EL GRECO

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megaurbanismo
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EL GRECO

Mensaje por megaurbanismo » Mar, 30 Nov 2021, 17:35

Continuando con la presentación de mis pintores favoritos... Este trabajo recopilatorio está dedicado a El Greco, otro grande de la pintura española, -aunque nació en Grecia, su obra la desarrolló principalmente en España-, qué como los grandes maestros, marcó un estilo muy personal; con el alargamiento de las figuras, dotandolas de una profunda espiritualidad que parecía que sus pinceles le otorgaban la santidad. En algunas de sus obras refleja la influencia de Miguel Ángel, Tiziano y Tintoretto de su estancia italiana.

El Greco tuvo que huir por problemas políticos de su isla de Creta (Grecia) era bastante joven, pero ya con gran fama de reputado pintor. Su destino fue Venecia donde trabajó en el estudio del gran Tiziano ya anciano, en esa época era el máximo exponente de la pintura veneciana y contaba con un gran estudio con varios ayudantes de renombre, allí conoció a otros pintores y las modas de la bella ciudad de los canales.

En Venecia se cruzó con un joven sacerdote español, llamado "Niño de Guevara" el cual le convenció para que trabajase en España para el nuevo Palacio de "El Escorial" y su ciudad en Toledo. Este personaje tuvo mucha influencia en su vida pues estuvo enfrentado, debido que "El niño de Guevara" se convirtió en el gran inquisidor que mandó a la hoguera a centenares de personas y a punto -según sus biógrafos- estuvo también el mismo "Greco" de pagar las consecuencias de sus enfrentamientos.

El Greco - Creta (1540-1614). Domenikos Theotokopoulos, su verdadero nombre, nació en algún lugar de Creta, posiblemente en Candía, quizá un uno de octubre, fiesta de san Domenikos en el santoral griego.

En 1566 deja definitivamente su patria para instalarse en la república de Venecia, allí asimila el colorido de Tiziano, además de la composición de las figuras y la utilización de espacios amplios y de gran profundidad, características de Tintoretto.

El estudio de la arquitectura romana reforzó el equilibrio de sus composiciones, que con frecuencia incluyen vistas de edificios renacentistas. A fines de 1570 viaja a Roma, recomendado al cardenal Farnesio por el miniaturista Clovio, al parecer, el cardenal se convirtió en su primer cliente. Admira en secreto y disiente en público del gran Buonarroti, coincidiendo, aunque sólo por motivos pictóricos, con el parecer de Pio V, que manda cubrir las desnúdeles de la Sixtina.

El Greco se sabe mejor pintor que Miguel Angel y lo dice, atrayendo sobre sí las iras de los fanáticos. Como miembro de la Academia de San Lucas conoce a prelados españoles que le hablan, sin duda de Toledo y del posible mecenazgo de Felipe II, el rey que busca artistas para decorar El Escorial de sus retiros. En 1577 llegó a Toledo donde rápidamente le hicieron encargos.


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Retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo. El primer gran encargo que recibió El Greco en Toledo en 1577


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Retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo (1577) y su lienzo principal de la Asunción de la Virgen.

La labor de El Greco como retratista fue muy significativa. Uno de los máximos exponentes de esa labor es el famoso cuadro "El caballero de la mano en el pecho" En 1586 pintó una de sus obras maestras, "El entierro del conde de Orgaz", para la iglesia de Santo Tomé de Toledo. En El entierro se evidencian el alargamiento de figuras y el horror vacui (pavor a los espacios vacíos), rasgos típicos de El Greco, que habrán de acentuarse en años posteriores. Tales características pueden asociarse con el manierismo que se sigue manteniendo en la pintura del Greco aún después de desaparecer en el arte europeo.

Su visión intensamente personal se asentaba en su profunda espiritualidad, de hecho, sus lienzos evidencian una atmósfera mística similar a la que evocan las obras literarias de los místicos españoles contemporáneos, como santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz.

En las obras que realizó desde la década de 1590 hasta su muerte puede apreciarse una intensidad casi febril. Los temas de la mitología clásica atestiguan la erudición humanista de El Greco y cuán brillante e innovador era el enfoque que daba a los temas tradicionales.

Falleció en Toledo el 7 de abril de 1614 y fue enterrado en la iglesia de Santo Domingo el Antiguo.

Espero que éste trabajo recopilatorio que he realizado con mucho esmero, sea apreciado por los amantes del arte y visitantes de esta sección del foro de xerbar.


SU OBRA


Algunas obras de El Greco en el Museo del Prado


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La Trinidad, obra de "El Greco".1577-1579, óleo sobre lienzo, 300 x 179 cm. Esta obra del convento de Santo Domingo el Antiguo de Toledo pasó a la colección del escultor Valeriano Salvatierra, fue adquirida en 1827 por Fernando VII y se trasladó al Museo del Prado en 1832.


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La Crucifixión, óleo sobre lienzo, 312 x 169 cm, firmado, h. 1600 Museo del Prado. Obra de El Greco.


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La Resurrección de Cristo, óleo sobre lienzo, 275 x 127 cm, firmado, posterior a 1590. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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El Bautismo de Cristo. 1596-1600, óleo sobre lienzo, 350 x 144 cm. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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Cristo abrazado a la cruz, óleo sobre lienzo, 108 x 78 cm, firmado, 1600-1605. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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Pentecostés, óleo sobre lienzo, 275 x 127 cm, firmado, 1605-1610. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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La Santa Faz, óleo sobre lienzo, 71 x 54 cm, 1590-1595, Museo del Prado. Obra de El Greco.


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La Virgen María, óleo sobre lienzo, 52 x 41 cm, firmado, 1597, Museo del Prado. Obra de El Greco. Esta obra presenta a la Virgen María envuelta en una túnica roja y con la cabeza cubierta bajo un manto azul. Su rostro, como era habitual en el arte de la Contrarreforma, presenta un intenso sentido devocional. El nimbo luminoso está ligado al carácter sacro de la obra, y El Greco emplea este recurso para realzar el volumen de la Virgen. Destaca el rostro melancólico, la fina barbilla y los grandes ojos negros, características todas de la técnica retratística del artista cretense.


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La Anunciación. Óleo sobre tabla. Óleo sobre tabla, 49 x 37 cm. Museo del Prado, localización?. Obra de El Greco.


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La Anunciación. Óleo sobre tabla, 26,7 x 20 cm. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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La Anunciación. Óleo sobre lienzo, 315 x 174 cm. Museo del Prado. Obra de El Greco.



