PEREDA (Antonio De Pereda Y Salgado)

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megaurbanismo
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PEREDA (Antonio De Pereda Y Salgado)

Mensaje por megaurbanismo » Jue, 02 Dic 2021, 08:32

Este trabajo recopilatorio está dedicado al pintor vallisoletano Antonio de Pereda, uno de los grandes maestros de la generación de Velázquez. El Museo del Prado cuenta con una buena representación de su obra. También varias iglesias madrileñas y castellanas albergan muchas de sus obras. Es especialista en la composición de escenas religiosas y en bodegones. Su obra catalogada no es demasiado extensa, hay bastantes lagunas en la localización y atribuciones. Actualmente su obra está revalorzándose y es muy cotizada por los grandes museos y coleccionistas, particularmente a mí me parece un magnífico representante del Barroco español por su excelente calidad.

Antonio de Pereda y Salgado (Valladolid, 1611 - †1678, Madrid), pintor español del Barroco.

De padre pintor, tras la muerte de éste marchó a Madrid, donde se educó en el taller de Pedro de las Cuevas. Allí tuvo por compañeros a Juan Carreño de Miranda, Francisco Camilo y Jusepe Leonardo entre otros. Protegido por el consejero real Francisco de Tejada, el pintor Giovanni Battista Crescenzi, propietario de una gran colección de pintura, lo tuteló y terminó de formarlo, y lo introdujo en la Corte.

Entre sus obras juveniles destacan las compuestas para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro; muestra en esta época el influjo de Vicente Carducho; a este influjo se superpuso el de la pintura veneciana, por ejemplo en las escenas religiosas que ejecutó a partir de la década de los años cuarenta. Fue además un gran pintor de bodegones.

A partir de la muerte de Crescenzi en 1635 se consagró sobre todo a la temática religiosa, llegando a realizar tanto retablos de altar como obras a menor escala. Su estilo combina la precisión de los maestros flamencos con el rico colorido de la escuela veneciana.


Obra pictórica

- El Socorro a Génova, 1634, pintado para el Salón de Reinos del Buen Retiro, actualmente en el Museo del Prado.
- Vanitas, Uffizi, Florencia, donde estuvo atribuido a Valdés Leal, y Museo de Bellas Artes de Zaragoza, sin fecha ni firma, podrían corresponder a la etapa final.
- El sueño del caballero, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, atribución discutida., pintado para la serie de reyes godos del Palacio del Buen Retiro, Museo del Prado.
- Desengaño de la vida, de hacia 1634, en la colección del Almirante de Castilla según Palomino, identificable quizá con la Vanitas del Kunsthistorisches Museum de Viena.
- Inmaculada, se sabe que antes de 1635 pintó una para el hermano cardenal de Juan Bautista Crescenzi, que no ha podido ser identificada con seguridad. El tema, tan característico de la pintura española del siglo XVII, fue abordado por el pintor en otras varias ocasiones: Prado, 1636; Museo de Ponce, Puerto Rico, 1654; iglesia del Hospital de la Orden Tercera (Madrid), 1657, museos de Lyon y Budapest, etc.
- Los desposorios de la Virgen con San José, 1640.
- Retablo para el convento de las carmelitas de Toledo, 1640.
- Cristo varón de dolores, 1641, Museo del Prado.
- San Jerónimo penitente y San Pedro liberado por el ángel, 1643, Museo del Prado.
- Niño Jesús de las calaveras, parroquia de las Maravillas y Santos Justo y Pastor, Madrid, 1644.
- Profesión de la infanta Margarita con San Agustín y la Virgen en gloria, 1650, Convento de la Encarnación, Madrid.
- Cristo crucificado, colegio de San Ildefonso, Madrid, 1652.
- Curación de Tobías, Barnard Castle, Bowes Museum, 1652.
- San José, 1654. Palacio Real, Madrid.
- El Salvador, 1655, pintado para el convento de capuchinas de Madrid junto con una Anunciación y una Adoración de los Magos, actualmente en la Capilla del Cristo en la iglesia de San Ginés de Madrid.
- Santo Domingo en Soriano, 1655, Museo Cerralbo, Madrid.
- Elías y los profetas de Baal, 1659, Madrid, parroquia del Carmen y San Luis, con su pareja, San Eliseo maldice a los niños y una Santísima Trinidad para el ático del retablo mayor.
- San Francisco de Asís en la Porciúncula, 1664, Museo de Valladolid.
- San Jerónimo y la visión del Juicio Final, 1668, colección particular.
- San Guillermo de Aquitania, 1672, Museo de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
- Vanitas, Uffizi, Florencia, donde estuvo atribuido a Valdés Leal, y Museo de Bellas Artes de Zaragoza, sin fecha ni firma, podrían corresponder a la etapa final.
- El sueño del caballero, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, atribución discutida.

Bodegones firmados se conservan en el Museo d'Arte Antiga de Lisboa, bodegón de frutas y bodegón de cocina, ambos fechados en 1651; Helsinki, bodegón de legumbres, 1652; Moscú, Museo Pushkin, bodegón del reloj, 1652, y Naturaleza muerta (1652) Museo del Hermitage, además de numerosas atribuciones.

