Galería Nacional de Escocia (Edimburgo)

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megaurbanismo
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Galería Nacional de Escocia (Edimburgo)

Mensaje por megaurbanismo » Mié, 26 Oct 2022, 17:17

Este trabajo recopilatorio está dedicado a la 'Galería Nacional de Escocia' (National Gallery of Scotland) es un museo de arte situado en Edimburgo, en un edificio de estilo neoclásico, edificado en la colina llamada The Mound, en la calle de los Príncipes (Princes Street). Diseñado por el arquitecto William Henry Playfair, fue inaugurado en 1859.
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Edimburgo es la capital y segunda ciudad más grande de Escocia, después de Glasgow. Está ubicada en la costa este de Escocia a orillas del fiordo del río Forth y en la autoridad unitaria local de la Ciudad de Edimburgo. Es la capital de Escocia desde 1437 y la sede del gobierno escocés. La ciudad fue uno de los centros más importantes de educación y cultura durante la Era de Ilustración, gracias a la Universidad de Edimburgo.
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Interior de la Galería Nacional de Escocia. Edimburgo
Colecciones. La Galería Nacional exhibe la más importante colección de Escocia de pintura y escultura. La obras van desde el Renacimiento hasta el Postimpresionismo, mientras que las colecciones posteriores se exhiben en otro museo aparte.
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Vermeer. Cristo en casa de Marta y María. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
La colección arranca con Cristo en casa de Marta y María de Vermeer, una Virgen con el Niño de Botticelli e incluye varias obras maestras mundialmente famosas, como un Autorretrato de Rembrandt, Fiesta veneciana de Watteau y La visión tras el sermón de Paul Gauguin. Hay otros ejemplos de Claude Monet y demás maestros impresionistas.
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Vieja friendo huevos. Obra de Velázquez. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
Destacan algunos cuadros de pintores españoles del Siglo de Oro español como El Greco y Zurbarán, y especialmente el lienzo de 'La Vieja friendo huevos' de Velázquez, que es una de las obras maestras juveniles de dicho artista. Y ya dentro del siglo XVIII, destacar a Goya con su obra de 'El médico'.
El fondo de dibujos de la Galería Nacional de Escocia incluye originales de Leonardo da Vinci y Seurat.
La Colección Bridgewater. El museo alberga así mismo 29 pinturas de la Colección Bridgewater cedidas en préstamo desde 1945 por los duques de Sutherland. Esta familia las había exhibido anteriormente en su mansión de Londres, dañada durante la Segunda Guerra Mundial. El depósito a largo plazo incluyó la Madonna Bridgewater de Rafael y famosos cuadros de Tiziano: La edades del hombre, y la pareja formada por Diana y Acteón y Diana y Calisto.
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Diana y Acteón y Diana y Calisto. Obra de Tiziano. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
Este par de cuadros de Tiziano fue encargado al pintor por Felipe II de España, pero tristemente fueron donados por sus sucesores al mariscal Grammont. En 2008, ambos cuadros saltaron a los titulares de prensa al anunciar el duque de Sutherland su intención de subastarlos, lo que provocó inquietud en el gobierno británico al no poder garantizar su permanencia en el país. Afortunadamente, en diciembre de 2008 se aseguró la adquisición de ambos, al alcanzarse la cifra mínima fijada para la compra de uno de ellos. El otro será adquirido en los próximos cuatro años, según el plazo dado por el duque. Ambas pinturas, pagadas en parte con donaciones particulares, pasarán a ser co-propiedad de la galería de Escocia y de la National Gallery de Londres, que los expondrán en periodos alternos de cuatro años.
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Venus Anadiómena. Obra de Tiziano. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
En 2003, el duque de Sutherland ya vendió al museo escocés la Venus Anadiómena de Tiziano.
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La Galería Nacional de Escocia está dividida en tres plantas en las cuáles se muestran valiosas obras de arte sobre paredes de llamativos colores, que hacen destacar aún más las exposiciones.
