámica, algunas de los cuales fueron saqueadas durante la invasión de Iraq de 2003.
El museo fue inaugurado bajo el nombre primigenio Museo Arqueológico de Bagdad por el escritora y viajera británica, Gertrude Bell en 1926, poco antes de fallecer.
Espero os guste la recopilación que he reunido, y en lo posible contribuya en su divulgación.
Museo Nacional de Irak
El Museo Nacional de Irak (en árabe: المتحف العراقي) es un museo situado en Bagdad, Irak que alberga preciosas reliquias de la civilización mesopotámica, algunas de los cuales fueron saqueadas durante la invasión de Irak de 2003. El museo fue inaugurado bajo el nombre primigenio Museo Arqueológico de Bagdad por el escritora y viajera británica, Gertrude Bell en 1926, poco antes de fallecer.
El Museo Nacional de Irak en la actualidad
Historia
Guerra del Golfo. El museo fue cerrado en 1991 durante la Guerra del Golfo por temor a los ataques aéreos por parte del ejército norteamericano, y no se volvió a reabrir hasta el 28 de abril de 2000, con motivo del aniversario de Saddam Hussein. Durante el período en que Saddam estuvo en el poder, el museo únicamente podía ser visitado por el círculo cercano de amigos, quedando prohibida la entrada al público, por ese mismo motivo, al museo se le llegó a crear la matriz de opinión en los medios de estado, publicidad y propaganda norteamericanos como Cofre del Tesoro Privado de Saddam con la intención de seguir colocando la opinión pública en contra de Saddam H.
Soldados estadounidenses custodian las instalaciones del Museo Nacional de Irak en julio de 2003
Invasión de Irak de 2003. Meses antes que se produjera la invasión de Iraq de 2003, a partir de diciembre y enero, varios expertos en antigüedades, incluidos los representantes de la American Council for Cultural Policy pidieron al Pentágono y al gobierno del Reino Unido que garantizaran la seguridad del museo, tanto de ataques como del posible saqueo. A pesar que no se hicieron promesas, las fuerzas estadounidenses evitaron bombardear el lugar.
Los robos tuvieron lugar entre el 8 de abril y el 12 de abril, cuando algunos funcionarios regresaron al edificio. Fuerzas del ejército de los Estados Unidos, encabezadas por el coronel Mateo Marina Bogdanos, entraron en el recinto el 16 de abril, e iniciaron una investigación el 21 de ese mismo mes. El resultado de la investigación indicó que a pesar de las afirmaciones en sentido contrario, las fuerzas norteamericanas no habían saqueado el edificio y que hubo tres robos por parte de tres grupos distintos durante los cuatro días que permaneció sin funcionarios. Si bien el personal del museo había establecido un plan de almacenamiento para evitar robos y daños (también utilizado durante la Guerra Irán-Irak y durante la primera Guerra del Golfo), muchos objetos de grandes proporciones como estatuas, estelas y frisos se había dejado en las galerías públicas, protegidos con espuma y rodeados de sacos de arena. En total, cuarenta piezas fueron robadas de estas galerías, la mayoría de las cuales se encontraban entre las más valiosas. A partir de 2005, se pudieron recuperar trece objetos, incluyendo las tres más valiosas: el Jarrón sagrado de Warka (aunque roto en 14 piezas, el mismo estado en el que fue descubierto cuando se excavó), la Máscara de Warka y la Estatua de Bassetki.
Además, algunas secciones de almacenamiento también fueron saqueadas, aunque las puertas exteriores de acero no mostraron señales de haber sido forzadas. Aproximadamente 3.100 piezas excavadas como jarras, vasijas, fragmentos de cerámica, etc. fueron robadas, de las cuales se han podido recuperar unas 3.000, entre las que no se recuperaron se encontraba un detalle que muestra a la diosa Innana. El robo pareció ser realizado de forma indiscriminada, por ejemplo, toda una plataforma de falsificaciones fue robada, mientras que dejaron una plataforma adyacente llena de piezas de valor incalculable.