También hizo algún retrato, como el de Pedro Calderón de la Barca.

Es uno de los grandes maestros de la generación de Velázquez. Es especialmente magistral en el género de bodegón moralizante, conocido como "vanitas", alegoría de los efímeros placeres terrenales y la fragilidad de la vida humana. Su obra más célebre en este terreno se conserva en el Museo de Viena.

Recrea con gran brillantez y sensualidad las texturas de las joyas, telas ricas, armaduras, coronas y mitras, etc., que sirven para transmitir este mensaje.

Espero que os guste la recopilación que he conseguido de Pereda y contribuya en su divulgación.

Algunas obras

Antonio de Pereda en el Museo del Prado

Pereda y Salgado, Antonio de (Valladolid, 1611-Madrid, 1678). Pintor español. Hijo de un modesto pintor vallisoletano, quedó huérfano muy joven y fue enviado a Madrid, donde se convir­tió en pupilo de Pedro de las Cuevas. Artista precoz, pronto destacó por su pericia, llamando la atención de importantes mecenas. Pri­mero fue protegido por el oidor del Consejo Real don Francisco de Tejada, para pasar seguidamente al abrigo de Giovanni Battista Crescenzi, marqués de la Torre. Este último introdujo a Pereda en el patronazgo regio, tomando parte el vallisoletano en la importante serie de batallas del Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro. Además de El socorro de Génova por el segundo marqués de Santa Cruz, llevó a cabo contemporáneamente un lienzo para la gran serie de los reyes godos del mismo palacio. Ambas obras se conservan actualmente en el Prado. Es razonable pensar, tal y como señalan las fuentes antiguas, que la muerte de su protector Crescenzi, produ­cida inmediatamente tras estos encargos, alejó a Pereda de la órbita pala­ciega. A partir de este momento, diversificó su producción en dos direcciones principales. Por una parte, la pintura religiosa, tanto de pequeño tamaño para oratorios privados como de altar para diferentes órdenes. Igualmente, pintó numerosas naturalezas muertas, un género al que ya le había inclinado Crescenzi, gran aficionado a él. De sus creaciones más felices se pueden resaltar las reflexiones morales logradas en sus vánitas. La conservada en el Kunsthistorisches Museum de Viena es ejemplo maestro de su capacidad para la reproducción detallada de los más diversos obje­tos, siendo elogiada ya por sus contemporáneos. Otra vánitas de similares características se encuentra en los Uffizi de Florencia. En ellas Pereda hace alarde de la meditación trascendente en un lenguaje alegórico sofisticado muy del gusto de la época, y que haría las delicias de sus mecenas. El pintor vallisoletano no solo obtuvo ingresos a través de la práctica de su arte, sino que se dedicó con éxito a diferentes transacciones comerciales, que le proporcionaron una sólida estabilidad económica. Este desahogo financiero puede explicar otro de los aspectos más interesantes de la vida del artista: la riqueza de su biblioteca y de su estudio. El gran número de volúmenes en diferentes lenguas se completaba con una amplia colección de dibujos, estampas y esculturas, de ahí que se haga difícil aceptar el analfabetismo que le atribuye Palomino. Éste indica que Pereda se hacía leer los libros que en tan gran número po­seía. Pero la cercanía en la que desde joven vivió el pintor con personajes tan interesados por el saber intelectual, así como los ejemplos expresados en su propia obra y la posesión de la citada biblioteca, hacen que la afirmación de Palomino haya de ser puesta en duda, una duda que ya planteó Ceán Bermúdez. El ejemplo de Tiziano en el que se educó, junto al predicamento que el venecianismo tuvo en la corte, propiciaron que su influencia estuviera siempre presente en el artista. A ello se suma un gusto preciso por el pormenor, debido quizá a su especialización de bodegonista, que le llevó a la ostentosa reproducción de los más menudos detalles. Además, la variedad de su clientela y la diversidad de los intereses de ésta motivaron que Pereda afrontara, en ocasiones, muy diversas temáticas con un estilo abiertamente ecléctico.

