Correa de Vivar, Juan

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megaurbanismo
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Correa de Vivar, Juan

Mensaje por megaurbanismo » Jue, 16 Dic 2021, 08:41

Este trabajo está dedicado al pintor toledano: Juan Correa de Vivar, no hay demasiados datos de sus orígenes, pero fue uno de los mejores representantes del Renacimiento maduro.
Se formó en el taller de Juan de Borgoña, el más importante maestro asentado en Toledo durante las primeras décadas del siglo XVI.
Según los especialistas: Fue un pintor muy influido por el estilo de Rafael, tomando su colorido, sus figuras delicadas y suaves, aunque con el paso del tiempo su forma de pintar fue evolucionando hasta alcanzar unas formas más dinámicas propias del llamado Manierismo...
De este pintor he tenido ocasión de ver varías obras en el Museo del Prado. El resto de su obra se encuentra un poco desperdigada y es posible que algunas de sus obras estén mal catalogadas.
He realizado una recopilación de su obra, espero que os guste o resulte interesante.

RESUMEN BIOGRÁFICO

Juan Correa de Vivar (Mascaraque, Toledo, c. 1510 - 16 de abril de 1566) fue un pintor renacentista español.
Su fecha de nacimiento debió rondar hacia el año 1510, siendo su padre de Mascaraque y la familia materna de Portillo de Toledo. Se desconocen los nombres de sus progenitores, pero se sabe que gozaban de una posición acomodada tal como se demuestra en los múltiples bienes que fueron del artista. Juan tuvo dos hermanos, Eufrasia y Rodrigo, cuyo hijo también Rodrigo fue aprendiz con el tío y continuó algunas de las obras dejadas a la muerte de éste. En Mascaraque poseía una gran casa y tierras a las que volvía el pintor de tiempo en tiempo a descansar de sus viajes y trabajos, aunque siempre fue vecino de Toledo.
Nunca se casó y fue hombre religioso tal como puede leerse en su testamento, del que hay una copia en el archivo parroquial de Mascaraque. Dejó como única heredera de sus bienes a su alma, es decir, que estos serían empleados para la realización de obras de caridad, misas o para la fundación de una capellanía que perpetuó en la iglesia de Mascaraque y cuyo primer beneficiario fue su sobrino Rodrigo de Vivar.
Dentro del ambiente artístico de la época, Correa estuvo siempre muy bien considerado, llegando a decir de él el padre José de Sigüenza, cronista de El Escorial, que era “de lo bueno de aquel tiempo”. En siglos posteriores su arte no decayó en la estima de los tratadistas, aunque su biografía quedó sepultada en el olvido.
Antonio Ponz en 1773, hombre de fino olfato estético, decía refiriéndose a las pinturas que se conservaban de mano de nuestro maestro en el monasterio de San Martín de Valdeiglesias lo siguiente: “Se sabe que las pintó un célebre profesor llamado Correa… Dicho Correa fue sujeto eminente, y aunque en sus pinturas hay algo que sabe a gótico, es poquísimo. El tal pintor hubo de ver a Rafael y aún estudiarle… pues se ven cosas en las suyas que lo manifiestan bastantemente. Tiene excelentes expresiones: sus pinturas son acabadas y muy bien coloridas”.
Por aquellas fechas poco se sabía de su vida, ni tan siquiera su nombre, sólo el apellido, pero sin embargo se admiraba su estilo de clara influencia italiana. Ceán Bermúdez publicó en 1800 un célebre diccionario de artistas y en el artículo dedicado a Juan Correa tampoco sabía su nombre pero volvía a repetir las afirmaciones de Ponz apuntando que debía haber estudiado en Italia o con alguno de los que allí habían estado. Realmente la reconstrucción de su biografía se ha hecho en el siglo XX, sin embargo su estilo ya fue definido magistralmente por el académico Antonio Ponz.
Se conoce por algún documento que se formó en el taller de Juan de Borgoña, el más importante maestro asentado en Toledo durante las primeras décadas del siglo XVI. Borgoña se movió en un estilo donde se rastrean influencias italianas por una parte, e hispanas y nórdicas por otra. En el taller de Borgoña nuestro joven aprendiz, de no más de 17 ó 18 años, convivió con otros, con algunos de los cuales como Pedro de Cisneros mantendría vínculos duraderos.
Correa falleció en Toledo el 16 de abril de 1566 en la colación parroquial de San Miguel, donde residía. Días después, como así lo había dispuesto, fue enterrado en Mascaraque, en el sepulcro donde reposaban los restos de sus padres. En la almoneda de sus bienes estuvieron todos los amigos del pintor, que por aquel entonces eran la élite artística de la Ciudad Imperial, como los arquitectos Alonso de Covarrubias o Nicolás de Vergara el viejo, el escultor Francisco de Linares o los pintores Diego de Aguilar y Blas Pablín.
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Anunciación. 1559. Óleo sobre tabla. 225 x 146 cm. Museo del Prado