El tercer suceso fue el robo en la sala de almacenamiento subterráneo, donde las pruebas indicaron que se realizó gracias a la colaboración de algún funcionario del museo. Los ladrones intentaron robar la mayoría de los objetos fácilmente transportables que habían sido intencionalmente almacenados en el lugar más remoto posible. Las pruebas indicaron que los ladrones poseían llaves de los armarios donde se almacenaban cuchillos y joyas, entres otros objetos preciosos, pero debido a que perdieron las llaves en la oscuridad de la cámara, al final terminaron robando 10.000 objetos pequeños que se encontraban en cajas de plástico ubicadas en el suelo. De todo ese material, casi 2.500 artículos se han podido recuperar.
El Museo Nacional de Irak en la actualidad reune muy pocos visitantes.
Recuperación de objetos robados
Tras las numerosas críticas que recibió el gobierno estadounidense por no evitar el saqueo del museo, varios equipos de agentes del FBI fueron enviados a Irak para buscar los objetos robados del museo. La Unesco por su parte, organizó una reunión de emergencia de expertos en antigüedades el 17 de abril de 2003 en París para hacer frente a las secuelas de los saqueos y los efectos globales que pueden suponer en el mercado de arte y antigüedades.
El 18 de abril de 2003, se creó en Estados Unidos el Proyecto Museo de Bagdad con la intención de asegurar al Museo Nacional de Irak que se harán todos los esfuerzos para la recuperación de su colección. En lugar de centrarse únicamente en la aplicación de la ley y en el actual mercado de antigüedades, el proyecto pretende establecer un amplio catálogo en línea de todos los objetos culturales que poseía el museo, crear un museo virtual de Bagdad que sea accesible al público en general desde Internet, construir un espacio de trabajo cooperativo virtual en tres dimensiones en el Museo de Bagdad para el diseño y recaudación de fondos, y establecer un centro de recursos virtual en el Museo de Bagdad para el desarrollo cultural de la comunidad.
Varios objetos saqueados del museo han sido recuperados en Jordania, Estados Unidos, Suiza, Japón, e incluso en eBay. Entre los detenidos por intentar traer antigüedades saqueadas a los Estados Unidos estaban un reportero y un cámara de la cadena Fox News.
El 7 de mayo de 2003, las autoridades norteamericanas anunciaron que cerca de 40.000 manuscritos y 700 objetos pertenecientes al Museo Nacional de Irak en Bagdad se recuperaron en suelo estadounidense gracias a la colaboración entre los agentes de aduanas y expertos del museo de Irak. Por otro lado, algunos saqueadores devolvieron los artículos que poseían ilícitamente a cambio de recompensas o promesas de amnistía. Algunos objetos que se creían desaparecidos aparecieron escondidos en bóvedas secretas de almacenamiento dentro del museo antes de que estallara la guerra.
El 7 de junio de 2003, las autoridades norteamericanas anunciaron que los tesoros de fama mundial de Nimrud fueron localizados en una bóveda secreta localizada dentro del Banco Central de Irak. El tesoro estaba compuesto por collares, placas, aretes de oro, anillos, tazones y frascos.
Reapertura. El 23 de febrero de 2009, el museo volvió a abrir sus puertas. En un principio, sólo 6 de sus 24 salas se han abierto al público, y sólo se podía acceder con cita previa.3 El 28 de febrero de 2015 se inaugura oficialmente, como respuesta del gobierno iraquí a la destrucción del Museo de Mosul por parte del grupo terrorista Estado Islámico.
