Domínguez Bécquer, Valeriano

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megaurbanismo
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Domínguez Bécquer, Valeriano

Mensaje por megaurbanismo » Lun, 27 Dic 2021, 09:23

Este trabajo esta dedicado al pintor sevillano Valeriano Domínguez Bécquer. Se dedicó a pintar escenas costumbristas y retratos.Estudió con su tío el pintor Joaquín Domínguez Bécquer. Pese a su poca obra (menos de 60 óleos), es uno de los pintores más característicos del costumbrismo romántico. También pintó notables retratos y caricaturas e ilustraciones junto a su hermano Gustavo Adolfo.

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Valeriano Domínguez Bécquer (Sevilla, 1833 - Madrid, 1870) fue un pintor español. Fue hijo del pintor José Domínguez Bécquer, sobrino del también pintor Joaquín Domínguez Bécquer y hermano del famoso poeta Gustavo Adolfo Bécquer que también hizo sus pinitos en la pintura.

Valeriano se inició en la pintura de mano de su padre, aunque también tuvo como maestro a Antonio Cabral Bejarano. Trasladado a Madrid, su hermano le abrió las puertas de los ambientes artísticos de la capital del reino.

Valeriano Domínguez Bécquer recibió en 1864 del Gobierno de la Nación, el encargo de una serie de pinturas que reflejasen las fiestas populares, las costumbres y los trajes típicos de las distintas regiones españolas y que dieron lugar a obras como "El baile", "Fiesta popular del Moncayo (Aragón)" o "Costumbres españolas de la provincia de Soria". Sin embargo un cambio del Gobierno supuso para el pintor abandonar el trabajo al ver suspendida la beca que tenía concedida para su realización.

Trabajó como dibujante e ilustrador de importantes publicaciones como "La Ilustración Española y Americana", "El Museo Universal" y "El Arte en España".

Destacado retratista, realizó obras como "El pintor carlista y su familia" y su obra más conocida, el retrato de su hermano " Gustavo Adolfo Bécquer", obra que sirvió de modelo para realizar el busto del conjunto que homenajea al poeta en la Glorieta de Bécquer, dentro del Parque de María Luisa de Sevilla. También se usó el retrato como motivo en los billetes de 100 pesetas utilizados en la segunda mitad del siglo XX.


ESCUELA SEVILLANA

En el reinado de Fernando VII se advierte en Sevilla la actividad de un modesto grupo de pintores neoclásicos, entre los cuales destaca Juan de Hermida (al que se cita, pero no he encontrado obra), no precisamente por su clasicismo sino por ser el primero que, con discreta técnica practicó una pintura de carácter costumbrista. Además también se pueden incluir a los siguientes, con obras importantes:

• Antonio Cabral Bejarano (1798-1861). Figura dominante en el panorama de la pintura romántica sevillana. En su taller de pintura se formaron numerosos pintores, como sus propios hijos: Francisco Cabral y Aguado Bejarano y Manuel Cabral y Aguado Bejarano, los hermanos Gustavo Adolfo Bécquer y Valeriano Bécquer o Manuel Barrón, entre otros.

• José Domínguez Bécquer (1805-1841). Representó diferentes escenas de carácter popular, también practicó el retrato, la pintura religiosa, el dibujo y la acuarela. Fue padre del célebre poeta Gustavo Adolfo Bécquer y el pintor Valeriano Domínguez Bécquer y también primo Joaquín Domínguez Bécquer reconocido pintor costumbrista.

• Joaquín Domínguez Bécquer (1811-1871), pintor costumbrista. Fue el tío del poeta Gustavo Adolfo Bécquer y del pintor Valeriano Domínguez Bécquer así como primo del también pintor costumbrista José Domínguez Bécquer, con quién colaboró en muchas obras.