Obras

- San Jerónimo, óleo sobre lienzo, 105 x 80 cm, firmado, 1643 [P1046].
- Cristo, varón de dolores, óleo sobre lienzo, 97 x 78 cm, firmado, 1641 [P1047].
- San Francisco de Asís en la Porciúncula, óleo sobre lienzo, 222 x 164 cm, firmado, 1664 [P1317].
- San Pedro libertado por un ángel, óleo sobre lienzo, 145 x 110 cm, firmado, 1643 [P1340].
- La Anunciación, óleo sobre lienzo, 134 x 77 cm, firmado, 1637 [P2555].
- San Ángelo, óleo sobre lienzo, 116 x 78 cm, h. 1664-1670 (en dep. en el Consejo de Estado, Madrid) [P3342].
- San Alberto de Sicilia, óleo sobre lienzo, 116 x 78 cm, h. 1664-1670 (en dep. en el Consejo de Estado, Madrid) [P3347].
- El rey godo Agila, óleo sobre lienzo, 205 x 118 cm, firmado, 1635 (en dep. en el palacio episcopal de Lérida) [P5183].
- La Inmaculada Concepción, óleo sobre lienzo, 179 x 128 cm, firmado, 1636 [P5208].
- Aparición de san Pedro de Alcántara a santa Teresa, óleo sobre lienzo, 160 x 223 cm (en dep. en la Universidad de Santiago de Compostela, La Coruña) [P5355]. Atribuido.
- El socorro de Génova por el segundo marqués de Santa Cruz, óleo sobre lienzo, 290 x 370 cm, firmado, 1634 [P7126].
- Bodegón de peces y verduras, óleo sobre lienzo, 77,5 x 106,5 cm [P7762]. Atribución dudosa.
- Bodegón de caza y fruta, óleo sobre lienzo, 77,5 x 106,5 cm [P7763]. Atribución dudosa.
- Ángeles niños volando, aguada sepia, lápiz negro, pluma, sanguina y toques de albayalde sobre papel verjurado amarillento, 243 x 180 mm [D172].
- Ángeles para una Inmaculada, aguadas ligeras sepia y parda, pluma y preparado a lápiz sobre papel verjurado amarillento, 360 x 250 mm [D173].
- La Oración del Huerto, aguada roja y preparado a lápiz negro sobre papel agarbanzado, 296 x 245 mm [D174].
- Cristo crucificado, pluma sobre papel verjurado amarillento, 185 x 130 mm, 1648 [D175].
- Fraile con crucifijo, aguada y pluma sobre papel amarillento, 201 x 140 mm [D3710]. Atribución dudosa.
- Cabeza de anciano, lápiz negro sobre papel verjurado oscuro, 85 x 56 mm [D3792].
- San Pablo, lápiz negro sobre papel amarillento, 185 x 144 mm [D3818].
- Aparición del Niño Jesús a san Antonio, hombre joven desnudo sentado, aguada parda y tinta a pluma sobre papel verdoso, 295 x 215 mm [D3892]. Atribución dudosa.


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El Socorro de Génova por el segundo marqués de Santa Cruz. Autor: Antonio Pereda. 1634-1635. Óleo sobre lienzo, 290 x 370 cm. Museo del Prado. Madrid. El rey Felipe IV hizo construir el Palacio del Buen Retiro. En su sala más importante, el Salón de Reinos, decidió colocar imágenes de las batallas más célebres de su reinado, que anunciaba sin embargo la crisis a la que se enfrentaría el imperio español. Los autores que trabajaron allí fueron los mejores del momento, y este Socorro de Génova compartió protagonismo con La Rendición de Breda, de Velázquez, o la Recuperación de Bahía de Brasil, de Maíno. El autor de este cuadro era muy joven cuando lo llevó a cabo, por lo que resulta admirable su excelente técnica. Podemos adivinar en sus rasgos que sus maestros en la pintura fueron Velázquez, a cuya influencia en la Corte era imposible sustraerse, y los maestros venecianos. Así, Pereda resulta un maestro del colorido cálido, el dinamismo en la composición y la perspectiva atmosférica, tan bien representada por Velázquez. La juventud del autor tan sólo se nota en la falta de soltura a la hora de componer la escena, que parece algo teatral y pomposa, lejos de la fluidez natural que exhiben los personajes de Velázquez.


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Anunciación. Autor: Antonio Pereda. 1637. Oleo sobre lienzo. 134 x 77 cm. Museo del Prado. Madrid. Entre los artistas de la escuela barroca madrileña que sentían una mayor atracción hacia la escuela veneciana debemos destacar a Antonio de Pereda, protegido por Giovanni Battista Crescenzi, el noble romano que tuvo un importante papel en la transformación del gusto artístico en Madrid. Esta Anunciación que contemplamos demuestra la maestría de Pereda a la hora de componer sus escenas y de aplicar el color. Ha recurrido a una organización a base de líneas zigzagueantes, interrumpidas por algunas horizontales y por la verticalidad de ambos personajes. La luz ilumina y modela a María y al Arcángel, recortados sobre el fondo dorado para crear efecto de sobrenaturalidad, de la misma manera que había hecho Murillo o Zurbarán. La idealización de las figuras se acerca a la escuela veneciana, igual que en cuanto al colorido o el tratamiento de los ropajes. Sin embargo, se aprecia aun cierto recuerdo a los pintores de la generación anterior, especialmente Vicente Carducho.


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Cristo Varón de Dolores. Obra de Antonio Pereda, 1641, óleo sobre lienzo, 97x78 cm. Madrid, Museo del Prado. Madrid. Cristo aparece bajo un tipo estandarizado que se había hecho muy popular en la devoción diaria, llamado Ecce Homo. Aparece humillado antes de la Crucifixión, con la corona de espinas y atado a la cruz, antes de hacer el camino del Calvario. De este modelo existen múltiples representaciones de muchos los autores. Alcanzó gran esplendor durante el Barroco, puesto que era un tema concentrado que permitía la reflexión y oración del fiel ante una imagen tan dolorosa. Pereda utiliza aquí los recursos expresivos de la pintura flamenca, para realizar un grave contraste entre la piel del hombre y la áspera corteza sin desbastar del tronco que será su cruz. Ese empleo de las texturas provoca en el espectador un sentimiento de anticipación al dolor, por lo áspero del contraste. Es de destacar por otra parte el sentido de iluminación barroco del artista, así como el intenso color rojo del manto, que sólo pudo aprender en los modelos venecianos.