Colecciones
Debido a la gran riqueza arqueológica de la civilización mesopotámica, sus colecciones se encuentran entre las más importantes del mundo. La relación británica con el museo (y con Irak) significa que las exposiciones han sido siempre mostradas tanto en inglés como en árabe. A lo largo de las 28 galerías y bóvedas que componen el museo, se pueden observar importantes obras comprendidas entre los más de 5.000 años de historia de Mesopotamia. Entre las obras se destacan una estatua de bronce de Nippur de unos 4.000 años representando a Urnnammu, un cilindro de 5.000 años que muestra una escritura Cuneiforme de Babilonia de la época del rey Nabucodonosor, el sagrado Jarrón Warka hecho de alabastro 3.200 años a.C.
Lira de Ur, representada en el Estandarte de Ur. Las arpas de Ur, también llamadas liras de Ur, están consideradas como los instrumentos de cuerda más antiguos. Datan del año 2400 a. C. y fueron elaborados en época de la civilización sumeria, que se considera la primera y más antigua civilización de la historia, que se extendió por el sur de Mesopotamia, en la zona de los ríos Tigris y Éufrates, (actual Irak) concretamente forma parte del Período Dinástico Arcaico, un período arqueológico de la historia de Mesopotamia entre el año 3000 a. C. y el 2334 a. C.
Situación de las principales ciudades sumerias y alcance de esta cultura durante el período dinástico arcaico.
Hallazgo e historia. En 1929 durante unas excavaciones llevadas a cabo por el arqueólogo británico Leonard Woolley, en las "tumbas reales de Ur", fueron halladas cuatro liras. Dos de ellas formaban parte del ajuar funerario situado en la tumba de la reina Puabi, que forman parte de las ruinas de la antigua ciudad sumeria de Ur, ubicadas cerca de la ciudad de Tell el-Mukayyar, a 16 km de Nassiriya, en Irak.
El "Arpa Dorada" o "Arpa del Toro" está considerada la más elegante, y fue guardada en el Museo Nacional de Irak hasta el año 2003, cuando fue prácticamente destruida durante la invasión. Una réplica fue reconstruida gracias a la ayuda internacional y la colaboración de entidades como la Universidad de Loughborough, o el instituto West Dean College. Del arpa original fue recuperada la cabeza de toro.
El "Arpa de la Reina" fue una de las dos halladas junto a la reina Pu-abi, y se conserva en el Museo Británico.
Un arpa en forma de barco y otra con una cabeza de toro de oro (similar a las de la reina) se guardan en Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pennsilvania.
Dama de Warka. La Dama de Warka, "Dama de Uruk", "Máscara de warka" también llamada coloquialmente "La monalisa sumeria", es una escultura datada del año 3300 a. C., fue esculpida en época de la civilización sumeria, que se considera la primera y más antigua civilización de la historia, que se extendió por el sur de Mesopotamia, en la zona de los ríos Tigris y Eufrates, (actual Irak) concretamente forma parte del período de Uruk, un período arqueológico de la historia de Mesopotamia comprendido entre el 3800 a. C. y el 3200 a. C., en el último milenio del Calcolítico en la región mesopotámica.
Hallazgo e Historia. La pieza está considerada una de las primeras piezas de la historia en las que se refleja un rostro femenino, y fue hallada en 1938 durante unas excavaciones llevadas a cabo por arqueólogos alemanes, en el del complejo de templos dedicados a la deidad sumeria Inanna DINGIRINANNA; diosa del amor y la fertilidad, que forman parte de las ruinas de la antigua ciudad de Uruk, ubicadas cerca de a ciudad de Samawa, 280 km al SSE de Bagdad en la provincia iraquí de Al Muthanna.
Copia del Vaso de Warka, en el Museo de Pérgamo de Berlín
El vaso sagrado de Warka, también llamado "Jarrón Sagrado de Warka" o Vaso de Uruk, es una vasija tallada de alabastro, datada entre el 3300-3100 a. C., elaborado en época de la civilización sumeria, que se considera la primera y más antigua civilización de la historia, que se extendió por el sur de Mesopotamia, en la zona de los ríos Tigris y Éufrates, (actual Irak).
Concretamente forma parte del período de Uruk, un período arqueológico de la historia de Mesopotamia comprendido entre el 3800 a. C. y el 3200 a. C., en el último milenio del Calcolítico en la región mesopotámica.