• Valeriano Domínguez Bécquer (1833-1870). Pintó escenas costumbristas y retratos. Estudió con su tío el pintor Joaquín Domínguez Bécquer. Pese a su escasa obra, es uno de los pintores más característicos del costumbrismo romántico. Fue hijo del pintor José Domínguez Bécquer, sobrino del también pintor Joaquín Domínguez Bécquer y hermano del famoso poeta Gustavo Adolfo Bécquer. También pintó notables retratos y caricaturas e ilustraciones junto a su hermano Gustavo Adolfo que también hizo sus pinitos en la pintura.

• José Roldán y Martínez (1808-1871), es considerado uno de los pintores más representativos del romanticismo sevillano. Su obra está dedica principalmente a la realización de retratos y a la pintura de temas costumbristas. Su arte estuvo muy influenciado por la figura de Murillo, tanto en la selección de temas como en la técnica pictórica y el colorido. Representó con frecuencia en sus lienzos niños de la calle, mendigos y pilluelos, tal como ocurría en la pintura española del siglo XVII.

• Andrés Cortés y Aguilar (1815-1879), pintor fundamentalmente costumbrista. Fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal y perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Fue un pintor versátil en todo, su obra abarca desde el paisaje al bodegón, desde el retrato al paisaje de género. A pesar de ser un trabajador incansable, actualmente es poco conocido a nivel popular.

• José María Romero y López (1815-1880), fue un pintor romántico que desarrolló su actividad artística en la ciudad de Sevilla, en la que se cree que nació y murió, aunque no existe constancia documental. Destacó como retratista, especialmente de niños, aunque también realizó obras de temática religiosa, campo en el que se le considera un continuador de Murillo.

• Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884). Máximo exponente y, posiblemente, mejor representante del paisajismo romántico andaluz y sevillano. Sus destacables paisajes le dieron notoria fama. Por ellos Barrón ostenta un importante reconocimiento, siendo considerado por tanto un excelente paisajista. Famosos son aquellos que dedica a los entornos urbanos, paisajes en los que pinta figuras humanas dando a estas obras un toque escenográfico y costumbrista.

• Francisco Cabral y Aguado Bejarano (1824-1890). Su producción artística está compuesta principalmente por temas costumbristas andaluces, retratos, temas religiosos y copias de las obras de Murillo. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Manuel Cabral y Aguado Bejarano.

• Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827-1891). Es uno de los mejores representantes del costumbrismo andaluz dentro del romanticismo español. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Francisco Cabral y Aguado Bejarano.

• José Jiménez Aranda (Sevilla 1837-1903). Es uno de los más destacados representantes de la pintura andaluza del siglo XIX. Sus escena costumbristas y retratos son de verdadero mérito. Su formación transcurre en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y sus primeras creaciones se identifican con el costumbrismo de la época, aunque pronto destaca por sus cualidades como dibujante. En 1871 se instaló en Roma, donde conoció a Fortuny. Fue amigo de Joaquín Sorolla, al que influyó en su obra.

• Luis Jiménez y Aranda (1845-1928). Pintor costumbrista, hermano de los también pintores artísticos José y Manuel Jiménez Aranda, este último poco conocido. Se especializó en la pintura histórica, aunque también cultivó la costumbrista, ambas con un estilo verista y de gran acento dibujístico que revela la gran influencia de su hermano José.

• José Villegas Cordero (1848-1921). Se dedicó a la pintura de historia, costumbrista y de casacones. Formado primero en el taller sevillano del pintor José María Romero, y en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, completó su aprendizaje junto a Eduardo Cano de la Peña. Una vez concluidos sus estudios, el joven artista viajó a Madrid, donde conoció personalmente a Fortuny, lo que le hizo interesarse por la pintura de género.

• José García Ramos, (1852-1912). Se trata de un pintor costumbrista perteneciente a la escuela decimonónica sevillana y uno de sus máximos exponentes. Su dibujo es grácil y su pincelada colorista. La mayoría de sus obras reflejan la vida diaria de la Sevilla de finales del siglo XIX. Fue discípulo de José Jiménez Aranda. También influyo en su obra Fortuny.

• Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), considerado como uno de los mejores pintores impresionistas sevillanos, también practicó durante años el costumbrismo y la la temática de historia principalmente. Se inicia desde niño en el dibujo alentado por José Jiménez Aranda. Fue maestro de Alfonso Grosso Sánchez.

Espero que la información que he recopilado sea de vuestro interés.


Resumen Biográfico


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Valeriano Domínguez Bécquer (Sevilla, 15 de diciembre de 1833 - Madrid, 23 de septiembre de 1870) fue un pintor español. Era hijo del pintor José Domínguez Bécquer, sobrino del también pintor Joaquín Domínguez Bécquer y hermano del poeta Gustavo Adolfo Bécquer.

Si Gustavo Adolfo Bécquer fue abanderado del movimiento literario del Romanticismo, Valeriano fue su paralelo en la pintura.

Valeriano Domínguez Bécquer, se formó en Sevilla, en el taller de su tío, se trasladó con Gustavo a Madrid, donde podrían encontrar mejores oportunidades. Aprovechaban una beca de su hermano, que enfermo de los pulmones, debía vivir en lugares elevados. De esta manera consiguieron un piso en la capital, donde ambos trabajaron hasta la muerte del poeta.

Valeriano realizó una pintura de calidad relativa, gustando sobre todo de temas típicos del folklore regional, como en el lienzo que se encuentra en el Museo del Prado, titulado Campesinos Sorianos.
Su estilo debe mucho al dibujo académico, pese a ser considerado como abanderado del movimiento romántico. Su visión es estática e iluminada con homogeneidad. Sin embargo, prestó atención a temas que los académicos hubieran despreciado, como son los trajes y las costumbres de los diferentes pueblos españoles. ".


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Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer por Valeriano Dominguez Bécquer, (colección Ibarra). 1862. Óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla


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Gustavo Adolfo Becquer (detalle). 1862. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer

Valeriano Domínguez Bécquer, fue un destacado retratista, realizó obras como "El pintor carlista y su familia" y su obra más conocida, el retrato de su hermano "Gustavo Adolfo Bécquer", obra que sirvió de modelo para realizar el busto del conjunto que homenajea al poeta en la Glorieta de Bécquer, dentro del Parque de María Luisa de Sevilla.

También se usó el retrato como motivo en los billetes de 100 pesetas utilizados en la segunda mitad del siglo XX.

Algunas obras

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Gumersindo Díaz. 1859. MBA Sevilla. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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Francisco Tristán. 1859. ABA Santa Isabel de H. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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'Retrato de Edouard Manet vestido de campesino andaluz'. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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Cecilia Böhl de Faber - Fernán Caballero. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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Un conspirador carlista. 1856. Valeriano Dominguez Bécquer. Museo dl Romanticismo de Madrid


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El presente. Museo del Prado. Madrid. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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Nodriza pasiega. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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Procesión de la Virgen del Carpio en Villares de Yeltes, Salamanca. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer


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El baile. También conocida como "La carreta". 1866. Óleo sobre lienzo, 65 x 101 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Valeriano Domínguz Bécquer

En 1865, Valeriano Domínguez Bécquer fue comisionado por el gobierno de Isabel II, para plasmar las costumbres y los trajes de las provincias de España. Fruto de este programa de tintas antropológicos muy acordes a la mentalidad romántica, es esta obra donde se recoge uno de los bailes tradicionales de la provincia de Soria.

Esta obra ingresó en el Museo del Prado en 1878 desde el desaparecido Museo de la Trinidad, reingresando en el Prado tras su paso por el extinto Museo de Arte Moderno.


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Procesión de Semana Santa en Sevilla. Autor: Valeriano Domínguez Bécquer. Colección Particular. Óleo sobre lienzo. La pintura de Joaquín se halla, en su etapa sevillana, ligada a la tradición pictórica de su ciudad y luego, en Madrid, se remonta, desde sus raíces sevillanas, hacia una pintura de más amplias inquietudes, en la que los ecos velazqueños, e incluso goyescos, pueden ser detectables. Finalmente su arte se polariza en la expresión de una realidad dignificada, apoyada en el valor de un magnífico dibujo y un rico, limpio y luminoso colorido.