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Espero que os guste la recopilación que he conseguido de la Galería Nacional de Escocia, y en la medida de lo posible, contribuya en su divulgación.
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The National Gallery. Edimburgo. Escocia
Algunas obras
Contribución española a la Galería Nacional de Escocia (Edimburgo)
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Vieja friendo huevos es un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla en 1618, sólo un año después de su examen como pintor. Se encuentra en la National Gallery of Scotland, en Edimburgo desde 1955, adquirido a los herederos de sir Francis Cook por 57.000 libras.
Historia. El cuadro aparece mencionado por primera vez junto con otros bodegones de Velázquez en 1698 en el inventario de las pinturas de Nicolás de Omazur, comerciante flamenco establecido en Sevilla y amigo de Murillo, donde se describe como lienzo de una vara de alto sin moldura con «una vieja friendo un par de huebos, y un muchacho con un melón en la mano». A comienzos del siglo XIX se encontraba ya en Inglaterra, en la colección de John Woollett, subastada en Christie's de Londres el 8 de mayo de 1813. En 1893 C. B. Curtis (Velázquez and Murillo: A descriptive and historical catalog) publicó por primera vez el cuadro como obra de Velázquez, atribución unánimemente acogida por la crítica posterior. Tras pasar por distintas colecciones británicas, en 1955 ingresó en el Museo, procediéndose a su limpieza, dando como resultado la aparición en 1957 de la fecha (16.8) en el ángulo inferior derecho, la misma que lleva otra obra del pintor, Cristo en casa de Marta de María, con la que comparte el modelo de la mujer anciana y algunos de los objetos de bodegón en primer plano.
Descripción. El cuadro pertenece al género del bodegón, según lo entendía Francisco Pacheco, como escena de cocina o de mesón con figuras a veces ridículas o, cuando menos, vulgares, pero estimables «sí son pintados como mi yerno los pinta alzándose con esta parte sin dexar lugar a otros», pues por esta vía «halló la verdadera imitación del natural».
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Velázquez. Vieja friendo huevos, detalle
La escena se desarrolla en el interior de una cocina poco profunda, iluminada con fuertes contrastes de luz y sombra. La luz, dirigida desde la izquierda, ilumina por igual todo el primer plano, destacando con la misma fuerza figuras y objetos sobre el fondo oscuro de la pared, de la que cuelgan un cestillo de mimbre y unas alcuzas o lámparas de aceite. Una anciana con toca blanca cocina en un anafe u hornillo un par de huevos, que pueden verse en mitad del proceso de cocción flotando en líquido dentro de una cazuela de barro gracias al punto de vista elevado de la composición. Con una cuchara de madera en la mano derecha y un huevo que se dispone a cascar contra el borde de la cazuela en la mano izquierda, la anciana suspende la acción y alza la cabeza ante la llegada de un muchacho con un melón de invierno bajo el brazo y un frasco de cristal. Delante de la mujer y en primer término se diponen una serie de objetos vistos con el mismo punto de vista elevado: una jarra de loza vidriada blanca junto a otra vidriada de verde, un almirez con su mano, un plato de loza hondo con un cuchillo, cebollas y guindillas. Apoyado en el anafe brilla un caldero de bronce.
Los objetos han sido estudiados de forma individual, maravillosos en su singularidad pero mal integrados en el conjunto.[4] Ciertos problemas de perspectiva y alguna incongruencia en las sombras que proyectan no impiden, sin embargo, apreciar la sutileza en el tratamiento de sus texturas por el sabio manejo de la luz, que es parcialmente absorvida por los cacharros cerámicos y se refleja en los metálicos, casi alternamente dispuestos. El interés de Velázquez por los efectos ópticos y su tratamiento pictórico se pone de manifiesto en los huevos flotando en el líquido -aceite o agua- en los que «logra mostrar el proceso de cambio por el cual la transparente clara del huevo crudo se va tornando opaca al cuajarse», detalle que indica su interés en captar lo fugaz y efímero, deteniendo el proceso en un momento concreto.