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San Francisco de Asís en la Porciúncula 1664, óleo sobre lienzo, 222 x 164 cm. Museo del Prado. Antonio Pereda. La Virgen y el Niño se aparecen a san Francisco en la Porciúncula, cerca de Asís. El ángel que figura en el ángulo inferior izquierdo recogiendo rosas, y los que en el cielo llevan ramos de estas flores, hacen alusión al rosal milagroso que carecía de espinas, sobre el que se arrojó el santo para vencer la tentación del desaliento.


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San Alberto de Sicilia. Autor: Antonio Pereda. 1664-70. Óleo sobre lienzo. 116 x 78 cm. Museo del Prado. Madrid. Cuando se trata de representar santos carmelitas, la figura de Zurbarán eclipsa a los demás artistas. Este es el caso de san Alberto de Sicilia que pintó Pereda para algún convento carmelita madrileño hacia 1664-1670. Natural de Trápani, nació hacia 1640, destacando por haber proporcionado a la sitiada ciudad de Mesina tres naves cargadas de víveres con las que se pudo paliar el hambre que sufrían sus habitantes. Viste hábito blanco y marrón oscuro que caracteriza a esta orden y en su mano derecha porta un crucifijo con el que parece mantener una ascética conversación. La cabeza y las manos del santo están perfectamente interpretadas, al igual que las calidades de las telas. La figura se recorta sobre un fondo neutro y es iluminada por un potente foco procedente de la izquierda. La técnica densa y trabajada que caracteriza la obra de Pereda se encuentra presente en esta obra, una de las mejores que pintó, aunque esté presente el recuerdo de Zurbarán.


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San Jerónimo. Autor: Antonio de Pereda. 1643. Óleo sobre lienzo. 105 x 84 cm. Museo del Prado. Madrid. Antonio de Pereda se formó sobre dos referentes estilísticos básicos, ambos perfectamente visibles en este lienzo: por un lado, el Naturalismo tenebrista; por otro, la Escuela veneciana, que le proporciona un color denso, cálido y de aplicación pastosa, iluminando de manera singular la imagen del santo. San Jerónimo fue un cardenal que se retiró de los placeres mundanos y de los privilegios de su cargo para hacer vida retirada como eremita en el bosque. Se le suele representar muy anciano y estropeado, puesto que hacía penitencia golpeando su pecho con una piedra. Sus atributos son el manto rojo de cardenal, la calavera humana sobre la cual reflexiona acerca de la condición del hombre y una tosca cruz hecha con ramas. Pereda se recrea dibujando con detalle, a la manera flamenca, el cuerpo fláccido y arrugado del anciano, así como la calavera miserable. Apoyado en los textos sagrados y con el material necesario para escribir sus reflexiones, el santo mira hacia arriba, puesto que la aparición del extremo de una trompeta a su izquierda nos indica que los ángeles están a punto de aparecérsele en una visión.


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Bodegón de caza y fruta. Obra de Antonio de Pereda. 1655, óleo sobre lienzo, 77,5 x 106,5 cm. Museo Nacional del Prado. Procedencia: Adquisición a Christie's Ibérica, 2000

La pintura refleja un ambiente campestre: una cesta de trenzado basto con frutas, especialmente uvas, que caen ante ella, un melón abierto con la raja que falta desplazada para situarse ante la cesta, una liebre, varias aves también muertas encima de un sillar o colgando de él, un cuchillo ensangrentado y un pan; todo sobre una superficie de piedra de inconfundible tosquedad.Todo lleva a pensar que el pintor que ha llevado a cabo el lienzo se mueve en un estrecho ámbito en lo concerniente al mundo de los bodegones. Ello le permite conocer los aspectos de la naturaleza muerta en la corte de Madrid a mediados del siglo XVI y los influjos de la fase posterior determinada por los ejemplos de maestros como Van der Hamen o Loarte.Inicialmente se pensó que pudiese ser de mano de Antonio de Pereda debido a sus concomitancias con dos lienzos compañeros conservados en el Museo de Arte Antiga de Lisboa de tal autor, sin embargo, firmado y fechado en 1651, no se ha encontrado todavía una atribución convincente, aun cuando las conexiones con las creaciones del maestro indicado sean relativamente aproximadas.