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El paso del control. Autor: Valeriano Domínguez Bécquer. Fecha: 1855 h. Colección Particular. Óleo sobre lienzo. En esta escena Valeriano Domínguez Bécquer nos presenta una visión distinta del costumbrismo descriptivo que identifica la escuela sevillana, mostrando a un carabinero que revisa los documentos de un joven campesino que viaja a lomos de un asno. Bécquer continúa utilizando la pincelada suelta que le caracteriza en sus primeros trabajos y el colorido frío de tonos ocres y marrones, aunque en este lienzo incorpora rojos y verdes, con los que aporta más vitalidad a la escena, también gracias a la luz que, procedente de la izquierda, ilumina parte de la espalda del carabinero al mismo tiempo que al campesino y al burro, empleando una iluminación dorada que recuerda a los pintores barrocos. Se trata de una escena bien ejecutada, con una factura suelta, en contraste con el dibujismo identificativo de los demás maestros de la escuela.


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Hilandera. Valeriano Domínguz Bécquer. 1866. Óleo sobre lienzo, 65 x 41 cm. Museo del Prado. Por desgracia, la obra de Bécquer no es muy amplia debido a su temprana muerte, con 37 años. Sus trabajos no se quedan en la crónica superficial de los demás miembros de la escuela costumbrista sevillana, sino que impregnó sus obras de mayor hondura narrativa, gracias a su estancia en Madrid donde convivió con los románticos madrileños y los clasicistas, ampliando sus miras artísticas y desarrollando un estilo particular de elevada calidad.


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El leñador. 1866. Valeriano Domínguz Bécquer. 1866. Óleo sobre lienzo, 65 x 71 cm. Museo del Prado. La obra representa a un leñador. El personaje apoya en una piedra y se recorta sobre un fondo de paisaje. Resalta el detallismo empleado en la descripción de calidades, demostrando un cuidadoso estudio de cada uno de los elementos, vestimentas y tipos. Esta obra ingresó en el Museo del Prado en 1878 desde el desaparecido Museo de la Trinidad, reingresando en el Prado tras su paso por el extinto Museo de Arte Moderno.


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Pintor carlista. Valeriano Domínguez Bécquer. 1859. Óleo sobre lienzo, 60 x 77 cm. Museo del Prado. Madrid. Esta escena se aleja de las pinturas costumbristas identificativas del Romanticismo andaluz y de Valeriano Bécquer. El pintor nos presenta una escena familiar protagonizada por un oficial carlista que pinta una escena de batalla. El militar aparece acompañado de sus hijas y de su esposa, tocando éste el piano, creando Bécquer un sensacional ambiente intimista en el que la luz tiene un destacado papel.


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Retrato de niña. Valeriano Domínguez Bécquer. 1852. Óleo sobre lienzo, 112 x 77 cm. Museo del Prado. Madrid. La pintura realizada por Valeriano Bécquer en su época madrileña es más madura que la anterior, apreciándose mayor objetividad y un temperamento más penetrante a la hora de representar los elementos, tanto ambientales como descriptivos. Este retrato infantil es un buen ejemplo de este cambio, observándose un cálido y seguro dibujo al que se añade una leve influencia de la pintura inglesa de la época, tratando la figura de la niña como contrapunto del delicado fondo.


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Retrato de niño ante los jardines del Alcázar, óleo sobre lienzo, 111 x 67 cm. Colección privada. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer.


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La fuente de la ermita. Valeriano Dominguez Bécquer (costumbres del Valle de Amblés en la provincia de Ávila) Lienzo, 101 x 65 cm. Museo del Romanticismo de Madrid. En esta obra de carácter costumbrista nos encontramos ante un claro documento etnográfico que representa con máximo detalle las vestimentas de un grupo de personas del abulense Valle de Amblés, vestidas con sus mejores galas en un día de fiesta, procesión o romería.