La pieza fue hallada en 1940 durante la sexta campaña de excavaciones llevadas a cabo por arqueólogos alemanes, en el nivel IIIa-II del complejo de templos dedicados a la deidad sumeria Inanna DINGIRINANNA; diosa del amor y la fertilidad y divinidad tutelar de la antigua ciudad de Uruk (Warka), ubicada cerca de la ciudad de Samawa, 280 km al SSE de Bagdad en la provincia iraquí de Al Muthanna. Al igual que la Paleta de Narmer del Antiguo Egipto, es una de las más antiguas obras maestras sobrevivientes de la escultura narrativa en relieve... Leer más
Lista de victorias de Rimush, rey de Acadia, ante Abalgamash, rey de Marhasi, y las ciudades elamitas. Tabla de arcilla, copia de una inscripción monumental, c. 2270 a. C.
Las tablillas de barro (a veces también tablilla de arcilla) se utilizaron al menos desde 5500 a. C. (tablillas de Tărtăria de la cultura de Vinča). Estas tablillas de la cultura de Vinča podrían ser incluso más antiguas ya que según análisis de carbono-14 datan de 3000 a. C., pero no hay consenso sobre su interpretación.
Como medio de escritura se usaron tablillas de arcilla desde el cuarto milenio a. C. en las civilizaciones sumeria, mesopotámica, hitita, minoica y micénica.
Los caracteres sumerios cuneiformes eran grabados en tablillas usando un estilete (gr. stylós). Se dejaban secar al aire o eran cocidas en un horno. Los primeros archivos eran colecciones de estos documentos de arcilla. Fueron el inicio de las primeras bibliotecas.
En las culturas minoica y micénica, la escritura en tablillas se limitaba a registrar la contabilidad.
En el verano de 2010, en el yacimiento arqueológico griego de Iklania se descubrió la tablilla micénica más antigua encontrada hasta ahora y la más antigua del continente europeo. El texto, en lineal B, referido a algún tipo de fabricación por delante y una lista de nombres con unos números por la cara posterior, puede haberse escrito entre 1450 a. C. y 1350 a. C.
Reportaje publicado en Abril de 2014
El Museo Nacional de Irak: diez años después del saqueo
Espectacular imagen de una de las salas de la colección neo-asiria. La restauración corrió a cargo del gobierno italiano. Autor: Pedro Azara.
El Museo Nacional de Irak, situado en Bagdad, alberga una de las colecciones de piezas arqueológicas más importantes del mundo. No en vano, en sus 28 galerías se encuentran innumerables objetos arqueológicos y obras de arte que han sido testigo de más de 5000 años de historia de Mesopotamia, y hablar de historia de Mesopotamia es hablar de historia de la Humanidad. Las peripecias del al-Mathaf al-Watani, como se refieren los árabes al Museo Nacional, son las peripecias del Irak moderno, pues su historia arranca con la misma llegada al poder del monarca hachemí Faysal en junio de 1921, que aceptó el reparto territorial impuesto por británicos y franceses para alcanzar el poder.
El Departamento de Antigüedades: germen del museo
De la mano del monarca vino Sati al-Husri, hombre de ideas laicas y un gran nacionalista árabe, que quedó al cargo de la educación y la cultura. Al-Husri tuvo que comulgar con la ley de reparto sugerida por Gertrude Bell, que preveía la salvaguarda de parte de los objetos arqueológicos que se localizaran en territorio irakí. Eran los años en los que Leonard Woolley comenzaba a excavar en Ur. A la muerte de Bell, en 1926, Al-Husri contaba ya con un edificio en el que iban depositando las antigüedades que iban rescatando en virtud de la aplicación de esta ley. Tras constituirse el estado irakí independiente, el antiguo ministro de Faysal derogó las leyes inglesas en 1930 con el objetivo de crear una Dirección de Antigüedades, germen de un verdadero museo nacional.