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La Adoración de los Pastores, obra de El Greco. 1540-1614 óleo sobre lienzo (319 x 180 cm) Museo del Prado, Madrid.
Esta impresionante obra la realizó el Greco para presidir el altar de su propia tumba en Santo Domingo el Antiguo, de Toledo. Su profundo sentimiento religioso, con un misticismo cada vez más exacerbado, se refleja en la expresión de asombro o recogimiento de los pastores ante la contemplación de la imagen luminosa del Niño Jesús, que parece desvelar cuidadosamente la Virgen con sus manos. La imagen del pastor arrodillado, probable autorretrato, que une sus manos en actitud de recogimiento y oración, parece reflejar el propio fervor del pintor, con sus ojos a la altura de Jesús, quien parece establecer con él un intenso diálogo con la mirada.


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La Sagrada Familia con Santa Ana y San Juanito, c. 1600. Óleo sobre lienzo, 107 × 69 cm. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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La Coronación de la Virgen, óleo sobre lienzo, 99 x 101 cm, firmado 1590-1595. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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Una fábula. Obra de El Greco. Hacia 1580. Óleo sobre lienzo, 49 x 64 cm. Pequeña pintura, recortada respecto a su tamaño original y de enigmático asunto, fue también denominada Proverbio, Alegoría o, simplemente, Escena de género; se conocen tres versiones originales, además de algunas copias y reinterpretaciones antiguas.


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El Caballero con la mano en el pecho. 1577-79, óleo sobre lienzo, 81,8 x 65,8 cm. Museo del Prado, Madrid. Quizá sea el retrato más aclamado de El Greco


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Caballero anciano. 1587-1600, óleo sobre lienzo, 46 x 43 cmMuseo del Prado. El Greco.


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San Antonio de Padua. 1577-1579, óleo sobre lienzo, 104 x 79 cm. Museo del Prado. El Greco.


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San Andrés y san Francisco, óleo sobre lienzo, 167 x 113 cm, firmado, h. 1595. Museo del Prado. El Greco.


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El Salvador, óleo sobre lienzo, 72 x 55 cm, 1610-1614. Museo del Prado. El Greco.


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Santiago el Mayor, óleo sobre lienzo, 72 x 55 cm, h. 1610-1614. Museo del Prado. El Greco.


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San Pablo, óleo sobre lienzo, 72 x 55 cm, 1610-1614. Museo del Prado. El Greco.


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ESan SebastiánSan Sebastián, óleo sobre lienzo, 115 x 85 cm, y Piernas de san Sebastián, óleo sobre lienzo, 91 x 115 cm, 1610-1614. Museo del Prado. El Greco.


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San Benito. 1577-1579, óleo sobre lienzo, 116 x 81 cm. Museo del Prado. El Greco.


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San Juan Evangelista y san Francisco de Asís, despueés de 1600, óleo sobre lienzo, 64 x 50 cm. Museo del Prado. El Greco.


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Epimeteo, talla sobre madera policromada, 44 x 17 x 9 cm, 1600-1610. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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Pandora, talla sobre madera policromada, 43 x 12,7 x 8 cm, 1600-1610. Museo del Prado. Obra de El Greco.


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En 2014 coincidiendo con el 400º aniversario de la muerte de El Greco, en el Museo del Prado se celecró la exposicion 'El Greco y la pintura moderna'.

Biografía y obra de El Greco en el Museo del Prado



El entierro del conde de Orgaz


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El entierro del conde de Orgaz (1586–1588, óleo sobre lienzo, 480 × 360 cm, Santo Tomé, Toledo), la obra más conocida de El Greco. Ilustra una leyenda local según la cual el conde fue enterrado por san Esteban y san Agustín. En la parte inferior, realista, recreó un entierro con toda la pompa del siglo XVI; en la superior, idealizada, representó la Gloria y la llegada del alma del conde.

El entierro del señor de Orgaz, popularmente llamado El entierro del Conde Orgaz, es un gran cuadro pintado al óleo por El Greco (1541-1614), de estilo manierista, realizado para parroquia de Santo Tomé de Toledo en España, entre los años 1586 y 1588. La pintura se encuentra conservada en este mismo lugar y se considera una de las mejores obras del autor y más admirada.

Historia

Gonzalo Ruiz de Toledo era señor de Orgaz, pues la villa de Orgaz no fue condado hasta 1522.2 Fue un hombre muy piadoso y benefactor de la parroquia de Santo Tomé. No en vano la iglesia fue reedificada y ampliada en 1300 a sus expensas. Al morir el 9 de diciembre de 1323 (otras fuentes en 1312) dejó una manda que debían cumplir los vecinos de la villa de Orgaz en su testamento que, ya por generosa, habría bastado para perpetuar su memoria en la feligresía: “páguese cada año para el cura, ministros y pobres de la parroquia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña, y 800 maravedís”.

Pasados más de 200 años, en 1564, don Andrés Núñez de Madrid, advirtió el incumplimiento por parte de los habitantes de la localidad toledana a seguir entregando los bienes estipulados en el testamento de su señor y reclamó la manda ante la Chancillería de Valladolid.

Y cuando al fin ganó el pleito en 1569 y recibió lo retenido (suma considerable por los muchos años impagados), quiso perpetuar para las generaciones venideras al conde, señor de la villa de Orgaz encargando el epitafio en latín que se encuentra a los pies del cuadro, en la que además del pleito emprendido por el párroco se narra el relato del suceso prodigioso que ocurrió durante el entierro del señor de Orgaz, dos siglos antes.

Para presidir la capilla mortuoria del señor de Orgaz, don Andrés Núñez de Madrid, encargó el trabajo a un pintor feligrés y parroquiano, que por entonces vivía, de alquiler, a pocos metros de allí, en las casas del Marqués de Villena.

El 15 de marzo de 1586 se firma el acuerdo entre el párroco, su mayordomo y El Greco en el que se fijaba de forma muy precisa la iconografía de la zona inferior del lienzo, que sería de grandes proporciones. Se puntualizaba de la siguiente manera: “en el lienzo se ha de pintar una procesión, (y) cómo el cura y los demás clérigos que estaban haciendo los oficios para enterrar a don Gonzalo Ruiz de Toledo señor de la Villa de Orgaz, y bajaron San Agustín y San Esteban a enterrar el cuerpo de este caballero, el uno teniéndolo de la cabeza y el otro de los pies, echándole en la sepultura, y fingiendo alrededor mucha gente que estaba mirando y encima de todo esto se ha de hacer un cielo abierto de gloria ...”. El pago se haría tras una tasación, tras recibir cien ducados a cuenta, debiendo acabarse para la Navidad de ese mismo año.