Fruto de las inquietudes del ilustrado y enciclopédico siglo xviii, en la España del siglo xix se mostró un gran interés por estudiar y documentar la variedad etnográfica y folclórica del país. Junto a ello asistimos a la realización de planos y a la elaboración de estudios geográficos, entre los que destacaríamos el realizado por Pascual Madoz (1845-1850), cuyo diccionario de carácter geográfico, histórico y estadístico, articulado en dieciséis volúmenes, se convertirá en una fuente básica y en punto indiscutible de partida, de los estudios de carácter político, geográfico, histórico, etnográfico, e incluso de patrimonio, de la España del siglo xix. Lo mismo podríamos decir respecto a los catálogos y aproximaciones al patrimonio artístico que se comienzan igualmente a lo largo de la centuria, entre las que destaca por su calidad la obra Recuerdos y Bellezas de España, cuya publicación se inicia en 1833 con 588 litografías realizadas en su mayoría por el artista Francisco Javier Parcerisa, a modo de ilustración de los textos de importantes intelectuales de la época como José María Cuadrado, Pablo Piferrer, Pedro de Madrazo o Francisco Pí y Margall entre otros. Magno proyecto que se vio completado en la reedición que hizo del mismo en 1884 la editorial barcelonesa de Daniel Cortezo.

En este mismo contexto, en 1865, el gobierno concedió a Valeriano Domínguez Bécquer una pensión para que llevase a cabo el proyecto de viajar y representar las costumbres y trajes de los pueblos de las distintas tierras de España, para dejar constancia de su variedad y riqueza etnográfica. Tarea que quedó interrumpida por su magnitud y por el cambio de gobierno producido tras la revolución de 1868. El pintor pudo realizar con gran detalle varias obras centradas en Ávila, Soria y Aragón. No fue el único proyecto de ese tipo, ya que incluso en la misma sintonía se podrían estudiar los grandes lienzos de Joaquín Sorolla realizados, ya en el siglo xx, para la Hispanic Society of America de Nueva York.

En esta pintura de Valeriano Domínguez Bécquer apreciamos una buena factura que en gran medida recuerda, u homenajea, la obra de los pintores clásicos de la pintura española. La composición de la obra junto a la fuente a la sombra de un árbol, el suave paisaje que se difumina hacia el horizonte, la contundencia de los personajes, las pesadas ropas de amplios pliegues, el protagonismo de los niños, los cántaros o las manzanas que aparecen en primer término, recuerdan una y otra vez a los cuadros de Zurbarán, Alonso Cano, Velázquez e incluso a los cartones para tapices de Goya.

Posiblemente este lienzo se encuentre entre los más conseguidos y famosos del maestro sevillano, que vio su vida truncada con tan sólo 37 años. Hermano del escritor Gustavo Adolfo Bécquer, llevó al igual que él la típica vida bohemia del romántico por excelencia del siglo xix, caracterizada por la soledad, la enfermedad y la muerte prematura. Además de la pintura fue un afamado dibujante de las publicaciones gráficas más importantes del momento como El Museo Universal, La Ilustración Española y Americana y El Arte en España.


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Pelando la pava. Valeriano Dominguez Bécquer. 1863. Óleo sobre tabla, 19 x 24,5 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga.

Según el diccionario de la Real Academia Española, pelar la pava quiere decir tener amorosas pláticas los mozos con las mozas; ellos desde la calle y ellas asomadas a rejas y balcones; aunque la expresión tiene orígenes diversos, siempre conserva el sentido de coloquio galante, aunque rústico. Según Luis Montoto, la frase tiene que ver con una criada que desplumaba morosamente un ave mientras hablaba con su novio. El barón Davillier, por su parte, en el Viaje por España, compara la actitud del hombre que sujeta la guitarra con la de quien quita las plumas a un ave.

