Museo Arqueológico Nacional (Madrid)

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megaurbanismo
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Museo Arqueológico Nacional (Madrid)

Mensaje por megaurbanismo » Jue, 20 Oct 2022, 15:50

Este trabajo está dedicado al Museo Arqueológico Nacional de España, está situado en la parte trasera de la Biblioteca Nacional, un edificio proyectado por Francisco Jarreño en el año 1865 y construido en 1892 por Antonio Ruíz de Salces para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América. Su dirección es Calle Serrano, 13.
El Museo Arqueológico Nacional atesora valiosísimas obras de arte de tiempos prehistóricos, prerromanos, romanos, visigodos, árabes, románicos y góticos.
De época románica, los restos guardados son importantísimos y de inexcusable visita. Se reparten en las salas XXXI, XXXII y XXXIII del primer piso.
La sala XXXI comparte el románico con otras manifestaciones artísticas, principalmente de tiempos prerrománicos. La sala XXXII se dedica exclusivamente al mundo románico y , por último, en la XXXIII, aparecen capiteles tardorrománicos del Monasterio de Aguilar de Campoo para pasar posteriormente a obras góticas.
Es imposible aquí hacer una relación completa de los tesosros mdievales que el Museo Arqueológico guarda. Así que haremos una selección de las obras que e consideran más acusadamente valiosas.
Sala XXXI. Crucifijo de Don Fernando y Doña Sancha. Se trata sin duda de una de las obras maestras, no sólo conservadas en el Museo, sino de todo el arte medieval español. Este crucifijo de marfil de Doña Sancha y Don Fernando fue donado por los reyes leones al Monasterio de San Isidoro en el año 1063. Es todo un prodigio de minuciosidad donde se combinan diferentes influencias que van desde la centroeuropea hasta la de Al-Andalus.
Arqueta de las Bienaventuranzas. Obra fechada en 1063. Estaba formada por un recubrimiento de plata (desaparecido) y siete placas conservadas de marfil con un ángel y un santo en cada una de ellas que representan las Bienaventuranzas.
Sala XXXII. Portada de la iglesia del Monasterio de Arlanza. Situada entre las salas XXXI y XXXII, esta portada perteneció al conocido Monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos). Este cenobio está considerado como "Cuna de Castilla" y uno de los centros espiritual más impresionantes que tuvo la España condal.
La portada propiamente dicha es un precioso ejemplar de tres amplias arquivoltas de medio punto muy decoradas con diversos motivos geométricos y altas columnas torsas y acanaladas. Los capiteles son vegetales con hojas rematadas en volutas y pomas. Los cimacios van decorados con róleos.
Arco y columnas perteneciente a San Pedro de Dueñas de Sahagún. Este arco perteneció a la iglesia del monasterio de San Pedro de Sahagún. los capiteles son de magnífica factura. En ellos se esculpieron escenas de gran fuerza simbólica, donde predominan los combates entre hombres y leones en clara alusión a la lucha permanente del hombre contra sus pasiones y en busca de la virtud.
Lápida del sepulcro de Alfonso Ansúrez.Fue recuperada del Fogg Museum de Harvard por canje de otra pieza en 1933. Está considerada como una de las obras más valiosas de estilo románico que conserva el Museo Arqueológico Nacional.
Está esculpido a dos vertientes y en el eje axial aparece el epitafio. La escultura muestra temas escatológicos propios de la función del soporte, como la Mano de Dios que emerge del Cielo para bendecir al difunto ante los ángeles Miguel, Gabriel y Rafael. También aparecen los evangelistas con forma humana, menos San Juan que lo hace en forma de ave.
Altorrelieve de la Virgen con el Niño. Originario de San Benito de Sahagún. Se estima que esta pieza de piedra tallada en altorrelieve que representa a la Virgen María con el niño, procede también del Monasterio de San Benito de Sahagún, concretamente del tímpano de una portada.
Se trata de una representación de la Virgen Teothokos del periodo clásico del románico, donde la Virgen y el Niño se presentan coronados y sentados con una gran solemnidad y hieratismo que confiere un aspecto de absoluta intemporalidad. En los huecos de las coronas y ojos se incrustarían piedras preciosas, hoy desaparecidas. En la esquina superior izquierda aparece la inscripción: "RES MIRA/ NDA SAT/ IS BENE/ CONPLA/ CITVR A/ BEA/T/I/S
Capitel de San Benito de Sahagún. Lamentablemente, este magnífico capitel doble procedente del Monasterio de San Benito de Sahagún se encuentra muy fracturado y desgastado. En uno de los dos frentes se esculpió una esfinge de largas trenzas puesta de pie y un bello ángel bendiciendo.
Pila Bautismal italiana. Pila italiana de influencia bizantina. Tiene una rica decoración en bajorrelieve a base de círculos que rodean animales reales y fantásticos.
Pila Bautismal de Mazariegos.Esta pila procede de Mazariegos (Burgos). La copa se decora con una arquería de medio punto sobre columnas. Los arcos cobijan rosetas y otros símbolos geométricos inscritos en círculos. Una bella cenefa rodea la pila en su parte superior a base de róleos. El borde de la copa y la basa llevan un sogueado, motivo que siendo muy usado durante el periodo románico, procede de la decoración prerrománica. Testimonio importante es su firma y datación: Fue obra de un maestro llamado Pedro y y corresponde a la mitad del siglo XII.
Pila Bautismal de San Pedro de Villanueva. Procedente del famoso Monasterio de San Pedro de Villanueva (Asturias), el Museo Arqueológico Nacional conserva esta original e interesantísima pila. Tiene una poco habitual forma de cuba, decorada con dos bandas de tallos ondulantes que cobijan hojas. En el centro una gran inscripción no deja ninguna duda sobre su origen: "IOHANNES ET MARIA FECERUNT HOC OPUS IN ERA MILA CLII". Es decir "Juan y María hicieron esta obra en la era de 1152" o lo que es lo mismo, en el año 1114.
Dos columnas de baldaquino. Los altares se cubrían con baldaquinos, es decir, estructuras rectangulares o cuadrangulares sostenidas por columnas que lo cubrían. En el Museo se conservan dos columnas de un baldaquino procedente del Monasterio de San Pelayo de Antealtares, pertenecientes al segundo cuarto del siglo XII. Cada columna tiene tallados tres apóstoles.
Virgen sedente con el Niño. Estatua de bulto redondo policromada integrante de un altar catalán. Se le ha llegado a relacionar con el autor del frontal del altar de Santa María de Taull
Frontal de altar. La iconografía de este frontal de altar, presumiblemente de origen leonés, es la habitual. Un Cristo en Majestad inscrito en la mandarla mística preside la escena bendiciendo. Alrededor se muestra a los "Cuatro Vivientes" o Tetramorfos y el grupo de doce apóstoles.
Cruces procesionales y de altar. El Museo Arqueológico Nacional conserva numerosas cruces metálicas esmaltadas. Son obras normalmente tardías de tipo limosino, aunque algunas pudieran haberse ejecutado en España. Pertenecen básicamente a los siglos XIII y XIV y se usaron como cruces procesionales y de altar.
Cristo de Oña. Espectacular talla de madera que representa a Cristo en la cruz. De un gran hieratismo y solemnidad, va cubierto con perizónium. Debió tener corona suprimida más tarde.
Sala XXXIII, está dedicada al tardorrománico y al gótico. En esta sala destacaremos:
Seis capiteles procedentes de la iglesia del Monasterio de Santa María de Aguilar de Campoo (Palencia)
De los arcos torales y de las naves de la iglesia del Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo proceden estos seis capiteles de excelente factura.
Los cuatro primeros forman un ciclo iconográfico perfectamente coherente: la muerte y resurrección de Cristo. Se cree que proceden de los arcos torales del crucero.
El primero representa a las Marías ante el sepulcro, Cristo y Magdalena y la duda de Santo Tomás. El segundo muestra a Cristo mostrando las heridas de la cruz, y ángeles con los objetos de la pasión e instrumentos musicales. En el tercero aparece el Descendimiento, En el cuarto aparece la Ascensión.
Dos capiteles del interior de la iglesia también han ido a parar al Museo Arqueológico Nacional. Pertenecerían a alguna de las naves. Son muy conocidos pues el primero representa al Rey David a caballo y el otro a Sansón desquitando al león, entre otros motivos.