El trabajo se alargó hasta finales de 1587 probablemente, para el aniversario del milagro y la fiesta de santo Tomás. En una primera tasación el Greco evaluó su obra en 1200 ducados , “sin la guarnición y el adorno” cantidad que le pareció excesiva al buen y práctico párroco (en comparación con los 318 del “Expolio” y los 800 del “San Mauricio” de El Escorial). Reclamó el párroco y trató de renegociar la rebaja y dos nuevos pintores retasaron el enorme cuadro en 1700 ducados. Ante el nuevo desastre, recurrieron cura y mayordomo, y el Consejo Arzobispal decidió retornar al primer precio. El Greco se sintió entonces agraviado y amenazó con apelar al Papa y a la Santa Sede, pero se avino a causa de las previsibles dilaciones y costos procesales; el 30 de mayo de 1588, el consejo acepto la renuncia del pintor a apelar y resolvió que la parroquia le abonara los citados 1200 ducados, concertándose el 20 de junio ambas partes y saldándose la deuda en 1590.

Dimensión teológica del cuadro

El cuadro representa las dos dimensiones de la existencia humana: abajo la muerte, arriba el cielo, la vida eterna. El Greco se lució plasmando en el cuadro lo que constituye el horizonte cristiano de la vida ante la muerte, iluminado por Jesucristo.

En la parte inferior, el centro lo ocupa el cadáver del señor, que va a ser depositado con toda veneración y respeto en su sepulcro. Para tan solemne ocasión han bajado los santos del cielo: el obispo san Agustín, uno de los grandes padres de la Iglesia, y el diácono san Esteban, primer mártir de Cristo.

En la tradición bíblica el cuerpo es enterrado, devuelto a la tierra de donde salió, en la espera de ser transfigurado por la resurrección final. El cuerpo humano, que el Hijo de Dios ha tomado al hacerse hombre, ya no es la cárcel del alma, sino la materia animada por el espíritu, la materia que será definitivamente transformada en la resurrección.

A este entierro, dos personajes principales, el Greco nos mira de frente, invitándonos a entrar en el misterio admirable que contemplan nuestros ojos y su hijo, señalando con su dedo al personaje central.

Entre el cielo y la tierra, el lazo de unión es el alma inmortal del señor de Orgaz, figurada como un feto que es llevado al cielo por manos de un ángel, a través de una especie de vulva materna que le dará a luz a la vida eterna del cielo. La muerte aparece así como un parto, como un alumbramiento a la luz eterna en la que viven los santos. Trance doloroso, pero lleno de esperanza.

En la parte superior, el pintor describe el cielo, la vida feliz de los bienaventurados. Aparece Jesucristo glorioso, luminoso, vestido de blanco, entronizado como juez de vivos y muertos. Es el señor de la vida y de la historia de los hombres. A Él se le ha dado la capacidad de juzgar a los hombres, y lo hace con misericordia, como lo muestra su rostro sereno y su mano derecha que manda al apóstol Pedro, jefe de su iglesia, que abra las puertas del cielo para el alma del conde difunto.

La madre de Jesucristo, la Virgen María, acoge maternalmente el alma del señor que llega hasta el cielo. En este alumbramiento a la vida eterna, Dios ha confiado a María la tarea de madre. Ella es para nosotros el rostro materno de Dios.

Los bienaventurados miran fascinados y adorantes a Jesucristo el señor.

El conjunto del cuadro invita a la contemplación de un misterio que nos es dado, de una verdad que nos es comunicada: el hombre ha nacido para la vida. El hombre no es un ser para la muerte. E incluso cuando ha de traspasar el umbral de la muerte, no lo hace en solitario, sino que junto a él para ayudarle está Jesucristo, redentor del hombre, su Madre santísima, que es también nuestra madre, y todos los santos del cielo, nuestros hermanos mayores. Somos miembros de la familia de los santos, para que vivamos santamente nuestro camino por esta vida.

El Greco ha conseguido transmitirnos en esta su obra maestra un mensaje de esperanza, la esperanza que brota de la buena noticia de Jesucristo, señor de la vida y de la historia.


Los personajes

De estos asuntos es sobre el que, seguramente, más se ha escrito del cuadro. Es seguro que el Greco utilizó la cara de los personajes de la aristocracia de la época para inmortalizarlos en “El Entierro”, sea en la parte terrenal como en la celestial, cosa que es anacrónica porque el entierro se produce casi trescientos años antes. (Del anacronismo de El Greco, acordémonos de “El Expolio” que se encuentra en la sacristía de la Catedral de Toledo).

Las cábalas para identificar a los personajes de la época retratados en el cuadro han sido muchas, pero sólo se puede afirmar con rotundidad la de dos o tres personajes.

- El niño semiarrodillado en primer término a nuestra izquierda. Es Jorge Manuel, el hijo del Greco, cuando tenía 10 años. Un pañuelo que sale de su ropa lo testifica, puesto que indica la fecha de su nacimiento.
- El personaje de barba canosa, al otro lado de la escena, con la cara casi de perfil. Es Alonso de Covarrubias, un clérigo íntimo del Greco.

Distingamos, la parte terrenal y celestial, perfectamente delimitadas por el Greco y entre las que se le ha ocurrido dejar un “detalle” de unión entre los dos planos, el crucifijo que preside el entierro.
La parte terrenal

En la parte inferior, encontramos la escena del entierro. El luto y la seriedad en los semblantes destaca por encima de todo. Todos los labios están sellados. Contrasta el tropel con el que se sitúan los personajes, con el orden de la parte superior. Algunos rostros no están completos. Podemos distinguir entre los personajes en primera fila y la propia fila de caballeros en un posterior plano.


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Detalle de la parte terrenal.