En esta tabla diminuta –también conocida como The Serenade –, Valeriano Bécquer, con sus modos plateados y suaves, recreó una escena «típica» de galanteo, en la que un hombre ronda a una joven recatada, que sólo se deja ver por la ventana y cuya actitud –apoyada en el alféizar y con la mano en la mejilla– es muy frecuente. Doré, por ejemplo, en una ilustración para el Viaje por España del citado Davillier –Músicos ambulantes–, la coloca en la misma pose, que resulta habitual desde las Dos mujeres en la ventana de Murillo (Washington, National Gallery of Art). El hombre, además, lleva una guitarra –un instrumento musical «típico» de Andalucía–, y va vestido de un modo muy peculiar, con capa amplia y sombrero de catite; un atuendo que podemos ver completo gracias al desdoblamiento de la rotunda figura masculina en su compañero que, con ese aire de tipismo, fuma un cigarrillo –el «papelito» de Carmen–.

La presencia de acompañantes junto al que «pela la pava» no es extraña. En la litografía de Antonio Chamán de 1850, Al que pela la pava, cobrarle el piso, un grupo de hombres (ataviados como éstos) espera en la distancia a que el galanteador termine y se reúna con ellos. El propio Bécquer, jugando con el tópico, retomó la misma composición –con ligeras variantes– algunos años después para componer una de las divertidas acuarelas de Los Borbones en pelota (Madrid, Biblioteca Nacional), en la que Isabel II se asoma a la ventana, mientras el padre Claret toca un organillo y Francisco de Asís –bastante aburrido– contempla la escena.

Costumbres antiguas –la mujer en casa guardando su honor y el de su familia, como en el teatro de Calderón de la Barca y en los países musulmanes–, atuendos y adornos exóticos, como las pobladísimas patillas «de boca de hacha» del galanteador –distintas por completo de la moda «europea»– y junto a todo ello, la tensión erótica en el proceso de conquista, para la que Bécquer no escatima recursos poéticos, como la inclusión del pajarillo enjaulado –entretenimiento popular muy extendido entonces–, que no podemos saber si alude más a la joven –prisionera de su virtud– o al cantor, que no puede alcanzar el objeto de sus deseos amorosos.

En la lejanía se distingue el perfil desvaído de un casco urbano, lo que sitúa esta escena en los arrabales de la población. Los muros encalados de la casa, los tiestos rotos y las flores que necesitan pocos cuidados –claveles, malvarrosas y una parra– dan a la escena un aire tradicional y rural, con la carga conservadora de serenidad y de mundo inmutable opuesta por completo al urbano, más vasto y peligroso, especialmente para las jóvenes.

El cuadro de Valeriano Bécquer responde a lo que los clientes extranjeros buscaban en Sevilla entre los años treinta y sesenta del siglo XIX. Por el tema, el formato y los colores alegres y brillantes, era la pintura ideal para llevarse como recuerdo de una estancia agradable en la ciudad del Guadalquivir.

Grabados


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Gustavo Adolfo Bécquer. 1904. Grabado. 155 x 98 mm. Biblioteca Nacional. Madrid. Pintado por su hermano Valeriano Domínguez Bécquer, representa la transición del romanticismo al realismo. Pinta cuadros en los que presenta las costumbres de los pueblos españoles. Ese interés por lo folclórico lo acerca al romanticismo. La fidelidad con que presenta los detalles lo acerca al realismo.


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Campesino de las cercanías del Burgo de Osma, La Ilustración Católica, 1882. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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La Fiesta de los Ciegos en las provincias vascongadas. 1883. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Costumbres populares de Aragón, El pordiosero, tipo toledano. 1870. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Aldeanos de Puente Toba. 1870. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Aldeanos del valle de Loyola. 1870. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Leñador de los Pinares y pastor de Villaciervos, La Ilustración de Madrid, 1870. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Monasterio de Veruela por la Alameda de la Cruz. 1882. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Tumba de Garcilaso de la Vega y de su padre en Toledo. 1870. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Costumbres populares de Aragón, La corrida de toros. 1866. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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El pregonero, costumbres de Aragón, en la revista española El Museo Universal. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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La picota de Ocaña, 1870, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista La Ilustración de Madrid


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Labradoras del valle de Amblés, 1870. Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista La Ilustración de Madrid


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Las jugadoras, escena de costumbres de Aragón, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista El Museo Universal. 1865


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Pozao árabe en Toledo, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista El Museo Universal. 1856.