Pero más allá de la atención prestada a estos objetos y a su percepción visual, Velázquez ha ensayado una composición de cierta complejidad, en la que la luz juega un papel determinante, conectando figuras y objetos en planos entrecruzados. La relación entre los dos protoganistas del lienzo resulta, sin embargo, ambigua. Sus miradas no se cruzan: el muchacho dirige la suya hacia el espectador mientras la mirada de la anciana parece perderse en el infinito, creando con ello cierto aire de misterio que ha hecho pensar que lo representado en el lienzo no sea una simple escena de género.
Lejos de ser «figuras ridículas» para provocar risa, como decía Pacheco a propósito de los protagonistas de los bodegones más convencionales, anciana y joven están tratados con severa dignidad. El escorzo de la cabeza del muchacho coincide con el del adolescente que recibe la copa en El aguador de Sevilla, adoptando un gesto reconcentrado, como transido por la importante responsabilidad que desempeña en la cocina. El mismo muchacho no deja de recordar al más joven de los Tres músicos, pero la incidencia de la luz, más matizada, y la expresión seria le dotan de una dignidad y atractivo que no tenía aquel. La repetición del modelo hace creible, aunque no haya forma de comprobarlo, que se trate del «aldeanillo aprendiz» que, según Pacheco, Velázquez tenía cohechado para que le sirviese de modelo. El tipo humano de la vieja, con su mirada perdida, es probablemente el mismo de la anciana que aparece en Cristo en casa de Marta y María, en el que algunos críticos han querido ver un retrato de la suegra del pintor.
Julián Gállego llamó la atención sobre la quietud que el cuadro desprende, alejada del dinamismo de las obras de Caravaggio, con el que algunos críticos lo han relacionado por el tratamiento del claroscuro, «quietud desconcertante» que sólo encontraría paralelo en algunos pintores nórdicos, como Louis Le Nain o Georges de La Tour. Las acciones de los personajes -agitar la cuchara para que no se pegue la clara, cascar el huevo, acercar la jarra de vino- han sido sorprendidas en un instante y los actores de ellas han quedado inmovilizados, sin comunicación entre sí. Jonathan Brown entiende por ello que Velázquez ha hecho de sus personajes objetos y los ha tratado de igual modo que hace con estos, con distanciamiento y objetividad.
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Velázquez. Vieja friendo huevos. 1618. Lienzo, 99 x 169 cm. Galería Nacional de Escocia (Edimburgo)
Ensayos de interpretación del significado. Conforme a la interpretación tradicional de los primeros bodegones de Velázquez, en los que se apuntaban paralelos con la novela picaresca, la Vieja friendo huevos se ha visto como una mera ilustración de un pasaje del Guzmán de Alfarache, donde Mateo Alemán presentaba a una vieja friendo huevos para un muchacho. Pero la, según Jonathan Brown, «inquietante atmósfera psicológica» del cuadro y la mirada perdida de la anciana, o la propia formación cultural de Velázquez en el taller de Pacheco, han motivado la búsqueda de intenciones simbólicas con las que Velázquez estaría dignificando el género del bodegón, desdeñado por los teóricos por carecer de «asunto», como de forma más explícita hará en Cristo en casa de Marta y María o en La mulata con la cena de Emaús de Dublín.
En esta dirección Julián Gállego sugirió que el cuadro pudiera ser interpretado como una representación del sentido del gusto, y aunque él mismo se decía no convencido con esa explicación, Fernando Marías ha profundizado de forma original en la relación con los sentidos corporales, que encuentra aludidos en otros bodegones, en los que «las referencias literarias -por ejemplo con respecto a la novela picaresca- brillan por su ausencia». El repertorio de objetos magistralmente descritos por Velázquez en sus varios colores y brillos, con los que se hacen reconocibles las diferentes texturas y calidades táctiles, pueden ser reconocidos por el espectador, como también por el muchacho que llama su atención, mediante el sentido de la vista, en tanto la anciana, con la mirada perdida, «con expresión de ciega» según Gállego, parece tantear con la cuchara la distancia a la cazuela. En la vieja, acaso ciega, Velázquez parece reflexionar sobre las dos formas de conocimiento de una misma realidad, la proprcionada por el sentido de la vista y la que proporciona el tacto.
