Remedios Varo

Responder
Avatar de Usuario
megaurbanismo
Mensajes: 551
Registrado: Mié, 01 May 2019, 17:32

Remedios Varo

Mensaje por megaurbanismo » Mié, 01 Dic 2021, 08:15

Este trabajo está dedicado a la pintora surrealista española Remedios Varo. Fue compañera de clase de Salvador Dalí. De ahí su presentación de los sueños, la imaginación y el simbolismo que en ciertos momentos puede recordar al genio de Figueres, y que en Remedios Varo se transforma en una presentación personal y única, fantasiosa y llena de misterio y enigmas. Es una artista no demasiado conocida en nuestro país, quizá porque desarrolló casi toda su vida en México, país al que se exilió. Francamente en su género es una pintora de mucho mérito.

Imagen
Maria de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga (n. 16 de diciembre de 1908 en Anglès (Gerona), España — 8 de octubre de 1963 en Ciudad de México) más conocida como Remedios Varo, fue una pintora surrealista hispano-mexicana.

Hija de un ingeniero hidráulico, aprende de su padre el manejo de la perspectiva, las matemáticas y el dibujo profesional. De su madre, profundamente religiosa, adquiere un sentido espiritual de la vida. En 1924 su familia se traslada a Madrid y allí ingresa -a la edad de 15 años-, en la Academia de San Fernando.

Al final de sus estudios, contrajo matrimonio con uno de sus compañeros de estudios, Gerardo Lizárraga, con quien parte a París, Francia, donde residirá durante un año. A su retorno en 1932, se establece en Barcelona, donde ejerce en compañía de su esposo el oficio de dibujante publicitario.

En 1935 se separó de su primer esposo, y conoce al pintor Esteban Francés, quien la introduce al círculo surrealista de André Breton. Una vez familiarizada con el movimiento surrealista, se integra al grupo Logicofobista, que pretendía representar los estados mentales internos del alma, utilizando formas sugerentes de tales estados. Durante su colaboración con este grupo, Remedios Varo pinta L´Agent Double, obra que ya anticipa su estilo reconocido posteriormente.

Durante la guerra civil española, Remedios Varo opta sin dudar por el lado republicano. También durante este período y en buena medida gracias a su activo soporte a los antifascistas, conoce al poeta Benjamín Péret, con quien establece una relación amorosa, y parte por segunda vez a París, ciudad donde residirá hasta la invasión nazi.

En 1941 la pintora y el poeta abandonan la Francia ocupada y emigran a México, país donde gracias a la política del presidente Lázaro Cárdenas de acogida de refugiados políticos, son rápidamente naturalizados y autorizados a desarrollar una actividad laboral.


Imagen

Remedios Varo llegó a México en 1942 en compañía de Benjamin Péret.

En 1947 Remedios se separa de Benjamín Péret, quien retorna al París ya liberado para entonces. Gracias a sus contactos anteriores y sus actividades en México, Remedios parte ese año a Venezuela, como integrante de una expedición científica del Instituto Francés de América Latina. Estando en Venezuela, además de su trabajo de ilustradora entomológica, la pintora pudo continuar enviando carteles publicitarios para Bayer, así como trabajar un corto lapso para el instituto de malariología venezolano.

En el año de 1949 retorna a México, donde continuará con su labor de ilustradora publicitaria. Hasta que en 1952 contrae segundas nupcias con el político austríaco Walter Gruen, con quien permanecerá hasta el final de sus días.

Fue Gruen quien convence a Remedios Varo de abandonar sus labores comerciales, para consagrarse totalmente a la pintura.

Imagen

En 1955 le llega el reconocimiento, tanto a nivel popular como de crítica, tras realizar una exposición individual en la Galería Diana en la ciudad de México, sintiéndose ya desligada del surrealismo en todas sus dimensiones (como persona y como artista) adquiriendo su pintura cada vez más, un cariz místico que mantendrá hasta el final de su vida.


Imagen

Remedios Varo fotografiada por Kati Horna, en 1963.

Durante su estancia en México, la pintora conoció personalmente a artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera, pero estableció nexos de amistad más fuertes con otros intelectuales en el exilio, en particular la también pintora surrealista Leonora Carrington.

Falleció de un paro cardíaco el 8 de octubre de 1963 en Ciudad de México.

La obra de la pintora es vasta y compleja, ameritando un análisis más profundo que el que puede darse en este espacio.

