Blas de Prado

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megaurbanismo
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Blas de Prado

Mensaje por megaurbanismo » Vie, 10 Dic 2021, 17:01

Este trabajo está dedicado al pintor renacentista español Blas de Prado, fue uno de los pintores más destacados en Toledo durante el Renacimiento. Fue discípulo segundo de Alonso de Berruguete y maestro y amigo de Juan Sánchez Cotán.
Blas de Prado (c 1545-1599), fue un destacado pintor manierista español, nacido probablemente en Camarena (Toledo), que trabajó para la Catedral de Toledo y otras iglesias de su arzobispado, así como para el rey Felipe II y el jerife de Fez. Los elogios que le dedicaron sus contemporáneos, según recogen las fuentes literarias, atestiguan el prestigio del que gozó en su tiempo aunque son muy pocas las obras de su mano que se han conservado. La fuerte influencia italiana que se advierte en ellas, descartado un posible viaje a Italia, se explicaría por sus relaciones con El Escorial y la utilización de estampas de aquella procedencia.
Hijo de Alfonso Martínez y de Juana Rodríguez, debió de nacer como el resto de sus hermanos en Camarena o, según Antonio Palomino, cuya información es en este caso poco fiable, en la propia ciudad de Toledo. Consta que en 1583 se encontraba en Toledo donde contrató una serie de retratos de la familia real para decorar uno de los arcos con que la ciudad recibió las reliquias de Santa Leocadia traídas desde la abadía de San Gislem (Mons). La ausencia de noticias anteriores a esa fecha y los rasgos italianizantes de su pintura hicieron pensar en un viaje a Italia en la década de 1570, para el que no existe confirmación documental.
En 1586 trabajó en la restauración de los frescos pintados por Juan de Borgoña en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo, donde entre 1591 y 1592 pintó los escudos de armas de los prelados y sus inscripciones. Entre 1589 y 1590 fue llamado a El Escorial para realizar la tasación de las pinturas de Pellegrino Tibaldi y otros maestros italianos, así como de los «adornos» hechos para la Santa Margarita de Tiziano y de una copia de la Última Cena de Leonardo da Vinci. Nombrado «segundo pintor», (tras Luis de Velasco), de la catedral toledana, contrató entre 1589 y 1593 numerosos retablos para iglesias de Toledo y de Madrid.
Enviado por Felipe II, a quien el soberano de Fez habría pedido que le hiciese llegar un famoso pintor, en mayo de 1593 emprendió viaje a Marruecos con el encargo de retratar a los miembros de la corte, viaje que fue financiado por el VII duque de Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán.[1] Este viaje, sin duda el hecho más notable de su biografía, debió de dejar profunda huella entre sus contemporáneos y así, todavía en 1629, era recordado por Lope de Vega en su memorial en defensa del arte de la pintura:
«El Rey de Fez escribió al señor Felipe II le enviase un Pintor y le respondió que en España había dos suertes de Pintores; unos vulgares y ordinarios y otros excelentes e ilustres (...) y otros eran razonables, y otros malos ¿y que cuál de aquellos quería? Respondió el Moro que para los Reyes siempre se había de dar lo mejor. Y así fue a Marruecos Blas de Prado Pintor Toledano de los mejores de nuestra edad, a quien el Moro recibió con honras extraordinarias»
A su paso por Sevilla lo conoció Francisco Pacheco quien cuenta en el Arte de la pintura que «cuando pasó a Marruecos por orden del Rey, llevaba unos lienzos de frutas, que yo vi, muy bien pintados».[3] La afirmación de Pacheco, por la fecha en que hubo de ocurrir, y su condición de maestro de Sánchez Cotán, sitúan a Blas de Prado en los orígenes del bodegón español, aunque ninguno de su mano se haya conservado.
Debió de permanecer en Marruecos hasta finales de 1598 o comienzos de 1599. Cuenta Palomino que «cuando volvió, vino en traje de africano, y por algún tiempo lo vieron comer en el suelo sobre cojines, o almohadas de estrado, a la usanza morisca. Venía muy rico, y con grandes, y excelentes preseas».[4] Del insólito viaje y de la fácil adaptación del pintor al país se hizo eco también el aragonés Jusepe Martínez, quien creía que Blas de Prado retornó a Marruecos al no sentirse en España tan estimado como en su nueva patria, muriendo allí:
«El rey de Fez tenía suplicado a la Magestad de Felipe II le enviase un famoso pintor, el cual le envió a un hijo de Toledo llamado Blas de Prado, escelente retratador y colorista: recibiólo el rey de Fez con mucho aplauso, hízole hacer muchas obras y después de algunos años pidióle licencia para volverse a Madrid; diósela y con crecidos intereses, pero visto que en Madrid aunque era estimado, no era tanto como lo estimaba el rey de Fez, determinó de volverse comprando para el rey algunas alhajas de gusto, no usadas por allá, de lo cual le resultó mayores favores, en donde dicen que acabó sus días»
En Madrid no tardaría en retomar sus contactos con las iglesias del arzobispado de Toledo, pues ya en marzo se le encuentra contratando con Pedro Ruiz de Elvira el dorado del retablo de Villarrubia de los Ojos.[6] Poco más tarde, en julio, Sánchez Cotán se le ofreció como fiador de la obra que deseaba contratar en Madridejos (Toledo),[7] pero el mismo año 1599 falleció en Madrid, dejando como heredera a su madre. Por el testamento de Sánchez Cotán, fechado en 1603, consta que a su muerte tenía algunas deudas con el pintor de Orgaz, lo que parece desmentir las legendarias riquezas con que habría retornado del reino de Fez.
OBRA:
- La emperatriz María y Felipe III príncipe (205 x 169 cm), Toledo, Museo de Santa Cruz, grisalla pintada para los arcos levantados en la ciudad de Toledo para recibir las reliquias de Santa Leocadia, con el retrato de Isabel Clara Eugenia conservado en el mismo museo y otras obras perdidas. Los retratos de los miembros de la familia real se encargaron a Alonso Sánchez Coello, «para que acá Blas de Prado las imite en el arco».
- La Sagrada Familia con San Ildefonso, San Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas (209 x 165 cm), Madrid, Museo del Prado. Fechado en 1592, el lienzo fue realizado por encargo de Alonso de Villegas, autor de un Flos Santorum (1578-1594) muy utilizado por predicadores y pintores. En 1818 se encontraba en el Palacio Real de Madrid, de donde pasó al Museo del Prado. En la figura de la Virgen se ha advertido una estrecha relación con otra de Gerolamo Muziano grabada por Villamena, en tanto el color es veneciano. En el retrato del donante se pueden advertir las dotes de retratista elogiadas por sus contemporáneos.
- Descendimiento de Cristo (345 x 240), Catedral de Valencia. Una inscripción moderna indica que el cuadro procede de la iglesa de San Pedro de Madrid, donde fue visto por Antonio Palomino que lo llama «excelente». En 1810 fue regalado a la catedral de Valencia por Carlos IV. El grupo central constituye una trasposición al lienzo de la Piedad de Miguel Ángel para Santa María dei Fiori, en Florencia, con el añadido de tres figuras femeninas.
- La aparición de Santa Leocadia a San Ildefonso y el rey Recaredo (266 x 156 cm), en un retablo de la capilla del canónigo Alonso Paz en la iglesia colegial de Santa María la Mayor, en Talavera de la Reina (Toledo). En el ático, pintura sobre tabla de la Virgen con el Niño y ángeles (62 x 82). Fechado en 1592 sobre la lápida de la sepultura, su técnica de pincelada ligera y segura, que en algunas zonas no llega a cubrir la imprimación, acusa influencias venecianas, en tanto en el canon alargado de Santa Leocadia se han visto influencias del Greco.