Una interpretación distinta ofrece Manuela Mena, para quien no sería casual la semejanza entre esta anciana y la dueña que aparece en Cristo en casa de Marta y María. De la mirada de la anciana, que «roza» al niño pero no se fija en él, «se desprende una extraña sugerencia de sabiduría y de experiencia». Las alcuzas que cuelgan de la pared del fondo, símbolo barroco de la Vigilancia, completarían el significado de esa mirada, inteligente y no ciega, capaz de ver desde la experiencia el pasado y el futuro.
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Zurbarán. La Inmaculada Concepción, 1638. Óleo sobre lienzo, 251 x 172 cm. Galería Nacional de Escocia (Edimburgo) Autor:Francisco de Zurbarán. Estilo: Barroco Español. El tipo que Zurbarán usaba para sus Inmaculadas es muy similar a éste que contemplamos. Aparece con la túnica rosa que defendía el teórico Pacheco, cubierta por el manto azul. Entre las nubes que la rodean aparecen pequeños angelotes que forman una corona en torno a ella; a sus pies, dos santos acompañan a la imagen.
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El Greco. El Salvador del mundo, 1600. Galería Nacional de Escocia (Edimburgo)
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Goya. El Médico, 1780. Óleo sobre lienzo, 94 x 121 cm. Galería Nacional de Escocia (Edimburgo). Autor: Francisco de Goya y Lucientes. Goya será uno de los pintores que más se procupan por mostrar en sus cuadros las diferentes luces de las estaciones del año, anticipándose al Impresionismo. En El médico situa la escena en el anochecer de un día invernal, iluminando las figuras con la luz procedente del brasero, de la misma manera que había hecho la escuela veneciana, especialmente Bassano o Tintoretto.La obra estaba destinada al antedormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo y fue valorada por el maestro en 1.000 reales de vellón. La capa roja del doctor es la gran protagonista de esta imagen ya que su fuerte colorido atrae rapidamente la mirada del espectador. Después contemplamos a su propietario, el médico que se calienta las manos; tras él aparecen dos jóvenes identificados como dos estudiantes. Siguiendo la tradicional escuela española del Barroco, Goya nos ofrece un excelente bodegón con unos libros y el broncineo brasero en el que las brasas ardientes también solicitan nuestra atención.El paisaje, muy esquemático, es empleado para cerrar la composición, que se organiza a través de planos en profundidad. El colorido es algo limitado, destacando la mancha roja de la capa y el blanco de los libros y cuellos, así como los brillos del brasero. La pincelada aplicada por el maestro demuestra la soltura que está alcanzando en estos encargos, de los que ya se siente un poco cansado.
Otras obras importantes
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Fiesta veneciana (en francés, Les Fêtes Vénitiennes), es un cuadro del pintor francés Jean-Antoine Watteau. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 56 cm de alto y 46 cm de ancho. Se conserva en la National Gallery de Edimburgo (Reino Unido).
El título proviene de una copia en grabado debida a Laurent Cars y que se publicó en 1732. Dado que el jardín parece francés, la alusión a la fiesta como "veneciana" se explicaría por el tipo de baile o de vestimenta.
Este cuadro pertenece al tema de las "fiestas galantes" que había sido definido como nuevo género artístico por el propio Watteau. Se representa una fiesta, con diversos personajes entre los cuales ninguno es el centro, sino que todos son partícipes de un mismo ambiente festivo.
La bailarina principal que ocupa el centro del cuadro sería la actriz Christine Charlotte Desmares, que era amante del Duque de Orléans, con quien había tenido, en 1702, una hija bastarda: Angélique de Froissy.