Empero, puede mencionarse que la obra de Remedios Varo posee un estilo característico y fácilmente reconocible. En su obra aparecen con frecuencia figuras humanas estilizadas realizando tareas simbólicas, en las cuales se tienen a la vez elementos oníricos y arquetípicos. Su obra entera está teñida de una atmósfera de misticismo, pero plasmado en las figuras representativas del mundo secular moderno. Su pintura está puntualizada por un marcado interés por la iconografía científica. De allí que en tiempos recientes, las obras de la pintora sean retomadas cada vez con más frecuencia en la literatura de divulgación.

En el año 2000, Walter Gruen donó su colección de obras de Remedios Varo al Museo de Arte Moderno de México. La mayoría de estas obras fueron legalmente compradas a coleccionistas privados que a su vez las habían adquirido legalmente en galerías. Fueron declaradas monumento artístico mexicano el 26 de diciembre de 2001.


Imagen

Remedios Varo

Por medio de un extraño movimiento judicial, avalado por las jueces María Margarita Gallegos López y Rebeca Pujol Rosas, en ese año la española Beatriz María Varo Jiménez, sobrina y también pintora, es declarada por el Juzgado Décimo Tercero de lo Familiar en el Distrito Federal de México como única y universal albacea de la sucesión de bienes de su tía Remedios Varo.

En marzo de 2005 el Instituto Nacional de Bellas Artes apela el dictamen, el cual se suspende temporalmente en lo que instancias judiciales más competentes revisan el extraño caso.

Cabe señalar que, en vida, la pintora vendió o regaló la mayoría de sus obras, aduciendo que lo que más le importaba era el proceso creativo, no las obras en sí; las cuales, al dejar de pertenecerle, dejaron también, de acuerdo a la ley, de ser parte de su herencia.


Los trabajos más representativos de Remedios Varo son:

- El Tejido de los Sueños, 1935
- Gruta Mágica, 1942
- Paludismo (Libélula), 1947
- El Hombre de la Guadaña (Muerte en el Mercado), 1947
- La Batalla, 1947
- Insomnia, 1947
- Amibiasis o los Vegetales, 1947
- Ciencia inútil o el Alquimista, 1955
- Ermitaño meditando, 1955
- La Revelación o el Relojero, 1955
- Trasmundo, 1955
- El Flautista, 1955
- El Paraíso de los Gatos, 1955
- A la felicidad de las damas, 1956
- Creación de las aves, 1957
- Modista, 1957
- Caminos tortuosos, 1957
- Reflejo Lunar, 1957
- El Gato Helecho, 1957
- Papilla estelar, 1958
- Exploración de las fuentes del río Orinoco, 1959
- Catedral Vegetal, 1959
- Encuentro, 1959
- Mujer saliendo del psicoanalista, 1960
- Visita al cirujano plástico, 1960
- Hacia la torre, 1960
- Vampiro, 1961
- Tejiendo el manto terrestre, 1961
- Vampiros Vegetarianos, 1962
- Fenómeno de ingravidez, 1962
- Tránsito espiral, 1962
- Naturaleza Muerta Resucitado, 1963

Espero os resulte interesante la recopilación de esta pintora hispano-mexicana, sea de vuestro interés y contribuya para divulgar su valiosaobra.

Algunas obras

Imagen

El Hombre de la Guadaña (Muerte en el Mercado) 1947. Obra de Remedios Varo


Imagen

Mujer saliendo del psicoanalista. 1960. Obra de Remedios Varo


Imagen

Creación de las aves. 1957. Óleo sobre masonite. 54 x 64 cm. Colección particular. MéxicoObra de Remedios Varo


Imagen

Exploración de las fuentes del río Orinoco. Obra de Remedios Varo


Imagen

Paludismo (Libélula) 1947. Obra de Remedios Varo


Imagen

La Revelación o el Relojero. 1955. Obra de Remedios Varo


Imagen

Inútil Ciencia o el alquimista, 1955. Obra de Remedios Varo


Imagen

Arquitectura vegetal. 1962. Óleo sobre tela. 57,5 x 44 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Cambio de tiempo. 1948. Gouache sobre cartulina. 28 x 21 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

El gato helecho. 1957. Óleo sobre masonite. 67 x 30 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Frío. 1948. Gouache sobre cartulina. 33 x 25 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Hallazgo. 1956. Óleo sobre masonite. 78 x 69 cm. Colección particular. Neuchâtel. Obra de Remedios Varo