Poco a poco, Al-Husri fue haciendo realidad su sueño. De su mano surgió una generación de arqueólogos irakíes que emprendieron campañas verdaderamente importantes y los límites del actual museo comenzaban a ser ya tangibles.
Imagen de uno de los depósitos del Museo Nacional de Irak./ Autor: Pedro Azara.
Tras la instauración de la República el 14 de julio de 1958, el sentimiento nacional irakí se acentuó y con él, la investigación de su pasado. Un año antes comenzaron las obras del museo, que fue inaugurado definitivamente en 1966. Ni siquiera las intrigas que acabaron con el Partido Ba’az Árabe Socialista en el poder, pudieron frenar esta etapa de esplendor. Hasta 1980 se vivió la edad de oro de la arqueología en Irak y con ella, el Museo de Bagdad brillaba con esplendor. La Carta Arqueológica de Irak recogía hasta 12.000 yacimientos arqueológicos, que fueron explorados por misiones nacionales e internacionales, con la colaboración absoluta de la población, que gracias al progreso de la educación, había alcanzado un alto grado de concienciación sobre su patrimonio. Sin embargo, llegó el fatídico año 1980, con el estallido de la guerra contra la República Islámica de Irán. El Museo Nacional fue cerrado, sus fondos embalados y los proyectos de modernización de sus instalaciones paralizados. Desde entonces, la involución ha sido absoluta. La victoria contra Irán en 1988 resultó pírrica, la crisis de la OPEP y convulsiones internas condujeron a la toma de Kuwait, cuyas consecuencias ya conocemos. En definitiva, más de 33 años de conflictos armados que han sumido al país en una absoluta parálisis que, lógicamente, ha afectado también a su Museo y a su patrimonio.
El saqueo
El 8 de abril de 2003, hace ya diez años, las tropas norteamericanas entraban en Bagdad. Antes de ello, en previsión de lo peor, su jefe supremo, Doony George, llevaba varios días turnándose con un grupo de colegas para proteger las colecciones del museo del pillaje generalizado que asolaba la ciudad. El fuego cruzado que tuvo como escenario el propio Museo, obligó a Doony y a los suyos a abandonarlo a su suerte. Debido a los combates y a los férreos controles policiales, el grupo no pudo volver hasta tres días después, pero ya era tarde. En declaraciones a National Geographic, Doony George mostraba su desolación: “las oficinas estaban desvalijadas y una cantidad indeterminada de piezas destrozadas o desaparecidas”.
En una de las salas de los depósitos del Museo nos encontramos con esta estatua decapitada de Sadam Husein. Autor: Pedro Azara.
Reacciones
La Comunidad Internacional puso en marcha todos sus mecanismos para denunciar el hecho y tratar de recuperar las piezas expoliadas, incluso Estados Unidos se implicó encargando una comisión de investigación al coronel Matthew Bogdanos, cuyas conclusiones fueron publicadas el 16 de mayo de ese mismo año. National Geographic y Henry Wright, conservador del Museo de Antropología de la Universidad de Michigan, patrocinaron una misión arqueológica en octubre para conocer sobre el terreno el estado de conservación de los principales yacimientos arqueológicos del país y la Fundación Getty, en colaboración con la CGI, la World Monuments Fund, el Ministerio de Cultura irakí y el SBAH (Irakí State Board of Antiquities and Heritage), trataron de poner freno a esta situación de deterioro en marzo de 2004 con la firma de un acuerdo para la identificación y la fijación de prioridades para la conservación y la gestión de los sitios arqueológicos de Irak, así como para el desarrollo de herramientas y capacidades profesionales que sustentaran el rol que debía jugar la SBAH en la salvaguarda de los bienes culturales irakíes y para garantizar un apoyo económico para contribuir a esta labor.
La máscara de Warka, que fue robada en 2003, está de nuevo expuesta en el Museo. / Autor: Pedro Azara.