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Sepulcros de los condes de Melito en Toledo, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista La Ilustración de Madrid. 1870.


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Una calle de la ciudad de Toledo, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista La Ilustración de Madrid. 1870.


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Vista de los monumentos de la Semana Santa en Ávila, pórtico de la basílica de San Vicente, en la revista española El Museo Universal. 1868.


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La pobreza al amparo de la Iglesia.—(Dibujo de Bécquer, tomado del natural en el pórtico de la Basílica de San Vicente en Ávila.), recogido en la revista española La Ilustración Católica. 1881. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Costumbres españolas, el mercado de Bilbao. 1866. Obra de Valeriano Domínguez Bécquer


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Sepulcro de los fundadores del monasterio de Veruela, La Ilustración Católica, 1883. Dibujo de Valeriano Domínguz Bécquer


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Gustavo y Casta en Veruela. Dibujo de Valeriano Domínguz Bécquer


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Lago de los patinadores en el Buen Retiro, La Ilustración de Madrid, 1870. Dibujo de Valeriano Domínguz Bécquer


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El carnaval en Madrid, de Valeriano Domínguez Bécquer, en la revista La Ilustración de Madrid. Dibujo de Valeriano Domínguz Bécquer


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Voluntarios de La Habana, en la revista La Ilustración de Madrid. 1870. Dibujo de Valeriano Domínguz Bécquer


Otras obras, son un poco subidas de tono, pero interesantes...


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Los Borbones en pelotas, Valeriano junto con su hermano Gustavo Adolfo Bécquer realizó la serie de unas acuarelas satíricas con el título: "Los Borbones en pelotas" muchas acuarelas atrevidas, procaces y hasta pornográficas, donde se caricaturiza a personajes públicos de finales del reinado de Isabel II.


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Ilustracióne de los Borbones en pelotas. Al pie se puede leer: "¡Carlos, Carlos, yo lo espero / de tu hidalgo corazón / Metelo sin dilación / que ya por joder me muero!".


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Se las acompaña de agudos textos alusivos, a veces poéticos. No fueron publicadas en su día, por razones obvias. Firmadas con el pseudónimo SEM, son atribuidas conjuntamente a los hermanos Bécquer ( Gustavo Adolfo Bécquer, como solía firmar el poeta y Valeriano Domínguez Bécquer, el pintor). Fueron publicadas en 1991 con estudios de Robert Pageard, Lee Fontanella y Mª Dolores Cabra Loredo.


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El rey consorte, primer pajillero de la Corte


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Reproducciones o ilustraciones del álbum de láminas satíricas 'Los Borbones en pelotas'. SEM, seudónimo de los hermanos Bécquer, muertos en el siglo XIX.


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Isabel II fornicando con un asno. Viñetas satiricas de Gustavo Adolfo Bécquer y Valeriano Domínguez Bécquer


Enlaces interesantes

Trabajo dedicado al escritor y gran poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer. También hizo sus pinitos con la pintura, llegando a realizar ilustraciones de mérito algunas en colaboración con su hermano Valeriano.

https://www.artehistoria.com/es/persona ... -valeriano


Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado este trabajo recopilatorio dedicado al pintor sevillano Valeriano Domínguez Bécquer. Se dedicó a pintar escenas costumbristas y retratos.Estudió con su tío el pintor Joaquín Domínguez Bécquer. Pese a su poca obra (menos de 60 óleos), es uno de los pintores más característicos del costumbrismo romántico. También pintó notables retratos y caricaturas e ilustraciones junto a su hermano Gustavo Adolfo.

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