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Bodegón de cocina. Antonio de Pereda y Salgado. 1651. Óleo sobre lienzo, 77,5 cm x 106,5 cm. Museo Nacional del Prado. Procedencia: Adquisición a Christie's Ibérica, 2000

El cuadro muestra una tosca mesa, propia de una cocina cualquiera, encima de la cual en complejo desorden aparece un grupo de alimentos y utensilios de la más variada tipología mezclándose alimentos -pescados, hortalizas y frutas- con recipientes -escudilla, caldero y olla- y con otros elementos de similar empleo, como si existiese la intención de preparar un guiso prontamente.Todo lleva a pensar que el pintor que ha llevado a cabo el lienzo se mueve en un estrecho ámbito en lo concerniente al mundo de los bodegones. Ello le permite conocer los aspectos de la naturaleza muerta en la corte de Madrid a mediados del siglo XVI y los influjos de la fase posterior determinada por los ejemplos de maestros como Van der Hamen o Loarte.Inicialmente se pensó que pudiese ser de mano de Antonio de Pereda debido a sus concomitancias con dos lienzos compañeros conservados en el Museo de Arte Antiga de Lisboa de tal autor, sin embargo, firmado y fechado en 1651, no se ha encontrado todavía una atribución convincente, aun cuando las conexiones con las creaciones del maestro indicado sean relativamente aproximadas.


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La liberación de San Pedro por un ángell. Obra de Antonio Pereda. 1643. Oleo sobre lienzo. 145 x 110 cm. Museo del Prado. Madrid.

Antonio de Pereda fue un artista excepcional en cuanto a pintura religiosa se refiere, la mayor parte de su producción. Realizó numerosos cuadros de devoción de tamaño no muy grande, que encontraron amplia aceptación entre su clientela. En su estilo muestra la devoción por la intensidad de color de los venecianos, que había visto de primera mano. Este tema de San Pedro muestra el momento en que el santo, apresado por ser discípulo de Cristo, es liberado milagrosamente de sus cadenas por un ángel, que le indica el camino de huida. Pereda nos muestra a San Pedro como un anciano captado de modo realista, con evidente influencia del naturalismo caravaggesco. Sin embargo su paleta es clara y luminosa, con gusto por la plasmación de los objetos materiales, como las cadenas, las telas o la piel de los personajes.



Otras obras


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Retrato de Pedro Calderón de la Barca. Obra de Antonio de Pereda


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Ático del retablo mayor. Pintura de la Santísima Trinidad. Obra de Antonio de Pereda. Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo, Madrid


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Escultura de la Virgen del Carmen, obra de Juan Sánchez Barba. Grupo central del retablo mayor de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo, Madrid. La pintura del ático representa la Santísima Trinidad, obra de Antonio de Pereda


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El sueño del caballero o Desengaño de la vida. Autor: Antonio de Pereda. 1645-1670. Óleo sobre lienzo. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Ingresó en la Academia como parte de la colección de D. Manuel Godoy. Antonio de Pereda realizó lienzos sobre diversos géneros, entre ellos, la naturaleza muerta con sentido moralizante o "vanitas".


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El sueño del caballero, detalle.

El Sueño del Caballero, tradicionalmente atribuido a Antonio de Pereda, presenta una composición con una "vanitas", algo frecuente en el Barroco. Trata acerca de la vanidad del mundo, que nos llena de bienes efímeros que no proporcionan una ganancia trascendente: amor, belleza, dinero, placer... todo perece tras la muerte y sólo la esencia del ser humano permanece frente al mundo. La manera de hacer visible este complejo ideario moral estaba sistematizada por los pintores, que incluían un repertorio de objetos que simbolizaban las diferentes facetas de la vida que no permanecen más allá. Pereda sigue el estilo propio de la "vanitas" para realizar una de las más complejas y ricas composiciones sobre el mismo. El lienzo, que también se conoce como el Desengaño del Mundo, presenta a un joven y apuesto caballero, ricamente ataviado, que se ha quedado dormido y presumiblemente sueña con las glorias y miserias que se presentan sobre la mesa. La idea engarza con el tema de "la vida es sueño" y nos da a entender que la carrera de este joven no es más que un mero sueño sin sentido real. Los símbolos de la mesa son muy complejos, pero destacan algunos por su presencia continua en todas las "vanitas": la calavera que simboliza la muerte, la máscara de teatro sobre la hipocresía, las joyas y el dinero que son las riquezas que no podemos llevar al otro mundo, la baraja y las armas como el juego y los placeres de la caza, el reloj que indica el paso inexorable del tiempo, la vela apagada que indica la expiración de la vida... son innumerables los objetos y los múltiples significados engarzados que podemos entresacar de todos ellos.


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La Visitación, c. 6640-50. Obra de Antonio de Pereda


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"La Anunciación", 1637. Obra de Antonio de Pereda


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La Inmaculada Concepción, Museo de Lyon. 1634. Obra de Antonio de Pereda


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La Inmaculada Concepción. Óleo sobre lienzo. 201,9 x 160 cm. Museo Nacional de Arte de Rumanía. Obra de Antonio de Pereda


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Inmaculada Concepción. Óleo sobre lienzo., 223,5 x 147,5 cm. Colección particular. Obra de Antonio de Pereda


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San Guillermo de Aquitania. Óleo sobre lienzo. 110 x 165 cm. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid. Obra de Antonio de Pereda


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Santo Domingo en soriano. Óleo sobre lienzo. Museo Cerralbo, Madrid. Obra de Antonio de Pereda


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San Antonio de Padua con Cristo Niño. Óleo sobre lienzo. 177 x 205 cm. Museo de Bellas Artes de Budapest. Budapest. Hungría. Obra de Antonio de Pereda