Los personajes de primera fila

- El niño. El Greco retrata a su hijo en “El Entierro”, lo vistió de traje de gala, golilla. No parece el lugar indicado para un niño, que obviamente, no sigue la ceremonia con la atención de los adultos serios. Por lo que parece que el juego del niño, en este caso, es reparar sobre la flor de la dalmática de San Esteban y señalárnosla. Aunque en realidad, a lo mejor, simplemente lo que hace es mostrarnos al personaje central del cuadro. De su bolsillo sale un papel en el que se lee “Domenico Theotocopuli 1578”.
- San Esteban. Sujeta al señor de Orgaz a nuestra izquierda. Es el primer mártir de la Iglesia. Representado por un joven con dalmática diaconal en la que lleva bordada la escena de su propio martirio, haciendo contraste con las negras vestiduras de los caballeros. En su dalmática El Greco representa la escena del propio martirio de San Esteban.
- El señor de Orgaz. Gonzalo Ruiz de Toledo nació en esta ciudad a mediados del siglo XIII, fue señor de la villa de Orgaz, alcalde de Toledo y notario mayor del rey don Sancho el Bravo. Está representado con su armadura de acero bruñido figura en el lugar central inferior del cuadro. Va a ser depositado en el sepulcro. Su alma aparece en el cuadro como si fuera un suspiro que se introduce en el cielo por un canal de nubes. Cabe destacar las ricas cenefas pintadas sobre la armadura. Aquí El Greco ha prescindido de sobriedad.
- San Agustín. Sujeta al señor de Orgaz a nuestra derecha. Es uno de los Padres de la Iglesia. Ataviado, en este caso, con rico ropaje litúrgico de obispo bordada en oro, tocado con mitra, también bordada. En la iconografía católica es fácil reconocer a san Agustín, como anciano, con su barba, su báculo –que en esta ocasión no lleva- y su capa. La riqueza de su capa permite observar que el pintor ha retratado –de arriba abajo- a san Pablo, Santiago el Mayor y santa Catalina de Alejandría. Está demostrado que el rostro de San Agustín corresponde al del Cardenal Quiroga.
- Cura con roquete. De espaldas hace caso omiso al propio entierro, contemplando –sin duda- cómo el alma se introduce en el cielo. Tampoco es el sacerdote que celebra el entierro. Se cree que fuese Pedro Ruiz Durón, ecónomo de la parroquia.
- Cura que celebra el responso. Figura revestido como tal, con capa pluvial negra con dorados. En la capa se observa un retrato de santo Tomás con escuadra de carpintero, una calavera negra. Sin duda, debe representar a don Andrés Núñez de Madrid, el párroco de Santo Tomé quien encarga la obra a El Greco.
- Personaje que porta la cruz procesional. Parece que está demostrado que el rostro corresponde con el beneficiado de la parroquia de Santo Tomé Rodrigo de la Fuente.

Fila de caballeros

Cada uno tiene expresión propia. Los hay que siguen la ceremonia fúnebre con atención, otros que no lo hacen, aquellos que nos miran y llevan ya así casi trescientos años y aquel que mira al cielo, como queriendo saber hacia donde se dirige el alma e incluso aquel que se encuentra distraído o, quizás, dormido ante tan triste momento. Entre ellos hay clérigos, nobles y letrados. Estos últimos los reconoceremos por el cuello vuelto (entre ellos Antonio de Covarrubias), otros son caballeros de la Orden de Santiago (por la cruz roja bordada en su pechera negra).

- El caballero primero por la izquierda. Se cree que pudiera tratarse del mayordomo de la iglesia, Juan López de la Quadra.
- Dos monjes conversando. Uno es franciscano y otro agustino.
- Otro monje dominico.
- El caballero que mira de frente, tercero por la derecha, a la izquierda del crucifijo. Es el otro letrado de la composición, pudiera ser Diego de Covarrubias, hermano del citado anteriormente y que murió en 1577, lo que explicaría su mustia ancianidad.
- El caballero que mira de frente. Hay un caballero, dentro de la fila, encima de san Esteban que mira de frente, sin miedo, con la tez blanca. A la derecha del monje dominico. Es un autorretrato de El Greco.
-El caballero de Santiago que muestra sus dos manos. Quizás uno de los personajes más expresivos del Cuadro. Representa a quien fuera el descendiente del señor de Orgaz, otros autores dicen que sería el alcalde de Toledo, por ser la persona más principal entre los nobles.
-Grupo de caballeros. Un pelotón de cabezas de jóvenes caballeros, de negro con gorgueras, con expresión de elegante altivez. Una buena galería de retratos.
-Caballero entre Antonio de Covarrubias y sacerdote con roquete. Francisco de Pisa, un erudito que escribió acerca del milagro del señor de Orgaz.

Algunos autores se atreven a identificar entre los personajes al propio Miguel de Cervantes, que en esos años vivió en Toledo. O quienes creen ver a Manusso, hermano del Greco, entre los retratados.


La parte celestial


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Detalle de la Gloria

En la parte superior persiste la necesaria seriedad del momento, rodeados de nublado. Corresponde a la construcción imaginativa de poetas y artistas. Las formas características de El Greco acentúan la belleza de lo ultraterreno; el tono frío y al mismo tiempo intenso y deslumbrante del color y la iluminación subrayan la pertenencia a otro ámbito.

- Ángel central. En la parte central del cuadro aparece el ángel que “se hace cargo” de alma del señor de Orgaz, sujetándola la introduce, entre nubes, a la presencia celestial. El alma se representa como una crisálida, con forma de niño.
- Jesucristo. En el lugar con más luz del cuadro lo ocupa quien es Luz del mundo. Aparece de forma gloriosa, vestido de blanco, como juez de vivos y muertos, como ordenando a San Pedro que abra las puertas del cielo.
- La Virgen. Su gesto es como de acoger maternalmente al señor de Orgaz que llega al cielo.
- San Juan Bautista.
- Los bienaventurados de la parte derecha. Miran a Jesucristo. Aparece el apóstol Pablo –de violeta-, Santiago el Mayor, Santo Tomás –titular de la iglesia y con la escuadra, de verde y amarillo-. En la fila que comienza Sto. Tomás, la cierra Felipe II (que no había fallecido aún y lo que se ha querido mostrar como una falta de resentimiento del pintor por el monarca que lo había desdeñado). En este apelotonamiento de personajes, algunos autores han querido identificar al papa Sixto V, al arzobispo de Toledo, Gaspar de Quiroga o a un predecesor suyo, Juan Pardo de Tavera.
- Grupo tenue. Debajo de los bienaventurados, hay un trío de tenues figuras, formado por un hombre desnudo y dos mujeres, una de las cuales es María Magdalena, por su frasco de perfume, la otro mujer podría ser, en buena lógica, Marta. Y el hombre, siguiendo con el tema, Lázaro. Otros hablan de este personaje como el de san Sebastián.
- San Pedro. A la izquierda, de amarillo y con las inequívocas llaves en su mano.
- Los personajes de la parte izquierda. Se suman a la contemplación los principales personajes del Antiguo Testamento: El rey David, con su arpa; Moisés, con las tablas de la ley y Noé, con el arca.
- Ángel jugando a la derecha. Sin querer mirar hacia abajo.
- Almas de niños a la izquierda

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El entierro del conde de Orgaz, detalle del niño. El Greco divide el cuadro en dos sectores muy claros: el inferior, el terrenal, centrado en la ceremonia del entierro y el celestial representando la gloria y entre ambos el ángel como lazo de unión. La parte inferior es clasicista con una clara composición cerrada en sentido horizontal pero tiene algún detalle clasicista como la mirada del niño conectando con el espectador. El superior es un espacio mucho más dilatado. Hay violentos escorzos. Utiliza nubes algodonosas que serán muy frecuentes en él. La luz es artificial si un foco concreto.