Sin embargo, este despertar internacional llegaba tarde. El expolio y el saqueo continuado del patrimonio cultural irakí arrancó mucho antes. El embargo impuesto por Estados Unidos en 1991 tras la Guerra del Golfo impidió la importación de productos químicos básicos para tareas de restauración: acetonas, alcoholes, disolventes o resinas; pero lo más grave es que esta situación condujo al país a una coyuntura económica angustiosa, que destrozó los resortes del Estado, la vertebración social y los valores morales. En 1994 los saqueos en diferentes yacimientos se acentuaron enormemente. Las autoridades culturales iraquíes alertaron de la situación, pero la Comunidad Internacional no envió ni siquiera una misión indagatoria. Así las cosas, el expolio organizado y la impunidad fueron minando progresivamente su rico patrimonio.
En el año 2002, en vísperas de la Guerra de Irak, la situación era ya dramática. Lawrence Rothfield, en declaraciones a Mediterráneo Antiguo, nos explicaba que “los saqueos masivos se produjeron entre 2003 y 2006. Han disminuido un poco desde entonces, pero el área saqueada desde la invasión es varias veces mayor que el territorio excavado desde 1923 (año de la fundación de Irak) hasta 2003”.
El balance
Las noticias sobre el saqueo del Museo de Bagdad llegaban con cuentagotas y llenas de imprecisiones e, incluso, contradicciones, como suele ocurrir en estos casos. Las agencias informaban de ello el 11 de abril en estos términos “después de haber forzado la entrada en la parte administrativa del lugar, los ladrones entraron en los depósitos del museo y después en las salas de exposiciones. Cerámica, estatuas de la época asiria, una puerta de madera del palacio del rey Sargón II en Khorsabad del año 720 a.C. […] y otros objetos de cientos de años de antigüedad correspondientes a la antigua Mesopotamia eran robados o simplemente rotos en mil pedazos por decenas de ladrones”.
Restos de pintura asiria, uno de los pocos testimonios pictóricos de esta cultura. / Autor: Pedro Azara.
Gracias a la acción de John Curtis, conservador del Museo Británico, Doony George pudo hacer público en Londres un primer inventario de daños. En su intervención, el director del Departamento de Investigación de la State Board of Antiquities of Irak, acusó del saqueo a grupos organizados que, a parte de los ladrones espontáneos que pudieron haber actuado, eran perfectamente conscientes de los objetivos que buscaban y habían sido aleccionados por la mafia internacional del tráfico ilegal de obras de arte. De hecho, señaló George, "sabían quera era preciso destruir los archivos y la documentación de las piezas que iban a robar para dificultar su identificación y rastreo". Rothfield nos confirmaba este extremo: “estas mafias se vinculaban directamente, o al menos estaban toleradas, con Muqtada al Sadr, lo sabemos porque cuando Muqtada promulgó una fetua contra el saqueo, se paró de inmediato. Algunas de estas bandas se han informado, se han internacionalizado y han pasado a operar en Túnez u otras zonas del Norte de África. Están ligados a su vez con redes internacionales de contrabando que mueven los materiales robados por todo el mundo. Los artefactos de Irak han aparecido en apartamentos de millonarios en Beirut, en los aeropuertos de Nueva York, Tokio, París y en América del Sur también. La demanda es impulsada por los ricos coleccionistas de todo el mundo”.
El 10 de septiembre se publicó un informe del Pentágono con un nuevo inventario de materiales desaparecidos: del almacén del sótano habían sido robadas 10.337 piezas, unas 3.138 de los almacenes de la primera y segunda planta y en torno a 40 en las salas de exposición y restauración. Si a eso le restamos las 3.500 que se habían recuperado, quedaban un total de 10.000 piezas robadas. Sin embargo, las versiones varían según la fuente, pues desde el principio hubo un interés en minimizar los efectos del saqueo. Lawrence Rothfield fijaba en 15.000 los objetos robados que han sido recuperados. “La asistencia internacional, incluyendo la del Departamento de Estado de Estados Unidos, la Fundación Getty y organizaciones internacionales, han ayudado a restaurar y mejorar el sistema de seguridad del museo, los espacios de exhibición y la capacidad de conservación” nos explica.