Trece capiteles procedentes del claustro del Monasterio de Santa María de Aguilar de Campoo (Palencia)
Además de los anteriormente citadas piezas de Aguilar, el Museo Arqueológico Nacional se exponen otros trece conjuntos de capiteles (sencillos, dobles y hasta triples), en este caso, originarios del claustro.
Del uno al trece, la iconografía de estos capiteles es: 1.- Huida a Egipto. 2.- Arpías y leones. 3.- Soldados de la época luchando con animales. 4.- Animales envueltos en follaje. 5:-Matanza de los Inocentes. 6.- Resurrección de Cristo y la escena de las Dos Marías. 7.- Resurrección de Lázaro. 8.- Resurrección de Cristo y un ángel. 9.- Anunciación. 10.- Apostolado.
Los tres restantes tienen cesta vegetal. Aún existió otro capitel en el Museo procedente de este claustro que fue entregado al Fogg Museum con motivo de recuperar la lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez. Tenía grifos y leones entre follaje vegetal.
Es uno de los museos más importantes de España, lamentablemente es poco visitado y sus colecciones están muy valoradas por los expertos, naturalmente no es comparable al Museo Británico, pero bien merece una visita.
Espero que la amplia recopilación que he conseguido del Museo Arqueológico Nacional, sea de vuestro interés y sirva para promocionarlo.
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Fachada del Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. El edificio fue proyectado por el arquitecto Francisco Jareño (1818–1892) y construido entre 1866 y 1892.
Museo Arqueológico Nacional de España
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El Museo Arqueológico Nacional de España está ubicado en el llamado Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid, un edificio del siglo XIX del arquitecto Francisco Jareño compartido con la Biblioteca Nacional y situado en la Calle de Serrano, junto a la Plaza de Colón.

Historia
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El Museo se fundó en 1867 por Real Decreto de Isabel II. Su creación estuvo motivada por la necesidad de disponer de un museo donde, al igual que en los restantes países europeos, se pudieran conservar, clasificar y exponer los materiales arqueológicos, etnográficos, de artes decorativas y numismáticas que habían reunido los monarcas españoles en la Real Biblioteca, en el Real Gabinete de Historia Natural y en otras instituciones. En 1941 sus fondos de arqueología americana se desgajaron del Museo para pasar a integrar el nuevo Museo de América.
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Vista de las salas egipcias

Directores
- Juan de Dios de la Rada y Delgado (1894–1900).
- José Amador de los Ríos (1900–1916).
- José Ramón Mélida (1916–1930).
- Francisco de Paula Álvarez-Ossorio y Farfán de los Godos (1930-1939).
- Blas Taracena Aguirre (1939).
- Augusto Fernández de Avilés (1941-1952).
- Joaquín María de Navascués y de Juan (1952-1967).
- Martín Almagro Basch (1968-1981).
- Eduardo Ripoll Perelló (1981-1986).
- José María Luzón Nogué (1988–1994).
- María del Carmen Pérez Díe (1994–1998).
- Martín Almagro Gorbea (1998-1999).
- Marina Chinchilla Gómez (1999).
- Miguel Ángel Elvira Barba (1999-2004).
- Rubí Sanz Gamo, actual directora, en el cargo desde diciembre de 2004.
Desde 1999 el Director del Museo es designado por el Ministerio a cargo de los asuntos culturales (en la actualidad el Ministerio de Cultura), a propuesta del Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales.
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Estatua del pintor Diego Velázquez (1599–1660) junto a la entrada del Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Esculpida en mármol blanco de Italia por Celestino García Alonso en 1892.
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Estatua de Alonso Berruguete (h.1490–1561) junto a la entrada del Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Esculpida en mármol blanco de Italia por José Alcoverro y Amorós (1835–1910) en 1892.
El edificio
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Esfinges de bronce en la entrada del Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Realizadas por el escultor Felipe Moratilla y Parreto (1823–¿?) en 1892.
La primera sede del Museo fue provisional: un antiguo palacete de la calle de Embajadores llamado el Casino de la Reina, que el Ayuntamiento de Madrid había regalado a Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII.
En 1895 sus fondos fueron trasladados definitivamente al Palacio de Biblioteca y Museos, ocupando las plantas que dan a la calle de Serrano y parte de las laterales (un tercio del total del edificio, el resto lo ocupa la Biblioteca Nacional). El edificio se asienta sobre los terrenos de una antigua finca conocida como la huerta de San Felipe Neri. Se empezó a construir en 1866 sobre los planos de Francisco Jareño y Alarcón, pero las obras no concluyeron hasta 1892 —bajo la dirección de Antonio Ruiz de Salces—. Su estilo es neoclásico, siendo su planta rectangular, con cuatro grandes patios interiores. La fachada que da a la calle de Serrano presenta una portada con columnas dóricas en la entrada y una columnata jónica de la balconada en el piso superior. En el jardín de acceso se encuentra la reproducción de la cueva de Altamira.
Entre las reestructuraciones espaciales posteriores, la más importante se llevó a cabo entre 1968 y 1981: las tres plantas originales se convirtieron en cinco y se reinstalaron todas las colecciones con nuevos conceptos museográficos. En la actualidad se está ejecutando una renovación completa del edificio. A causa de dichas obras la mayor parte de las salas están clausuradas, siendo tan sólo visitable una exposición con una muestra de algunas de las obras maestras del Museo, "Tesoros del Museo Arqueológico Nacional".
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Asta de un Bos primigenius hallada en el yacimiento arqueológico de Arriaga, en Rivas-Vaciamadrid (Comunidad de Madrid, España). Datada en 200.000 años BP aproximadamente (Periodo Achelense).
Colecciones
El Museo Arqueológico Nacional contaba en el año 2003 con 34 salas que abarcaban 22 periodos de la cultura e historia de España y de otros países. Entre sus más de 1.300.000 piezas,[3] se pueden encontrar obras tan importantes como:
- El Orante de Gudea.
- Los Cuencos de Axtroki.
- Momias y sarcófagos egipcios.
- La Dama de Galera.
- La Bicha de Balazote.
- La Esfinge de Agost.
- La Leona de Baena.
- El Sepulcro de Pozo Moro.
- La Copa de Aisón.
- La Dama de Elche.
- El Toro de Osuna.
- La Dama de Baza.
- La Gran Dama Oferente del Cerro de los Santos.
- La Dama de Ibiza.
- La Estatua sedente de Livia.
- El Puteal de la Moncloa.
- El Tesoro de Guarrazar.
- Uno de los tres lotes en los que se encuentra dividido el Tesoro de Torredonjimeno.
- El Bote de Zamora.
- El Sepulcro de Doña Constanza de Castilla.
- Los Ábacos neperianos.
- Crucifijo-relicario de Don Fernando y Doña Sancha. Obra fechada en 1063
- Arqueta de las Bienaventuranzas. Obra fechada en 1063.
- Portada de la iglesia del Monasterio de Arlanza de Burgos
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El Museo Arqueológico Nacional además cuenta, con una reproducción del techo de los polícromos de la cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), en una sala subterránea ubicada bajo el jardín exterior.
Colección

La Dama de Elche también conocida como Dama Mora. Se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España, de Madrid. La Dama de Elche es un busto íbero tallado en piedra caliza que se data entre los siglos V y IV a. C. Mide 56 cm de altura y tiene en su espalda una cavidad casi esférica de 18 cm de diámetro y 16 de profundidad, que posiblemente servía, para introducir reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Otras muchas figuras ibéricas de carácter religioso, halladas en otros lugares, tienen también en su espalda un hueco y, como la Dama, sus hombros se muestran ligeramente curvados hacia delante.
La pieza se encontró cerca de Elche (España), donde existe un montículo que los árabes llamaron Alcudia (montículo) y que en la antigüedad estaba casi rodeado por un río. Se sabe que fue un asentamiento ibero denominado Helike (en griego) y que los romanos llamaron Illici Augusta Colonia Julia. Cuando llegaron los árabes, situaron la ciudad más abajo, en la parte llana, conservando el topónimo romano de Illici, que fue arabizado por el sonido elche.