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La Santísima Trinidad. Óleo sobre lienzo. 143 x 230,5 cm. Museo de Bellas Artes de Budapest. Budapest. Hungría. Obra de Antonio de Pereda


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San Jerónimo oyendo la trompeta del Juicio Final. 1668. Óleo sobre lienzo. 126 x 87 cm. Depósito particular. Diputación Foral de Álava. Obra de Antonio de Pereda


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San Jerónimo, 1643. Obra de Antonio de Pereda


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San Jerónimo. Obra de Antonio de Pereda


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San Jerónimo escribiendo. Obra de Antonio de Pereda


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Estudio de cabezas. Instituto Valencia de Don Juan, Madrid. Obra de Antonio de Pereda


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Retablo del convento de las carmelitas de Toledo, 1640. Pinturas de Antonio de Pereda y Salgado.


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Tobias y el ángel. 1652. Obra de Antonio de Pereda


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"Ángel de la guarda" y el "Salvador". Obras de Antonio de Pereda. Iglesia de San Ginés. Madrid


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"Salvador" fechado en 1655 y surgido del pincel de Antonio de Pereda. Iglesia de San Ginés. Madrid


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"Transverberación de Santa Teresa de Jesús". Iglesia de Jesús Nazareno de Medinaceli de Santa Olalla (Toledo). Una pintura de la segunda mitad del siglo XVII atribuida a Antonio de Pereda.


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Vanitas, Galería Uffizi, Florencia. Italia. Obra de Antonio de Pereda


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Bodegón con frutas. 1650. Óleo sobre lienzo. 29 12 x 56 14 inches. Museo Nacional d'Arte Antiga. Lisboa. Portugal. Obra de Antonio de Pereda


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Bodegón con reloj. 1652. Óleo sobre lienzo. 78 x 91 cm. Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú. Rusia. Obra de Antonio de Pereda


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Vanité. Óleo sobre lienzo. 33 x 39 cm. Musée Provincial des Beaux-Arts. Saragosse. Obra de Antonio de Pereda


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Alegoría de la vanidad. Museo de Historia del Arte, Viena. Florencia. Italia. Obra de Antonio de Pereda


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Natureza-morta com vegetais e aprestos de cozinha, 1651. Museo Nacional de Arte Antiga de Lisboa. Obra de Antonio de Pereda


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Bodegón. Antonio de Pereda. Obra de Antonio de Pereda. 1652. Óleo sobre lienzo. 80 x 94 cm. Museo del Hermitage. San Petersburgo. Rusia.


Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al pintor vallisoletano Antonio de Pereda, uno de los grandes maestros de la generación de Velázquez. El Museo del Prado cuenta con una buena representación de su obra. También varias iglesias madrileñas y castellanas albergan muchas de sus obras. Es especialista en la composición de escenas religiosas y en bodegones. Su obra catalogada no es demasiado extensa, hay bastantes lagunas en la localización y atribuciones. Actualmente su obra está revalorzándose y es muy cotizada por los grandes museos y coleccionistas, particularmente a mí me parece un magnífico representante del Barroco español por su excelente calidad.

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Re: PEREDA (Antonio De Pereda Y Salgado)

Mensaje por megaurbanismo » Jue, 02 Dic 2021, 08:36

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La parroquia madrileña de San Ginés, del siglo XVIII

Culminan ocho años de obras en la iglesia de San Ginés, junto a la Puerta del Sol

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Interior de la capilla barroca del Santo Cristo. Iglesia de San Ginés. Madrid. A la izquierda, lienzos de Antonio de Pereda y Gerhar Seeghers a la derecha.

Hasta veinte grandes pinturas de la época del Barroco español y europeo han sido añadidas a los ajuares de la Real Parroquia de San Ginés, una de las más conocidas de Madrid, célebre además por atesorar grandes riquezas artístico-patrimoniales. La noticia fue conocida ayer martes, fecha en la que su restauración integral fue presentada públicamente tras ocho años de trabajos de rehabilitación, reintegración, enlucido y limpieza de sus fachadas, torre e interiores, pinturas y esculturas incluidas. Asimismo, ve la luz una Guía del Patrimonio Cultural sobre las riquezas artísticas que el templo contiene, entre las que figuran lienzos de El Greco, Luca Giordano, Alonso Cano, Francisco de Ricci, Nichola Fumo y Michael Coxie o escultores como Juan Pascual de Mena y los italianos Michelangelo Nacherino, Leone y Pompeo Leoni. La guía ha sido elaborada por el historiador del Arte José María Quesada y por el párroco, José Luis Montes, Vicario Episcopal para el Patrimonio histórico-artístico de la Iglesia.