El bailarín con sombrero negro que se planta frente a ella se ha identificado con Nicolas Vleughels, un pintor flamenco, amigo y casero de Watteau, que llegó a ser director de la Academia de Roma (1725-36). Su vestimenta parece humorística y tal vez se inspira en comediantes italianos, lo que explicaría el título difundido por el grabador Cars.
Detrás de esta pareja que baila el minué están sentados toda una serie de partícipes en la fiesta. El propio pintor se autorretrató sentado, como músico que toca una especie de gaita pequeña llamada musette. Desde la Edad Media, la gaita era reconocida como un instrumento de simbolismo sexual; El Bosco la incluye como tal en su famoso tríptico de El jardín de las delicias. Otro caballero hace la corte a una dama y otras dos damas charlan con un comediante. Detrás de esta línea abigarrada de personas, aún hay otra pareja, que pasea junto a una fuente.
Watteau acostumbraba a pintar sus personajes basándose en dibujos parciales, que repetía con ligeras variantes en muchas obras.
Watteau trata de manera semejante diversas materias, como el tafetán y el agua, las personas y la estatua, el follaje y los rizos, logrando así dar unidad al cuadro.
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Watteau. Fiesta veneciana, es un cuadro del pintor francés Jean-Antoine Watteau. Está realizado en 1719, óleo sobre lienzo, 56 x 46 cm. Se conserva en la National Gallery de Edimburgo (Reino Unido).
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Vermeer. Jesús en casa de Marta y María. 1654-1655. Óleo sobre lienzo. 160 x 142 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia. Cristo en casa de Marta y María es una pintura terminada en 1655 por el pintor neerlandés Johannes Vermeer. Se encuentra ubicado en la Galería Nacional de Escocia en Edimburgo.
La obra toma como base el relato bíblico recogido en el Evangelio de Lucas, en el que Jesús, invitado a comer en casa de sus amigos Lázaro y sus hermanas, Marta y María, aprovecha para enseñar a esta última. Marta, ocupada con los preparativos de la comida pide a Jesús que reprenda a su hermana pero Jesús señala que María en realidad ha escogido la mejor porción de la visita. El tema fue representado en múltiples ocasiones durante los siglos XVI y XVII.
Los personajes están presentados en una composición piramidal, más propia del Renacimiento que de la época de Vermeer.
Como parte de la pintura de historia, el género de temática bíblica estaba considerado el más distinguido según los tratados sobre pintura contemporáneos de Vermeer. El pintor quiso demostrar con este cuadro que su ingreso en el gremio de San Lucas estaba justificado por su habilidad.
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Tiziano - Venus Anadiómena. 1525. Óleo sobre tela, 75.8 x 57.6 cm, procedente de la Colección Bridgewater y adquirida por el museo en 2003. El tema de la Venus Anadiómena se retoma con el deseo, de los artistas del Renacimiento que leían a Plinio, de emular, e incluso superar si fuera posible, a Apeles. En el siglo XV Sandro Botticelli pinta su famosa obra El nacimiento de Venus. Otra Venus Anadiómena temprana es el bajorrelieve de Antonio Lombardo que se encuentra en el Victoria and Albert Museum de Londres. La Venus Anadiómena de Tiziano (1525), que pertenecía al Duque de Sutherland, fue adquirida por la National Gallery of Scotland de Edimburgo en 2003.
La Venus Anadiómena ofrece un motivo natural para una fuente: la Galería Nacional de Arte de Washington DC tiene una estatua a tamaño real de bronce en la que el agua cae desde el pelo de Venus. Esta estatua fue modelada por un discípulo de Juan de Bolonia a finales del siglo XVI. Durante el Rococó Théodore Chassériau vuelve a ejecutar el tema en 1838 y la Venus Anadiómena de Jean Auguste Dominique Ingres, completada tras muchos años en 1848, es una de las obras más celebradas del pintor. Se encuentra en el Museo Condé en el Castillo de Chantilly, Chantilly, Francia. El nacimiento de Venus de Alexandre Cabanel de 1863 se basa en el fresco de Pompeya (ilustración arriba a la derecha de la página) que había sido descubierto recientemente.