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Descripción de la La Dama de Elche. Su indumentaria es totalmente íberica. Lleva una túnica azul de fino lino, mantilla sostenida por una peineta (que puede parecer una tiara), que cae atravesada sobre el pecho. Esta mantilla era rojiza y en ella aún quedan restos de pintura gastados. Sobre la mantilla, un gran manto (albornoz) de tela gruesa y pesante la cubría. Era de color marrón con un ribete rojo. Los labios conservan también restos de su color rojo. Está hecha de caliza fina, naranja y la cara tiene el color natural de esta piedra, probable color natural de su tez.
Lleva la Dama unas joyas características de los íberos: unas ruedas que cubren las orejas y que cuelgan de unas cadenitas sujetas a una tira de cuero que le ciñe la frente. Unos collares y coronas con esferitas y filigranas. Son reproducciones de joyas que tuvieron su origen en Jonia en el siglo VIII a. C. y que después pasaron a Etruria (Italia). En los últimos análisis se descubrió un pequeño fragmento de pan de oro en uno de los pliegues de la espalda. Esto induce a suponer que las joyas de la escultura estaban recubiertas de pan de oro.

Fotografía del busto de la Dama de Elche, poco tiempo después de su hallazgo en 1897
Artemidoro de Éfeso, hombre de Estado que viajó por las costas de Iberia allá por el año 100 a. C., describe a la mujer ibera en un texto que ha llegado hasta nuestros días, y en el que puede reconocerse muy bien la descripción de la Dama de Elche, tal es el parecido:
Algunas mujeres ibéricas llevaban collares de hierro y grandes armazones en la cabeza, sobre la que se ponían el velo a manera de sombrilla, que les cubría el semblante. Pero otras mujeres se colocaban un pequeño tympanon alrededor del cuello que cerraban fuertemente en la nuca y la cabeza hasta las orejas y se doblaba hacia arriba, al lado y detrás.

Dibujo hipotético de la policromía de la Dama de Elche, según Francisco Vives
En contraste con la indumentaria plenamente autóctona, los rasgos faciales revelan una fuerte influencia de la escultura griega. Se descubrió el día 4 de agosto de 1897. Los obreros de la finca estaban realizando el desmonte de la ladera sureste de la loma de La Alcudia, con fines agrícolas. Según la leyenda local, Manuel Campello Esclápez, Manolico, un chico de 14 años (este dato discrepa con su certificado de nacimiento) y que ayudaba en las tareas, fue el descubridor. Usando el pico de Antonio Maciá, y aprovechando un descanso de los jornaleros, empezó a excavar.
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Más info de la Dama de Elche: http://es.wikipedia.org/wiki/Dama_de_Elche
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La Dama de Baza es una escultura ibera labrada en piedra caliza policromada, del siglo IV a. C. Se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Esta obra fue encontrada el 22 de julio de 1971 por el arqueólogo Francisco José Presedo Velo en el Cerro del Santuario, necrópolis de la antigua Basti (Baza), en la provincia de Granada (Andalucía, España).
Estaba dentro de una cámara funeraria de 2,60 m² y 1,80 m de profundidad, donde había además un ánfora púnica que se comunicaba con la superficie por medio de un embudo, a través del cual seguramente se hacían desde el exterior, libaciones como ofrendas líquidas. Esto indica que se profesaba culto a la persona allí enterrada.
Delante de la dama había un pequeño amontonamiento de armas quemadas y otros objetos que formaban la panoplia de un guerrero. Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que puede tratarse del enterramiento de un importante guerrero.
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Objetos metálicos hallados junto a la Dama de Baza (M.A.N.) La dama de Baza se halla sentada en un trono que tiene unas alas bastante largas en el respaldo. Las patas delanteras del trono son garras de león. La superficie está rematada con la técnica del estucado y pintada después en azul, rojo, castaño y negro, todo ello aglutinado con yeso.
Su rostro muestra unas facciones algo toscas. Tiene el pelo negro, con dos grandes ondas laterales que asoman por debajo de un tocado compuesto por una cofia o tiara que cubre parcialmente las orejas y que además está decorada con tres bandas. Lleva unos pendientes de gran tamaño que están huecos y que cuelgan directamente del lóbulo de la oreja. El cuello está cubierto por cuatro gargantillas y a continuación luce un collar formado por cuentas en forma de tonel al que se enganchan cinco colgantes. Otro gran collar se muestra con tres piezas en forma de corazón. En los dedos tiene numerosos anillos y en cada muñeca se pueden ver varios aros.
Como vestimenta lleva una túnica azul con una cenefa en la parte inferior. Debajo de la túnica se aprecian dos sayas, la segunda apoyada sobre los zapatos. Tiene además un manto que va desde la cabeza a los pies; está abierto por delante formando pliegues en los laterales de la cabeza y sobre el cuerpo.
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Detalle de la Dama de Baza, detalle. La dama de Baza sostiene cuidadosamente en su mano izquierda un pichón pintado de azul cuyo ojo está representado por un círculo negro.
Las figuras escultóricas que conocemos con el nombre de damas (nombre que se viene dando a partir de la primera hallada en excavaciones, que fue la Dama de Elche) pertenecen al arte íbero. Todas ellas llevan ricos ropajes y adornos muy lujosos, y representan a alguna diosa que en algún caso podría ser Tanit. Todas las encontradas hasta el momento tienen una cavidad que se supone para depositar las cenizas fúnebres o bien para confiar algún tipo de ofrenda u objeto litúrgico. Ninguna de ellas se puede tomar como un ejemplo aislado. Son un buen ejemplo del arte íbero con influencias del Mediterráneo oriental y del mundo griego.
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Piezas de cerámica ibera de la primera mitad del siglo IV a.C. (Edad de Hierro II). Son parte del ajuar funerario de la tumba 155 de la Necrópolis del Santuario de Baza (Provincia de Granada, Andalucía, España), encontrada el 21 de julio de 1971, y donde también estaba la Dama de Baza.
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La Gran Dama Oferente es una escultura ibérica del siglo III o II a.C. Se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid (España). Se trata de una figura femenina de 1,30 metros de altura realizada en piedra caliza que se encuentra en el santuario del Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo (Albacete, España).
Se trata de una mujer con el gesto sagrado y atento de presentar un vaso con ofrendas. Quizá se trata del rito de iniciación de una muchacha noble.
Se muestra ricamente ataviada con tres túnicas superpuestas; la inferior, de pliegues muy finos, roza el suelo y enmarca los pies calzados.
Viste túnica lisa cubierta con un manto de gruesos pliegues en zigzag cuyos bordes caen hieráticos bajo las manos resaltando el valor de la ofrenda.
Una fíbula o pasador en forma de T sujetando el cuello de la túnica, tres collares y un lujoso tocado sobre su cabeza, con largas trenzas acompañadas de rodetes la adornan ataviada especialmente para la fiesta sagrada, en el día elegido y único de su presentación ante la divinidad y los hombres.
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La Dama de Ibiza es una figura de arcilla de 47 centímetros de altura que data del siglo III a. C. Fue encontrada en la necrópolis situada en el Puig des Molins en la isla de Ibiza, en el Mediterráneo. Está realizada a molde y tiene una cavidad en su parte posterior, característica que comparte con todas las demas "damas" encontradas, y que se especula que serviría para guardar reliquias, ofrendas o cenizas funerarias. Se trata de la representación de una diosa cartaginesa, seguramente Tanit, relacionada con la diosa fenicia Astarté. Presenta una ornamentación muy rica en su vestuario lo mismo que en las joyas.
La mayoría de las figuras encontradas en la necrópolis de Puig des Molins son representaciones de diosas, casi siempre de arte griego porque según se cree hubo a lo largo de los siglos una gran aportación étnica desde la Magna Grecia (nombre que se dio en la Antigüedad a las colonias griegas del sur de Italia). Se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico de Madrid.
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La Estatua sedente de Livia Drusilla es una escultura que data de principios del siglo I, que fue tallada en época del Imperio romano, siendo considerada una de las más hermosas efígies dedicadas a la mujer del emperador Augusto. Está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid) y tiene el número de inventario 2737.
La pieza fue encontrada en 1860 durante una excavación financiada por el Marqués de Salamanca en Paestum, nombre romano clásico de una importante ciudad greco-romana de la región italiana de Campania, situada al sureste de la provincia de Salerno, a 40 km al sur de la capital provincial y 92 de Nápoles, perteneciente al término municipal de Capaccio-Paestum.