Su obra

San Esteban o Imposición de la casulla a San Ildefonso, 1559.La forma de pintar de Correa está muy influida por el estilo de Rafael. Su obra conservada más importante es el retablo de la iglesia de Almonacid de Zorita, ya que la que se consideraba la mejor, la de Mondéjar, se destruyó en la Guerra de 1936-39. Esta obra estaba realizada en colaboración con el arquitecto torrijeño Alonso de Covarrubias.
De Rafael tomó su colorido, sus figuras delicadas y suaves, aunque con el paso del tiempo su forma de pintar fue evolucionando hasta alcanzar unas formas más dinámicas propias del llamado Manierismo, especialmente en lo referente a la manera de provocar en las figuras un movimiento violento.
En la provincia de Toledo encontramos algunas de sus obras más conocidas, como son el retablo de san Roque, en Almorox, y el retablo de la colegiata de Torrijos, cuyas doce tablas pueden estar realizadas con ayuda de alumnos de su taller, ya que algunas figuras parecen obras de principiantes. El Museo del Prado de Madrid cuenta con excelentes ejemplos suyos.
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Retablo Mayor de la Colegiata de Torrijos. Toledo. Obra de Juan Correa de Vivar y taller
Sus primeras obras como maestro independiente las consigue cuando apenas ronda los veinte años. Alguna de ellas le llegan por contacto familiar, como es la realización de las pinturas para el retablo mayor de las clarisas de Griñón, entre 1532 y 1534 que había fundado su tío Don Rodrigo de Vivar, canónigo en la catedral de Zamora.
De estos primeros años, son también la tabla del Nacimiento del monasterio de Guadalupe, y el retablo con idéntico tema que hizo para Guisando y que hoy se halla repartido entre el Prado y el Museo de Santa Cruz de Toledo. La influencia de su maestro, muy evidente en estas primeras obras, se irá diluyendo con el paso del tiempo, dulcificando su estilo y separándolo del de alguno de sus coetáneos de mayor peso como Francisco Comontes con el que tuvo cierta amistad durante años y que se rompió a causa de un contrato de poca monta.
En los años cuarenta realiza algunas de sus obras maestras como es el conjunto del Monasterio Cistercense de Santa María de Valdeiglesias que se encuentra en Pelayos de la Presa (Madrid). Eran estos retablos los que habían causado la admiración de Ponz y fueron llevados al Prado tras la desamortización eclesiástica de 1836 y el museo nacional los distribuyó por otras pinacotecas como la de Zaragoza o Vigo, iglesias como San Jerónimo el Real de Madrid o en el depósito del mismo Prado.
Alguna de sus obras como “Pilatos lavándose las manos” o el “Ecce homo” resultan de lo más logrado de su producción. Para la iglesia del tránsito de Toledo recibió el encargo de una tabla con el tema del tránsito de la Virgen en donde aparece representado el donante de la pintura. Correa realiza un retrato de excelente factura integrando a ese personaje, su coetáneo, dentro del acontecimiento religioso.
Demuestra aquí no sólo su habilidad para la pintura religiosa fuertemente idealizada, sino también para la captación de la realidad, en este caso, en los rasgos individualizados del mecenas. La obra, de la que conocemos alguna copia en el ambiente toledano de inferior calidad, se conserva por fortuna en el Museo del Prado.
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Anunciación (tabla central), Museo del Prado. Obra de Juan Correa de Vivar
De los años cuarenta son también los retablos de Dosbarrios, salvado en parte, y el de Herrera del Duque en el mismo estado que el anterior. Entre 1550 y 1566, año de su fallecimiento, su estilo se volvió más personal si cabe, revestido de un manierismo más nervioso que en los años precedentes, que hacen más contundentes y enérgicas sus figuras, pero sin perder ni un ápice de su tradicional elegancia.
La gran cantidad de encargos de estos años hace que en muchas ocasiones deba echar mano de sus ayudantes y discípulos, por lo que a veces observamos una cierta irregularidad que resulta patente al comparar lo facturado por su propia mano, con lo surgido de su taller.
Obras maestras son el retablo de Almonacid de Zorita hoy en el convento de las oblatas de Oropesa, el que se guarda en la parroquia del Salvador de Toledo, o el de la Pasión en las jerónimas de San Pablo también en esta ciudad. Prueba evidente de la irregularidad referida es el retablo de la colegiata de Torrijos, contratado en 1558 en el que se abusa de las estampas y de un acabado un tanto sumario para alguna de las composiciones. Se le atribuye además la pintura en el retablo de estilo barroco de la Iglesia Santa Mª Magdalena, en Villarta de los Montes (Badajoz), y el retablo de Jesús en el huerto de oracion (Ermita del Salvador del Mundo) en Calzada de Calatrava.