Imagen

La batalla. 1947. Gouache sobre cartulina. 38 x 38 cm. Colección paradero desconocido. Obra de Remedios Varo


Imagen

Paraíso de los gatos. 1955. Óleo sobre masonite. 29 x 21 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Tiforal. 1947. Gouache sobre cartulina. 24,5 x 32 cm. Colección paradero desconocido. Obra de Remedios Varo


Imagen

Trasmundo. 1955. Óleo sobre tela. 43,5 x 55 cm. Colección paradero desconocido. Obra de Remedios Varo


Imagen

Valle de la luna. 1950. Gouache sobre cartulina. 29,5 x 50 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Amibiasis. 1947. Gouache sobre cartulina. 27,5 x 37,5 cm. Colección paradero desconocido. Obra de Remedios Varo


Imagen

Naturaleza muerta resucitando. 1963. Óleo sobre tela. 110 x 80 cm. Colección particular. Valencia. Obra de Remedios Varo


Imagen

Armonía. 1956. Óleo sobre masonite. 76 x 94 cm. Colección paradero desconocido. Obra de Remedios Varo


Imagen

Visita inesperada. 1958. Óleo sobre masonite. 60 x 61 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Gitana y arlequín. 1947. Gouache sobre cartulina. 32 x 25 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Emigrantes. 1962. Mixta sobre cartulina. 51 x 34 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Hacia la torre. 1960. Óleo sobre masonite. 123 x 100 cm. Colección particular. Monterrey. Obra de Remedios Varo


Imagen

La huida. 1961. Óleo sobre masonite. 123 x 98 cm. Museo de Arte Moderno de México. México. USA. Obra de Remedios Varo


Imagen

Locomoción acuática. 1963. Mixta sobre cartulina sobre masonite. 46 x 52 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Tailleur pour dames. 1957. Óleo sobre masonite. 77 x 95 cm. Colección María Rodríguez de Reyero. Nueva York. EEUU. Obra de Remedios Varo


Imagen

Banqueros en acción. 1962. Óleo sobre masonite. 61 x 70 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

Vuelo mágico. 1956. Óleo y nácar incrustado sobre masonite. 86 x 105 cm. Colección particular. Monterrey. Obra de Remedios Varo

Imagen

Bordando el manto terrestre. 1961. Óleo sobre masonite. 100 x 123 cm. Colección particular. México. Obra de Remedios Varo


Imagen

El laberinto o Tránsito en espiral. 1962. Óleo sobre masonite. 100 x 115 cm. Colección particular. Nueva York. EEUU. Obra de Remedios Varo

Imagen

Fotografía de la pintora Remedios Varo.

Frases de Remedios Varo:

“Llegué a México buscando la paz que no había encontrado, ni en España –la de la revolución– ni en Europa– la de la terrible contienda–, para mí era imposible pintar entre tanta inquietud”.

“Creo que pintaría de la misma forma en cualquier lugar del mundo, puesto que proviene de una manera particular de sentir”.

“Puedes ir de acá para allá, pero mientras tú no estés bien, nada de lo que te rodea lo estará”.

“Echarse al agua a nadar y no querer al mismo tiempo mojarse la ropa, esto, Gerardo, es imposible”.

Enlaces interesantes

Web oficial

https://www.remedios-varo.com/

Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado a la sorprendente pintora surrealista española Remedios Varo.
Última edición por megaurbanismo el Mié, 01 Dic 2021, 08:20, editado 1 vez en total.

Avatar de Usuario
megaurbanismo
Mensajes: 551
Registrado: Mié, 01 May 2019, 17:32

Re: Remedios Varo

Mensaje por megaurbanismo » Mié, 01 Dic 2021, 08:19

Surrealismo furtivo de Remedios Varo

De vida excitante y enigmática, levantó un mundo propio entre Barcelona, París y México, donde la celebran como a un mito

Fue una de las pintoras más singulares de la vanguardia española


Imagen

Imagen del libro 'Cinco llaves del mundo secreto' de Remedios Varo.

Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: "Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones". Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa. Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.

Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.