Simbología. La escultura representa a Livia Drusilla, (Livia Drusa Augusta, Livia Drusila o Julia Augusta ( 28 de septiembre 57 a. C. — 29 d.C.), tercera esposa del emperador romano Augusto, e hija de Marco Livio Druso Claudiano, fallecido en la batalla de Filipos). Livia Drusilla fue deificada durante el reinado de su nieto, el emperador Claudio, recibiendo además el título de Augusta, puesto que el hijo de Livia, el emperador Tiberio, se negó a honrarla y a deificarla. Además, a la muerte de su madre, no respetó las últimas voluntades que ella había dejado estipuladas en su testamento. No obstante, Calígula, bisnieto de Livia, cumplió lo dispuesto por su bisabuela en su testamento.
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Orante de Gudea, es una escultura datada entre los años 2.550 y 2520 a. C.. Fue elaborada en el Período Dinástico Arcaico de Mesopotamia, en época de la civilización sumeria, considerada la primera y mas antigua civilización de la historia, que se extendió por el sur de Mesopotamia, en la zona de los ríos Tigris y Eufrates.
La pieza fue hallada en Irak y representa a un ciudadano sumerio orando de pie, siendo un tipo de escultura muy repetida en todo el arte de Mesopotamia. En 2001 fue adquirida por el Museo Arqueológico Nacional de España (situado en Madrid), donde actualmente se halla expuesta, y tiene el número de inventario 2001/110/1.
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Cuencos de Axtroki, Edad del Bronce Final, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Los Cuencos de Axtroki, son un par de recipientes de oro elaborados en el Siglo VII a. C. aproximadamente, en la llamada Edad del Bronce Final.
El par de cuencos de oro fueron hallados en un monte o paraje llamado Axtroki, anteiglesia o barrio rural de Bolibar, perteneciente a la localidad de Eskoriatza, provincia de Guipúzcoa, País Vasco, (España).
Se cree que los cuencos eran utilizados en ceremonias religiosas o rituales, siendo de un estilo similar a otros recipientes hallados en centroeuropa y las Islas Británicas pertenecientes a la Edad de Bronce.
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Dama de Galera. La escultura se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España, de Madrid. Galera (la antigua Tútugi) es una localidad española situada en la provincia de Granada. En sus cercanías se encuentra un importante yacimiento arqueológico en el que está la Necrópolis ibérica de Tútugi (en el Cerro del Real) que alberga distintos tipos de tumbas. El más frecuente de estos tipos es el que consta de una cámara rectangular, cubierta por un túmulo circular, a la que se llega a través de un largo pasillo. En estas tumbas se han hallado diversos objetos, como adornos, vasos griegos e iberos, armas, piezas de ajuar y figuras de barro y de alabastro. Si sitúan entre los siglos VI y III a. C.
La dama de Galera, que muestra la imagen, fue encontrada en este yacimiento y pertenece a la tumba nº 20 (en la zona I), del siglo V a. C. Es una figurilla fenicia del siglo VII a. C. (semejante a otra que fue hallada en Cartago, norte de África), hecha en alabastro, que probablemente represente a la diosa Astarté. La dama está sentada entre dos esfinges y sostiene un cuenco al que vierte líquido por dos agujeros que tiene en los pechos. Se aprecia en la figura influencia mesopotámica por sus formas robustas. En cambio la estilización en el traje y los cabellos denotan influencias egipcias. Debido a su carácter de objeto sagrado, pasó por varias generaciones hasta su enterramiento final como parte de un ajuar funerario.
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Bicha de Balazote. La Bicha de Balazote es una escultura ibérica encontrada en el término municipal de Balazote, en la provincia de Albacete. Quienes primero la estudiaron fue un grupo de arqueólogos franceses que la identificaron como una especie de cierva; de ahí que "biche" fuera su primera denominación, castellanizándose posteriormente a "bicha". Ha sido datada en el siglo VI a. C. Se encuentra depositada en el Museo Arqueológico Nacional de España (situado en Madrid) desde 1910.
Existen pocos datos sobre su hallazgo. Se sabe que fue encontrada en el paraje de los Majuelos, a escasa distancia del núcleo urbano. Recientes excavaciones en la vega de Balazote descubrieron un túmulo ibérico que permite situar tan singular pieza en el contexto de una necrópolis tumular a la que probablemente perteneció. Cerca del lugar también se rescataron importantes mosaicos de una villa romana.
La Bicha de Balazote, fue realizada sobre dos bloques de piedra caliza hacia la segunda mitad del siglo VI a. C. sus dimensiones son de 93 cm de longitud y 73 cm de altura máxima, es una de las frecuentes síntesis entre animal y hombre, en este caso de cuerpo completo, y representa un toro en reposo que demuestra un buen conocimiento de las características del animal, con las patas delanteras recogidas bajo el pecho y las traseras dobladas hacia el vientre. Algunos detalles formales resaltan las pezuñas o la prominencia del hueso de la cadera. La cola se curva sobre el muslo izquierdo y termina en un mechón puntiagudo de pelo.
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Bicha de Balazote, detalle cabeza.Tiene una cabeza de hombre barbudo, vuelta al espectador y ligeramente alzada, con unos pequeños cuernos y orejas también de toro, con las particularidades de las esculturas griegas arcaicas: hierática, con barba y cabellera a base de surcos rectos y geometrizada, de raíces hititas.
No está totalmente tallada, el lado derecho de la pieza no lo está, por lo que parece ser un sillar de esquina y estar pensada para adherirla a algún lugar, de manera similar a los leones de Pozo Moro. Posiblemente fuera de carácter funerario y formase parte de la decoración de un templo. Puede cumplir una función de defensa o ser una representación de la fertilidad: los griegos usaban las estatuas de toros androcéfalos como representación de los ríos, como símbolo de la fecundidad del río fertilizando los campos, y se asociaba al toro, símbolo de fecundidad. En este sentido, la Bicha de Balazote sería un símbolo de la vida que se deseaba al difunto.
Como el resto de la escultura ibérica, es anterior a la llegada de los Bárquidas en el 238 a. C. Según A. García y Bellido, representa a Aqueloo, basándose para ello en su relación con las monedas sicilianas que le representan. Dentro del contexto arqueológico donde se encontró han aparecido otras figuras escultóricas como la Esfinge de Haches.
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La Esfinge de Agost, que data de fines del siglo VI a. C., es una escultura de la época ibera con influencia helénica, encontrada en 1893 en el yacimiento agostense, y de autor desconocido. Hoy en día está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
Fue encontrada junto a otra esfinge custodiada en un museo parisino y un toro, del cual se perdió la pista después del hallazgo, el año 1893, en el yacimiento arqueógico de El Camp de l'Escultor, en el término municipal de Agost, provincia de Alicante.
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Tumba ibérica en el Cabezo de Alcalá. Las esfinges de Agost, son figuras que tienen el cuerpo de un león alado, la cabeza de una mujer y cola de serpiente. Se cree que se trata de una esfinge que se ubicó en una tumba íbera, por que como objeto funerario estaba destinado a transportar el alma del difunto al más allá según las creencias griegas que absorbieron la mayoría de los diferentes pueblos de Iberia.
Medidas: 82 cm de altura, 56 de anchura y 26 de fondo. Tiene pequeñas erosiones y mutilaciones. Pilar funerario. Estilo ibero-arcaico con influencias helénicas. Tallado en piedra caliza. Figura con forma de Esfinge.
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Leona de Baena es una escultura ibera de piedra caliza datada a finales del siglo VI a. C. Fue encontrada en el yacimiento arqueológico del Cerro del Minguillar, situado en la localidad de Baena (Provincia de Córdoba, Andalucía, España), donde se ubican los restos de la antigua Iponuba, ciudad ibero-romana perteneciente a la región Bética.
Representa a una leona tumbada y en actitud amenazante, y seguramente fue parte de un monumento funerario cuya tumba estaría protegiendo simbólicamente.
La escultura está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid), junto a diversas esculturas del periodo ibérico, y tiene el número de inventario 20418. Se encuentra una reproducción en bronce en la Plaza Palacio de Baena.