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Tiziano. Alegoría de las Tres Edades de la Vida. 1512 - 1513. Óleo sobre lienzo. 90 x 151 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Tiziano. Diana y Acteón. 1556-1559. Óleo sobre lienzo.188 x 206 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Tiziano. Diana y Calisto. 1556-1559. Óleo sobre lienzo. 188 x 206 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Tiziano. Perseo y Andrómeda, c. 1550. The National Gallery. Edimburgo
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Tiziano. Felipe II, Rey de España (1527-1598), pintado entre 1550-51. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Rembrandt. 'Autorretrato', 1659, óleo sobre lienzo, 52.7 x 42.7 cm. Edimburgo, Galería Nacional de Escocia. Rembrandt es el gran maestro de la pintura holandesa, y junto con Velázquez el mayor genio de la pintura del siglo XVII. Es, además, el gran maestro del autorretrato de todos los tiempos: Rembrandt se retrató a si mismo en más de medio centenar de óleos y dibujos, legándonos no sólo una muestra excepcional de su inigualable talento como retratista, sino también una verdadera “autobiografía pintada”. El artista se ha retratado joven y anciano, riendo y gritando, sorprendido y con semblante sereno. En esta obra en particular, realizado cuando el artista tenía algo más de 50 años, llama la atención el punto de vista extremadamente cercano y el excelente uso de la luz tan propio de Rembrandt. El observador queda así “enfrentado” al artista, que se nos presenta de forma honesta y sincera, sin ningún tipo de artificio o autocompasión.
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Rembrandt. Mujer joven en el lecho. Aprox. 1645. Óleo sobre lienzo. 81,1 x 67,8 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Rafael. Mujer desnuda arrodillada de perfil vuelta a la derecha. 1517-18. Dibujo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Pieter van der Heyden. La reina Isabel I como Diana y el Papa Gregorio XIII como Calisto. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Robert Peake. Carlos I, desde 1600 hasta 1649. Reinó 1625 - 1649. Lienzo pintado en 1610. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Frans Hals. Verdonck. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Pieter de Hooch. Bebedores junto al arco. Galería Nacional de Escocia, Edimburgo
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Thomas Gainsborough. The Honorable Mrs. Graham. 1775-1777. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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John Singer Sargent. Lady Agnew of Lochnaw. 1892-1893. Óleo sobre lienzo. 124,5 x 99,7 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Chardin. Naturaleza muerta, jarrón de flores. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Paul Gauguin. La visión tras el sermón, también llamado La lucha de Jacob con el ángel es un cuadro del pintor francés Paul Gauguin. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 73 cm de alto y 92 cm de ancho. Fue pintado en 1888. Se encuentra en la National Gallery of Scotland, Edimburgo, Reino Unido.
Esta obra la pintó el autor durante una segunda estancia en Pont-Aven (Bretaña), obra en la que pretende representar, según él mismo señala la «simplicidad rústica y supersticiosa». Es una obra característica de la escuela de Pont-Aven.
La visión tras el sermón contiene los elementos esenciales de la poética de Gauguin. El artista quería dar una forma al sentimiento de la gente, que creía ver la lucha de Jacob con el ángel a la salida de la iglesia. Un grupo de campesinas «ve» la escena de la lucha, que Gauguin traza de un dibujo del gran maestro japonés Hokusai, adaptando a un luchador de sumo a la iconografía occidental del ángel. La influencia de la estampa japonesa se evidencia asimismo en la rama del manzano. Este árbol, situado en diagonal separa simbólicamente la esfera de la realidad de aquella de la imaginación.