Reivindicar a Remedios Varo no es una excentricidad, sino la dosis exacta de justicia poética que algunos artistas a trasmano requieren. La editorial Atalanta pide foco para esta pintora en un libro deslumbrante, Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo, con textos de Alberto Ruy Sánchez, Tere Arcq, Peter Engel, Janet A. Kaplan y Sandra Lisci, entre otros. No se trata de un catálogo, ni de un manual, ni de un a hagiografía. Es algo de todo eso y a la vez un desplante: la puesta en limpio de la mejor parte de la obra de Varo y el mejor contorneo de su leyenda, de su biografía, de sus intereses, de su penumbra.

"La obra de esta mujer se nos presenta como una revelación, pero a la vez como un misterio", escribe Ruy Sánchez. "No se puede ser indiferente a su pintura rigurosa ni a la incesante imaginación que despliegan sus cuadros ante nuestro asombro". Porque Remedios Varo pertenece a la estirpe de la extrañeza. De la infrecuencia. De esa inocencia profundamente delirante donde a la redondez del mundo le nacen esquinas.

En Francia, junto a Péret, conoció la nave nodriza del surrealismo y a sus tripulantes, capitaneados por André Breton y Paul Éluard. Esa era su genealogía. Aquellos artistas que no buscaban ninguna verdad, sino la imperfección auténtica de los sueños, de su fortuna. Remedios Varo pintaba con una ráfaga de El Bosco y otra de Brueghel. Con una voladura de Chagall. Con las esquinas de Óscar Domíngez. Con las penumbras de Delvaux... "Pero yo no pertenezco a ningún grupo, pinto lo que se me ocurre y se acabó", decía. Principalmente pintaba desde ella misma, haciendo palanca en una imaginación de escenas incalculables tocadas de un raro misticismo (quizá esoterismo) en el que militó también a su modo desde casi niña.

"Cada cuadro suyo nos inicia en un estruendo tranquilo, con un rayo que no quema", apunta Ruy Sánchez. En lo mejor de la fiesta de París entró el nazismo a volcar el tablero. Remedios Varo deja la ciudad y pone rumbo a México D.F., donde se instaló en 1941, donde se separa en 1947 de Péret (que regresa a la Francia liberada) y donde se busca la vida como ilustradora entomológica, como cartelista publicitaria para Bayer y en algún empleo más como el de dibujar mosquitos al microscopio para el Instituto de Malariología de Caracas. Un espectáculo. "Llegué a México buscando la paz que no había encontrado, ni en la España de la revolución, ni en Europa la de la terrible contienda, para mí era imposible pintar entre tanta inquietud", dijo en una entrevista.

Entre un empleo y otro, Remedios Varo se fue apartando de la pintura. Su segundo marido, el musicólogo vienés Walter Gruen, quien a partir de 1952 le puso de nuevo ante sus cosas, ante ese mundo de círculos esotéricos y figuras delirantes que confeccionó como un santoral plástico de magias y fulgores. De esta nueva etapa salen cuadros principales como Retrato del doctor Ignacio Chávez (1957), Los hilos del destino (1956) y Nacer de nuevo (1956). En estas piezas despliega ese otro mundo de los recuerdos que acuden como una conjura a sus cuadros. Remedios Varo es cada vez más simbólica, como si no temiese el fuera de control de su onirismo, de su imaginación, de su lectura exótica de un mundo que no es de este mundo.

La arquitectura adquiere una presencia ya imprescindible en su trabajo. Ella vive replegada en sus vegetaciones de mujer hecha de fuerzas desconocidas. Eran los días en que Frida Kahlo y Diego Rivera dirigían el arte mexicano. Dedicada de nuevo plenamente a la pintura desde finales de los años 50, comenzó a exponer en muestras colectivas e individuales. Remedios Varo comenzó a recuperar el sitio. Las críticas a su pintura eran excelentes. En 1958 viajó a París para despedirse de Péret, poeta seriamente enfermo, y al regresar pintó con una fiebre inédita. A su alrededor el mundo empezaba a estar bien hecho.