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El sepulcro de Pozo Moro es un monumento funerario turriforme de origen ibero datado hacia fines del siglo VI a. C., que fue encontrado en la población albaceteña de Chinchilla de Monte-Aragón. Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
Tiene sus orígenes en sepulcros neo-hititas. Está construido en piedra con sillería isódoma. Posee un basamento de tres escalones, un relieve en las cuatro esquinas, un nuevo basamento, un segundo cuerpo, una fila de leones y termina en forma piramidal, que simboliza el máximo de energía que necesita el cuerpo para ir al más allá.
El sentido turriforme es el del árbol de la vida, uniendo la parte terrenal con la celeste. Es la referencia del hombre en la Tierra y en el más allá.
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Sepulcro de Pozo Moro. Uno de los leones Los leones forman un bloque adosado al sepulcro. Aparece el león con las fauces abiertas. El león es un animal de signo positivo y carácter solar. Es un símbolo de protección que defiende el cuerpo y las cenizas. El referente es el toro alado del mundo mesopotámico. Al tener las fauces abiertas el león tiene sentido de monstruo andrófago, que es el encargado de purificar las almas en los paraísos. En los relieves se dan unas iconografías según las caras:
Una impresionante copa con un personaje dentro de ella. Representación de toros y plantas. Aquí se ve una representación de los trabajos de Hércules (o Heracles), se dan estos relieves porque el sepulcro estaría dedicado a un héroe ibérico, y porque Hércules mediante sus trabajos salvó a la humanidad. Representa el trabajo de los bueyes, el de matar a la Hidra de Lerna. Aparecen representados los dioses mediante una persona sedente alada, tiene en sus manos el árbol de la vida.
Siguen apareciendo los trabajos de Heracles, con la representación de pájaros que vuelan sobre un árbol. Es el trabajo de matar a los Pájaros del lago Estínfalo. Aparece un jabalí bicéfalo y un gusano con cabeza humana, aquí se ha visto un cerdo ibérico como alusión al animal positivo que ayuda al difunto en la ida al más allá. El cerdo hunde su hocico en la tierra y de las entrañas de la tierra se alimenta de los gusanos que saca, se ve la defensa del alma. El gusano representa a la figura diabólica.
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El relieve llamado "banquete". En la cara este figura el relieve conocido como "banquete", que muestra a varios seres de aspecto monstruoso. A la derecha, uno de ellos porta en una mano un cuchillo afalcatado, al tiempo que toca con la otra una cabeza humana que sobresale de un caldero, el cual está sobre lo que parece un fuego. En la parte izquierda del relieve se sitúa, entronizado, otro de estos seres, que aparece con doble cabeza y lenguas bífidas, y que parece dispuesto a engullir a un humano en otro caldero, en cuya mano derecha sostiene. Con la izquierda agarra la pata de un jabalí muerto, tendido boca arriba sobre una mesa. En el centro de la composición, un tercer ser le ofrece al anterior otro cuenco. Según autores como Olmos, Chapa o García Cardiel, este relieve, como parte de una "heroización" del rey o jefe enterrado, representaría un peligro extremo del que aquel lograría escapar.
En el ritual funerario se da el banquete funerario y como parte del cortejo funerario era muy importante la música. El friso tiene una continuidad, empezando con unos jinetes y acabando con la muerte en sí. En los relieves destaca la figura de la flautista, de la que hay que destacar el traje, que es el ceremonial del mundo ibérico, lleva un pelo muy elaborado. Existe una despreocupación por el canon al contrario que en el mundo griego. Tiene los ojos almendrados y lleva un cinturón decorado con olas de origen cretense.
Los primeros hallazgos fortuitos se produjeron a comienzos del siglo XX, aunque no seria hasta finales del año 1970 cuando aparecerían sillares con relieves en la superficie al roturar las tierras. Es por ello que el dueño de la finca decidió suspender dichas labores y avisar a las autoridades del Museo Arqueológico Nacional y el de Albacete. Gracias a la sensibilidad artística del dueño de la finca se pudo llevar a cabo una prospeccion del lugar, así como estudios topográficos e iniciar una excavación arqueológica. Dicha excavación estaría dirigida por el director a la sazón del Museo Arqueológico Nacional, quien publicó también los primeros estudios sobre el monumento, cuya versión más completa y extensa se encuentran en una revista del Instituto Arqueológico Alemán de 1983. Los datos que se ofrecen a continuación son una síntesis de sus estudios.
Dicho monumento se localiza en un punto estratégico que constituye un cruce de caminos entre la vía que unía Carthago Nova con Complutum y la Vía Heraklea que unía Cádiz (antigua Gadir) con el Levante.
Además el monumento nos confirmó el carácter orientalizante de la cultura íbera en sus comienzos y permitió esclarecer su estructura social y política. Además se aumentaron los conocimientos sobre las necrópolis ibéricas. Se conocen muy pocos monumentos turriformes en la península ibérica, apenas existen unos 30 ejemplos, lo cual demuesra su vinculación a una estructura de tipo regio.
El monumento se encontró derruido, con los sillares por tierra, aunque se pudo llevar a cabo una reconstrucción del mismo gracias al basamiento in situ y al análisis de la posición de los sillares, que parece ser se encontraban en la posición en la que cayeron originariamente. Se construyó sobre una base escalonada de tres escalones, de 3,65 metros de lado. Se sabe que en total midió 10 metros de altura. La torre de planta cuadrada estaba apoyada sobre cuatro leones esculpidos en los sillares de las esquinas. Por otro lado el difunto se incineró in situ y se han encontrado restos del ajuar con exquisitas piezas griegas como una jarra de tipo oinochoe de bronce, un kylix y un lekithos áticos.
El monumento se levantó directamente sobre la pira funeraria o Bustum, a cuyo alrededor había un recinto de guijarros en forma de taurodermis o de lingote de cobre chipriota, elemento orientalizante ya presente en la cultura de Tartessos y en altares como los de Cancho Roano.
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Sepulcro de Pozo Moro, probablemente se trate de la tumba real de un príncipe o regulo indígena. El monumento era la representación del alma del rey o principe divinizado. El monumento tiene muchas implicaciones desde el punto de vista ideológico y sociocultural; muestra la ideología sagrada y politica del pueblo ibero, donde los dirigentes eran heroizados y sacralizados. Y ejemplifica así mismo la división jerárquica de la sociedad y su organización monárquica.
El monumento fue levantado en torno al 500 a. C. El ajuar tiene una cronología de en torno al 500 a. C., por tanto es una fecha post quem datar el monumento. Es el monumento ibérico más antiguo y el mejor conservado. En torno a él y encima se desarrolló una necropolis iberica.

Tesoro de Guarrazar
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Corona votiva del rey visigodo Recesvinto († 672). Realizada en oro y piedras preciosas en la segunda mitad del siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar, hallado en Guadamur (Toledo, España) en 1853 y 1861.
Tesoro de Guarrazar. Es un tesoro arqueológico compuesto por coronas y cruces votivas que los reyes visigodos españoles ofrecieron en su día a la Iglesia. Fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico de la llamada huerta de Guarrazar, situada en la localidad de Guadamur (Castilla-La Mancha, España), muy cerca de la capital de provincia, Toledo. El tesoro está repartido entre el Museo de Cluny, en París, la Armería del Palacio Real de Madrid y el Museo Arqueológico Nacional de España.
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Composición. Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas votivas de los reyes visigodos Recesvinto y Suintila (esta última fue robada en el año 1921 y jamás recuperada). Ambas de oro, engastadas con zafiros, perlas y otras piedras preciosas. Hay también otras coronas más pobres y más pequeñas, cruces votivas, y había hasta cinturones, hoy desaparecidos. Todas estas joyas encontradas en Guarrazar provienen de los talleres de orfebrería ibéricos, de gran tradición desde la prehistoria, muy vinculados en la época de los visigodos a las artes bizantinas. Emplean la técnica de granates incrustados, que fue la preferida desde siempre por los pueblos bárbaros. Las letras de las coronas están ejecutadas con alvéolos de oro donde se han incrustado granates tallados en el hueco. Los adornos repujados de las aspas de las cruces son de tipo germánico, pero la forma de las coronas votivas es totalmente bizantina. Las coronas del tesoro eran de tipo votivo y nunca las llevaron puestas los monarcas.