(Wikipedia)
ALGUNAS OBRAS
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Adoración de los Pastores. 1535 h. Museo del Prado. Características: 228 x 183 cm. Según la tradición cristiana, Jesús nació en un pobre portal en la ciudad de Belén. Según Correa de Vivar, lo hizo en el interior de una basílica romana en mitad de la campiña italiana.La interpretación del tema tradicional ha sido adaptada a las modas y al estilo imperante durante el siglo XVI, que es el siglo del Cincuecento y los genios italianos. La ubicación del nacimiento en tal escenario remite a un intento de aunar el cristianismo con el conocimiento de la cultura clásica. Además, era una alusión culta del pintor, que de esta manera demostraba su sabiduría sobre arquitectura clásica, pintura italiana, etc.Efectivamente, la Sagrada Familia está bajo las bóvedas de un edificio romano, que podría ser una basílica. Sus pilares están adornados por relieves a candelieri y medallones, una decoración propia del Renacimiento. Por uno de los arcos asoman el asno y el buey, por otro, los pastores, que han sido avisados en un momento anterior por un ángel. Este anuncio aparece reflejado en una escenita pequeña situada en el paisaje de fondo del cuadro.Los personajes están acompañados por un coro de ángeles músicos y cantores que celebran el nacimiento de Jesús. Este tampoco se encuentra sobre una cuna o un pajar, sino sobre unos bloques de piedra perfectamente desbastados. Aluden al hecho de que él es el pilar de la religión cristiana y de la Iglesia.Como vemos, es un cuadro lleno de simbolismos y alegorías, que trasciende el simple hecho bíblico del Alumbramiento de Jesús.
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Aparición de la Virgen a San Bernardo. Tabla. 170 x 130 cm. Museo del Prado. Esta tabla nos muestra a un Correa de Vivar más comedido que en los otros cuadros del Museo del Prado. No aparecen tantos elementos extraños, ni las posturas son tan retorcidas como en el Manierismo que el artista utiliza a veces. Este cuadro, por contra, resulta de un equilibrado renacentismo, que emplea para tratar un curioso episodio milagroso de la vida de San Bernardo. El asunto es la alimentación milagrosa del papa. Éste, que aparece al fondo de su jardín asomado en su villa romana, está también en primer plano. Se ha quedado arrodillado, rezando a la Virgen, olvidado del mundo, a punto de desfallecer. María, con el Niño en sus brazos, se le aparece para alimentarlo con su propia leche. El tema se ha tratado sutilmente, puesto que la Virgen aparece en un plano superior, divino, desde el cual proyecta su leche sobre la boca del santo.Éste ha abandonado sus atributos pontificiales, quedando tan sólo con su hábito de monje. Lleva al hombro un báculo, que es una finísima pieza de orfebrería. Reproduce en su extremo la escena del Calvario. El santo se encuentra en un ambiente italiano clásico. Tras él, una barandilla de mármol blanco y rojo reproduce el esquema típico de un sarcófago romano, adornado con series de medallones y amorcillos sobre animales fantásticos. Al fondo del jardín, una villa de recreo romana hace las veces de su residencia.El empleo tan correcto de estos elementos italianizantes en su pintura nos habla de la extensa formación de su autor, Correa de Vivar.
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El descendimiento de la cruz. Tabla. 225 x 178 cm. Museo del Prado. Este Descendimiento muestra el momento en que Cristo muerto es descendido de la cruz por los santos varones. La Magdalena está arrodillada al pie de la cruz y la Virgen, desmayada, es auxiliada a la izquierda por otras dos mujeres.
Correa sigue los usos italianos en su estilo, y plantea ya ciertos rasgos manieristas. El paisajito del fondo ya no es el paisaje nórdico que se había copiado en siglos anteriores de tablas flamencas, sino que es el típico paisaje italiano, con árboles y vegetación más frondosos y una ciudad a lo lejos que se pierde en una distancia azulada.
La escena del monte Calvario es agitada, pero sin dramatismos. El gesto de San Juan, que ayuda a bajar el cadáver, y el de Magdalena son los más expresivos. Pero el anciano que arranca los clavos de los pies de Cristo está sencillamente concentrado en realizar su labor, así como las mujeres que atienden solícitas a María. Ésta lleva tocas de viuda, por la muerte de su hijo.