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Otras obras

A lo largo de su vidade El Greco pueden distinguirse varias etapas en su pintura: la bizantina, la italiana y la española, si bien esta por ser la más larga, puede dividirse en otras. Como había nacido en Creta muy pronto se puso en contacto con la iconografía bizantina y por ello en un primer momento adopta los rasgos de este estilo que van a caracterizar su época de juventud aunque del todo nunca los abandona, especialmente en lo referente a la expresividad y concepción del espacio. De esta época es el Tríptico de Módena.


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Tríptico de Módena. El Greco. 1567-1569. Óleo sobre tabla. 37 x 23.8 cm. Cerrado. 37 x 60 cm. Abierto. Galleria Estense. Módena

Será en Venecia y en Roma donde el arte del Greco alcance su forma y tome las principales influencias : de Tintoretto toma la composición de las figuras, de Tiziano , el colorido y el gusto por lo teatral y de Miguel Ángel las figuras vigorosas y las actitudes incluso violentas . El cuadro que resume su pintura italiana es La expulsión de los mercaderes del templo, donde en un ambiente tormentoso retrata a los principales artistas del Renacimiento poniendo ya de relieve la gran penetración psicológica y fuerte sentido crítico que tiene.


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La Anunciación (Anunciación de época italiana), c. 1576. Óleo sobre lienzo. 117 x 98 cm. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid. Obra de El Greco


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La expulsión de los mercaderes. 1571-1576. Óleo sobre lienzo, 118 cm × 150 cm. Instituto de Arte de Minneapolis, Flag of the United States.svg Estados Unidos. Obra de El Greco

Abandona Italia por una serie de razones poco claras pero parece que debió influir su deseo de trabajar en El Escorial, para lo que tenía que ponerse en contacto con Felipe II. Para ello le ofrece un cuadro: El sueño de Felipe II o La adoración del nombre de Jesús) y en él aparecen ya una serie de cualidades que reflejan el buen momento del artista: trata el espacio en diferentes planos de distinta altura, la luz, que no procede de ningún foco natural, produce destellos y brillos, el color es abundante y un efecto fantástico envuelve la obra.


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El sueño de Felipe II. Tambien llamado 'La Gloria de 'el Greco', 'Adoración del nombre de Jesús' o 'Alegoría de la Liga Santa'. 1577. Óleo sobre lienzo. 140 x 110 cm. Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Patrimonio Nacional


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El sueño de Felipe II, detalle


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La adoración del nombre de Jesús, también conocida en algunas fuentes modernas como El sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa, es una obra de El Greco, realizada en 1577 durante su primer período toledano.

Esta obra es considerada por algunos especialistas como la primera obra encargada por el mecenazgo del rey Felipe II. En la National Gallery de Londres se conserva un boceto preparatorio. También se le conoce con el nombre de La Gloria.

Los personajes representados, además de Felipe II, serían Pío V, patrocinador de la Liga Santa contra el Imperio Otomano, y Juan de Austria, vencedor de la batalla de Lepanto. Oros personajes se encuentran en la parte superior rodeados de una corte de ángeles. En el recuadro inferior podemos apreciar al Leviatán, que simbolizaría una alegoría del Infierno, cuya composición recuerda a El Bosco.

La influencia de la escuela veneciana es palpable en la sensación atmosférica y en las pinceladas que proveen luz y color a la escena. Por otro lado, es inevitable el recuerdo de Miguel Ángel, sobre todo en la composición de los personajes.

El rey lo acepta y un poco más tarde le encarga que haga otro para El Escorial: El martirio de San Mauricio, que consta de tres escenas sucesivas: en primer plano San Mauricio dialogando con los jefes militares, después en menor tamaño la decapitación del santo y al fondo, grupos de desnudos entre los que van a elegir los que van a morir mientras que el cielo es ocupado por coros de ángeles. Llama la atención el tratamiento especial y los colores pues son recursos artificiales; asimismo y para producir en el espectador determinados efecto , las alturas del suelo son irregulares y un espacio de por sí complicado, parece fragmentado , lo cual provoca en el espectador un cierto desasosiego . Además no es la forma clásica de tratar un martirio (sería un martirio en primer plano) La atmósfera no es cruel. Choca también que los que van a ser ejecutados vayan desnudos (esto es porque El Greco los ve como almas). Asimismo se ve ya la influencia hispánica al no poner fondo arquitectónico. También inicia algo que será muy utilizado: la división entre el plano terrenal y el celestial.



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El martirio de San Mauricio. El Greco. 1580-1582. Óleo sobre lienzo. 448 x 301 cm. Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. El Escorial. Madrid

Análisis. Tras la muerte de Navarrete el Mudo en 1579, El Greco fue comisionado por el rey Felipe II para pintar el cuadro de un altar sobre el martirio de San Mauricio.

En este cuadro El Greco demuestra su capacidad para combinar complejas iconografías políticas con motivos ortodoxos medievales. Parece que la obra no fue del total agrado del Rey, por lo que no le hizo más encargos.