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Paul Gauguin, La visión tras el sermón, 1888. Se trata de un cuadro de Paul Gauguin en cual se encuentra en la National Gallery of Scotland. El cuadro nos muestra la visión que se crean unas mujeres bretonas después de oir el sermón durante una misa.
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Paul Gauguin. Martinique Landscape. 1887. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Renoir. Mother and Child. 1892. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Renoir. The Promenade. 1870. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Van Gogh. Cabeza de una campesina con cofia blanca. 1885. Óleo sobre lienzo sobre cartón. 47.5 x 35.5 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Van Gogh, Olivos, 1889. The National Gallery. Edimburgo. Escocia

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Van Gogh. Ciruelos en flor. 1888. Óleo sobre lienzo. 55 x 65 cm The National Gallery. Edimburgo. Escocia.

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Camille Pissarro. Kitchen Garden at l'Hermitage Pontoise. 1874. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Paul Cézanne, Los árboles grandes, 1904. Se trata de un cuadro de Paul Cézanne el cual se encuentra en la National Gallery of Scoland
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Edgar Degas. Before the Performance. 1897. Óleo sobre papel. 48 x 63 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Edgar Degas. Retrato de Diego Martelli. 1879. Óleo sobre lienzo. 110 x 100 cm. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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George Pierre Seurat. Alfalfa Fields, Saint-Denis. 1885-1886. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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George Pierre Seurat. Study for Bathers, Asnières. 1884. Óleo sobre tabla. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Paul Cezanne. Montaña Sainte-Victoire. 1890-94. Óleo sobre lienzo. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Robert Burns, Diana y sus ninfas , 1926. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Lucian Freud. Chica tocándose el pie, 1985. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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Jean Louis Lemoyne. 1720. Philippe, Duke of Orléans, 1674 - 1723. Regent of France. The National Gallery. Edimburgo. Escocia
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La Galería Nacional de Escocia (National Gallery of Scotland) es un museo que exhibe obras de arte de la pintura occidental desde el Renacimiento hasta el Postimpresionismo.
Situado en la colina conocida como The Mound, junto a Princes Street, el elegante edificio de estilo neoclásico que acoge la colección fue diseñado por William Henry Playfair y se inauguró en 1859.
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La Galería Nacional de Escocia está dividida en tres plantas en las cuáles se muestran valiosas obras de arte sobre paredes de llamativos colores, que hacen destacar aún más las exposiciones.
La planta baja y la planta superior (zona sur) son las más interesantes, donde se pueden ver multitud de obras de grandes maestros europeos desde el siglo XVI hasta el XIX, además de algunos pintores impresionistas. Algunos de los artistas destacados son Tiziano, El Greco, Velázquez, Rembrandt, Rubens, Van Gogh, Monet, Cezanne o Gauguin.
En la planta superior (zona norte) se exponen las colecciones de pintores italianos y de los Países Bajos anteriores a 1530. En esta zona se pueden encontrar algunas obras de Rafael, como “La Virgen y el Niño”.
El sótano es probablemente la parte menos importante, donde se ubica la colección de arte escocés además de algunas exposiciones temporales. En esta zona destaca la obra de Sir Henry Raeburn ”El reverendo Robert Walker patinando en Duddin”.
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Cualquier persona que viaje a Edimburgo debería aprovechar la oportunidad de visitar la Galería Nacional de Escocia. El edificio neoclásico impresiona por su belleza, exhibe obras de importantes artistas, se encuentra situado en pleno centro de la ciudad, junto a Princes Street y, por si fuera poco, la entrada es gratuita. No se le puede pedir nada más a un museo que lo que la Galería Nacional ofrece a sus visitantes.

Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado a la Galería Nacional de Escocia (National Gallery of Scotland) es un museo de arte situado en Edimburgo, en un edificio de estilo neoclásico, edificado en la colina llamada The Mound, en la calle de los Príncipes (Princes Street). Diseñado por el arquitecto William Henry Playfair, fue inaugurado en 1859.

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