El ambiente del paisaje y la atmósfera es sereno y luminoso, sin contrastes lumínicos. Los colores introducen unas gamas frías muy artificiales, típicas del Manierismo. El tema parece haberse interpretado de manera decorativa, por la composición: los personajes están colocados rítmicamente y el ropaje de San Juan, muy claro, se continúa visualmente en una curva sinuosa con el lienzo que sirve para sujetar a Cristo. Las figuras están correctamente construidas e idealizadas en sus facciones. El detallismo sólo se introduce en las tenazas de carpintero que el anciano está usando. El nimbo de Cristo es del tipo crucífero y está bellamente adornado con unas caligrafías púrpura. Como ya se ha dicho, este óleo pretende agradar los sentidos en primera instancia, más que excitar una pasión devocional.
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El tránsito de la Virgen. Tabla. 254 x 147 cm. Museo del Prado. Es frecuente que los artistas eviten la representación de la muerte de María, sustituyéndola por el tema del tránsito o la dormición. El tránsito implica el paso de un estadio a otro, sin que la Virgen haya de sufrir la muerte como los demás seres humanos. Tras su expiración, María pasó directamente al cielo, junto a su hijo, y es la única persona que no habrá de esperar al Juicio Final para disfrutar la Gloria eterna. Este es el tema que nos ocupa. Correa, en su característico estilo dinámico y grácil, ha situado en el centro del cuadro la cama de la Virgen, moribunda, rodeada por los doce Apóstoles. Ellos llevan los objetos de la Extremaunción, y a sus pies, San Juan, adoptado por María tras la muerte de Jesús, se arrodilla entristecido. Dos detalles captan la atención del espectador en el primer plano, dos detalles que nos aproximan al mundo de la realidad terrenal, que son el bodegón de membrillos sobre una bandeja de plata, en el mueblecito de madera; y la figura de un donante, algo extraordinario para el año que estamos tratando. El donante es el retrato de la persona que encargaba la pintura, pero se había abandonado su representación durante el siglo anterior.El plano más alejado del espectador es también el más cercano a la divinidad. Allí aparece la Virgen, rodeada de ángeles, ascendiendo al cielo, donde la espera su hijo. El autor plantea un juego ilusionista, puesto que la escena podría ser la Ascensión real vista a través de la ventana, o un cuadro colgado en la pared representando el acontecimiento. Este es un juego típico del Manierismo, que busca elementos sofisticados y de juego, que sólo clientes cultos supieran apreciar.
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Anunciación. 1559. Museo del Prado. Características: 225 x 146 cm. Correa trata el tema de la Anunciación del ángel a María como un ballet, tal es el movimiento etéreo y gracioso de los personajes, que parecen deslizarse por la estancia. María, arrodillada ante una mesita, ha interrumpido su lectura y se vuelve hacia el ángel con el rostro sumiso y las manos en un gesto de detenerle. El ángel, con las ropas revueltas por el vuelo que le ha traído a la tierra, se acerca a ella con un impulso contrario, con nubes bajo sus pies, y una filacteria con el saludo divino, que se retuerce y alarga hacia María. Entre ellos está el típico jarro con flores blancas, que simbolizan la pureza de la Virgen. Dios Padre se aparece entre nubes, rodeado de angelitos, para enviar el Espíritu Santo a María y que ésta conciba a Jesús. La estancia es de proporciones clásicas, con un suelo de baldosas para hacer más visible la profundidad del espacio. Al fondo, una pilastra indica el fin de la habitación, en cuya esquina aparece un extravagante lecho cubierto de telas rojas, con forma de tienda de campaña turca. Este elemento exótico nos habla de cierta sofisticación, que se ve apoyada por el complejo lenguaje gestual que los personajes utilizan entre sí. Todo ello, junto a las poses casi coreográficas y las gamas tonales artificiales nos están hablando del Manierismo, propio de su autor.
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La Natividad. Tabla. 228 x 183 cm. Museo del Prado
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La Virgen, el niño y Santa Ana. Tabla. 94 x 90 cm. Museo del Prado
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San Benito bendiciendo a San Mauro. Tabla. 94 x 87 cm. Museo del Prado
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San Martín repartiendo su capa con el pobre. Tabla. 134 x 80 cm. Museo del Prado
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La visitación. Reverso. San Jeronimo penintente. Tabla. 218 x 77 cm. Museo del Prado