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Corona votiva visigoda. Realizada en oro, piedras preciosas y nácar en el siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar.
Las joyas bizantinas debieron ser muy abundantes, según dicen los historiadores. En el libro “Vidas de los Padres emeritenses” se cuenta que en las iglesias de Mérida había joyas para llenar varios carros. Un historiador árabe nos cuenta que al entrar los musulmanes en Toledo, encontraron en su catedral una serie de coronas votivas que los reyes visigodos habían ido donando. Muchas las fundieron para aprovechar los metales nobles. Se sabe que las joyas de la iglesia de Toledo y las del Tesoro Real fueron causa de envidias y graves disputas entre los árabes cuando conquistaron estas tierras. Una gran parte de estas coronas y cruces debieron ser escondidas por los clérigos visigodos, como ocurrió con las que estaban en el cercano monasterio de Santa María de Sorbaces.
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Detalle de la corona votiva del rey visigodo Recesvinto († 672). Realizada en oro y piedras preciosas en la segunda mitad del siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar. La imagen muestra tallas en cristal de roca y cadenas con eslabones de los que cuelga el lema (R)ECCESVINTUVS REX DEFERET y una cruz pectoral bizantina.
Historia del descubrimiento. Parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad. En el año 1858 hubo unas lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento del terreno donde estaba la iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces. Salió a la luz una caja de hormigón junto al sepulcro de un presbítero llamado Crispinus. Las personas que lo encontraron lo llevaron a un platero de Toledo que fundió la mitad de los objetos. La otra mitad fue comprada por un militar francés que la llevó a París y allí la vendió al Museo de Cluny. Los descubridores en vista del hallazgo siguieron excavando y encontraron un grupo de coronas y cruces, que esta vez vendieron a la reina Isabel II, quien hizo que se depositaran en la Armería Real de Madrid.
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Corona y cruz votivas visigodas. Realizadas en oro, piedras preciosas, nácar, perlas y cristal en el siglo VII. Son parte del llamado Tesoro de Guarrazar.
Las coronas de los reyes Suintila y Recesvinto que llegaron hasta el museo de Cluny fueron restauradas en París, de manera que cambiaron bastante su apariencia. Así, la cruz que en la actualidad vemos pendiente del centro de la corona de Recesvinto era en realidad una fíbula (broche) y conserva aún el muelle y el cierre, además de que es de otro estilo distinto a la propia corona. El gobierno español pudo recuperar las dos coronas y las depositó en la Armería Real, pero en el año 1921, en el transcurso de una noche, desapareció la de Suintila y jamás se pudo seguir su rastro.
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Cruz votiva visigoda. Realizada en oro, piedras preciosas, nácar y vidrio en el siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar. Altura: 15,2 cm. Anchura: 11,4 cm.
El 4 de abril de 1921 se cometió el robo en la Real Armería, la corona de Suintila y un trozo de corona de enrejado que pertenecían al conjunto que poseía el Patrimonio Real, gracias a la donación de Domingo, desaparecieron. El robo se divulgó poco, sólo La Época hizo una publicación más extensa con grabados, para que sirviese de guía en la búsqueda de lo sustraído. Al parecer fueron localizados los autores del robo, pero no lo objetos de éste, que hasta hoy no han aparecido.
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Corona y cruz votivas visigodas. Realizadas en oro, piedras preciosas, nácar, perlas y cristal en el siglo VII. Son parte del llamado Tesoro de Guarrazar.

Corona y cruz votivas (M.A.N.)El estudio gemológico de Juan S. Cozar y Cristina Sapalski reveló que el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules (cuyas características los hacen procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka), 3 corderitas azules (iolitas), 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias (piedras luna), 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino.
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Gran Cruz de Guarrazar. Piezas de la llamada Gran Cruz de Guarrazar. Realizada en oro, piedras preciosas, nácar, perlas y cristal de roca en el siglo VII. Es parte del Tesoro de Guarrazar, hallado en Guadamur (Toledo, España) en 1853 y 1861. Estas dos chapas decoraban sendos brazos de la cruz por uno de sus lados.
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El Puteal de la Moncloa, también conocido como Puteal de Madrid, es un brocal de pozo (puteal en latín) realizado en la Antigua Roma en el siglo I d. C perteneciente a los fondos del Museo Arqueológico Nacional de España.
El Puteal ha tenido tradicionalmente una especial significación por la relación que establecieron los investigadores entre sus relieves y los del Partenón, habiéndose usado hasta hace poco para reconstruir el perdido grupo central del frontón oriental de dicho templo, si bien estudios más recientes han puesto de manifiesto importantes diferencias entre ambas obras, tanto estilísticas como iconográficas. Por otro lado la calidad del Puteal está muy lejos de la de las esculturas de Fidias, siendo obra de un taller neoático de segunda categoría.
La primera referencia documental sobre la pieza se remonta a 1654, cuando pertenecía a la reina Cristina de Suecia. Al morir ésta pasó a su secretario, Azzolino, luego al sobrino de éste, Pompeo, después a Livio Odescalchi y de él al príncipe d'Erba, cuya colección de escultura fue adquirida por Felipe V.
Realizado en mármol, está decorado con relieves que narran dos mitos griegos: el nacimiento de Atenea en el Olimpo y el de las Moiras o Parcas, las encargadas de tejer el destino de dioses y hombres.
La pieza pertenece a la colección del Museo Arqueológico Nacional de España, con sede en Madrid, en el que tiene el número de inventario 2691.
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Bote de Zamora, también llamado "Píxide de Zamora" y considerado como una de las joyas del arte islámico, es una urna de marfil de elefante, que data de la época del Califato Omeya en la Península Ibérica, territorio llamado Al-Ándalus.
La urna fue hallada por los arqueólogos en la antigua ciudad del califato de Córdoba, llamada Madinat al-Zahra, (la ciudad de Zahra), fundada por el califa Abderramán III (Abd al-Rahman III, al-Nasir), y que estaba situada a unos 5 km de Córdoba en dirección oeste.
El píxide fue tallado en el Califato de Córdoba, por un artista desconocido, del cual solo se conoce el sobrenombre de "El maestro de Zamora", en el año 964 d. C., y destaca por su increíble detalle y finura en la ejecución.
Contiene inscripciones que indican que fue un regalo del califa Abû al-`Âs al-Mustansir bi-llah al-Hakam ibn `Abd ar-Rahman (en árabe, أبو العاص المرتضى الحكم بن هشام), más conocido como Al-Hakam II o Alhakén II (Córdoba, 13 de enero de 915 - Id., 16 de octubre de 976), segundo califa omeya de Córdoba, desde el 16 de octubre de 961 hasta su muerte, a la vasco-navarra Subh, concubina y madre de su heredero Hisham II en el año 964 de la Hégira.
Se llama Bote de Zamora, porque antes de estar en el Museo Arqueológico Nacional formó parte del llamado "Tesoro de la Catedral de Zamora" y además en la pieza hay una inscripción en la que se conocía al artista que la fabricó como "Maestro de Zamora".
La pieza se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, aunque anteriormente formó parte del "Tesoro de la Catedral de Zamora".
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El Sarcófago de Taremetchenbastet, es un sarcófago de madera elaborado en la Dinastía XXVI, que transcurre del año 672 a 525 a. C., también denominada Saíta, por tener su capital en Sais; fue la última dinastía nativa que gobernó Egipto antes de la conquista persa. Se la considera el inicio del Periodo Tardío de Egipto (configuran este periodo las dinastías XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX, XXX y XXXI).
El sarcófago fue hallado en Saqqara, emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos treinta kilómetros de El Cairo y 17 de la ciudad de Giza. Estuvo en uso desde la dinastía I (ca. 3050 a. C.) hasta época cristiana (ca. 540).
El sarcófago estaba destinado para acoger a un hombre aunque fue utilizado por Taremetchenbastet, hija de Pthairdis durante la dinastía XXVI de Egipto, durante el Periodo Tardío de Egipto.
Conservación. La figura pertenece a la colección del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, (España), en el que tiene el número de inventario 15159.