En 1962 presentó su segunda exposición individual en México D.F. Entre las 16 piezas que colgó estaba el único tríptico que hizo en su vida. Aquello fue su consagración. Las obras volaron a colecciones de la ciudad. Remedios Varo ya estaba en el centro del arte mexicano con lugar propio. Pero meses después se quebró todo. Un infarto. Letal. Era el 8 de octubre de 1963. Tenía 56 años. Estaba en el momento de madurez. Dejó una serie de cuadernos donde había anotado distintos sueños que fueron después sustancia de su pintura. Sueños que ella anotaba como recetas de cocina, con sus ingredientes mágicos, con sus procesos de mezcla, con su tiempo de maceración. "La vida cotidiana, la vida onírica y la obra plástica de Remedios Varo se encuentran entretejidas", explica Peter Engel. Tenía uno de los hallazgos de Antoine de Saint-Exupéry como lema: "Lo esencial es invisible a los ojos". Y allí es dónde ella se sentaba a mirar. Más por descubrirnos otras versiones originales de la realidad, aquella donde caben gatos que proyectan constelaciones, amantes con cabeza de espejo de mano, hombres con cara de tijera, seres rabudos que mosquicojonean, seres que navegan en barcas aturdidas, en orejas rodantes y abrazan tristes espantajos... "Lo único que pinto es una manera particular de sentir". O lo que es igual: una forma de asombrarse.


elmundo.es

Imagen

Modernidad, 1938. Lápiz, gouache y grafito sobre contrachapado, 79 x 49 cm. Museo Reina Sofía. Obra de Remedios Varo (Remedios Varo Anglès, Girona, España, 1908 - Ciudad de México, México, 1963).


Imagen

Alegoría del invierno, 1948. Obra sobre papel, Dibujo. Gouache sobre papel, 44 x 44 cm. Museo Reina Sofía. Obra de Remedios Varo.

Remedios Varo se forma en la Academia de San Fernando de Madrid integrándose posteriormente en los círculos de la vanguardia tanto en Madrid como en Barcelona, donde participa en 1936 en la histórica Exposición Logicofobista. En 1937 se traslada a París donde toma parte en las actividades y exposiciones del grupo surrealista hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando, como otros miembros de este grupo, se exilia a México en 1941, etapa a la que corresponde Alegoría del invierno (1948). Varo practica los procedimientos surrealistas que profundizan en el análisis de las conexiones entre el subconsciente y lo real, cuyas prácticas aglutinan la calcomanía, el grattage, el fumage y el cadavre exquis del que existe uno fechado en 1935, realizado por Varo junto a Óscar Domínguez y Esteban Francés. Sin embargo, es el uso del dibujo lo que caracteriza la obra de Varo en su etapa mexicana, donde encuentra una nueva dimensión del surrealismo en la interpretación de la realidad desdoblada en distintas versiones, en una mezcla de ficción, sueño y premonición. En este período Varo intensifica su interés por las ciencias ocultas y la alquimia, al mismo tiempo que estudia los avances científicos en las más diversas disciplinas: matemáticas, astronomía, botánica, biología. Su conocimiento se filtra en su obra plástica que reitera recorridos simbólicos por el universo. Alegoría del invierno refleja, además, una constante en su producción: la representación de los seres vivos y la naturaleza, aludiendo también al paso del tiempo, cuya evolución para Varo impone en el cosmos una forma de orden, ritmo y armonía.

Imagen

La Faim (El hambre), 1938. Obra sobre papel, Dibujo. Gouache y carboncillo sobre papel, 32,5 x 45,7 cm. Museo Reina Sofía. Obra de Remedios Varo.

En 1936, Remedios Varo conoce a Benjamin Péret, que se había trasladado a España para combatir en la Guerra Civil al lado de los anarquistas, en el frente de Aragón. Convertida en compañera suya, la pintora regresa de nuevo con él a París, donde accede al círculo de los más cercanos a André Breton. Este momento, al que se adscribe la realización de La Faim, coincide también con su participación en las actividades del grupo surrealista, especialmente en la Exposition Internationale du Surréalisme, de 1938, y Le Revé dans l'Art, en 1939. Más tarde Varo se separaría de Péret y en 1947 viaja a Venezuela para integrarse en una expedición científica, donde trabaja dibujando insectos para una campaña de salubridad antipalúdica.
La Faim (1938) es una de las dos pinturas de esta artista procedentes de la colección particular de André Breton, quien las conservó consigo hasta su muerte. En cierto modo, La Faim comparte contenidos con las figuras surrealistas realizadas por Picasso entre 1929 y 1930, en las que destacan prominentes y voraces dientes. Al valor artístico de esta pieza de Varo, que es una de las escasas realizaciones en que su autora cultiva formas más cercanas a la abstracción geométrica que a sus habituales perfiles organicistas, es preciso sumar, pues, su importancia histórica y documental, al haber formado parte de la colección del fundador del surrealismo.


museoreinasofia.es


Una exposición en México escarba en detalles marginales de la surrealista española


Imagen

'El Flautista' (1955), obra de Remedios Varo.