El fallecimiento de Navarrete el Mudo en 1579 provocó la urgente demanda por parte de Felipe II de pintores que continuaran la decoración de El Escorial. El monarca eligió a El Greco como uno de los artistas consagrados que trabajarían en los retablos de la basílica, encargándole el que se instalaría en uno de los altares laterales dedicado al Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana que mandaba. Considerado uno de los santos patronos en la lucha contra la herejía y debido a la existencia de reliquias en la iglesia, se decidió que su presencia era necesaria. En el siglo III de nuestra era, San Mauricio era el jefe de una legión egipcia del ejército romano en la que todos profesaban el cristianismo. Durante su estancia en las Galias recibieron la orden del emperador Maximiano de realizar una serie de sacrificios a los dioses romanos. Al negarse, la legión que mandaba el santo fue ejecutada, siendo martirizados sus 6.666 miembros. Doménikos quiso aprovechar la oportunidad que se le brindaba para mezclar una historia primitiva del Cristianismo -quizá ficticia- con acontecimientos contemporáneos para él. La figura de San Mauricio -vestida con una coraza azulada y barbado- aparece en la zona derecha del lienzo, en primer plano. Está acompañado de sus capitanes, en el momento de decidir si efectúan el sacrificio a los dioses paganos. A su izquierda contemplamos a San Exuperio con el estandarte rojo. Junto a ellos se encuentra un hombre con barba, vestido con túnica, que ha sido identificado con Santiago el Menor, quien convirtió a toda la legión al Cristianismo. Entre esos militares destacan dos, situados entre el santo y la figura que porta el estandarte. El de edad más avanzada es el Duque Enmanuel Filiberto de Saboya, comandante de las tropas españolas en San Quintín y Gran Maestre de la Orden Militar de San Mauricio. A su derecha, y más cerca del santo, se sitúa Alejandro Farnesio, duque de Parma, quien estaba en aquellos momentos luchando en los Países Bajos contra los holandeses. En los planos del fondo, donde se desarrolla el martirio, encontramos el retrato de Don Juan de Austria, el hijo natural de Carlos V y vencedor de la batalla de Lepanto. Todas las figuras visten uniforme militar del siglo XVI, uniendo ambos hechos: la lucha de los generales españoles contra la herejía y el paganismo, igual que hizo San Mauricio. En un segundo plano contemplamos el episodio más importante: el martirio. Los legionarios se sitúan en fila, vestidos con túnicas semitransparentes o desnudos, que esperan el turno para ser ejecutados. El verdugo se sitúa de espaldas, sobre una roca, y junto a él vemos de nuevo a San Mauricio, reconfortando a sus hombres y agradeciendo su decisión. Un hombre degollado refuerza la idea del martirio, exhibiendo un fuerte escorzo. La parte superior del lienzo se completa con un Rompimiento de Gloria formado por ángeles músicos, mientras otros portan palmas y coronas de triunfo. Estas figuras tan escorzadas se contraponen a la quietud de la zona principal. La escena se desarrolla en un pedregal, olvidándose por completo Doménikos de situar el episodio en un lugar más adecuado ya que él está interesado por la espiritualidad de su escena. Sin embargo, el hecho de relegar el martirio a un segundo plano y colocar la decisión más cercana al espectador provocó el rechazo de Felipe II, quien adujo la falta de devoción que a su entender inspiraban las figuras; por ello, se sustituyó el cuadro por otro de la misma temática del pintor italiano Rómulo Cincinato. Doménikos se esforzó por hacer una obra sofisticada, recurriendo al estilo manierista como punto de partida. Así surgen las figuras de espaldas, los escorzos o las diagonales que se observan en la escena. Las figuras están claramente inspiradas en Miguel Ángel, con un canon escultórico que deja ver la anatomía bajo las corazas. Estas figuras tienen la cabeza pequeña y las piernas cortas en proporción con su amplio busto. Los colores son ya casi tradicionales en El Greco, el amarillo, azul, verde o rojo, inspirados en la Escuela veneciana. San Mauricio porta el rojo del martirio y el azul de la eternidad. Sobre esos colores resbala la luz, contrastando las zonas iluminadas con otras en semipenumbra. La luz será fundamental ya que gracias a los focos de iluminación, el artista destaca lo que le interesa, existiendo un claro núcleo de luz que ilumina el martirio y que procedente del Rompimiento de Gloria de la parte superior. En cuestión de cinco años, Doménikos se ha enfrentado a los dos clientes españoles más importantes: el rey y la catedral de Toledo. Ahora buscará su clientela entre los nobles y religiosos toledanos quienes comprenderán y estimarán su nuevo arte.


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El Expolio. El Greco, Hacia 1577-1579. Óleo sobre lienzo, 285 cm × 173 cm. Catedral de Santa María de Toledo, Toledo

Más info en la Wikipedia


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Bautismo de Cristo. 1608-1622. Óleo sobre lienzo. 330 x 211 cm. Obra de El Greco. Fue realizada durante su último período toledano. Se conserva en el Hospital de Tavera de Toledo.

Esta obra es producto casi en su totalidad de Jorge Manuel, hijo de El Greco, quien falleció en 1614. Jesús aparece arrodillado en primer plano. En la derecha san Juan Bautista vuelca la concha hacia Cristo. La parte superior del cuadro está presidida por Dios Padre y por la paloma del Espíritu Santo, con lo que las tres figuras de la Santísima Trinidad se unen. La fuerte luz y las tonalides recuerdan ligeramente la obra de Miguel Ángel.


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megaurbanismo
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Re: EL GRECO

Mensaje por megaurbanismo » Mar, 30 Nov 2021, 17:39

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El Greco. Retrato de un caballero anciano, considerado autorretrato (1595–1600), Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, EE. UU.

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Giulio Clovio introdujo al Greco en el círculo del cardenal Alejandro Farnesio en Roma. (Detalle de su retrato pintado por el Greco sobre 1571).

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La dama de armiño. 1580. Óleo sobre lienzo, 62 x 50 cm. Pollok House (Glasgow)

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Retrato del cardenal Fernando Niño de Guevara. 1600-1601. Óleo sobrte lienzo, 170,8 x 108 cm. Museo Metropolitano de Arte (Nueva York). Obra de El Greco

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Retrato de Vincenzo Anastagi. El Greco, 1575-1576. Óleo sobre lienzo, 188 cm × 126 cm. Colección Frick, Nueva York, Estados Unidos

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Retrato de hijo de artista Jorge Manuel Theotokopoulos. Obra de El Greco. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

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Retrato del poeta y religioso Hortensio Félix Paravicino (1580-1633), que fue monje de la Orden Trinitaria. Obra de El Greco. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

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Retrato de un hombre (Andrea Palladio?) 1575. Óleo sobre lienzo, 116 x 98 cm. Museo de Arte (Copenague)

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Detalle de San Lucas pintando a la Virgen y al Niño (antes de 1567). Temple y oro sobre tabla. Periodo cretense del Greco.

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Retrato de Antonio de Covarrubias, c. 1600. Obra de El Greco

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Retrato de Diego de Covarrubias y Leiva, c. 1600. Obra de El Greco

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La curación del ciego (1567), Dresde. Pintura del periodo veneciano realizada con la técnica del temple (método empleado en Creta). El Greco asimiló rápidamente los conceptos de la pintura veneciana.

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Laocoonte: Libre interpretación con Toledo al fondo del grupo escultórico griego Laocoonte y sus hijos. En su evolución fue alargando las figuras haciéndolas más sinuosas buscando posturas retorcidas y complejas. Laocoonte es una obra de El Greco, realizada en 1609 durante su último período toledano. Se conserva en la Galería Nacional de Arte de Washington.

Es una de las pocas obras mitológicas de El Greco, quien era eminentemente un pintor religioso. Aquí representa la historia y el castigo de Laocoonte a manos del dios Poseidón. Para obtener la impresión de violencia, el pintor aplica fuertes escorzos. Al fondo de la escena podemos apreciar un paisaje de Toledo, y no de Troya como se creía, pues según la tradición fue fundada por dos descendientes de los troyanos: Telamón y Bruto.