El vaso de Uruk, en primer término, en la sala en la que se encuentra expuesto. / Autor: Pedro Azara.
La misión española de 2011
Pedro Azara, profesor de la UPC, lideró una expedición española a Irak en 2011. Su viaje nos proporciona información más actualizada del estado actual del Museo: “en la actualidad, el museo tiene una exposición de fotografías de piezas notables que faltan, entre ellas una de Gudea, de cuerpo entero. La máscara de Warka, que fue robada, se recuperó y pudimos verla. El casco de Meskalamdug sí que está. El vaso de Uruk fue roto, pero por suerte se rompió por los sitios donde ya estaba roto anteriormente, así que no ha habido una gran pérdida. Una de las liras de Ur sí que quedó rota, pero también es cierto que lo que se rompió fueron las reconstrucciones modernas. Una gran estatua neoasiria que está en la sala de los relieves neoasirios fue derribada y rota, esto sí que fue una pérdida brutal. Las piezas no tienen mal aspecto, pero necesitarían una limpieza y restauración. Ellos dicen que faltan unos 7.000 objetos de 150.000 que había expuestos. Casi más grave que el saqueo fue el embargo, pues privó a las autoridades de muchos recursos para la restauración. Muchas tablillas que se guardaron entre algodón, han quedado reducidas a barro. Hay piezas que faltan que no se sabe si fueron almacenadas durante la guerra Irán-Irak o simplemente han desaparecido. Yo vi una de las zonas de reservas en 2009 que estaba en muy buen estado. Solo vi una zona de depósitos, pero había más. Me dijeron que algunas sí fueron saqueadas. Lo que vi estaba en buen estado y bien clasificado en estantes metálicos. Alguna otra pieza grande estaba rota en el suelo”.
Eso sí, el afamado Tesoro de Nimrud, una de las joyas del Museo, quedó intacto, pues con motivo de la guerra de 1991, un trabajador del museo lo depositó en una cámara subterránea del Banco Central de Bagdad. Pese a que sus instalaciones fueron bombardeadas e incendiadas durante los combates, las piezas aparecieron prácticamente intactas. Se trata de un conjunto de piezas de oro de gran valor artístico e histórico, datas entre los siglos VIII y IX a.C. y pertenecientes a las consortes de los soberanos asirios.
El Museo de Bagdad sigue cerrado al gran público, pueden visitarlo misiones académicas o embajadas especiales, pero su acceso es un privilegio a día de hoy.
El Museo de Nasiriyah presenta este desolador aspecto. / Autor: Pedro Azara.
Otros saqueos
Lamentablemente, parece que el Museo Nacional, dentro de lo malo, corrió mejor suerte que otros. El gran museo de Nasiriyah fue ocupado por tropas norteamericanas y se produjeron notables daños. Afortunadamente, parte de las piezas más importantes habían sido trasladadas a los depósitos del Museo de Bagdad con motivo de la primera Guerra del Golfo. El equipo de Pedro Azara pudo ver piezas de este museo en la mesa del despacho de la dirección del Museo de Bagdad. Tampoco se libraron los museos de Mosul, Nínive o Kirkuk, que también han sufrido daños. Por no hablar de los yacimientos arqueológicos, pero esto nos aleja del objeto de este reportaje.
Fuente: mediterraneoantiguo.com
Autor: Mario Agudo Villanueva
Agradecimientos: A Pedro Azara, que a parte de prestarnos su testimonio, nos ha cedido el material gráfico.
Museo Nacional de Irak
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al malogrado y accidentado Museo Nacional de Irak, sin duda una joya de Mesopotania, que poco a poco quiere recuperar su esplendor, aunque buena parte de su colección ha sido destruida o robada.
Museo Nacional de Irak
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