A los 55 años, a Remedios Varo (1908-1963) se le paró el corazón en México. Terminaba a traición, cuando su firma se consolidaba, la vida de una artista singular que a los 24 años ya había entrado en la reputada Academia de San Fernando en Madrid y se codeaba con Dalí, aunque Dalí no quisiera codearse con ella. “Las nenas hacen pis en las escaleras”, le dijo un día el hombre que convirtió las puntas de su bigote en un ensayo sobre la vanidad. En los treinta, Varo, una española tímida con ojos de gato esfinge, se movió en el círculo de los surrealistas de París, hasta que los nazis entraron en la ciudad y ella salió: hacia México, la Nación Surreal según André Bretón, donde más creó, donde se murió y donde sigue viva.

"Las nenas hacen pis en las escaleras", le dijo un día Salvador Dalí a Varo

En la capital, el Museo de Arte Moderno ha abierto una exposición con las 39 obras de Varo que atesora. Se titula Remedios Varo. Apuntes y anécdotas de una colección. Una intrahistoria de su trabajo, utilizando el concepto de Unamuno. Varo era una mujer que en realidad prefería mantenerse al margen, pero esta exposición, respetuosamente, se mete en sus márgenes. En lo que a nadie le importa, es decir, en lo importante de una vida. Como el hecho de que su padre, un ingeniero liberal, supiese hablar esperanto. O que en París estuvo en un colegio de monjas estrictísimas cuyas labores de vigilancia de los cuartos detectaba Remedios echando al pie de su puerta una banda de azúcar que registraría sus pisadas: en sí misma, esa estrategia antimonjas chismosas, una obra de arte. Surrealismo operativo.

En la exposición hay obras insignia de Varo. Está Mujer saliendo del psicoanalista (1960): una mujer de aspecto misterioso tira a un pozo la cabeza de su padre como si fuera un moco colgante. Está Vagabundo (1957) y un textito de Varo en el que dice: “A mi juicio uno de los mejores que he pintado”, a lo que añade la explicación de que estamos ante un vagabundo especial –“un vagabundo no liberado”– porque es un vagabundo que es incapaz de desprenderse de tres cosas: un cuadro, un gato y una rosa. Vagabundo pero apegado.

Varo, una figura introvertida, dibujó para Bayer, navegó el Orinoco...

Remedios Varo, que se casó tres veces, la primera para huir de casa. Remedios Varo la introvertida que nunca quería hablar de aquel episodio de la Segunda Guerra Mundial en el que fue encarcelada por esconder a un desertor del ejército francés. Participó en 1947 en una expedición indómita por el Orinoco. Dibujó publicidad para Bayer y la firmó a nombre de Uranga, porque manejaba varias firmas: R. V., R. Varo, Uranga, Remedios, Remedios de Varo y Remedios Varo. Los anuncios de Bayer, de antes de 1950, son de una audacia que uno no esperaría en aquellos tiempos de una empresa farmacéutica alemana. Plasma el insomnio como un hombre con barba que sale de su castillo, ilumina el negror de la noche con una antorcha y se encuentra un monstruo verde: dientes-cuchillo, sonrisa amistosa. El reúma es una damisela encadenada a una columna y con un puñal hundido en la espalda.

Las obras las donaron Walter Gruen, expreso de campo de concentración nazi y tercer y último esposo de la artista, y Anna Alexandra Varsoviano, amiga de Varo y esposa de Gruen después de su muerte. A Gruen dedicó la obra que estaba pintando cuando se le detuvo el corazón, Música del bosque (1963), un hombre sentado en un bosque de Viena y creando un extraño instrumento musical con una rodaja de tronco como platillo de batería.

"Construyó un universo muy cerrado", explica la curadora de la muestra

El mundo de Varo era para dentro, explica la curadora Marisol Argüelles. “Siento que construyó un universo muy cerrado, y tal vez tenga algo que ver con la experiencia de la guerra. Muchos artistas que la vivieron pusieron una muralla entre ellos y el mundo. En su obra no hay rastro de México, por ejemplo. Podría haberla hecho en cualquier lugar”.

Interesadísima en la alquimia, en el ocultismo, en la literatura fantástica, la hija del ingeniero que hablaba esperanto dejó un legado que paso años bastante ignorado y que desde los noventa viene asomando más y siendo investigado.

elpais.com

Responder