- Pinturas al fresco de la cúpula de la capilla de la Quinta de Mirabel, Toledo, que fue cigarral del Cardenal Quiroga. En tres círculos concéntricos y con abundantes escorzos Blas de Prado pintó hacia 1590 la Pentecostés en la zona inferior, escenas de Moisés y Salomón entre figuras alegóricas en el segundo círculo y un coro de ángeles en lo alto.

A Blas de Prado se le atribuye también un retrato de El gran duque de Alba anciano en el Palacio de Liria de Madrid, y un importante conjunto de dibujos conservado en los Uffizi de Florencia y algunos más dispersos en museos e instituciones, entre los que figuran la Biblioteca Nacional de Madrid, el museo del Louvre y la Hispanic Society of America, hasta un total próximo a las cincuenta piezas.
De su dedicación al dibujo hay constancia por el inventario de los bienes que Sánchez Cotán dejaba en Toledo en 1603, donde se recogía un «librillo de dibujos ques de Blas de Prado», además de algunos dibujos sueltos sin especificar y otro libro «de Blas de Prado de Pintura», que pudiera ser un tratado de teoría artística perdido. Los dibujos actualmente atribuidos, en su mayor parte a pluma y ejecutados con trazo ligero y nervioso como estudios del natural, muestran la influencia de Federico Zúcaro y la pintura italiana de hacia 1560.
Espero que os guste la pequeña recopilación de este pintor renacentista español y en la medida de lo posible este trabajo contribuya en la divulgación de su obra.