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La presentación de Jesús en el templo. Tabla. 219 x 78 cm. Museo del Prado
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San Bernardo. Tabla. 84 x 42 cm. Museo del Prado
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San Esteban o Imposición de la casulla a San Ildefonso, 1559. Óleo sobre tabla. 182 x 79 cm. Museo del Prado
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San Lorenzo. Tabla. 182 x 79 cm. Museo del Prado
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Retablo Mayor. Iglesia Colegiata de Torrijos. Toledo
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BADAJOZ. HERRERA DEL DUQUE. IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA. ANUNCIACIÓN
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BADAJOZ. HERRERA DEL DUQUE. IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA. EL NACIMIENTO
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BADAJOZ. HERRERA DEL DUQUE. IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA. PRESENTACIÓN
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FRANCISCO DE ROJAS, Museo del Prado
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JUDIOS. MADRID
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PEREGRINO. MADRID
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PRESENTACION DE LA VIRGEN - DETALLE DEL RETABLO DEDICADO A LA ANUNCIACIÓN. CONVENTO DE LAS CLARISAS. GRIÑÓN. MADRID
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RETABLO DEDICADO A LA ANUNCIACIÓN. CONVENTO DE LAS CLARISAS. GRIÑÓN. MADRID
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MADRID. MECO. IGLESIA DE LA ASUNCIÓN ADORACION DE LOS MAGOS
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MADRID. MECO. IGLESIA DE LA ASUNCIÓN NACIMIENTO
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MÁLAGA. MUSEO DE BELLAS ARTES. SAN PEDRO CURANDO AL PARALITICO
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TOLEDO. DOS BARRIOS IGLESIA PARROQUIAL. TABLA DE S PEDRO Y S PABLO
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TOLEDO. DOS BARRIOS IGLESIA PARROQUIAL. TABLA DEL CALVARIO
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TOLEDO. DOS BARRIOS IGLESIA PARROQUIAL. TABLA DEL NACIMIENTO
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TOLEDO. MUSEO DE SANTA CRUZ. CRUCIFIXIÓN
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TOLEDO. MUSEO DE SANTA CRUZ. ECCE HOMO
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TOLEDO. MUSEO DE SANTA CRUZ. PILATOS LAVANDOSE LAS MANOS
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La Virgen del Pajarito, obra de Juan Correa de Vivar
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Llanto sobre Cristo muerto, obra de Juan Correa de Vivar. Parroquia de Meco. Madrid. Más info: www.revistadearte.com/2008/08/19/la...orrea-de-vivar/
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Jesús entre los doctores. Obra de Juan Correa de Vivar. Iglesia Sra. de la Asunción. Calzada de Calatrava. Ciudad Real. El templo conserva en su patrimonio ocho cuadros de este autor (siete en el frontal del altar mayor de la parroquia y uno más en la ermita de El Salvador) Todos ellos pertenecieron al retablo renacentista del desaparecido monasterio de Ntra. Sra. del Rosario, en Almagro, y cuyos cuadros componían varios misterios del rosario respondiendo así a la advocación con la que había sido fundado el monasterio.
Tras la desamortización de Mendizabal (1820-23) el monasterio fue cerrado y dicho retablo fue desmembrado, los cuadros fueron comprados y posteriormente donados a la parroquia de Calzada de Calatrava.
Gracias a la restauración que se llevó a cabo hace unos años por el convenio firmado entre el obispado y patrimonio nacional, hoy componen un conjunto pictórico de gran valor artístico para nuestro pueblo. Unos de estos cuadros, concretamente el que representa a 'Jesús entre los doctores', fue solicitado a la parroquia para formar parte de la exposición con motivo del V centenario del nacimiento del pintor Juan Correa de Vivar (Mascaraque 1510-1566), que se celebró en Toledo en el Museo Hospital de Santa Cruz en Febrero de 2011.
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Exposición dedicada a Juan Correa de Vivar en la Colegiata de Torrijos, enlace: http://amigosdelacolegiata.blogspot.com ... estro.html

PUES ESTO ES TODO AMIGOS, ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL TRABAJO RECOPILATORIO DEDICADO A JUAN CORREA DE VIVAR.

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