La violencia y el dramatismo de la obra se consiguen a través de una luz fantasmal que ilumina el primer plano. Esta es una de las últimas obras de El Greco, quien la dejó inconclusa a su muerte en abril de 1614. Se considera que en ella colaboró Jorge Manuel, hijo del pintor.

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La visión del Apocalipsis (1609-1614). Representa la cumbre de su expresionismo tardío. El cuadro se recortó y no corresponde al encuadre ideado por el Greco. San Juan, arrodillado en gesto violento, está sumamente desproporcionado. Al fondo mártires desnudos y las túnicas que recogen forman un friso expresionista que anticipa la pintura del siglo XX.

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Vista de Toledo. El Greco, Hacia 1600. Óleo sobre lienzo, 121 × 109 cm. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, Estados Unidos. Paisaje acentuando los desniveles con edificios tétricos en una atmósfera alucinada. Se ha comparado con la tempestad de Giorgione.


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Vista y plano de Toledo. Obra de El Greco. 1608-1614. Óleo sobre lienzo. 132 x 228 cm. Casa Museo del Greco, Toledo. Obra de El Greco.

Esta obra se aleja de las descripciones bellas y estilizadas de Toledo, pues utiliza una gran meticulosidad. Ello ha permitido suponer que se trató de un encargo del Ayuntamiento de la ciudad. El enorme detalle con el que fue realizado el plano ha hecho que muchos estudiosos conjeturen que se trata de una obra de Jorge Manuel, hijo del pintor y experto en arquitectura. En la parte superior del lienzo se encuentra la Virgen María, acompañada de una corte de ángeles que portan la casulla de San Ildefonso. En esta obra podría leerse una anticipación del impresionismo, e incluso de Paul Cézanne.


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El Expolio. El Greco, Hacia 1577-1579. Óleo sobre lienzo, 285 × 173 cm. Catedral de Santa María de Toledo. En 2013 fue restaurado en los talleres del Museo del Prado, quedando expuesto en la pinacoteca madrileña hasta su devolución a la Catedral de Toledo, que tuvo lugar en Febrero de 2014, a tiempo para la celebración del cuarto centenario del fallecimiento del artista.

Según Cossío, este cuadro es el más poético y de expresión más elevada del artista, suponiendo un momento cumbre de su producción. Para Gudiol es una de las mejores obras del pintor y obra capital en la historia de la pintura europea


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El cuadro de 'El Expolio' situado en la Sacristía de la catedral de Toledo... Más info


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En estas obras estilísticamente distintas de El Greco, se aprecia como asumió el lenguaje del Renacimiento veneciano. La primera, del Tríptico de Módena (Galería Estense), es una obra titubeante del inicio de su estancia veneciana. La segunda (Thyssen-Bornemisza), (1573-1576), repite iconografía y composición, recuerda al Veronés en las figuras y a Tiziano en el nítido pavimento, en la composición equilibrada y en la serenidad de la escena. El manejo del color es ya de un maestro.

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Alegoría de la Liga Santa. El Greco, 1577-1579. Óleo sobre lienzo, 140 × 110 cm. Monasterio de El Escorial, Madrid,

La adoración del nombre de Jesús, también conocida en algunas fuentes modernas como El sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa, es una obra de El Greco, realizada en 1579 durante su primer período toledano.

Esta obra es considerada por algunos especialistas como la primera obra encargada por el mecenazgo del rey Felipe II. En la National Gallery de Londres se conserva un boceto preparatorio. También se le conoce con el nombre de La Gloria.

Los personajes representados, además de Felipe II, serían Pío V, patrocinador de la Liga Santa contra el Imperio Otomano, y Juan de Austria, vencedor de la batalla de Lepanto. Oros personajes se encuentran en la parte superior rodeados de una corte de ángeles. En el recuadro inferior podemos apreciar al Leviatán, que simbolizaría una alegoría del Infierno, cuya composición recuerda a El Bosco.

La influencia de la escuela veneciana es palpable en la sensación atmosférica y en las pinceladas que proveen luz y color a la escena. Por otro lado, es inevitable el recuerdo de Miguel Ángel, sobre todo en la composición de los personajes.


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El martirio de San Mauricio. El Greco, 1580-1582. Óleo sobre lienzo, 140 × 110 cm. Monasterio de El Escorial, Madrid,

Tras la muerte de Navarrete el Mudo en 1579, El Greco fue comisionado por el rey Felipe II para pintar el cuadro de un altar sobre el martirio de San Mauricio. En este cuadro El Greco demuestra e interpreta su capacidad para combinar complejas iconografías políticas con motivos ortodoxos del siglo XVII. Parece que la obra no fue del total agrado del Rey, por lo que no le hizo más encargos.

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Detalle de El Martirio de San Mauricio (1580-82). Encargado por Felipe II para el Monasterio de El Escorial, el cuadro de El Greco, curiosamente, no gustó al monarca.

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Detalle de la Inmaculada de El Greco para la capilla Oballe de Toledo (1608-13).Más info de la la capilla Oballe de Toledo.

La purificación del templo, tres versiones de El Greco

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La purificación del templo, versión Venecia (1570)

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La purificación del templo, versión Roma (1571-1576)

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La purificación del templo, versión Toledo (1610-1614)

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San Ildefonso. El Greco, 1609. Óleo sobre lienzo, 222 cm × 105 cm. Monasterio de El Escorial, Madrid,


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San Ildefonso. El Greco, 1597-1603. Óleo sobre lienzo, 112 × 64 cm. Capilla mayor del Hospital de la Caridad de Illescas, Toledo

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Retablo de doña María de AragónRetablo de doña María de Aragón es la denominación historiográfica de un retablo encargado a El Greco para la iglesia del Colegio de la Encarnación de Madrid (llamado también Colegio de doña María de Aragón). Fue realizado entre los años 1596 y 1599.

Aunque se ha especulado mucho sobre los cuadros que componían este retablo, en la actualidad hay bastante consenso en que estaba formado por seis lienzos de gran tamaño y un séptimo desaparecido. Cinco de esos cuadros se conservan en el Museo del Prado y el sexto en el Museo Nacional de Arte de Bucarest (Rumanía).

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La anunciación del Hospital de la Caridad en Illescas (Toledo). Obra de El Greco. En 1603 recibió el encargo de realizar todos los elementos decorativos de la Capilla mayor de la iglesia del Hospital de la Caridad de Illescas (Toledo) que incluía retablos, esculturas y cuatro pinturas. El Greco desarrolló un programa iconográfico que ensalzaba a la Virgen María. Los cuatro cuadros tienen un estilo pictórico similar, siendo tres de ellos de formato circular o elíptico.