Características. Forma: Sarcófago antropomorfo masculino. Técnica: Tallado. Estilo: Egipcio. Material: madera policromada, estuco. Altura: 190 centímetros. Anchura: 60 centímetros. Inscripciones: Se reproducen los capitulos 640-643 de los Textos de las Pirámides y el capítulo 172 del Libro de los Muertos de la versión Saíta.
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Estuche para guardar dos ábacos neperianos. Las piezas son de marfil. El mueble, de maderas de palosanto y nogal, latón y marfil. Se desconocen el lugar de fabricación y la autoría del conjunto, que se hallaba en España en el segundo cuarto del siglo XVII. Los modelos de los ábacos fueron diseñados por el matemático escocés John Napier (1550-1617): el conocido como "Huesos de Napier", y un segundo de mayor complejidad, único ejemplar de sus características en el mundo.
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Estatua orante de Pedro I de Castilla, el Cruel (1334-1369), en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Fue esculpida en alabastro en 1504 por encargo de los Reyes Católicos, y estuvo en el convento de Santo Domingo el Real de Madrid hasta su traslado al museo en 1868.
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Estatuilla de una sirena procedente de Canosa (Magna Grecia), en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Está representada con patas, alas y cola de ave, portando una cítara, y elevando el brazo derecho sobre la cabeza, en un típico gesto de lamentación. Fue esculpida en terracota entre 340 y 300 a.C., y tenía un carácter funerario y de psicopompo.
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Estatua de mármol del emperador romano Tiberio (42 a.C.–37 d.C.). Esculpida en la primera mitad del siglo I. Encontrada en Paestum (Campania, Italia) en 1860 durante una excavación financiada por el marqués de Salamanca. Actualmente está en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Estatua de mármol de Livia Drusila (58 adC–29 dC). Esculpida en el primer cuarto del siglo I. Encontrada en Paestum (Campania, Italia) en 1860 durante una excavación financiada por el marqués de Salamanca. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid).
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Sarcófago de mármol con figuras en relieve que representan escenas de La Orestíada, en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Obra romana esculpida a mediados del siglo II d.C. en la Ciudad de Roma. Hasta su traslado al Museo (1870), estuvo en la Colegiata de Santa María de la Dehesa Brava de Husillos (Palencia, España).
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Mosaico romano de Medusa y las estaciones. Piedra caliza. Fines del siglo II. Procedente de Palencia (España). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Busto femenino como representación del Verano, con un manojo de espigas en la frente y una hoz junto a su hombro. Detalle del mosaico romano de Medusa y las estaciones realizado en piedra caliza a fines del siglo II y procedente de Palencia (España). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Hércules y la Hidra de Lerna. Detalle del mosaico romano de Los doce trabajos de Hércules de Liria (Valencia, España). Piedra caliza. Primera mitad del siglo III. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Hércules y Cerbero. Detalle del mosaico romano de Los doce trabajos de Liria (Valencia, España). Piedra caliza. Primera mitad del siglo III. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Hércules y Onfalia. Detalle del mosaico romano de Los doce trabajos de Liria (Valencia, España). Piedra caliza. Primera mitad del siglo III. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Muestra a Hércules vestido con ropaje femenino y sujetando un ovillo de lana (izquierda), y a Onfalia con la piel del León de Nemea y la maza de madera de olivo de Hércules (derecha).
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Figura itifálica ibera en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Realizada en bronce entre los siglos V y III a.C.
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Empuñadura de una falcata ibera en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Hierro y plata. Siglo IV o III a.C. Procedente de Almedinilla (Córdoba, España). Encontrada en 1867.
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Coraza griega de bronce, en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Procedente de Grecia. Fabricada entre 620 y 580 a.C. Pertenece a uno de los tipos más antiguos del armamento griego de época arcaica.
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Jarro de Valdegamas. Obra tartésica realizada en bronce a fines del siglo VI a.C. Procedente de Don Benito (Badajoz, España). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Ánfora griega procedente del Ática, realizada mediante la técnica de figuras negras entre 515 y 500 a.C. por el Pintor de Rycroft. En el M.A.N., en Madrid (España). Muestra a Heracles arrojando al Jabalí de Erimanto sobre Euristeo, quien se esconde aterrado en una tinaja. Contemplan la escena las diosas Artemisa (izquierda) y Atenea (derecha).
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Crátera griega de columnas procedente del Ática, en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Autor: Pintor de Triptólemo. Realizada mediante la técnica de figuras rojas entre 480 y 470 a.C. Muestra a una ménade, que es perseguida por un sátiro (en la cara opuesta).
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Kílix firmado por el pintor Aisón, fechado entre 425 y 410 adC, en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. El tondo muestra la victoria de Teseo sobre el Minotauro en presencia de Atenea.
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Tondo de la Copa de Aisón, que muestra la victoria de Teseo sobre el Minotauro en presencia de Atenea.
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Parte inferior de un kílix firmado por el pintor Aisón, fechado entre 425 y 410 a.C., en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Muestra escenas de la vida de Teseo.
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Estamno procedente de Etruria, en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Realizado mediante la técnica de figuras rojas entre 360 y 340 a.C. Muestra a un joven flautista cabalgando sobre un delfín.
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Cuenco prehistórico, parte de un conjunto de cerámica de la cultura campaniforme procedente de Ciempozuelos (Comunidad de Madrid, España). Fue realizado en arcilla negra, pulimentado con una capa de barro fino, y decorado con motivos geométricos incisos rellenos de pasta blanca. Fechable en el Bronce inicial, entre 1970 y 1470 a.C. Fue encontrado en 1894 como parte de un ajuar funerario
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Jarrón del tipo Alhambra, realizado en el siglo XIV o XV en el Reino Nazarí de Granada. Se encuentra en el M.A.N. (Madrid) y procede de la Iglesia de Hornos de Segura (Provincia de Jaén, Andalucía, España).
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Vaso prehistórico, parte de un conjunto de cerámica de la cultura campaniforme procedente de Ciempozuelos (Comunidad de Madrid, España). Fue realizado en arcilla negra, pulimentado con una capa de barro fino, y decorado con motivos geométricos incisos rellenos de pasta blanca. Fechable en el Bronce inicial, entre 1970 y 1470 a.C. Fue encontrado en 1894 como parte de un ajuar funerario.
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Ídolo oculado (llamado "de Extremadura"). Obra de arte esquemático esculpida en alabastro en el valle del Guadalquivir (España) durante el Calcolítico (tercer milenio a.C.). Tiene forma cilíndrica levemente ensanchada por el centro, y muestra decoración perimetral grabada. Se representan ojos de esquema radial, cejas, cabellos y posible tatuaje facial.
Altura: 19 cm. Diámetro máximo: 7 cm. Diámetro de la base: 5 cm.
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El llamado Tesoro de Sagrajas, conjunto de piezas de orfebrería (principalmente brazaletes) realizadas en oro a comienzos del milenio I a.C. (Bronce Final). Fue hallado en Sagrajas, una pedanía del término municipal de Badajoz (Provincia de Badajoz, Extremadura, España).
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Una de las láminas de bronce de un astrolabio planisférico fabricado en Toledo (España) por Ibrahim ibn Said al-Sahali, cuyo nombre y año de ejecución (459 de la Hégira / 1067 d.C.) aparecen en una de las inscripciones en caracteres arábigos. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Astrolabio planisférico fabricado en Toledo por Ibrahim ibn Said al-Sahali, cuyo nombre y año de ejecución (459 de la Hégira / 1067 d.C.) aparecen en una de las inscripciones de las láminas, en caracteres arábigos. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Brújula de agrimensor del último cuarto del siglo XVIII. Fabricada en madera, latón, acero, papel y vidrio.
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Brújula azimutal española del siglo XVIII. Fabricada en madera, latón, acero y vidrio.
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Fíbula aquiliforme visigótica. Bronce y pasta vítrea. Siglo VI. Procedente de Espinosa de Henares (Guadalajara, España). Realizada mediante la técnica del alveolado o tabicado (cloisonné). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Medalla de Alfonso V de Aragón, el Magnánimo (1396–1458), en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Realizada por Antonio di Puccio (Pisanello) y fundida en plata en 1449.