Algunas obras
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La Sagrada Familia con San Ildefonso, San Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas. Óleo sobre lienzo, 209 x 165 cm. Museo del Prado, Madrid. Única obra firmada por Blas de Prado, fechada en 1589.
Flos sanctorum.El Diccionario de la Real Academia Española define el término hagiografía como «historia de las vidas de los santos»; es, entonces, el hagiógrafo el literato que se encarga de compendiarlas y relatarlas. A esta labor es a la que dedicó gran parte de su vida el protagonista de nuestro cuadro.
Alonso de Villegas, escritor y teólogo castellano, nació en Toledo en 1534, ciudad en la que también debió de morir en fecha posterior a 1615. Aún a su época de estudiante pertenece la obra que le ha dado mayor fama universal, la Comedia Selvagia (1554), especie de Celestina en cinco actos «en que se introduzen los amores de un cavallero llamado Selvago con una ilustre dama dicha Isabel, efectuados por Dolosina, alcahueta famosa», tal y como anuncia el propio autor al comienzo de la trama. Compartiendo muchos de los tópicos comunes a las comedias de enredo y a las novelas de capa y espada, forman parte del argumento episodios como las conversaciones galantes a través de la ventana, las parejas de enamorados, las confusiones de identidad entre unas damas y otras o los casamientos clandestinos.
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La Sagrada Familia con San Ildefonso, San Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas de Blas de Prado. Detalle superior
Sin embargo, su futura carrera como eclesiástico le alejará de esta temática amorosa y desenfadada. Nombrado capellán de la conocida como Capilla mozárabe de la catedral de Toledo, redactará, aproximadamente entre 1578 y 1600, la mayor colección de vidas de santos existente en lengua castellana: el Flos Sanctorum. Sus cinco volúmenes, aunque criticados a menudo por falta de rigor histórico, recogen páginas de gran belleza en las que se van sucediendo las piadosas y milagreras existencias de Cristo, la Virgen María, los miembros del Colegio Apostólico, las vírgenes, los mártires y todos aquellos santos que forman la Corte Celestial, cuyas devotas vidas se proponen a los fieles del momento como el mejor ejemplo a seguir si se quiere alcanzar en el futuro la Vida Eterna.
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La Sagrada Familia con San Ildefonso, San Juan Evangelista y el maestro Alonso de Villegas de Blas de Prado. Detalle inferior
En oración ante la Sagrada Familia, recibiendo la bendición que le imparte el Niño Dios desde el regazo de su Madre, es como nos ha representado el pintor Blas de Prado al Maestro Villegas. Vestido con la sotana negra propia de su condición sacerdotal, el marcado realismo de su rostro, en contraste con la belleza idealizada del resto de sus acompañantes sacros, sugieren la posibilidad de que se trate de un retrato auténtico. Junto a él, a la izquierda de la composición, un inusualmente envejecido Juan Evangelista al que se reconoce por el cáliz del que asoma un dragoncillo y por el águila de su símbolo tetramórfico colocada en primer término; en el extremo contrario, posando protectoramente una de sus manos sobre el hombro del escritor, el gran patrón de la mitra toledana, San Ildefonso. Para que no quede ninguna duda, una inscripción en letras doradas, que recorre todo el lienzo por su base, nos facilita las identidades tanto de los efigiados como del pintor y la fecha de ejecución.

Por Marta Poza Yagüe
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"Anunciación". Óleo sobre tabla, 112 x 82 cm. Atribuida a Blas de Prado (1545 h.-1599), Confirmado por la Doctora Isabel Mateo Gómez
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Detalle de la "Anunciación" de Blas de Prado
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La emperatriz María y Felipe III (1578-1621) Tamaño 169 x 205 cm. Óleo sobre lienzo. Ubicación Toledo, Museo de Santa Cruz. Atribuido a Blas de Prado. Este pintor renacentista, discípulo de Alonso de Berruguete y maestro de Sánchez Cotán, nació posiblemente en Camarena hacia 1545. Existen algunos documentos que hablan de un viaje a Marruecos por orden de Felipe II para realizar una serie de retratos de la familia del sultán. Su Virgen con el Niño y el Venerable Alonso de Villegas del Museo del Prado es una excelente muestra de su estilo, en el que se aprecian ecos del Cinquecento, concretamente de Rafael. Consta su buen hacer como pintor de bodegones, aunque no existen en la actualidad identificaciones certeras de ninguno de ellos. Falleció Blas de Prado en Toledo en 1599.

Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el pequeño trabajo recopilatorio dedicado al pintor renacentista español Blas de Prado, un importante artista del que se conserva poca documentación y menos obra, al menos catalogada.

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