La Anunciación que se contempla a la derecha es de formato circular y es una reelaboración de la que pintó para el Colegio de Doña María de Aragón. Aun manteniendo los tipos y gestos anteriores del Colegio de María de Aragón, el pintor avanza en su expresionismo tardío, sus figuras son más llameantes y agitadas con una fuerza interior más inquietante.

La Anunciación es una simplificación de la que realizó años antes para el Colegio de Doña María de Aragón. Sobre un fondo neutro coloca a las dos figuras principales de la escena, el arcángel en el lado izquierdo adaptándose a la curvatura del lienzo y la Virgen a la derecha sorprendida mientras oraba. Como eje de la composición se encuentra el atril y la paloma del Espíritu Santo que baja con toda su gloria y se convierte en foco iluminador de la escena. Encontramos en esta peculiar composición una diagonal marcada por los ojos de los protagonistas y la paloma simbólica.

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La Verónica. 1580. Obra de El Greco

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Mount Sinai. 1580-82. Obra de El Greco

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San Jerónimo. 1605-10. Obra de El Greco

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San Judas Tadeo. 1610-14. Obra de El Greco

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San Mateo. 1610-14. Obra de El Greco

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San Pablo. 1610-14. Obra de El Greco

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San Pedro. 1610-14. Obra de El Greco

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San Felipe. 1610-14. Obra de El Greco

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San Simón. 1610-14. Obra de El Greco

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Santo Tomás. 1610-14. Obra de El Greco

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Las lágrimas de San Pedro, c. 1595-1614. Obra de El Greco

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El apostol San Andrés, c. 1600. Obra de El Greco


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Santa Faz El Greco Convento de Santo Domingo el Antiguo. 1577-79. Obra de El Greco


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San Luis Rey de Francia. Obra de El Greco


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Alegoría de la Orden camaldulense, c. 1600. Obra de El Greco


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Concierto de angeles, 608-1614. Óleo sobre lienzo. 110.5 x 204.5 cm. Pinacoteca Nacional-Museo Alexandros Soutzos. Atenas. Obra atribuida a El Greco


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El soplón o Muchacho encendiendo una candela. El Greco, 1571-1572. Óleo sobre lienzo, 60,5 × 50,5 cm. Museo de Capodimonte, Nápoles, Italia


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Adoration of the Shepherds by El Greco, San Diego Museum of Art. 1570-75. Obra de El Greco


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Adoración de los pastores. Obra de El Greco


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La úLtima cena. 1568. Óleo sobre temple, 43 cm × 52 cm. Pinacoteca Nazionale, Bolonia, Italia. Obra de El Greco. Representa a Cristo en la Última Cena con sus apóstoles, antes de sufrir su Pasión. El espacio pictórico, representado en perspectiva, tiene poco volumen corporal y parecer estar suspendido sobre el aire.

El interés de El Greco por la perspectiva se acentúa en esta obra, al situar la escena en un espacio con varias puertas y baldosas. Las figuras se sitúan alrededor de una mesa cubierta por un mantel, donde descuella la bien pergeñada figura de Jesucristo y su túnica roja, que se convierte en un potente foco de luz. Destacan las actitudes de los apóstoles, resueltas con acierto y empleando distintos modelos y colores. Se aprecia un barniz oriental, aunque la pincelada rápida permite anticipar uno de los rasgos más distintivos del artista durante toda su producción pictórica.


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Pietà, c. 1575. Obra de El Greco


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Cricifixión. 1577-1579. Obra de El Greco


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La expulsión de los mercaderes - Cleansing of the Temple (1568), National Gallery of Art, Washington D.C. Obra de El Greco


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La expulsión de los mercaderes - Cleansing of the Temple (1571), The Minneapolis Institute of Arts. Obra de El Greco


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La expulsión de los mercaderes - Cleansing of the Temple (1595-1600) Frick Collection. Obra de El Greco


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La expulsión de los mercaderes - Cleansing of the Temple (1600) National Gallery, London. Obra de El Greco


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La Purificación del templo o La expulsión de los mercaderes - Cleansing of the Temple (1609) Iglesia Parroquial de San Ginés de Arlés (Madrid). Obra de El Greco


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La Anunciación. 1609-1614. Óleo sobre lienzo. 330 x 211 cm. Fundación Santander Central Hispano. Madrid. Obra de El Greco


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La anunciación. 1570. Óleo sobre lienzo, 117 x 98 cm. Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid). Obra de El Greco


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El tránsito de la Virgen. El Greco, 1565-1566. Óleo sobre temple, 61 × 45 cm. Catedral del Tránsito de la Virgen, Ermúpoli, Grecia


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El entierro de Cristo. El Greco. 1569-70. Óleo sobre lienzo, 41,5 x 43 cm. Museo Alexandros Soutzos (Atenas)


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Inmaculada Concepción. 1613. Óleo sobre lienzo, 348 × 174.5 cm. Museo de la Santa Cruz de Toledo. Obra de El Greco. La Inmaculada Concepción era una de las imágenes predilectas del arte de la Contrarreforma, a la que servía El Greco. La Virgen María se sitúa en el centro del lienzo, acompañada por ángeles, querubines y la paloma del Espíritu Santo. A sus pies se encuentran varios símbolos marianos, como la luna. San Juan Evangelista está presente en esta obra, es una figura de gran naturalidad. La belleza del rostro de la Virgen contrasta con el gesto sereno y un poco adusto del apóstol.


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La adoración de los Reyes. 1567-1570. Temple sobre tabla. 42 x 52 cm. Museo Lázaro Galdiano. Madrid. Obra de El Greco

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Una visitante observa el célebre 'Laocoonte, de El Greco', traído desde la National Gallery of Art deWashington D.C., para la exposición de 2014 que celebró el Prado en honor del IV centenenario de la muerte de El Greco.

He realizado una amplia selección de la obra de 'el Greco', gran maestro que refleja a la sociedad mística española del siglo XVI y principios del XVII. La pintura de El Greco fue olvidada durante mucho tiempo pero hoy se considera como uno de los grandes genios y su obra, uno de los capítulos del más puro arte religioso. Espero que os haya gustado el trabajo/homenaje que he dedicado al genial pintor y, nos sirva a todos, para conocer mejor su espléndida obra.

En 2014 se celebrara el cuarto centenario de su muerte, varias muestras analizaran la figura del artista y su trascendencia. Especial interés serán las exposiciones dedicadas en su honor en Toledo y en Madrid en el Museo del Prado, que reune el mayor número de obras.

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