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Espada jineta fabricada en el Reino Nazarí de Granada en el siglo XIV o XV. La hoja es de acero y la empuñadura de azófar (aleación de cobre y zinc). Procede de la Iglesia de San Marcelo de León. Mide 95 cm de largo y 9,6 cm de ancho. Está en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Pistola de llave de rueda en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Fabricada en acero, hierro, madera y plata en Ripoll (Gerona, Cataluña, España), en los últimos años del siglo XVII.
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Cruz de término de estilo gótico. De escuela levantina, fue labrada en piedra caliza en la segunda mitad del siglo XV. El fuste torso es algo posterior. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid) y es de procedencia desconocida.
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Arca de esponsales renacentista (cassone). Realizada en Florencia (Italia) en la segunda mitad del siglo XV, con madera de cedro, pan de oro y pinturas al óleo sobre tabla. La escena frontal representa el acto final de la Batalla de Anghiari (1440).
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La llamada Arqueta de Palencia. Arqueta andalusí del siglo XI. Fue realizada en madera, cobre, marfil y esmaltes en el taller de Cuenca de la Taifa de Toledo. Posteriormente estuvo en la Catedral de Palencia.
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Cofre de bodas decorado con escenas de la historia de Jasón y Medea. En la cubierta, representaciones de las Siete Virtudes, de las que sólo se conserva la Prudencia. Hecho en el siglo XV con madera y marfil, mediante la técnica de taracea "alla certosina".
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Ponchera de la Casa Real española. Hecha con vidrio y cristal hacia 1830.
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Frutero de bronce y cristal.
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Enterramiento en tinaja típico de la segunda fase de la cultura de El Argar, Bronce Pleno en el sur de España
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Elephas antiquus procedente de las excavaciones arqueológicas de Torralba, provincia de Soria, España. Se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
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Candelabros de Lebrija. Tres timiaterios tartesios de oro, parte de un conjunto de seis, llamados Candelabros de Lebrija (Provincia de Sevilla, Andalucía, España). Datados en el siglo VII a.C. (Periodo Orientalizante tartésico, Edad del Hierro I). Altura: 70 cm. aprox.
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Baldaquino de altar procedente de la región de Roma (Italia), esculpido en caliza marmórea en el siglo VIII o IX.
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Arco románico sostenido por capiteles. Conjunto procedente de la Iglesia de San Pedro de las Dueñas (León, España), labrado en piedra caliza en la primera mitad del siglo XII.
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Prensa de volante para acuñación de monedas. Fabricada en hierro, bronce y acero en Francia, e instalada en la Real Casa de la Moneda de Madrid en 1832. Este modelo se llama Austerlitz, ya que las primeras máquinas de este tipo se fabricaron en 1807 con los cañones capturados al ejército ruso en la batalla del mismo nombre.. Fabricada en hierro, bronce y acero en Francia, e instalada en la Real Casa de la Moneda de Madrid en 1832. Este modelo se llama Austerlitz, ya que las primeras máquinas de este tipo se fabricaron en 1807 con los cañones capturados al ejército ruso en la batalla del mismo nombre.
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Prensa de volante para acuñación de monedas, vista parcial. Fabricada en hierro, bronce y acero en Francia, e instalada en la Real Casa de la Moneda de Madrid en 1832. Este modelo se llama Austerlitz, ya que las primeras máquinas de este tipo se fabricaron en 1807 con los cañones capturados al ejército ruso en la batalla del mismo nombre. Inventada en 1803 por Ph. Gengembre y ejecutada en 1831 por J.F. Saulnier (según inscripciones). Altura: 77 cm. Anchura máxima: 40 cm.
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Escultura íbera de un toro, labrada en piedra caliza a fines del siglo V a.C. Procedente de Osuna (Sevilla, España), se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Se trata de un sillar con figura en altorrelieve de un toro echado, que formaba parte de un monumento funerario, en el cual tendría función protectora.
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Capitel entrego románico procedente de la desaparecida Iglesia de San Pedro de Valdecal (Granja de Valdecal, Palencia, España). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. Fue labrado en piedra arenisca en el siglo XII. Muestra a cuatro obreros transportando a hombros una gran cuba colgada de un grueso palo. Este tema también se puede ver en San Martín de Frómista.
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Capitel románico del siglo XIII, procedente del ábside lateral de la iglesia del Monasterio de Santa María la Real, en Aguilar de Campoo (Palencia, España). Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid. El relieve de la derecha representa a Sansón luchando con el león. El de la izquierda, a una sirena con dos colas.
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Crucifijo-relicario de Don Fernando y Doña Sancha, detalle. Se trata sin duda de una de las obras maestras, no sólo conservadas en el Museo, sino de todo el arte medieval español. Este crucifijo de marfil y azabache de Doña Sancha y Don Fernando fue donado por los reyes leones al Monasterio de San Isidoro en el año 1063. Es todo un prodigio de minuciosidad donde se combinan diferentes influencias que van desde la centroeuropea hasta la de Al-Andalus.
La reliquia que contiene es un fragmento de la Vera Cruz. Su delicada labra heredera de la eboraria islámica, la elevan al rango de obra prima de la talla en marfil hispana.
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Detalles del Crucifijo-relicario de Don Fernando y Doña Sancha
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Arqueta de las Bienaventuranzas. Obra fechada en 1063. Estaba formada por un recubrimiento de plata (desaparecido) y siete placas conservadas de marfil con un ángel y un santo en cada una de ellas que representan las Bienaventuranzas. La arqueta fue recompuesta tras los desperfectos sufridos en la Guerra de la Independencia (Bajo estas líneas). Ambas pueden disfrutarse en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid.
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Portada de la iglesia del Monasterio de Arlanza de Burgos. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Este arco enmarcó la puerta de entrada ala iglesia del monasterio de San Pedro de Arlanza, que estuvo en el muro septentrional de la torre. Es uno de los primeros ejemplos de arquitectura románica en Castilla (la iglesia románica se construyó a partir de 1085 sobre una construcción prerrománica) y en ella se aprecian ya las características propias del estilo en esta zona: empleo de la piedra caliza; arquivoltas formadas por sucesivos arcos que se apoyan en sendas parejas de columnas; y desarrollo de la escultura decorativa a base de elementos geométricos y vegetales muy esquematizados: bolas, sogueados, entrelazos y palmetas. El aún escaso desarrollo de las arquivoltas es debido al poco espesor de los muros de la iglesia: si no son más gruesos es porque las cubiertas originales eran de madera y no abovedadas.
La portada de la iglesia del monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza (Burgos) fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional desde su emplazamiento original en 1895.. En las fotografías del momento se aprecia su posición original, sepultada bajo una gruesa capa de escombros, tras cincuenta años de abandono como consecuencia de la desamortización de Mendizábal. También se ve el tímpana, que no fue montado en el Museo, y la cruz con láurea que decoraba el dintel.
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El desaparecido monasterio de San Pedro de Arlanza, fue uno de los cenobios más importantes de la Castilla condal, está considerado como la "Cuna de Castilla". Los restos del primer conde independiente de Castilla, Fernán González y su esposa, permanecieron allí enterrados desde el año 970.
Esta paz y este esplendor se truncó con la famosa desamortización de Mendizábal en 1836 que obligó al abandono del monasterio, que fue cayendo en ruina. Entre los restos solo se conserva la torre del siglo XII, parte del claustro y la sala capitular.
El monasterio fue despojado. En 1841 trasladaron los sarcófagos de los condes a la Colegiata de la vecina población de Covarrubias, la portada de la iglesia fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1895, el sepulcro románico de gran belleza que la tradición dice haber pertenecido a Mudarra trasladado a la catedral de Burgos, sus valiosos frescos se exhiben ahora en el Museo Metropolitano de Nueva York y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, de sus campanas ahora dos de ellas en la iglesia de Hortigüela, y otras obras de arte de amplia relación desperdigada por otros lugares.
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Ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza de Burgos.

Enlaces interesantes
Para ver el resto de la colección: http://commons.wikimedia.org/wiki/C..._de_Espa%C3%B1a
Para visitar las salas egipcias: http://www.egiptomania.com/antiguoegipto/museos/man.htm
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El autor de este trabajo, a la entrada del Museo Arqueológico Nacional de España

Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el extenso trabajo recopilatorio dedicado al Museo Arqueológico Nacional de España, francamente impresionante y recomendable para curiosear unas horas y admirar la gran colección que alberga.

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