En sucesivas intervenciones se ha completado la restauración de la torre del campanario, sobre la calle de Bordadores, cuya cruz, chapitel y aristas sirvieron durante años como pararrayos; se ha acometido la rehabilitación el órgano barroco, con 2.170 tubos; buena parte del centenar largo de obras pictóricas y esculturas que decoran el recinto han sido restauradas, limpiadas o enlucidas, así como varias de sus capillas, sobre todo, la del Santo Cristo, cumbre singular del Barroco español, al decir del arquitecto e historiador José Félix de Vicente, sacerdote de esta iglesia, cuyo juicio cuenta con el aval de otros especialistas. Esta capilla permanece exenta del cuerpo central de la iglesia, en cuya traza influyó el madrileño fray Lorenzo de San Nicolás, inventor de la bóveda encamonada. De raíces altomedievales, el templo fue erigido en 1645 por Sebastián Herrera Barnuevo, en colaboración con el ornamentador Bartolomé Zúmbigo y el alarife Juan Ruiz. Tiene cúpula con linterna y paramentos con mármoles grises de Cuenca y rojos de San Pablo, así como decoraciones de bronce dorado y maderas nobles. Se asemeja mucho al Panteón de Reyes del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en cuya construcción trabajaron algunos de sus operarios. El rey Felipe IV impulsó la importancia de este templo y de señaladamente de esta capilla, consagrada a la advocación a la Inmaculada Concepción casi tres siglos antes de que su dogma fuera decretado por el Papa.


Pintura adquirida de Pereda y de Seghers

Las nuevas adquisiciones pictóricas, entre las que figura un "Salvador" fechado en 1655 y surgido del pincel de Antonio de Pereda (1611-1678) y un "Buen Pastor con dos niños pastores" del pintor flamenco Gerard Seghers, proceden de conventos religiosos o bien de legados familiares de personas sepultadas en los subterráneos de la iglesia. En la puesta al día del templo madrileño, situado a un latido de la Puerta del Sol sobre la calle del Arenal, han participado el Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno regional y la Fundación Ramón Areces, cuyo titular, fallecido en el año 1989, yace sepultado en una de las dos criptas de la iglesia. En ellas, desde el siglo XVII hasta nuestros días, fue enterrado el músico fray Tomás de Victoria, así como centenares de vecinos de la parroquia, cortesanos, diplomáticos, clérigos, próceres, incluso toreros como "Pepe Hillo" y hasta cuarenta Grandes de España. Igualmente, en San Ginés fueron bautizados personajes como Francisco de Quevedo, en 1580; en su lar casó Lope de Vega con Isabel de Urbina y, dos siglos después, Francisco Javier Goya, hijo del pintor. De igual modo, en su sacristía, el artista Mariano Fortuny pintó su célebre obra "La vicaría", según explica el párroco José Luis Montes, mientras muestra los tesoros que alberga este recinto religioso, como un bellísimo lienzo de El Greco "La expulsión de los mercaderes del templo". "Los orígenes de este recinto religioso madrileño se remontan al siglo XI, durante la acampada en un predio cercano de huestes de Raimundo de Borgoña, que trajeron la advocación de San Ginés de Arlés, martirizado por negarse a aplicar un edicto imperial contra los cristianos", dice el Vicario Episcopal José Luis Montes.


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Cúpula de la capilla barroca del Santo Cristo de la Iglesia de San Ginés en Madrid


Un cocodrilo bajo el altar

El templo, en cuya casa parroquial habitó Lope de Vega durante la fase sacerdotal de su vida, alberga varias cofradías procesionales y marianas de la provincia de Jaén, también de Almería, Granada y Cáceres. En la capilla de la Virgen de los Remedios permaneció expuesto al público durante varios siglos un cocodrilo muerto, traído a Madrid por Alonso de Montalbán, aposentador de los Reyes Católicos en el siglo XV. Al regresar desde América a España, Montalbán y su familia fueron agredidos por una camada de caimanes. Uno de ellos, mientras les atacaba, murió fulminantemente. El hecho fue considerado milagroso por la intercesión de la Virgen María y pasó a integrarse en las leyendas urbanas madrileñas más enraizadas. Hace algunos años, durante unas reformas, el reptil fue sacado de la urna que lo contenía y lo mostraba al público bajo el altar de esta capilla. Súbitamente, se consumió. "Su piel estaba envuelta en una estructura de escayola pues, probablemente, su cuerpo se hallaba muy dañado desde el incendio de la iglesia, registrado en 1824" explica uno de los sacerdotes. Aquel fuego devastó gran parte del templo, si bien los archivos del templo han subsistido, con gran cantidad de joyas documentales sobre la vida religiosa y también civil de Madrid. En los años 60 del siglo XX, el templo fue ampliamente remozado y recobrada su fachada mampostera con tres arcadas. Fue entonces cuando se fijó sobre su fachada a la calle de Bordadores un escudo pontificio, en memoria de la concesión por el Papa Inocencio VI de indulgencia otorgada a quienes sufragaron la construcción del templo de San Ginés. La concesión databa de 1380. Hoy San Ginés es Real parroquia desde el año 2003.

Arcángel san Sealtiel


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Arcángel san Sealtiel. Capilla del Cristo en la iglesia de San Ginés. El cuadro, recientemente expuesto, con su pareja, el arcángel Barachiel, no es mencionado por Tormo -Las iglesias del Antiguo Madrid- ni se recoge en el Inventario Artístico de Madrid Capital, tomo I, Madrid, 1983. El tipo angélico recuerda los lienzos de Bartolomé Román y sus series de arcángeles, una de ellas en el convento de la Encarnación, pero es independiente de ese modelo. Obra indudable de la escuela de pintura madrileña del siglo XVII, relacionable también con obra de Antonio de Pereda. El autor podría ser el poco conocido Francisco Barrera, o Barreda, que en 1664 fue llamado a declarar al Consejo de la Suprema del Santo Oficio de la Inquisición por unas pinturas de arcángeles que tenía expuestas en su tienda de pintor en la calle Mayor, frente a las gradas de San Felipe (Enrique Cordero de Ciria, Arte e Inquisición en la España de los Austrias, 1997).
En "Real Parroquia de San Ginés. Guía del patrimonio cultural", de la que son autores monseñor José Luis Montes y José María Quesada, publicada recientemente (León, 2009) bajo los auspicios de la propia iglesia, sin indicar su procedencia se atribuyen los dos arcángeles a la primera etapa de Antonio de Pereda, de quien la iglesia ha incorporado un Salvador procedente de las Capuchinas firmado en 1655. La atribución es atractiva y ciertas semejanzas son evidentes, pero una atenta comparación de, por ejemplo, los pies descalzos del Cristo Salvador, sutilmente pintados sin apenas dibujo, y los pies de los arcángeles, especialmente Sealtiel, trabajados e incorrectos, me hace dudosa esa la atribución.

Arcángel san Barachiel


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Arcángel san Barachiel. Capilla del Cristo en la iglesia de San Ginés. El cuadro, recientemente expuesto, con su pareja, el arcángel Sealtiel, no es mencionado por Tormo -Las iglesias del Antiguo Madrid- ni se recoge en el Inventario Artístico de Madrid Capital, tomo I, Madrid, 1983. El tipo angélico del san Baraquiel recuerda los lienzos de Bartolomé Román y sus series de arcángeles, una de ellas en el convento de la Encarnación, pero es independiente de ese modelo. Obra indudable de la escuela de pintura madrileña del siglo XVII, relacionable también con obra de Antonio de Pereda. El autor podría ser el poco conocido Francisco Barrera, o Barreda, que en 1664 fue llamado a declarar al Consejo de la Suprema del Santo Oficio de la Inquisición por unas pinturas de arcángeles que tenía expuestas en su tienda de pintor en la calle Mayor, frente a las gradas de San Felipe (Enrique Cordero de Ciria, Arte e Inquisición en la España de los Austrias, 1997).

En "Real Parroquia de San Ginés. Guía del patrimonio cultural", de la que son autores monseñor José Luis Montes y José María Quesada, publicada recientemente (León, 2009) bajo los auspicios de la propia iglesia, sin indicar su procedencia se atribuyen los dos arcángeles a la primera etapa de Antonio de Pereda, de quien la iglesia ha incorporado un Salvador procedente de las Capuchinas firmado en 1655. La atribución es atractiva y ciertas semejanzas son evidentes, pero una atenta comparación de, por ejemplo, los pies descalzos del Cristo Salvador, sutilmente pintados sin apenas dibujo, y los pies de los arcángeles, especialmente Sealtiel, trabajados e incorrectos, me hace dudosa esa la atribución.

Madrid, Capilla del Cristo en San Ginés


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Interior de la Real Capilla del Santísimo Cristo de la Redención. Iglesia madrileña de San Ginés

La capilla del Cristo, perteneciente a la Esclavitud penitencial del Cristo de los Dolores, con planta de cruz latina como una pequeña iglesia independiente adosada a los pies de la iglesia de San Ginés, fue construida hacia 1650 por Juan Ruiz, el mismo arquitecto que se encargó de reconstruir la primitiva parroquia, siendo renovada decorativamente por Francisco Sánchez en 1756, revistiéndola de mármoles de colores. La pequeña cúpula, en la que se pinta al fresco la Ascensión, con tambor y linterna, se debería, según Tormo -Las iglesias del Antiguo Madrid- a esta remodelación, y a la misma época corresponderían las heroínas bíblicas representadas en las pechinas. El crucifijo actual es escultura de Alfonso Giraldo Vergaz. A los lados, cuatro ángeles con instrumentos de la pasión en bronce se atribuyen a los Leoni.

Capilla del Cristo en San Ginés. Cúpula


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Cúpula de la capilla del Cristo, perteneciente a la Esclavitud penitencial del Cristo de los Dolores, con planta de cruz latina como una pequeña iglesia independiente adosada a los pies de la iglesia de San Ginés, fue construida hacia 1650 por Juan Ruiz, el mismo arquitecto que se encargó de reconstruir la primitiva parroquia, siendo renovada decorativamente por Francisco Sánchez en 1756, revistiéndola de mármoles de colores. La pequeña cúpula, en la que se pinta al fresco la Ascensión, con tambor y linterna, se debería, según Tormo -Las iglesias del Antiguo Madrid- a esta remodelación, y a la misma época corresponderían las heroínas bíblicas representadas en las pechinas. El crucifijo actual es escultura de Alonso Vergaz.

Fuentes: EL PAÍS.com - Enriqueluis/.flickr.com

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